N/A: Los personajes le pertenecen a J.
Hoy lo volví a ver. Hace mucho tiempo que no lo veía, como unos 20 días, y de verdad lo extrañaba.
Extrañaba ver la pasión con la que toca su instrumento, su rostro dejándose llevar por la música. Su cara, cubierta por una muy sensual barba, y unos los anteojos cuadrados que me impedían ver bien sus ojos. Su pelo, rubio, que comparado con el sol, el astro terminaría perdiendo. Su ropa, porque él siempre se viste de traje, en cualquier presentación que este, ya sea en un autobús, en la plaza, o en un escenario, y su corbata, siempre del mismo color, aunque en diferentes tonalidades y diseños, mi favorita, la que más usaba, de rayas con distintas tonalidades de verde, y pequeños detalles en plateado.
Cuando iba rumbo a mi trabajo, lo encontraba, y no sé si es casualidad, pero siempre tocaba la misma canción.
Siempre quise preguntarle su nombre, pero no tenía tiempo, o iba al trabajo atrasada, o él se retiraba, pero una vez lo vi, en su estuche, dos iniciales, D.M.
Hoy, que lo volví a ver, estaba tocando una canción distinta, no la conocía, pero de igual manera, me quede a escucharlo, cantaba muy hermoso.
Mientras recitaba la preciosa melodía, su vista recorría al público que lo observaba, hasta que se quedó en mí, y mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal, al ver que me dedicaba una hermosa sonrisa de rostro. Me perdí en las sensaciones que su sonrisa causaba en mí.
Para cuando me di cuenta, iba diez minutos retrasada a mi trabajo, y el apuesto músico ya había dejado de tocar. Rápidamente salí corriendo del lugar, cuando sentí que alguien, era el, el hombre que me quitaba el aliento, y hacia que me alejara de este mundo.
—Disculpa— Me dijo — ¿Te importaría tomar un café conmigo? — Me preguntó, dejándome sin habla. De pronto, me olvide del trabajo, del posible descuento que iba a recibir en mi paga, de los miles de papeles que tenía que entregar, y simplemente conteste en un susurro:
—Si— Y el volvió a mostrar esa perfecta sonrisa
—Por cierto mi nombre es Draco, Draco Malfoy— Vi sus ojos, esta vez sin anteojos, y descubrí n color gris en ellos, un gris muy bonito, que el plateado y el mercurio, envidiarían ser.
—Hermione Granger, mucho gusto— Le extendí mi mano, la cual sostuvo, y planto un beso en el dorso de esta, sin despejar la vista de mi
—Bueno Hermione, espero no te moleste que te tome de la mano— Y negando con mi cabeza, me deje guiar por él, porque aun sin conocerlo, sabía que un futuro brillante me esperaría a su lado.
Fin
