Cuando despierto todo parece normal, apenas abro los ojos y la misma pared blanca de anoche sigue frente a mí, además de las sábanas que apestan a desinfectante. Misma ropa, mismo techo vacío… Pero algo se siente diferente, mi cabeza chilla en señal de alarma, como si intentase adelantarse a lo va a suceder, una sensación angustiante me invade el cuerpo y por un momento no me atrevo a dejar la cama. Entonces noto que algo sí cambió: hay alguien sentado en la silla del escritorio.
Salto de la cama y me pego a la pared arrastrando las sábanas conmigo. Mi cerebro tarda un segundo en reconstruir y reorganizar los recuerdos del día anterior para llegar a este momento: la huída, el sacrificio de Alby, la muerte Chuck, CRUEL destruído, una mujer pidiendo que la acompañe lejos de los chicos… Pero mientras miro catatónica al chico frente a mi otros recuerdos se filtran en mi mente: el de una sonrisa amable que creía nunca volvería a ver; y el de un amigo desapareciendo detrás de las puertas del Laberinto. Es ese mismo rostro el que ahora me devuelve la mirada a unos escasos dos metros, de carne y hueso, nada de ilusiones u hologramas.
—Hola, Marly.
El frágil mundo pragmático y lógico que me había esforzado por mantener intacto estalla en mi cabeza. Todavía contra la pared me deslizo hasta quedar sentada en el suelo, mi cuerpo tiembla a punto de colapsar. No puedo quitar la mirada de él, esos mismo ojos que lo último que me que me dijeron fue "mentirosa" sin que sea un insulto.
—Es- estabas muerto —balbuceo. Necesito decirlo, confirmarlo, saber que al menos mi voz no ha cambiado— ¡Oh por Dios, estabas malditamente muerto!
—Tranquila —me pide. Una sonrisa nerviosa se me escapa.
—¿Tranquila? —pregunto al borde de la histeria— ¡Un maldito cadáver me pide que me calme!
—No estoy muerto.
—¡Lo estabas! ¡Primero Gally y ahora tu! ¿¡Dónde diablos está el garlopo de Alby?!
Aunque entiendo lo irracional y tonto de la pregunta, una parte de mi quiere creer que la puerta se abrirá y él entrará para decirme que deje de gritar como una miertera niña. Por un segundo estoy plenamente convencida de ello, pero todo desaparece cuando el rostro de él se oscurece.
—Está muerto, Marly, lo sabes.
—Sabía lo mismo de ti y aquí estamos… oh, espera… ¿Yo morí? ¿Alguien me asesinó mientras dormía?
Él no tiene mejor idea que reír.
—No, estás viva. Y sé que dentro de ese cerebro increíble que tienes puedes unir las piezas para entender que mi muerte fue un engaño. Uno del que ni siquiera yo estaba enterado, pero engaño al fin…
—No quiero escucharte.
Un subidón de adrenalina y pánico me hacen reaccionar, antes de que él pueda atraparme abro la puerta. No me importa si el mundo se volvió insano o solamente soy yo, pero necesito algo real para mi, no toda esta locura. Repito el mismo camino que la noche anterior, en ningún momento me digno a pensar que no hay nadie en el comedor, o que de pronto todo parece extrañamente falso. Me planto frente a la puerta de los chicos e intento abrir, pero el picaporte gira en falso.
—¡Minho! —grito golpeando. Silencio. Espero menos de cinco segundo antes de volver a hacerlo, esta vez más fuerte— ¡Newt! ¡Abranme! —Nada. Trato de concentrarme y escuchar algo del otro lado, pero el silencio es total y el miedo me gana otra vez— ¡Fry! ¡Clint! ¡Thomas!
—No están, Marly. Y esto seguro de que también lo sabes.
—¡Cállate! —le espeto furiosa. Caigo de rodillas al suelo tratando de contener las lágrimas, ¿porque demonios me fui con esa miertera mujer? la expresión de Newt pidiendo que no me vaya está grabada a fuego en mi mente—¿Dónde están? —mi voz es una mezcla de histeria, miedo y desesperación— ¡Más vale que me digas dónde están, Nick, o juro que voy a...
No puedo seguir, todo a mi alrededor comienza a girar y siento que no puedo moverme. Me sujeto el pecho tratando de calmarme pero mi cabeza es un gran caos de donde el pánico devora todo a mi alrededor.
—Wow —él se acerca a mi y me sujeta por los hombros. Lo apartaría si no fuese porque estoy a punto de desmayarme. Siento como mi presion se va al suelo, no puedo dejar de temblar y cada vez menos aire llega a mis pulmones—, tranquila, los demás están vivos, te lo prometo. Tienes que calmarte.
Niego, no porque no quiera tranquilizarme, sino porque no puedo hacerlo. Jadeo tratando de recuperar aire, pero todo se mezcla con mis hipidos y un llanto histérico. Sólo quiero que los demás estén bien, quiero ver que esten bien, que nos deje un paz de una maldita vez.
—Si no lo haces las cosas se pondrán peor. Por favor, Marly. Escúchame.
Quiero ignorarlo, me encantaría poder fingir que no está aquí, pero escucharlo es algo tan sobrecogedor e increíble que me termino rindiendo a eso. Es una parte de mi que todavia quiere aferrarse a ese recuerdo de él siendo una persona de gran confianza. Aquí no puedo creer eso, no cuando lo veo usando un uniforme, cuando lo veo hablar tan tranquilamente de todo lo que está sucediendo mientras los demás están en quién sabe dónde.
Me ayuda a incorporarme, aunque no quiero que lo haga, en cuanto puedo sostenerme de pie por mi misma me suelto de forma ruda y me giro para no verlo.
—¿Dónde están los otros? —demandado.
—Si vienes conmigo,te lo diré. Por ahora, sólo tienes que saber que ellos ya no están aquí.
—¡No me trates como a una paciente, Nikola! —le grito alejándome de él— ¿Dónde están? ¡Maldita sea Nick, tu hermano está ahí!
Apenas lo digo me siento extraña… es decir, por un lado me resulta completamente natural, siempre hemos cuidado de Walt como si nosotros dos fuésemos familia, pero ahora… el tiempo en el laberinto cambió todas nuestras relaciones… ¿Yo tenía un flechazo con Nick? Horror.
Él no me responde, su rostro no muestra ninguna reacción. Me pregunto qué le habrán hecho para que de pronto ni siquiera pueda mostrarse preocupado por su hermano. Lo conozco, sé que cosas son las que lo movilizan al más profundo nivel. Walt su vida, no dejaría que nada malo le suceda… ¿verdad?
Rendida y todavía afectada por el ataque de pánico, dejo que él me guíe de regreso a CRUEL. Mi memoria va lanzando recuerdos de mi vida antes del laberinto. Lentamente, voy recordando todo. Mis padres… mi habitación. Las personas que consideré mis amigos… y mi apariencia.
Me paro en seco, algo perturbada, de pronto mi nombre tiene un rostro, de pronto conozco mi rostro… o bueno, al menos el que tenía hace dos años. El corazón va a salirse de mi pecho, trato de calmarme y sacudiendo la cabeza sigo caminando.
Tengo que pensar… recordar nombres, caras, puestos de trabajo. Quienes aún pueden tener algo de sensibilidad por la vida humana, quienes son máquinas podridas de CRUEL.
Finalmente, llegamos a uno de los consultorios médicos, seguramente querrían hacerme una revisión completa y una limpieza profunda antes de lanzarme otra vez dentro de las oficinas. La puerta se deslizó a un lado y miré tristemente el interior… Conocía ese lugar… esa silla… ese libro de anatomía sobre la repisa. Nick se quedó en la puerta mientras entraba lentamente, contemplando todo a mi alrededor. Sobre el escritorio hay un vaso de vidrio con algunos bisturís. Tomé uno y lo miré con cuidado…
—Quiero ir con los otros, Nikola. Ni siquiera me has dicho dónde están. ¿Qué es esto? ¿Por qué estoy aquí?
—Hay alguien que quiere verte.
—No me interesa —respondo secamente— Quiero ver a los otros, quiero saber que están bien. Las pruebas terminaron, Nick, déjame ir con ellos…
—Sabes que el laberinto sólo era la primera etapa.
—¡¿Dónde klunk están?! —le grito furiosa.
—Veo que nunca perdiste tu carácter explosivo, Marlene —respondió otra voz detrás de mí. Me quedé estática un momento, todavía mirando a Nikola. Me giré al tiempo que otra puerta se cerraba en la pared opuesta del consultorio.
—Mamá…
—Hola cariño —dijo ella con tranquilidad— es bueno ver que estás bien.
¡Primer capítulo! Como siempre, no es la gran cosa, pero espero que les guste.
¡Un saludo a todos!
