Sí. "¡Vuelve, mierda!" me sacó de mis casillas. Así que esta es otra versión. Y no, no irá por el mismo camino.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen.
Quinceañero de Himeko Shirogane. Casi madrugada. Catorce años.
—Tienes que estar de broma, Kaoru.
La veía como si se jugara la vida en ello. Ella negó suavemente con la cabeza y dio un vasto suspiro. Volvió la vista al vaso y le dio un par de giros.
—Por más que así lo quisiera, no. Es en serio, Brick. Me han ofrecido una beca en Sweet Magnetic —Dio un sorbo, tragó e hizo una mueca—. ¿Es que todo aquí es jugo de melón?
Él movió bruscamente de lado a lado su cabeza y se cruzó de brazos en una negativa rotunda.
—Jamás. No, no te irás de California. Te lo prohíbo —Kaoru soltó una risa burlona.
—Ay, sí, tú. Como si pudieras impedírmelo de verdad.
Brick frunció la boca con impotencia y se desmoronó sobre la barra de bebidas que el padre de Himeko había mandado a instalar exclusivamente para esa noche. ¿Para qué? Para que sólo sirvieran el maldito jugo de melón. Putos egoístas.
—No, pero…—Se incorporó con una sonrisa de orgullo y la miró. Kaoru sintió una especie de mal presentimiento—. Creo saber quién sí puede.
Dirigió una mirada hacia la pista de baile, más específicamente hacia una pareja bailando. Ella siguió su mirada y captó el mensaje, irguiéndose de golpe.
—No, en la vida. Ni ese ególatra me convencería de quedarme.
—Vamos, Kaoru. Yo sé que te gusta —Ella puso una mueca horrorizada, contrariada a su leve sonrojo.
— ¡Sueñas! Acabas de ganar el premio al peor insulto que me han dicho en mi corta vida. Felicidades, rojito.
—No puedes ocultarlo. No de mí, al menos. Así que hagamos un trato.
Kaoru volvió a sentarse y lo observó con intriga.
— «¿Qué clase de trato?». Sí, salteémonos esa parte —Su amiga puso cara de pocos amigos y él se aclaró la garganta—. Ve y habla con él.
— ¿De qué mierda serviría eso?
— ¡Cállate y déjame terminar! —Ella le mostró la lengua y Brick le imitó— Apostaría mi gorra favorita a que él también siente lo mismo.
Ella volvió a mirar al susodicho y alzó una ceja, volviendo a enfocar al rojito.
—Creo que acabas de matar a tu gorra.
Él lo vio y se dio una palmada en la frente, pensando por qué su hermano tenía que actuar como idiota justo en esos momentos. Día y noche lo veía planeando nuevas bromas e insultos para su amiga en cuestión y ese día, precisamente ese maldito día, tenía que estar sacando plan con dos rubias.
—Ese imbécil.
—Por fin te das cuenta.
Él volvió a alzar la vista y arrastro de la polera a uno que estaba pasando.
—Boomer, maldita sea, ve y separa de sus hormonas a ese idiota.
— ¿A Butch? Pero si esas chicas están que ard…
Brick lo codeó con tanta fuerza que el aire se le fue de los pulmones. Entonces el rubio sonrió forzadamente hacia Kaoru y se dirigió arrastrando los pies hacia su hermano.
—De maravilla. Acabas de matar a una de las dos neuronas que tiene Boomer en el cerebro. Bien hecho, rojito —Él frunció la boca con fastidio.
—Como sea. Decía que…que… ¿Qué decía? —Lo golpeó. ¡No tenía toda la maldita noche para que terminara su propuesta! — ¡Bien, ya! Apuesto a que podrías dirigir toda su atención hacia ti en menos de dos minutos. Eso. Si no, te vas a ese internado. Pero si tengo razón, entonces te quedas en California y jamás de los jatases…
—Jamases.
—Y jamás de los jamases volverás a siquiera considerar el irte de aquí, ¿De acuerdo?
Kaoru lo consideró un momento en tanto alternaba la vista del pelinegro al hermano mayor de este. Suspiró. A las finales, no haría gran efecto en sí. Asintió, se levantó y caminó hacia el conejillo de indias. Se detuvo a mitad de camino, volteó a ver a Brick, quien le hacía señas para que continuara; dio un escaneado de su ropa y no pudo evitar compararse con el par de descerebradas que rodeaban a Butch.
Sacudió la cabeza y se dijo a sí misma que no debía preocuparse por eso, que ellas eran las putas y ella la relativamente normal. Inhaló y exhaló dos veces antes de moverse nuevamente.
— ¿Qué tal, verdecito? —Él le vio, alzó una ceja y una sonrisa adornó su rostro.
—A más no poder, verdecita. ¿A qué se debe esto?
Kaoru se alzó de hombros y recorrió el lugar con la vista, a falta de una buena excusa.
—A nada en especial, sólo estaba aburrida.
— ¿Tú? —Ella asintió— ¿Aburrida? —Repitió la acción y él se señaló— ¿Y viniste a hablar conmigo?
—Aparentemente así es. ¿Algún problema?
El pelinegro sacudió la cabeza con energía y volvió a sonreír.
—No, no. Ninguno, pero…
—Butchy, ¿me traes algo de beber? —Ronroneó la oxigenada de la izquierda. Él la vio y puso una expresión de duda.
¿Butchy? ¿En serio?
—Claro, pero es que estoy…
— ¿Y a mí? ¡Yo también quiero, Butchy! —La de la derecha hizo lo mismo, haciendo que el susodicho girara el rostro ciento ochenta grados y la duda en el mismo aumentara.
—Ahora estoy hablando con…—Ella se pegó más a su brazo y lo miró con súplica. Él suspiró—. Ya voy.
Así, sin volver la vista, fue a por las dichosas bebidas.
Fuera de la mansión. Momentos después.
Lanzó la gorra roja al basurero, ignorando cómo luego su dueño se lanzaba a por ella.
—Te dije. ¡Te lo dije, Brick! Pero no, tenías que hacerte el sabelotodo y mandarme a hacer tremenda escenita. ¡Malditas sean esas desteñidas de mierda! ¡Que se pudran!
—Cálmate un poco, Kaoru. Se emocionó, ¿verdad? Como tú nunca le hablas por propia voluntad, debió estar de lo más feliz.
— ¡Pero se fue, joder! Y encima, para llevarles las asquerosas bebidas a las descerebradas. ¡Idiota!
El pelirrojo sacudió su gorra y se la volvió a colocar al tiempo que daba todo por perdido. Luego de unos segundos de silencio, se oyó un leve sollozo. Brick tragó en seco y la abrazó.
—Ya…ya. Vamos, Kaoru, no tiene importancia. Olvídalo, ¿sí?
—N-No es sólo eso. Además…—Pasó saliva varias veces en un intento fallido por anular el nudo que tenía en la garganta—. Mierda, significa que tendré que irme sí o sí.
— ¿No es lo que querías?
— ¡Claro que no! Yo… ¿acaso has visto su folleto? ¡Es rosa! ¡Rosa, maldita sea, rosa!
Brick rió por lo bajo debido a las quejas de su amiga. Ella se separó de él y frunció el seño.
— ¿De qué te ríes, tarado?
—Nada, nada. Es que… —Rió nuevamente—. Por un momento creí que en serio te deprimirías. Te juro que no sabría que mierda hacer si sucede.
Se vieron a los ojos y juntos estallaron en carcajadas. Esta vez, ella fue la que lo abrazó.
—Lo tomaré por un «te extrañaré, idiota» de tu parte, gracias.
Ella rió a boca cerrada y asintió con la cabeza enterrada en el hombro de su amigo.
Dos días después. Instituto de California. Temprano por la mañana.
—Butchy, he visto unos hermosos zapatos en la tienda de al lado. ¿Me acompañas en la salida?
Tu madre te va a acompañar.
A cada pregunta, el susodicho la oía cada vez más como eco.
—Butchy, ¿supiste que One Direction está en una gira mundial?
Me importa una mierda.
Oía varias preguntas a la vez.
— ¡Butchy!
— ¡Ya cállense, maldita sea!
Ambas se soltaron de él, lo miraron con rencor y se alejaron por completo, dejándolo respirar al fin.
—Eso debiste hacer el sábado, imbécil —Butch giró la vista hacia su hermano y alzó una ceja.
— ¿De qué estás hablando?
Se acercó más. La tremenda bulla de los demás no ayudaba mucho a la comprensión. Brick suspiró.
—Adivina, adivinador. ¿Quién es la que ha faltado hoy?
Abrió los brazos a ambos lados como una señal para que se fijara bien. El pelinegro paseó la vista por todo el salón hasta llegar a un asiento.
—Ey, ¿y Kaoru?
— ¡Ding, ding, ding! ¡Ganaste! —Su semblante se volvió serio—Kaoru se mudó a Malibú.
Butch se atoró con su propia saliva y empezó a toser como maniático. Boomer empezó a palmotearle la espalda en un intento de ayudarle.
¿Siempre había estado ahí? Ah, bueno. Oh, Butch se muere. ¡Butch!
— ¿Estás bien, hermano? —Sin siquiera dar una respuesta, alzó bruscamente la cabeza hacia el pelirrojo.
— ¡¿Cómo que se mudó?!
—Oh, ¿te enteraste?
— ¿Tú también lo sabías? —El rubio asintió con una sonrisa.
—Ella se despidió el sábado en la fiesta. ¿No fue contigo?
—No —Miró al suelo, atontado—. No lo hizo…nunca lo hizo. ¿Por qué?
Brick estiró un poco su cuello y se sacudió el cabello con desinterés. Ya se veía venir esa pregunta, sobre todo si el rubio estaba ahí.
"Boomer y su gran bocota, la película."
—Porque no te quiere cerca, por eso.
— ¿No me quiere cer…? —Sacudió la cabeza y se irguió completamente— ¿Por qué? ¿Qué le hice? ¿Es por todas las bromas? Si es así, yo habría…
—No es eso, hermano.
— ¿Entonces qué? Si incluso ella habló conmigo ese día, cuando estaba con las rubias y luego…
Rubias uno y dos. ¡Bingo!
— ¿Ya caíste en cuenta?
Él se despeinó el cabello al tiempo que gruñía con frustración y daba vueltas como león enjaulado.
— ¡Joder, la dejé ahí! ¡Y todo por un par de estúpidas bebidas, mierda!
—Sí. Eso hiciste, idiota —Bufó por lo bajo—. Y eso que intenté ayudarte.
— ¿Qué?
—Nada, nada. Pero en serio, Butch, ¿tenías que elegir ese maldito día para hacerla de galán?
Brick lo golpeó en la nuca. Él se acarició el lugar afectado y ambos se mantuvieron la mirada.
— ¡Basta de esas miraditas que no puedo entender! —Boomer suspiró— A ver, hermanos. Pongamos todas las cartas sobre la mesa. Ambos digan lo que tengan que decir al mismo tiempo. ¿Listos? Uno, dos y…
Un «Me gusta Kaoru» y un «Le gustas a Kaoru» se oyeron al mismo tiempo. Brick alzó las manos en una señal de «Ya lo sabía, siempre lo supe. Tú eras el idiota que tardó en darse cuenta». El pelinegro estaba a segundos de un paro cardiaco. Se sentó en una carpeta y quedó con la vista perdida.
— ¿Le…? —Soltó el aliento— ¿Le gusto a ella?
—Boomer, creo que por fin hay esperanza para nuestro hermano. Ahora sólo faltas tú.
El rubio se encogió de hombros. Una sonrisa empezó a formarse en los labios del pelinegro, para luego borrarse de golpe.
—Kaoru se fue a Malibú.
Día tres: Butch acaba de razonar. No sabemos cómo sucedió, pero lo hizo. Aún hay esperanza para el mundo.
Sus ojos se abrieron aún más, horrorizados, y se levantó de golpe.
— ¡Kaoru se fue a Malibú, maldita sea!
— ¡Eso te vengo diciendo desde que entraste!
—No, joder. Esto no puede estarme pasando —Se pasó ambas manos por el rostro, intentando aplacar la impotencia que sentía—. Por fin descubro que a ella también le gusto y… ¡se larga! —Volvió a sentarse y hundió la cabeza entre los brazos que estaban apoyados sobre sus piernas—Debo ser la única persona en el mundo que tiene suerte nula.
Malibú. Internado Sweet Magnetic.
—Ya sé, hagamos intercambio de anécdotas.
Kaoru miró a la rubia como si estuviera loca. No sabía qué tenía contra las que tenían el cabello así, pero simplemente no le gustaban. Apenas acababa de llegar hacía tres horas y media, y ambas ya habían saltado a su cama y estaban hablándole como si fuesen amigas de toda la vida. Su habitación la compartía con Momoko, pero lo que no entendía era el porqué Miyako estaba ahí también.
Como sea, no se ven tan malas...o eso aparentan.
— ¿Quién comienza?
Adivinen. Sí, la pelinegra empezó. ¿Y qué mejor anécdota que la de la fiesta de Shirogane? Luego de quejas y quejas sobre Butch, al que ni siquiera conocían, pero ya asesinaban mentalmente; Miyako contó una relación fallida con un tal Takaaki, que terminó por celarla en exceso, y la pelirroja les relató un poco sobre sus años en Francia.
Ellas empezaron a cotillear sobre los chicos del internado vecino, mientras que Kaoru simplemente las observaba. En su mente sólo pasaba la idea de que estaría por cuatro años en ese lugar y en el casi hecho de que le iba a afectar en su personalidad. Después de todo, los seres vivos nos adaptamos al ambiente.
— ¿Y? ¿Tú a cuál prefieres? —Le mostraron dos fotografías tomadas al paso.
Sonrió. Creía poder con ese nuevo lugar sin perderse por completo.
¡Y yo les sonrío a ustedes! Bien. No sé qué tal quedó, pero por lo menos ya no lo odio xd
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¡Chao, chao!
I can't see me lovin' nobody but you, for all my life!
