Algún día…

Diclaimer: Si yo fuera J.K Rowling, Fred, Remus y Tonks seguirían vivos y felices. Con esto quiero decir que no soy ella, y nada de esto es mío.


¿Qué lo había enamorado de ella? Muchas cosas. Su sonrisa, su pelo, su simpatía, su dulzura, su inteligencia y, principalmente, sus ojos verdes.
¿Qué odiaba de ese Potter? Todo. Su arrogancia, su habilidad para el Quidditch, su altanería, y a sus amigos. Esos malditos Merodeadores. Destestaba que James Potter persiguiera a Lily Evans, SU Lily, como un felino persigue a su presa. Ella lo ignoraba pero, así y todo, él insistía.
James Potter tenía todo: fama, dinero, belleza, talento, una pandilla de amigotes y chicas que suspiraban por él, a montón. Pero había algo que 'Arrogante' Potter no tenía, y ese algo se llamaba Lily Evans. Era en esos momentos que Severus Snape, el chico narigón y de pelo graso de Slytherin, se sentía rico porque él sí la tenía. Lily Evans era su mejor amiga y pasaban largas horas juntos, horas por las que James Potter hubiera dado, incluso, su puesto en el equipo de Quidditch.

Tenían catorce años, y el mundo era perfecto.

—¿Crees que seremos amigos siempre, Sev? —preguntó Lily, aquella tarde, recostada en las piernas de Snape.

—¿Insinuas que nuestra amistad puede acabarse algún día, Lily?

—No, es solo una pregunta. Sé bien que eres mi amigo más allá de todo.

—Obvio que lo soy. Siempre lo seré.

—Yo también.

Severus sonrió. Tal vez, algún día, le dijera lo que en verdad pasaba en su corazón. Algún día se animaría y le diría que la amaba con cada parte de su cuerpo y que eso difícilmente fuera a cambiar.

Por el momento, se conformaba con tenerla recostada sobre sus piernas, mientras reían y conversaban como los buenos amigos que eran.

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Con el sol ya cayendo, ambos volvieron al castillo. Al pasar enfrente de los Merodeadores, rodeó con su brazo derecho los hombros de Lily y ella le dio un beso en la mejilla.
Sí, ver a James Potter rojo de envidia le producía una gran sastifacción. Snape sonrió. Puede que ese día aún fuera lejano, pero para su enemigo tampoco era cercano.

—Te quiero, Sev —dijo ella antes de irse a su Sala Común.

—Yo también, Lily.

Algún día me animaré a decirte cuanto te amo —pensó Severus, mientras caminaba rumbo a la torre de Slytherin —algún día...