¡Hola a todos! Espero que os guste mi pequeño aporte al universo de Harry Potter. La historia está ambientada al principio del tercer libro, cuando Sirius acaba de escapar de Azkaban. Cualquier crítica será bien recibida ¡Me encantará recibir vuestros comentarios!
Disclaimer: Los personajes, así como el mundo en el que se desarrolla la historia, pertenecen a J.K. Rowling.
Pensamientos en las sombras.
"Está en Hogwarts".
Una silueta animal avanzaba lentamente por las oscuras calles de Londres. A ojos de cualquier espectador parecería que vagaba sin rumbo, pero aquello difería mucho de la realidad. Un vagabundo se cruzó en su camino y gruñó un -Largo de aquí, chucho- al tiempo que intentaba darle una patada. Si hubiese sabido que el perro que se encontraba delante suya era el hombre más buscado de Inglaterra, probablemente habría reaccionado de manera muy diferente.
El animago Sirius Black se ocultaba de la incansable búsqueda que habían emprendido las comunidades muggle y mágica contra él, gracias a la espesa niebla que cubría la ciudad y al desconocimiento que tenía el ministerio de su habilidad para transformarse en aquel perro de pelaje oscuro que caminaba entre las sombras. Pero aquello poco importaba. Un único pensamiento resonaba en su cabeza. "Está en Hogwarts".
Sin embargo, había algo que debía hacer antes de eso, algo que su corazón le pedía y suplicaba y a lo que su cabeza se negaba en redondo. Tenía que encontrarlo. Gracias a una conversación escuchada a hurtadillas, había descubierto que el chico vivía en una zona llamada Privet Drive. No podía faltar mucho, no más de 10 minutos... De pronto, al girar la esquina, allí estaba él, su única esperanza, la persona que simbolizaba su redención: Harry Potter.
Sirius necesitó de todo su autocontrol para no acercarse al muchacho, que lo miraba con ojos asustados y contárselo todo en ese mismo instante "Él no lo entendería- pensó- No podría comprender... ¡Contrólate, Sirius!". El autobús Noctámbulo lo salvó de cometer una imprudencia. Ladró para llamar la atención del chico sobre el vehículo que se acercaba a toda velocidad y un momento después, haciendo un esfuerzo sobrehumano, el mago dio la vuelta y echó a correr sin importarle el destino. Sólo quería alejarse de allí.
Ver al chico tan repentinamente había sido como un mazazo. El parecido con James era abrumador y ni su mente, ni su alma, estaban preparadas para afrontarlo. El dolor atenazaba su corazón a cada paso que daba y supo que no podría seguir soportando el esfuerzo mágico que suponía su transformación durante mucho más tiempo, era vital encontrar un lugar donde ocultarse de inmediato. ¿Pero a dónde podía ir en pleno Londres?
El destino quiso que se encontrase cerca de una cochera y así, entre los vagones que aguardaban a que los pusieran en marcha con la llegada del nuevo día, Sirius Black se desplomó. Unos instantes más tarde, una figura alta y desgarbada de rostro demacrado y ojos hundidos, en los que apenas podían adivinarse retazos de los tormentos soportados, prorrumpía en sollozos. Por primera vez en mucho tiempo, los recuerdos afloraron en su cabeza, destrozando así las infranqueables barreras que el mago había creado alrededor de ellos para sobrevivir en Azkaban…
Tenía 17 años y acababa de graduarse en Hogwarts, rodeado por todos sus amigos. La felicidad y el orgullo de haber finalizado sus estudios se veían empañados por la perspectiva de un futuro oscuro y lleno de lucha. Nadie los obligaba a participar, pero Sirius sabía que ni él ni sus amigos podrían vivir en paz consigo mismos si no hacían frente a la mayor amenaza a la que el mundo mágico se había enfrentado jamás. En aquel momento James se le acercó dándole una palmada de ánimo en la espalda, sólo él sabía hasta que punto estaba preocupado...
-Relájate, hombre- rió Remus- Seguro que Lily no se dará a la fuga.
-Aunque si fuese una chica lista lo haría- intervino Sirius, provocando una enorme carcajada por parte de Hagrid. El nerviosismo de James por su boda, no podía sino hacer reir a sus amigos. Aunque el sentar la cabeza no iba con el estilo de vida de Sirius, debía reconocer que la elección de James había sido muy acertada: Lily era inteligente y divertida y a pesar de los encontronazos iniciales habían llegado a profesarse un profundo afecto. Además, no había que olvidar la fiesta que seguiría a la celebración. Peter se había encargado de las bebidas y él ya le tenía echado el ojo a alguna que otra bruja...
La imagen volvió a cambiar, ahora tenía al pequeño Harry en brazos por primera vez y a duras penas podía contener la emoción. Él, el despreocupado Canuto, tenía un ahijado, alguien a quien cuidar y proteger. Puede que el compromiso no fuese tan malo a fin de cuentas...
Remus y Sirius paseaban por el Callejon Diagon con una escoba de juguete bajo el brazo, aquel iba a ser el primer regalo de cumpleaños de Harry y su padrino había querido que fuese algo muy especial. Mientras caminaban Remus sacó a colación el estado de salud de Peter, en un par de meses no sólo había adelgazado, sino que se encontraba en un estado permanente de alteración, su rostro se había vuelto ceniciento y el pelo se le caía en grandes cantidades. -No te preocupes, Remus, seguro que no es nada. Todos estamos asustados...
El dolor lo hizo vomitar. Los recuerdos lo atacaban con violencia y eran cada vez más confusos, la última vez que vio a James con vida, la última carta de Lily, la traición de Peter... Él tenía la culpa. Peter Pettigrew. El rostro del que había sido su amigo ocupó toda su mente y levantándose del suelo, emprendió el camino. Sólo había sitio para un pensamiento. "Está en Hogwarts".
