¡Hola a todos! He aquí un pequeño drabble shonen ai sobre Shiraishi y Chitose (este chico me resulta tan extrañamente inspirador...) Espero que lo disfruten.
Aclaración obvia de siempre: PoT no me pertenece, ya que es de Takeshi Konomi-sensei... Aunque me pregunto si me podría vender a Senri Chitose.
Relax
Era estresante ser el capitán de un equipo tan problemático. Sí, es verdad que los chistes volaban de un lado para otro. Sí, también es verdad que eran bastante unidos… en especial un par que no se separaba ni para ir al baño, pero eso era otra historia. Y sí, es verdad que, fuera de todo, eran un grandísimo equipo. Sin embargo, él no podía evitar sentir demasiada responsabilidad. A veces se asimilaba a una madre, cuidando y regañando a sus pequeños hijos. No saltes tanto, no corras tanto, no hables así de tus sempais… Y, últimamente, ¡no escapes de clases! Porque, claro, aquel "hijo" le estaba causando demasiados dolores de cabeza.
-Deberías ayudarme y dar el ejemplo.
Suspiró cansadamente, sentándose al lado de aquel "rebelde hijo". Aunque no se veía tan "rebelde" sentado en una calle rodeado de gatos.
-¿Ejemplo de qué?
-Ya sabes, si un buen sempai falta a clases y a los entrenamientos, ¿cómo crees que lo tomarán los menores?
-Shiraishi, te preocupas demasiado.
-Y tú te preocupas muy poco, Chitose.
El moreno soltó una risita y continuó jugando con los mininos acostados en su regazo. Increíblemente la escena le traía una paz irracional al rubio, como si haber faltado a sus estudios valiera la pena sólo por el echo de estar ahí, junto a ese que parecía ser su contrario. Al menos, cada vez que lo pensaba, le parecía que eran demasiado diferentes, incluso físicamente...
-Al final, el estudiante perfecto no es tan perfecto –la voz del joven de Kyuushu lo sacó de su ensimismamiento, provocando que se le quedara mirando perplejo-. En lugar de estar en clases estás aquí, conmigo. Y seguramente también lo estarás para la hora del entrenamiento.
-¿Y si me voy?
-No lo harás. Sé que no lo harás.
¿Cómo podía hablarle con tanta confianza sobre sus propios actos? Lo miró con un infantil gesto de enojo. ¿Acaso lo consideraba alguien tan predecible?
-Dame un motivo por el que, según tú, me quedaré.
-Porque a mí lado estás más tranquilo que en cualquier otra parte.
-Bien, tú ganas, me quedo.
La respuesta pareció desconcertar al de negros cabellos. ¿Tan fácil había sido?
-Pensé que darías más pelea.
-¿Sí? ¿Y si la hubiera dado qué habrías hecho?
Chitose pareció meditar antes de juntar sus labios de forma superficial con los del sorprendido capitán.
-¿Qué tal? ¿Ahora sí te vas a quedar?
Shiraishi suspiró, mirando de reojo la gran sonrisa del más alto antes de apoyar su cabeza en el hombro de este, principalmente para ocultar su exagerado rubor.
-Me iba a quedar de todas formas, tonto.
