Sí, ya sé, es repetitivo (en vista de mi último drabble), ¿pero a quién le importa? A mí no 8D Sorry Juli~
Latin Hetalia no me pertenece. Miguel y Julio son de sus respectivos autores.
Cuidado
-Miguel, no me quiero morir…
Aquel fue el primer cuchillo que se le clavó en el alma. Sus manos temblaban, sus brazos también, igual que su cuerpo entero que parecía querer convulsionar. El cuerpo de Julio permanecía quieto entre sus brazos, aunque podía sentir cada espasmo que lo recorría.
Esto no podía estar sucediendo, esto era un error.
El primer sollozo alcanzó la superficie y las lágrimas ya bañaban su rostro. Sus mejillas brillaban ligeramente.
Esto es un chiste de mal gusto.
-M-migue…
-Shh, shh, ya no di-digas más, y-ya…
-Migue, estas temblando…
Apenas podía escucharlo, su voz era sólo un débil y lamentable susurro que le raspaba la garganta.
Julio se relamió, pero su boca estaba seca. Tenía sed.
Miguel lo presionó más contra su cuerpo. ¿Por qué nadie hacía nada? El campo de batalla se expandía frente a ellos y en él habían muchos más cómo Julio, muriendo. ¿Por qué nadie venía? ¡Su hermano se le estaba yendo! ¡La persona más hermosa que existía se estaba extinguiendo ahí mismo en sus brazos!
Miguel recordó el día en que sujetó aquel pequeño bulto entre sus brazos y su madre los observaba orgullosa, acariciándole la cabeza mientras le explicaba que debía ser cuidadoso con el nuevo miembro de la familia Prado.
Cuídalo.
¿Qué diría ahora?
Cuídalo de todo mal.
Miguel protegió siempre a su hermanito, lo amó y lo crió lo mejor que pudo. Julio adoraba a Miguel, nunca fue rebelde. Lo seguía a dónde fuese y jamás lo cuestionó, pues obedecía ciegamente. Julio amaba a Miguel de la misma manera que Miguel amaba a Julio. Era adoración mutua, pero lo que Julio no tenía, era la devoción con la que Miguel se entregó a él.
Pero la guerra era un mal que ni siquiera Miguel podía evadir.
Cuídalo y nunca lo abandones.
Miguel nunca se apartó del lado de Julio, jamás lo habría dejado solo. Miguel realmente lo cuidó, y lo amó tanto que aquel amor le habría podido romper el corazón a cualquiera. Pero no sirvió de nada, pues ahí estaba, llorando sobre el cadáver de su adorado hermano menor.
