Antes que nada, necesito aclarar los siguientes puntos...
Primero...
Pertenezco a ese sector del fandom al cual le desagradó el episodio titulado Brawl in the Family. En lo personal, ese episodio fue aburrido, incómodo de ver y anti-climático con la esencia original del programa. Yo sé que es normal que las peleas surjan de un modo banal en una familia, pero el hecho de que tanto las hermanas como sus propios padres no hicieran nada para solucionar la situación más que evadir la realidad de las circunstancias y esperar a que todo se solucionara por sí solo... es algo que francamente expone un ambiente hipócrita y para nada juicioso.
Segundo...
Quizás ya haya pasado el tiempo y este tópico ya no ande circulando entre nosotros. Después de todo, pudimos ser completamente razonables para continuar adelante, pero siempre habrá algunas personas que les costara asimilar que ese episodio no es más que un simple mal paso, tal y como lo hacen con No Such Luck, y creo que la presente lectura que van a presenciar a continuación expone un ambiente más o menos fidedigno, lo cual puede que satisfaga a más de uno. Me la encontré por ahí una vez, por parte de un usuario perteneciente al fandom angloparlante. Y me gustó tanto que quise compartirla con mis queridos hermanos de habla hispana.
Tercero...
Debo recalcar que, tanto ustedes como yo, no soy bueno hablando inglés. Pero gracias al cielo, tenemos el traductor de Google. Eso, junto con mis conocimientos básicos de traducción, y una que otra investigación de términos en inglés, he logrado adaptar ese enorme one-shot a una lectura por capítulos para el idioma español.
GRACIAS
The Loud House y los personajes representados son propiedad intelectual de sus respectivos autores
Historia original de Samtastic 3.0
Traducida y adaptada por mí
CAPÍTULO I
Las cosas no podían estar más complicadas para Lincoln en estos momentos.
Había pasado una semana desde ese incidente que involucró un simple vestido, y las cosas en la casa Loud no habían sido iguales.
Al menos, no para él.
Lanzando a un lado el comic que había estado tratando de leer, Lincoln suspiró miserablemente ante los sonidos que se escuchaban en la puerta de su habitación.
A saber, todas sus hermanas estaban pasando un buen rato... sin él.
Después de que Lori y Leni habían comprado el mismo vestido, las cosas lentamente comenzaron a intensificarse entre ellos. Esto no habría sido tan malo, sino hubiera molestado a Lincoln de varias maneras, y de paso, él no habría solucionado la situación sin ningún tipo de diplomacia.
Para cuando le dijeron que no podía ver un simple rally de camiones monstruosos por culpa de sus dos hermanas mayores, finalmente se había cansado y, en contra del consejo de sus demás hermanas, fue a encarar a las dos chicas seguidoras de la moda.
Lincoln trató de reparar la valla entre las dos hermanas mayores... pero no solo empeoró las cosas, sino que también descubrió muy tarde que las dos chicas acababan de reconciliarse hace un par de minutos.
A lo largo de los dos días siguientes, Lincoln, de una manera muy petulante, siguió tratando de arreglar las cosas, solo para terminar empeorarlas aún más, hasta el punto de que todas las hermanas estaban enojadas unas con otras.
Finalmente, para cuando Lincoln pasó la noche en la casa de Clyde, las hermanas tuvieron tiempo para reconciliarse... hasta que Lincoln regresó e inadvertidamente comenzó otra pelea entre todas las féminas, cosa bastante curiosa tomando en cuenta que la pequeña Lily también estuvo involucrada en el nuevo conflicto.
Después de que eventualmente se reconciliaran de nuevo, Lincoln sabiamente mantuvo la cabeza baja durante el próximo par de días. Tomó algo de tiempo, pero de una manera u otra, el chico de cabello blanco logró disculparse por sus acciones, y ellas terminaron por aceptar su apología.
Sin embargo, Lincoln podía ver claramente que lo excluían de sus actividades. Pensó que era solo su imaginación, pero pronto entendió que no querían pasar tiempo con él.
Lincoln no se dio cuenta al principio, pero una serie de sucesos había sido el comienzo de un patrón.
Desde que pasó el fatídico incidente, Luna volvió a su acostumbrada actividad de dejar absortos a todos con su propia música e invitar a que se unieran a su pequeño concierto; pero cada vez que Lincoln se incluía para hacer algo de ruido junto a ella, la amante de la música inmediatamente interrumpía sus sesiones debido a que "tenía asuntos pendientes".
Quizás Luan regresó a su consabido y chusco estilo de vida, pero ahora comenzó a asistir a las fiestas de cumpleaños sin que él la asistiera en ello, excusándose siempre bajo el subterfugio de que ahora las solicitudes le llegan de último minuto.
Siempre sentía una ligera discrepancia con que Lynn lo involucrara en sus actividades deportivas, pero al final acababa divirtiéndose junto a ella la mayoría de los casos. Ahora, tras el inmenso altercado, no sólo evitaba que lo acompañara en alguno de sus juegos improvisados, sino que aparentemente quería que alguien más la acompañase en su lugar.
Y si como eso no fuera suficiente, una vez oyó una discusión entre las gemelas, pero sus intenciones de solucionar las cosas rápidamente fueron frenadas por Lori y Leni, quienes se les adelantaron. Si bien en un principio esto lo dejó atónito debido a que rara vez se involucraban en peleas que no les concernían, ahora no podía hacer nada más que sentirse apesadumbrado con que esta situación se volviera en algo común.
De por sí, todo esto le dolía, pero sabía que realmente solo tenía que culparse a sí mismo. Si tan sólo no se hubiese metido en esos asuntos, y en su lugar hubiese esperado diez minutos antes de encarar a Lori y Leni, nada de esto habría sucedido.
Dejándose caer en su cama, Lincoln suspiró de nuevo.
La única solución a esta coyuntura que ahora imperaba en su mente era esperar unos días más, hasta que sus hermanas ya no estuvieran enojadas con él, y sólo así... trataría de disculparse nuevamente.
"Espero poder arreglar esto sin empeorar las cosas... de nuevo", murmuró para sí mismo.
Lisa rodó sus ojos cuando oyó a su hermano suspirar, ¡OTRA VEZ!
Lisa no era muy emotiva, pero era más que lista para ver lo que estaba pasando.
Era obvio que el resto de sus hermanas estaban claramente molestas con su hermano por haber comenzado lo que ahora era conocida en esta casa como la Guerra Mundial Loud, y éstas lo estaban evitando. Por lo tanto, él estaba deprimido.
Aún así, ella no sabía y ni siquiera quería saber las razones de la decisión de ellas por excluirlo de sus actividades. Después de todo, solo era cuestión de darle un par de días y sería como si la discusión nunca hubiera sucedido.
No obstante, suspirar y lamentarse por esa situación es todo lo que Lincoln había estado haciendo durante los últimos cuatro días. No hacía más que quedarse en su habitación y suspirar acongojado por lo que había sucedido. Eso quizás no sería tan malo si tan sólo las paredes de su casa no fueran tan finas como el papel... eso, sin olvidar que su habitación estaba justamente al lado de la suya.
Para cuando la pequeña genio escuchó nuevamente otro suspiro contrito por parte de su hermano mayor, la paciencia de Lisa al fin alcanzó su límite.
"¡De acuerdo, ya fue suficiente!", pensó de manera gruñona, dejando la actividad en que había estado trabajando a un lado y sacando su caja de experimentos olvidados debajo de su escritorio; dicha caja no era más que un repositorio lleno de cachivaches, que resultaron de proyectos anteriores y fallidos, ya sea por una falla técnica o por un inconveniente explosivo.
La niña erudita pasó un buen rato revolviendo y rebuscando de entre todos esos tratos, escuchando los suspiros de su hermano con una intensidad cada vez más presente, a la vez que intentaba con más vehemencia encontrar el dispositivo que tenía en mente. Así permaneció, antes de sonreír al dar con lo que estaba buscando.
Lincoln se encontraba mirando al techo, todo mientras pensaba desesperadamente en una nueva forma de cómo podría disculparse con sus hermanas otra vez. Tanto era su desaliento que hasta se ideó a sí mismo poniéndose a cantar y bailar, creyendo que tal vez así podría obtener la amnistía de sus hermanas.
Pero no tuvo tiempo de pensar en otra alternativa cuando, de manera repentina, escuchó un toqueteo proviniendo de la puerta de su cuarto.
El muchacho casi suelta un respingo tras esto, pero en su lugar un aura de esperanza le vino en ese momento, reemplazando el sinsabor que sentía por una sensación de bienestar.
¡Una de sus hermanas estaba ahí, justamente al otro lado de su puerta! ¿Necesitará ayuda? ¿O acaso querrá pasar un momento con él?
Sea como sea, eso no le importaba en lo más mínimo.
Por lo tanto, el chico se aproximó rápidamente al borde de su cama, dando un salto de esta y dirigiéndose hacia la puerta de manera briosa, sólo para que posteriormente se quedara anonadado, puesto que una vez que la abrió en su totalidad, del otro lado no estaba nadie más que su hermana Lisa.
‒ ¿Lisa? ‒ preguntó, confundido. ‒ ¿Qué pasa?
‒ Requiero de tu asistencia, hermano mayor. ‒ dijo ella, hablando en su tono aburrido habitual. ‒ Tengo un proyecto en el que estoy trabajando, y tú eres el único en quien confío para ayudarme con eso.
Acto seguido, la mirada confundida de Lincoln se convirtió en una sonrisa amena. De por sí, la situación no podría ser más que placentera... ¡Lisa necesitaba de su ayuda y solo de su ayuda con algo! ¡Como si fuera casi un milagro, fue necesitado de nuevo!
‒ Claro, Lisa. ‒ exclamó Lincoln, mientras mantenía su sonrisa dichosa marcada en su cara al salir de su cuarto.
Para cuando los dos entraron a su habitación, el muchacho miró ansiosamente a su alrededor, tratando de averiguar en qué experimento estaba trabajando su hermana genio, y en el cual necesitaba ayuda.
Fue ahí en que se dio cuenta que lo único que no concordaba con el ambiente tranquilo y un poco sedante de la habitación era una esfera de metal, la cual estaba convenientemente colocada encima de su escritorio.
‒ ¿Qué es eso? ‒ preguntó Lincoln, señalando la esfera mientras Lisa se acercaba a ella y la recogía.
‒ Esto... ‒ dijo ella, mientras se acercaba y le entregaba a su hermano ese curioso objeto. ‒ Este es el proyecto del que te estaba hablando.
Dicho esto, la mirada del muchacho se limitó a inspeccionar con detalle el orbe que tenía en sus manos. Para cuando terminó de hacerlo, la mirada inquisitiva de Lincoln pasó a ser una confundida cuando la fijó en su hermana menor, quien de buenas a primeras, empezó a explicarle de una manera comedida.
‒ Verás, Lincoln... Pondré esto en términos que puedas entender: lo que tienes en tus manos es una máquina del tiempo experimental.
Sobra decir que tal afirmación hizo que Lincoln se quedara desconcertado, y estaba a punto de decirle algo, pero su hermana le interrumpió con un ademán y decidió escuchar lo que su hermana tenía que decir.
‒ Sé que suena descabellado, pero escúchame... realmente creo que he encontrado una manera de doblar el tiempo para viajar a través de él. Principalmente hacia atrás, pero al menos es un comienzo. Sin embargo, resulta que cometí un error bastante peculiar al hacer este dispositivo: solo puede ser utilizado por alguien que contenga un cromosoma Y.
Ante esa réplica, Lincoln no pudo evitar que una de sus cejas se arqueara como señal de genuina confusión. No era básicamente un genio como Lisa, pero al menos tenía un cierto nivel de conocimiento más que apto para entender las ciencias biológicas.
A pesar de eso, si bien entendió lo que le quiso decir su hermanita, aún tenía sentimientos encontrados con la manera habitualmente ecuánime en que expresó sus razones para que lo ayudara, por lo que, antes de que ella comenzara a hablar, aparentemente en un intento desencantado tras ver su cara desconcertada, el chico trató de inquirir sus intenciones, sintiéndose algo incómodo en el proceso.
‒ ¿Quieres decir que hiciste una máquina del tiempo que solo puede ser utilizada por un chico? ¿Cómo es que eso tiene sentido?
‒ ¡No lo tiene...! ‒ respondió una Lisa fastidiada, desviando un poco su mirada hacia el suelo y apretándose el dorso de la nariz con la mano derecha.
Para este punto, era obvio que la pequeña se estaba poniendo desasosegada, no sólo porque quería dejar de escucharlo lamentarse por haber hecho algo estólido, sino porque intentaba desesperadamente excusarse con algún problema que ella tenía para distraerlo de eso.
Por lo cual, tras un breve momento en que la cabeza de la niña permanecía colgando de su cuello, y en el que el chico estaba observándola angustiado, Lisa suspiró y procedió a hablar de nuevo, adoptando su tono de voz habitual.
‒ Pero, escucha... de alguna manera todos mis intentos de usarla han sido inútiles, y hace solo unos minutos me di cuenta del problema. Por lo tanto, requiero que lo pruebes.
‒ Entonces... ¿quieres que use una máquina del tiempo para hacer... qué, exactamente?
‒ Solo necesito que presiones el botón y te concentres en ir a un punto específico en el tiempo. ‒ explicó ella. ‒ Si mi teoría es correcta, habitarás en tu cuerpo en el pasado, para no arriesgarte a encontrarte a ti mismo y teóricamente crear un agujero negro que podría destruir todo el planeta.
No es de extrañarse que los ojos de Lincoln se abrieran de par en par en esa última parte, y comenzó a temblar de nervios mientras trataba de devolverle el dispositivo a su hermana, a la vez que desistía con algo de cuidado de la oferta de su hermana menor.
‒ Gracias, Lis, pero... voy a tener que rechazar esto. Hacer volar uno de tus experimentos es una cosa, pero tener uno que pueda destruir TODO... simplemente es ir demasiado lejos. Lo siento.
Ante eso, Lincoln se giró y procedió a dirigirse hacia la puerta.
‒ ¡ESPERA! ‒ gritó una Lisa ansiosa.
Al escuchar eso, antes de que tan siquiera los dedos de su mano derecha rozaran contra el picaporte, el muchacho se detuvo, al mismo tiempo que devolvía su brazo a su posición normal, justo antes de que Lisa recuperara la compostura e implorarle de una manera algo escueta.
‒ Por favor, Lincoln. Si esto funciona, podría llegar a ser famosa en la comunidad científica. Si eso sucede, nuestra familia sería rica. Piensa en eso. Piensa en cómo nuestras hermanas te alabarían por probar mi máquina y probar que funciona.
Mientras ella le explicaba todo lo que implicaría tal actividad, Lincoln no pudo evitar morderse el labio inferior, por lo complicado que resultaría tomar una decisión como esa.
Puede que su familia no fuera perfecta y era más que entendible que tras involucrarse en algo sumamente delicado de una manera somera fue algo inconsciente de su parte, pero aún lograba comprender cómo es que este conflicto de tal magnitud hubiera sido tan calamitoso como para que sus hermanas decidieran no volver a dirigirle más la palabra.
De por sí, la situación ya era algo que se le había escapado de sus manos y de su propio entendimiento. Aún así, sobra decir que el tener a sus hermanas hablando con él otra vez sonaba muy bien para él, puesto que era algo que añoraba con mucha vehemencia, casi tanto como saborear una buena rebanada de pastel, y no sólo eso, el que lo elogiaran por hacerlos ricos, sería algo considerado como la cereza sobre ese pastel.
Cansado de todo esto, el chico exhaló un suspiro decaído, se volvió hacia su hermana y le preguntó:
‒ A ver, ¿qué es exactamente lo que necesitas que haga?
‒ Solo necesito que presiones este botón tan fuerte como puedas ‒ comenzó Lisa, señalando un botón ubicado en el centro de la esfera metálica. ‒ Una vez que lo presionas lo suficiente, se enlazará contigo. En ese punto, podrás decirle mentalmente a qué momento de tu vida quieres que te envíe.
‒ De acuerdo. ‒ dijo Lincoln, tomando el orbe y colocándolo en la palma de su mano, con el pulgar listo para presionar el botón. ‒ ¿Para cuándo debería de enviarme?
‒ Haz que te devuelva en el tiempo unos diez minutos, justo antes de que viniera y te molestara ‒ dijo Lisa. ‒ Cuando toque a tu puerta, llévame a tu habitación, palmea tu cabeza y frota tu estómago mientras me dices la frase clave, que dice "el fluffernutter está para morirse".
Una vez que escuchó las instrucciones de Lisa, el chico no pudo evitar que hiciera que pusiera un gesto ceñudo por sentirse extrañado por la elección de esa frase.
‒ Y... ¿por qué tengo que decir eso?
‒ ¡Fue la única frase que se me ocurrió, ¿está bien?! ‒ exclamó una Lisa contrariada, antes de repetir el mismo gesto cuando la interrogó en un inicio.
Sin duda, esto provocó que Lincoln se sintiera perturbado, más aún por la expresión intempestiva en el rostro de su hermana menor. Por lo general, Lisa era alguien impasible, por lo que verla exponer sus razones con algo de incordio en su tono de voz era algo nuevo para él. No era necesario ser un detective para averiguar que, tras el incidente del vestido, las cosas ya no eran iguales, y eso incluía los cambios bruscos de la idiosincrasia de su propia familia.
De nuevo, la misma historia: la pequeña superdotada permaneció un rato recobrando su sensatez, mientras que el chico de cabello blanco la observaba con algo de pena. Por desgracia, la contemplación estaba tomando más tiempo del debido, haciendo que Lincoln se sintiera mal consigo mismo, bajando lentamente sus brazos y la mirada hacia el suelo en el proceso.
‒ Lo siento... ‒ inició de manera pesarosa, ocasionando que Lisa levantara la vista sin que se diera cuenta. ‒ Es que... yo... yo sólo... quería saber.
Dicho esto, Lincoln volvió a suspirar de manera afligida, tal y como lo hacía en su habitación.
Basta decir que la intensidad con que ejerció esa espiración hizo que Lisa se enfadase de nuevo para sus adentros, poniendo los ojos en blanco en el acto. Afortunadamente, la niña sabía que no tenía tiempo para quejarse de nuevo, pues tenía que desviar la mortificación del momento hacia un nuevo rumbo, todo con tal de que su hermano dejara sus molestos lamentos.
De esta forma, tratando de mantener su postura generalmente estoica, Lisa comenzó a persuadir a su hermano mayor de proseguir con el experimento.
‒ Mira, eso no importa. ‒ expresó, casi rozando en la clemencia, y haciendo que el chico se fijara en ella. ‒ Una vez que hagas todo esto, sabré que mi máquina es un éxito, ¿está bien?
Un Lincoln algo desganado asintió con la cabeza.
‒ Bien. ‒ exclamó de manera lacónica, adoptando su tono de voz normal. ‒ Ahora, si estás listo, podemos prepararnos.
En eso, la niña se apartó un momento de él para dirigirse a su escritorio y buscar en uno de los cajones.
Durante el momento en que ella estuvo escarbando hasta el fondo, todo para encontrar un objeto que creyó que era necesario para el experimento que tenía entre sus manos, Lincoln quedó inmerso nuevamente en sus pensamientos.
Varias veces, a lo largo de su vida, nunca pudo tener la oportunidad de desarrollar un nexo especial con Lisa. A pesar de que la amaba al igual que a su demás familia, ella era alguien que simplemente no causa unas muy buenas impresiones; ella es la niña más inteligente de todo grupo, cosa que siempre impresiona bastante a uno si la conoce por primera vez, pero, debido a esto, a menudo tiende a ser egocéntrica, grosera y sarcástica con otras personas, y a pesar de que también sea una niña condescendiente, ésta a menudo tiende a experimentar de una manera bastante intrusiva, todo sin el consentimiento de los demás.
Sin dudas, era una visión muy contraria a como era ella a sus tiernos dos años. Era extraño ver a una beba muy capaz de caminar y hablar correctamente a cómo lo haría un adulto promedio, y aunque fácilmente tuvo un mayor desarrollo mental que los demás, también podía ser bastante traviesa y astuta, pero siempre estaba allí para alegrarte el día, tal y como lo hacía una niña a esa edad.
El paso del tiempo puede ser muy engorroso en ocasiones.
Su personalidad no podía ser más que algo desazonador, pues en un momento la tienes realizando cálculos o uno que otro experimento de manera tranquila, y al siguiente la tienes ocasionando una explosión, o actuando de manera irracional; cosa que si bien era muy normal en ella, siendo que estaba tratando con una niña de sólo cuatro años, el hecho es que eso no justificaba de que se jacte de ser una genio por sus propios medios, si no pudo actuar con madurez para, al menos, encontrar una solución más efectiva contra las confrontaciones cuando el metió la pata, en vez de conformarse con el obviamente infructuoso protocolo que ella y sus demás hermanas tienen, pues era bien sabido que pasó lo mismo una vez que él intentó hacer cambios en la compartición de habitaciones de sus hermanas.
Sea cual sea su problema, para él, ella no era más que una niña complicada de entender, pero no pudo reflexionar por más tiempo, debido a que tuvo que tomar profundamente un respiro y tomar su posición anterior cuando vio que consiguió un cronómetro y comenzó la cuenta regresiva.
‒ ¡Empecemos! Diez...
A partir de este punto, Lincoln se encontraba sudando por el nerviosismo, pero también por la emoción.
‒ Nueve...
Después de todo, si esto funcionaba, podría decir que fue la primera persona en viajar con éxito a través del tiempo. Él sería una leyenda.
‒ Ocho...
Si tan sólo todo lo que había dicho ella fuera verdad... de hecho, el dispositivo esférico sí había comenzado como una máquina del tiempo.
‒ Siete...
Pero, después de tanto tiempo de pruebas fallidas, Lisa se dio cuenta de que viajar en el tiempo era casi imposible, y finalmente abandonó el proyecto.
‒ Seis...
Sin embargo, cada vez más harta de la tristeza de su hermano (y sintiendo una ligera lástima por él), Lisa había ideado un plan para... "ayudarlo".
‒ Cinco...
Y esa "ayuda" consistiría en forma de una descarga eléctrica dolorosa que probablemente dejaría a Lincoln inconsciente una vez que presionara el dichoso botón azul que tenía enfrente de su vista.
‒ Cuatro...
Lisa actuaría indiferente, porque sabía que Luna, quien estaba jugando con Lily, la llevaría de regreso a su cuna una vez que pensara que hubiera sido suficiente para así poder practicar su música un poco más.
‒ Tres...
Una vez que Luna viera a su "hermanito" herido y a Lisa actuando como si no le importara, inmediatamente comenzaría a preocuparse por él, y las demás la oirían enloquecer, causando que se apresuraran y sintieran pena por Lincoln, perdonándole por el fiasco de la indumentaria.
‒ Dos...
Por supuesto, había una pequeña posibilidad de que Lincoln tuviera que ir al hospital, pero ese era un detalle menor. Después de todo, Lisa estaba bastante segura de que había sacado la pequeña pastilla de uranio del dispositivo, por lo que era básicamente sería como sentir un zumbador eléctrico de bromas.
A pesar de que ya tenía un plan cuestionablemente efectivo, Lisa tuvo que detener su cuenta regresiva justo antes de llegar al final cuando ambos escucharon a una alegre Leni por el pasillo.
‒ ¡JA, JA, JA! ¡Buena esa, Luan!
‒ Ya sé, ¿verdad? ‒ exclamó una Luan risueña. ‒ Tenemos que decirle a los demás. Van a morirse de la risa. ¡Luna, ven aquí!
Lincoln suspiró una vez más, al mismo tiempo que cerraba los ojos y apretaba sus manos contra la esfera como si fuera a romperla, todo mientras un par de lágrimas caían de sus ojos. Por lo general, los hermanos Loud no hacían todas las cosas juntos, pero le dolía tanto saber que estaba siendo excluido específicamente de la diversión.
En momentos como estos, Lincoln no deseaba nada más que tener un botón de segundo intento. Si lo hiciera, él sabría exactamente lo que haría a continuación: para cuando subiera los escalones hacia la habitación de Lori y Leni, en cambio, daría un giro completo y así se dirigiría a su propia habitación a leer cómics, simplemente esperando el final de la pelea de Lori y Leni.
Sobra decir que ese impulso por cambiar ese momento hizo que actuara de manera involuntaria, pues Lincoln sintió una poderosa oleada de electricidad en todo su cuerpo al momento que uno de sus dedos logró alcanzar a activar el dispositivo, sin que él se diera cuenta.
En ese momento, sus ojos se abrieron de golpe, y lo último que vio fue a Lisa mirándolo con su expresión usualmente calmada mientras arqueaba un poco su sonrisa.
Todo estaba en la más absoluta obscuridad, y Lincoln no podía sino sentir el mayor dolor que había sentido alguna vez. Intentó abrir la boca para gritar, pero, por la impotencia, no logró emitir ningún sonido.
Pero, para cuando pasaron unos diez segundos aproximadamente, Lincoln abrió los ojos para ver que estaba a mitad del camino de las escaleras. Fue en ese momento en que se dio cuenta de que ya no sentía ningún dolor, ni siquiera sintió ningún efecto secundario de dolor y también notó que ya no sostenía la esfera de Lisa.
‒ Realmente deberíamos detenerlo. Él va a empeorar las cosas.
Tras escuchar ese murmullo, Lincoln miró a través de la barandilla de la mano... ¡y vio a sus mismas hermanas en el sofá, con sus cosas de los camiones monstruos esparcidas alrededor del mueble!
En eso, sus ojos se abrieron, dándose cuenta de que la máquina del tiempo de Lisa realmente había funcionado.
No obstante, transigirse esa posibilidad sería algo apresurado de su parte, ya que también estaba la idea de que esto podría ser un sueño, tal y como cuando había ido a un universo alternativo donde tenía diez hermanos. Pero... él sabía que la conmoción que sentía era real.
Fue así que luego pudo asumir la segunda posibilidad de que la conmoción hubiera sido real y que simplemente estaba inconsciente en medio del suelo de la habitación de Lisa, tras haber recordado ese fatídico y estúpido día.
‒ Eh, qué importa... Sea un sueño o realidad, esta vez voy a hacer lo correcto. ‒ murmuró un Lincoln resuelto, y continuó subiendo las escaleras.
No obstante, en lugar de dirigirse a la habitación de sus hermanas mayores, se volvió hacia su habitación. Abrió la puerta, entró, cerró la puerta y escuchó lo que sucedería a continuación.
Como suponía, un par de minutos después, Lincoln oyó al resto de sus hermanas subir las escaleras. Supuso que probablemente estarían escuchando la puerta de Lori y Leni.
‒ No puedo oír nada ‒ susurró Lynn.
‒ ¿Crees que Lincoln los ha hecho aún más disfrazados? ‒ preguntó Luan, ganando gemidos de los demás.
‒ Solo hay una forma de averiguarlo ‒ dijo Lola.
Lo siguiente que oyó Lincoln fue el toqueteo a la puerta de Lori y Leni. Lo que siguió fue el sonido de la misma abriéndose, y al resto de las hermanas adentrándose en fila. Lincoln siguió escuchando, pero mientras todas las demás hablaban al mismo tiempo, era difícil distinguir exactamente lo que estaban diciendo.
‒ ¡SILENCIO!
Lincoln saltó al escuchar a Lori gritar, a pesar de que no estaba con él por una vez. Posterior a ello, el chico de cabello blanco también escuchó a Lori explicar que ella y Leni habían terminado de pelear, y que Lincoln no les había hablado al respecto.
Ante eso, Lincoln suspiró, contento de haber evitado con éxito un fiasco.
Lamentablemente, antes de que pudiera relajarse demasiado, escuchó a las chicas corriendo hacia su habitación. Por lo que rápidamente saltó sobre su cama y agarró un cómic, abriéndolo a una página al azar y fingiendo leerlo cuando su puerta se abrió en ese instante.
Fue ahí que, tratando de mantenerse sereno, tanto en su interior como por fuera, notó que todas sus hermanas, a excepción de Leni y Lori, estaban de pie en la entrada, mirando con sospecha a su hermano relajado.
‒ Hermano, no te metiste en la pelea... ¿verdad? ‒ preguntó Luna.
‒ ¿Perdón...? ‒ preguntó, fingiendo estar desorientado, antes de alegar un gesto de discernimiento para verse lo más despreocupado posible. ‒ ¡Ah...! Eso, no. Iba a hacerlo, pero luego pensé en lo que todos ustedes dijeron, y me volví paranoico de que meterme solo empeoraría las cosas. Por lo tanto, decidí quedarme en mi habitación por ahora.
‒ ¿En serio? ‒ preguntó Lola, levantando una ceja mientras miraba la cara sorprendentemente tranquila de su hermano. ‒ Entonces, ¿acabas de decidir no entrometerte? En tu camino hacia arriba, cuando eso era exactamente lo que ibas a hacer, ¿sólo cambiaste de opinión así de rápido?
‒ Sí... ‒ respondió un Lincoln algo obtuso. ‒ Pensé en la pelea de Lynn y Lucy, y cómo eso llevó a Lynn a dormir conmigo. Me di cuenta de que esa pelea me afectaba más directamente, ya que obtuve a una terrible compañera de habitación.
‒ ¡Oye! ‒ exclamó una Lynn ofendida.
A pesar de eso, Lincoln hizo caso omiso mientras continuaba.
‒ Pero creo que esta pelea realmente no me afecta tanto... excepto el tener que hacer del baño en un balde.
En esto, se detuvo para enviarle una mirada levemente enervante hacia Lana, quien se encogió de hombros de una manera cohibida.
‒ Como sea... ‒ continuó Lincoln, volviendo la cabeza hacia la historieta. ‒ Me imagino que será bueno para Leni y Lori tranquilizarse por un tiempo.
» Y si la pelea continúa por, digamos, más de unos cuantos días, entonces definitivamente tenemos que involucrarnos. Pero, por ahora, estoy de acuerdo con ustedes en que debemos mantenernos apartados.
Una vez que las palabras comedidas del chico cesaron, las hermanas, al no estar acostumbradas a escuchar a su hermano sonar tan lógico, se miraron sorprendidas, casi quedándose complacidas por lo que acababan de escuchar.
Si bien, hasta estos momentos, la atmósfera era admirablemente apacible, ésta fue interrumpida de manera imprevista cuando alguien habló.
‒ En realidad, Linky... ‒ exclamó Leni, quien apareció junto a Lori detrás de las otras, y haciendo que todos voltearan a verlas. ‒ Ya nos arreglamos.
‒ Sí. ‒ dijo Lori. ‒ Nos dimos cuenta de que era estúpido luchar por ese vestido tonto, así que hicimos un acuerdo sobre cómo lo usaremos.
‒ Vaya... es... bueno escuchar eso. ‒ asintió Lincoln. ‒ Y creo que también es agradable saber que... no tratara de involucrarme, ya que estoy seguro de que solo habría empeorado las cosas.
Conforme iba terminando de hablar, Lincoln no pudo evitar sentirse nuevamente compungido, haciendo que dirigiera la mirada lentamente hacia el cómic que reposaba en sus muslos y soltara un suspiro algo dolido, todo debido a que volvió a sentir una enorme pesadez al recordar lo que había sucedido originalmente.
Por su parte, todas las hermanas se miraron con ligera preocupación por el repentino tono triste de su hermano, cosa que las obligó a actuar de manera audaz, y tratar de animarlo de nuevo.
‒ Vamos, hermano... ‒ exclamó una Luna alentadora, haciendo que su hermano volteara a verlas. ‒ Sabes que eso no es cierto. Tú mismo lo dijiste, eres el hombre del plan. Estamos seguras de que no hubieras empeorado las cosas.
‒ Sí, Linc. ‒ dijo Lynn, intentando sonar de igual medida a su hermana mayor. ‒ Probablemente hubieras hecho que ellas se abrazaran y se dieran cuenta de que estaban siendo infantiles.
‒ Sí, probablemente... ‒ dijo un Lincoln zaherido, al mismo tiempo que forzaba una sonrisa y tomaba nuevamente el cómic con sus manos.
Huelga decir que las hermanas no estaban convencidas, pues era extraño que Lincoln se mostrase muy desanimado. Pero antes de que pudieran seguir adelante...
‒ ¡Diablos!
El fogoso grito de enojo que había salido de la próxima habitación del lado izquierdo hizo que el resto de las hermanas se moviera de la puerta de Lincoln a la de Lisa, la cual se abrió de manera intempestiva y revelando una ligera columna de humo saliendo de ésta, y ahí vieron que la pequeña genio se encontraba sacando una caja debajo de su escritorio, revelando algún tipo de esfera y desarmándola antes de tirarla a una bolsa negra de plástico que traía consigo también.
‒ Estúpida máquina del tiempo inservible. ‒ murmuró molesta, todo mientras colocaba también a una pequeña bola verde dentro de la susodicha bolsa. ‒ Siempre pensé que éste proyecto sería un desastre... ¡Y pensé que me deshice de esta pastilla de uranio!
Con una ceja arqueada, las demás chicas se limitaron a observar a lo que Lisa estaba haciendo, y para la pequeña cabreada ingresó de nuevo a su habitación, cerrando la puerta con tal intensidad detrás de sí, las chicas procedieron a enfocarse otra vez en una solución al estado de ánimo de Lincoln.
‒ Oigan... No entiendo por qué pensó que solo podría empeorar las cosas. ‒ dijo Lucy. ‒ Usualmente él está al tanto de estas cosas.
‒ Sí, quiero decir, él haberse estado equivocado un par de veces, pero todos lo hemos estado alguna vez. ‒ agregó Luna. ‒ Esa no es una razón para suponer que va a echar a perder sin importar nada.
‒ Así es. ‒ dijo Leni. ‒ Linky es realmente inteligente y siempre usa su cerebro lo más que puede. Además, como que, vi que estaba practicando en este momento.
‒ ¿Practicando? ‒ preguntó una Lynn confundida. ‒ ¿Estaba practicando para ser cada vez más inteligente?
‒ Sí. ‒ asintió Leni. ‒ Estaba tratando de leer ese librito boca abajo.
En ese instante, las hermanas se precipitaron a la habitación de Lincoln.
Sin embargo, como habían estado justo afuera de su habitación, Lincoln los había escuchado, se había dado cuenta de que, de hecho, había agarrado la historieta boca abajo, y la había girado rápidamente hacia arriba.
Para cuando sus hermanas volvieron a entrar en su habitación, el chico levantó la vista para encontrarse con que ellas tenían sus miradas bien puestas en el cómic que tenía en sus manos, como si quisieran penetrar la superficie plástica de la cubierta para ver el contenido de las páginas desde donde estaban.
‒ ¿Hay algo mal? ‒ preguntó de manera impávida, actuando como si no las hubiera escuchado por casualidad.
El grupo de chicas se sobresaltó cuando todas se dieron cuenta de que su hermano las mostraba una mirada mordazmente inquisitiva.
‒ Ah... Nada... ‒ dijeron todas las chicas al unísono, mostrándole en el acto unas enormes y ceñidas sonrisas en sus rostros.
Mientras miraba cómo sus hermanas se volvían lentamente hacia el exterior de su cuarto, Lincoln pensó en lo mala que la última semana había resultado para él. Al darse cuenta de que no tenía motivos para evitar a sus hermanas ahora, él aprovechó este momento oportuno para hablarles sin ningún problema.
Por lo que, poniéndose de pie, se aproximó a su puerta y se dirigió de manera venturosa hacia sus hermanas.
‒ Oigan...
Las hermanas se detuvieron y nuevamente se voltearon para escucharlo.
‒ Ya que la pelea terminó, ustedes quieren... ah, no sé... ¿celebrar? ‒ inquirió un Lincoln insinuoso, tratando de incitarlas a que consideraran su oferta. ‒ Podemos ver una película juntos, si quieren.
Mientras reflexionaban sobre la oferta, una por una, todas sonrieron, contentas de ver que Lincoln aparentemente se había recuperado de su breve desdicha.
Quince minutos más tarde...
En el ambiente cálido y apacible de la sala, toda la familia se encontraba sentada frente al televisor mientras Lincoln ponía una copia de la película original de 1939, El Mago de Oz. Una vez que terminó su pequeña tarea, Lincoln procedió a sentarse felizmente entre Luna y Leni mientras presionaba el botón de reproducción en el control remoto.
Las condiciones eran sumamente placenteras para todo el mundo dentro de la casa Loud, tanto las hermanas como sus padres estaban dispuestos a disfrutar de una película clásica, mientras que todos se acomodaban en una parte del inmueble en plan jovial, pero... cuando la película comenzó, Lincoln no pudo evitar pensar... en algunas cosas.
A saber, había metido la pata en grande, y aún así, logró hacer una reposición.
Se dio cuenta de que era una oportunidad única en la vida y podría decirse que estaba agradecido por ello, especialmente porque había escuchado que la máquina del tiempo aparentemente se había sobrecalentado, lo que provocó que su hermana prodigio se deshiciera de esta.
Y si eso no fuera suficiente, la mente del chico de once años comenzaba a desear haber retrocedido en el tiempo hace unos meses, pues no dejaba de pensar en todas las cosas que podría haber hecho de manera diferente con la ayuda de ese dispositivo...
Pudo haber evitado todo el incidente de la vitrina de trofeos, junto con la publicación de ese video embarazoso de sus hermanas.
Pudo haber hecho ejercicio para evitar que su madre lo inscribiera contra su voluntad para que practicara fútbol.
Él no podría haber comprado esos auriculares con cancelación de ruido para estar atento a sus hermanas.
Se pudo haber asegurado de no haberse levantado en medio de la noche y arrojar accidentalmente el libro la Princesa Pony de Lucy al inodoro.
Él podría haberles dado a las chicas esa estúpida moneda que encontró en el interior del sofá y salir corriendo de la habitación, antes de meterse en esa pelea.
Sin importar cuál fuera la razón de ello, por una sola vez, el universo le permitió hacer un segundo intento y se podría decir que podría estar alegre por ello. Claro, pudo haber tomado unos días más, una semana como máximo, y las hermanas probablemente lo habrían perdonado. Pero ahora, ni siquiera tenía que preocuparse por eso.
Lamentablemente, mientras su tren del pensamiento seguía en marcha, una implicación no dejó de imperar en su consciencia...
Aún existía la posibilidad de que... todo esto no fuera más que una alucinación. A pesar del nuevo panorama por el que estaba pasando, no podía dejar de sentirse como si él... estuviera realmente inconsciente en la habitación de Lisa.
FIN DEL CAPÍTULO I
