¡Yo! ^^. ¡Hoy! ¡Sí, hoy! 19 de Enero del 2012, es el cumpleaños del más sexy de todos los pelirrojos. ¡El cumpleaños de Sabaku No Gaara! ¡Felicidades Gaara-sama! Un pequeño tributo *-*.
(¡Ha! ¡Esta vez sí pude publicarlo a tiempo! ¬¬. Casi muero (no es broma) escribiendo esto ¡para que estuviera listo hoy! ¡Así que más vale que te guste Gaara!).
Disclaimer: Todo lo relacionado a Naruto es propiedad del granMasashi Kishimoto.
Algunas aclaraciones antes de empezar:
1. -Estos son los diálogos normales-
2. Lo que está escrito en cursiva, son los pensamientos de los personajes.
3. (Lo que está entre paréntesis y cursiva) son algunas de las aclaraciones o comentarios que yo pueda hacer a lo largo del capítulo.
4. (Lo que está entre paréntesis) puede ser algo referente a las acciones o pensamientos de los personajes.
5. "Lo que está entre comillas" a lo largo del texto, son palabras que se resaltan por los personajes.
6. "Lo que está en cursiva y entre comillas"puede referirse a pensamientos del subconsciente, tal como apreciarán en los inicios de la historia.
6. Este es mi separador: -o-o-o- para algunas escenas.
7. Este será un two-shot ubicado en el Shippuden, poco después de la Cuarta Gran Guerra Mundial Shinobi (claro, ni el anime ni el manga han llegado a este punto todavía).
8. ¿Comedia? Emm…veremos cómo se dan las situaciones.
9.- Las palabras que tengan *, se explicarán al final.
10.- Y EL PUNTO MÁS IMPORTANTE. Este fic tiene un poquitín de Spoiler para quienes no sigan el manga de Naruto. ADEMÁS, es un fanfic alterno a mi anterior historia "Arena: Reflejo Eterno", pues se manejarán situaciones relacionadas a ella y también algunas cuestiones de "Feliz Cumpleaños Gaara".
¡A darle con todo! (¿Yo dije eso? .-.)
Mi nombre es Gaara
La desesperación comenzaba a hacerse presente. En medio de la incertidumbre y sin poder moverse, la situación iniciaba a ponerse tensa. Los problemas, ahora eran inminentes. Un hombre mayor de aspecto un poco desaliñado apareció entre las sombras de aquel lugar. Su cabello grisáceo comenzó a distinguirse mientras caminaba lentamente hacia el pelirrojo.
-¡Kazekage Gaara! ¡Feliz cumpleaños! Espero lo esté disfrutando –expresó con un tono cantarín y aplaudiendo ligeramente-. Ya que será el último –su voz se hizo más grave repentinamente.
El Sabaku No apretó los dientes con dureza a la vez que el anciano se dignaba a sonreír triunfante.
-o-o-o-
Flashback
Gaara se debatía entre el sueño y la luz del sol que amenazaba con levantarlo. El pelirrojo se cubrió con la ligera sábana verde olivo, pero una "fuerza invisible" lo despojó de ella. El kage accedió finalmente a abrir los ojos.
-¡Vaya! ¡Hasta que despiertas hermanito! –una rubia apareció frente al rostro del menor-. Parece que ya te gustó dormir.
El líder de la Arena se frotó los ojos a la vez que se sentaba recargado contra la cabecera de ébano de la cama.
-Sí, ¡hasta que despiertas! –exclamó otro alguien a un poco más de distancia-. Ya pensaba que te convertirías en el bello durmiente y tendría que ir a besarte para despertarte…¡Iaj! Qué traumático.
Gaara buscó la fuente de aquella voz topándose con su hermano castaño a la entrada de su habitación.
-¿Qué haces allí sentado? –inquirió el de ojos aguamarina.
-¿Que qué hago? –repitió Kankuro-. Llevaba media hora parado aquí y ya me había aburrido.
-¿Media hora?
-Es por eso que te digo que ya te gustó dormir –reafirmó Temari, que yacía sentada en una esquina de la cama.
El kage bajó los pies al suelo y miró a sus hermanos.
-¿Ha ocurrido algo?
Los mayores se miraron confundidos, pidiendo a Gaara que se explicara.
-¿Qué hacen aquí? –preguntó con sencillez segundos después.
-¿Qué hacemos? –inquirieron ambos a la vez.
El pelirrojo los observó, expectante.
-¿Sabes que día es hoy? –cuestionó el marionetista mientras su hermano negaba con la cabeza.
La de las cuatro coletas se golpeó la frente con la palma de la mano.
-¡Es 19 de Enero, Gaara! ¡Es tu cumpleaños!
-Oh no –contestó entornando los ojos-. ¡Otra vez no! ¡No quiero ninguna fiesta sorpresa igual a la del año pasado! ¡No quiero que todas las locas de la aldea me persigan! ¡Y no quiero salir a estas horas al balcón a escuchar los vítores de los pobladores! –exclamó con claridad.
-Tranquilo –le contestó el castaño-. No creo que ocurra ninguna de esas cosas.
El pelirrojo levantó la mirada, un poco sorprendido.
-No tenemos planeada ninguna fiesta, Gaara –indicó la rubia-. Sin embargo, la aldea parece muy tranquila y tampoco parece que te estén esperando para felicitarte. Lo que me resulta realmente…extraño. Y sabes que si te hacen una celebración por la noche, nosotros ya no tendremos nada que ver.
-¿No hay nadie esperándome en el balcón? –cuestionó el pelirrojo a la vez que sus hermanos negaban con la cabeza-. Bien… -suspiró aliviado.
-Parece que a los pobladores se les olvidó cambiar la hojita del calendario exfoliador y no hay multitudes esperándote afuera.
-Pero eso no quiere decir que nosotros no lo hagamos –y Temari abrazó al kage-. Felicidades Gaara.
-Sí, ¡felicidades hermanito! –Kankuro se puso de pie, acercándose para revolverle el cabello con una mano.
-Deja de hacer eso –le espetó el pelirrojo.
-Claro que no –reiteró el marionetista-. Eso es prueba de que siempre serás mi hermano menor.
El de ojos aguamarina volvió a suspirar, resignado. Sus hermanos se alejaron un poco para salir de la habitación y continuar con las actividades cotidianas de la aldea. Temari se detuvo en el marco de la puerta.
-Te tenemos un regalo –sonrió ampliamente-. Ten un poco de paciencia en lo que te lo entregamos –y salió con pasos sonoros.
Gaara se estiró un poco. Se dio un baño con agua fría para despertar por completo. Se vistió con su traje de Kazekage y se dirigió a su oficina para hacer el papeleo de costumbre. El sol tintaba lentamente las calles de un tono más rojizo y la temperatura comenzaba a subir. Caminó hacia su escritorio y se sentó en la silla colocada enfrente de él. Después comería de la rebanada de pastel de vainilla que Kankuro había preparado, junto con un café un poco cargado. Miró rápidamente algunos informes. Para él realmente era un día común y corriente. O por lo menos así lo sentía. Se puso de pie después de unos minutos y observó una parte de la aldea a través de una gran ventana redonda. Se aliviaba que no tuviera que hacer ridículos ante el entusiasmo de las personas por su cumpleaños. Sin embargo, en lo más profundo parecía haberle agradado el año pasado. Considerarse tan apreciadoy que se acordaran así de él lo hacía sentir realmente…bien.
Miró hacia las fotos de su familia que se encontraban en la esquina superior de su escritorio. Observó a sus padres y a sus hermanos.
-Hace diecisiete años… -se decía contemplando la imagen de su madre-. Tanto tiempo caminando por la oscuridad queriendo asesinar a cualquiera que se me cruzara. Increíble que ahora sólo quiera proteger a todos –sonrió por dentro para sí.
Unos leves toques en la puerta de su despacho lo sacaron de sus pensamientos.
-Adelante –habló con su tono habitual.
Temari apareció en el umbral. Su expresión no parecía muy alentadora.
-¿Qué sucede? –inquirió el pelirrojo.
-Gaara…necesito que vayas a la sala de reuniones. Han llegado unos ancianos que han venido a verte.
El kage se encontraba confundido. Decidió no hacer más cuestiones y seguir a su hermana.
-¿Dónde están los ancianos del consejo? ¿Y Baki?
-No lo sé –respondió la rubia con preocupación-. Parece que salieron, pero lo hicieron en un momento muy inoportuno. No quiero sonar alarmante ni prejuzgar a alguien pero… -hizo una breve pausa- esas personas no me dan buena espina.
Ambos llegaron a la espaciosa sala. Kankuro se encontraba sentado rodeado por cinco hombres mayores.
-¡Kazekage-sama! –el que parecía el jefe del grupo se puso de pie recibiendo al pelirrojo-. ¡Es un honor por fin conocerlo!
-¿Quiénes son ustedes? –cuestionó de manera defensiva.
-Oh, discúlpenos Kazekage-sama –continuó el hombre-. Mi nombre es Madarame Eisaku. Él es mi hermano menor Hayato –señaló a otro anciano a su izquierda, el cual lucía ser el más joven.
-Soy Kishaba Inejiro –prosiguió otro completamente calvo con unos pequeños lentes redondos.
-Me presento –continuó otro de ojos muy azules-. Me llamo Hashimoto Kazuki.
-Y yo Usui Shunso –dijo el último, que aún conservaba un abundante cabello marrón oscuro.
-Venimos de muy lejos Kazekage-sama –comenzó a explicar el que se hacía llamar Hayato-. No pertenecemos a ninguna aldea, pero somos un gran grupo formado principalmente, como verá, "por hombres de la tercera edad". Viajamos continuamente y nos hemos instruido en las artes ninja a lo largo de los años.
-Más que ancianos, nos conocen como "sabios" –aclaró el mayor de los Madarame.
-No quiero parecer grosero –habló Gaara sentándose a la cabeza-. Pero, ¿cómo es que lograron entrar a la aldea?
-Una persona de esta villa nos ha invitado a venir –dijo Shunso.
El pelirrojo iba a hacer una pregunta, pero el Usui continuó hablando.
-Se nos dio el permiso de entrar a la aldea. Sobretodo, porque nosotros, en el nombre de todo nuestro grupo, venimos a entregarle un obsequio muy valioso, ya que hoy, como todos sabemos, es su cumpleaños número diecisiete.
Los Sabaku No se sorprendieron ante tal revelación.
-¿Cómo es que ustedes-? –trató de decir la de las cuatro coletas.
-No somos sus enemigos, si eso es lo que pueden pensar –aclaró Inejiro-. Muchos de nuestros integrantes crecieron aquí, en Sunagakure. Sólo venimos a ofrecerle al joven Kazekage una prueba de nuestro aprecio al gran trabajo que ha hecho en la aldea.
-Gaara –el marionetista se acercó a su hermano y le murmuró al oído-. Esto es peligroso, no logro comprender cómo es que estos hombres entraron a la aldea. Y aunque parezca que no tengan fuerza, puede que posean un as bajo la manga. No me fío de ellos.
-Eso mismo me dijo Temari –contestó el de ojos aguamarina.
-¿Qué hacemos entonces?
Gaara sopesó un instante la situación. Ellos no podrían haber entrado así como así. Al menos que la seguridad de la entrada haya sido violada.
-Temari –dijo el menor de los Sabaku No-. Necesito que vayas inmediatamente a la entrada de la aldea. Vigila que todos estén a salvo y que estos hombres no hayan entrado sin ser vistos.
La rubia asintió con la cabeza y salió rápidamente. Kankuro volvió a su lugar.
-Y bien –habló el pelirrojo-. ¿Quién los ha mandado?
Los ancianos se miraron entre ellos.
-¿Quiere la verdad, Kazekage-sama? –comentó Eisaku-. No lo sabemos –mintió-. Hace unas semanas recibimos una carta anónima procedente de Sunagakure avisándonos de su cumpleaños. Y gracias a las conexiones que poseemos, teníamos planeado entregarle este regalo como una muestra de paz y el acuerdo de una posible alianza entre su pueblo y nuestro grupo.
El pelirrojo contempló a los hombres. No sabía si creer en ellos o no. Segundos después, la mayor de los Sabku No regresó a la sala, informando a su hermano de lo sucedido.
-Todo parece estar bien, Gaara –aclaró-. Los shinobis de la entrada se encuentran perfectos y me han dicho que ellos permitieron la entrada a estos viejos –expresó lo último con poca confianza.
El kage suspiró y pensó unos momentos para tomar su decisión.
-De acuerdo –inició-. Ustedes quieren formar una alianza ofreciéndome un regalo. Pero, ¿buscan ustedes algo a cambio?
-De hecho, sólo una cosa –dijo el menor de los Madarame-. Una prueba.
-¿Prueba de qué tipo? –Gaara aún se encontraba receloso.
-Mire, joven Kazekage –siguió el de cabello marrón-. Lo que traemos aquí es muy preciado y es algo que le servirá para toda la vida. Pero para entregárselo, tenemos que comprobar que usted es el líder que merece esta aldea, pues claras pruebas pasadas, nos han demostrado que no se ha manejado como debía –decía refiriéndose a los antiguos Kazekages-. Es lo único que queremos a cambio.
-¿Qué quieren que haga? –inquirió aceptando el reto para sorpresa de sus hermanos.
-¡Gaara! –reclamaron ambos al mismo tiempo.
-Tranquilos –levantó las manos ligeramente-. Veamos de qué se trata todo esto. Una alianza podría ser muy útil después de todo lo que ha sucedido.
Los ancianos sonrieron ante la actitud del kage.
-Muchas gracias, Kazekage-sama –aclaró el de los ojos azules-. Nuestra petición es realmente sencilla, sólo queremos que siga estas pequeñas instrucciones –se levantó y le entregó un viejo pergamino al Sabaku No-. Si decide seguirlo, lo estaremos esperando con gusto hoy a más tardar a las seis de la tarde.
Gaara sostuvo entre sus manos el frágil documento, atado únicamente por un delgado listón color rojo.
-Y es necesario que vaya usted solo –aclaró el Kishaba.
-¡¿Qué? –Kankuro se incorporó golpeando la mesa con un puño-. Llegan como si nada con un "regalo" del que sólo ustedes tienen conocimiento y le dicen a Gaara que le tienen preparada "una prueba". ¡¿Y acaso pretenden que vaya sin nosotros? Entiendo sus razones, pero nos negamos a dejar que nuestro Kazekage se dirija solo a quién sabe dónde.
Los hombres discutieron quedamente entre ellos y después de unos minutos, el mayor de los Madarame se dirigió a los tres hermanos.
-De acuerdo, ustedes dos pueden acompañar al Kazekage, pero no pueden interferir en cuestiones que sólo lo puedan contemplar a él.
La rubia y el marionetista asintieron con la cabeza. Dicho esto, los cinco ancianos salieron de la sala y desaparecieron entre los pasillos de la torre del Kazekage. Una vez que se encontraban solos…
-¡¿Acaso estás loco Gaara? –exclamó Temari liberando parte de su ira-. ¡No sabemos quiénes son o si acaso nos están tendiendo una trampa!
-Cálmate. Es por eso que lo hice. Me arriesgaré a que sea una trampa, no caeré tan fácil y averiguaré qué planean esos ancianos.
-Espero que sepas lo que haces, Gaara –el marionetista lo miró serio-. De todas maneras, estarás bien con nosotros –decía mientras mostraba una amplia sonrisa debajo de sus líneas púrpuras.
-Lo sé –aseguró el pelirrojo.
-o-o-o-
-¿Estás seguro de todo esto? –inquirió el Madarame a su hermano menor.
Los ancianos se habían dirigido rápidamente hacia unos pasadizos subterráneos que se encontraban en la aldea.
-Claro que sí –respondió el hombre sonriendo de lado.
-¿Y cómo sabes que vendrá? –inquirió Shunso.
-Tranquilos, él vendrá. Él vendrá… -aseguró caminando a la cabeza con mayor rapidez.
-o-o-o-
Pasadas unas horas, los Sabaku No se preparaban para la ansiada prueba. Y más que ansiada, sospechosa.
-¡Temari! ¡Ya es hora de irnos! –exclamó Kankuro colocando los pergaminos de sus marionetas sobre su espalda.
-¡Ya voy! –se oyó en el piso superior.
-¡A todo esto, ¿en dónde estás? ¡Se oye mucho eco!
-¡Pues en el baño, idiota! –contestó la rubia-. ¡Ni modo que en una cueva!
-Éstos son mis queridos hermanos… -murmuraba Gaara en su cabeza.
La de las cuatro coletas bajó minutos después con su gran abanico por un lado.
-¿Por qué no te tardaste más? –comentó el castaño con sarcasmo.
-Tenía que ir al baño –contestó su hermana.
-Pudiste ir después.
Temari inspiró con fuerza.
-Kami-sama, dame fuerzas para no matarlo –decía mientras miraba hacia el techo del lugar.
Gaara colocó su calabaza con arena infundada en chakra sobre su espalda. Tomó el pergamino que le habían entregado los ancianos anteriormente. Quitó el listón con cuidado y lo abrió lentamente. El pergamino estaba en blanco.
-¡¿Qué rayos? –exclamaron los hermanos mayores.
Continuará…
(Sí, lo sé, Gaara vuelve a cumplir 17 años xD. ¡No es mi culpa! ¡Creo que en el manga aún tiene 16! .-. Y eso que ya pasaron varios años -.-)
Rayos…me tardé AÑOS escribiendo esto. En verdad estoy perdiendo el toque, creo que ya es tiempo de que me retire de la escritura T_T
Aún así, ¡feliz cumpleaños Gaara-sama! Sí lo sé, otra vez no será one shot…y sí, estuvo medio raro, feo, aburrido, etc. Pero se pondrá mejor, lo prometo. No lo revisé, habrá faltas de ortografía o repetición de palabras, mañana lo corregiré, pues hoy ya estoy muy cansada. ¡Cumplí mi cometido de hacer un dibujo para Gaara y un fic! Soy tan feliz :'D. Me tomaré las cosas con más calma pero trataré de actualizar mañana.
¡Gracias por leer! Nos vemos próximamente. Arigato y sayonara. ¿Reviews? ^^
P.D. ¡No puedo creer que haya terminado a tiempo! D:
