Shaka y Milo son propiedad de Masami Kurumada y Toei Animation… aunque, éstos serán sólo de maese Kurumada, porque tomaré a los del manga.
Esta versión de Sherlock y John le pertenece a Steven Moffat, Mark Gatniss y la BBC. Los originales, ya saben, son del genial Sir Arthur Conan Doyle.
Raven y Starfire son propiedad de DC Comics y la Warner.
Winner Take All
Baker Street 221B
Cuando la señora Hudson acertó a entrar con las compras que le habían encargado, no pudo evitar quedarse un buen rato de pie mirando la tierna escena que le presentaba la sala de Baker Street 221B: Sherlock Holmes en pijama, envuelto en su típica bata y profundamente dormido con una niñita de poco más de dos años también dormida sobre el amplio pecho del detective.
La mujer suspiró, encantada con la escena y siguió su camino hacia la cocina casi sin hacer ruido. Volvió a detenerse a contemplar la escena al regreso y le pareció un poco extraño que el hombre no despertara, cuando solía tener los sentidos siempre en alerta máxima. Miró un poco alrededor y no vio rastro de jeringas ni otra seña de uso de drogas (y ella algo sabía sobre eso). Tampoco esperaba encontrarlas, pues casi podía asegurar a pies juntillas que, tratándose de Rosamund Mary Watson, Sherlock jamás haría algo ni remotamente imprudente teniéndola cerca.
Pero, hablábamos de Sherlock Holmes… cualquier cosa se podía esperar de él.
Suspiró y, al cabo, dejó la estancia, cerrando la puerta cuidadosamente tras de sí.
Una hora después, John también entraba a la sala, pero, por cómo llegó el doctor a su cocina con su hija en brazos, dedujo que él no había encontrado la misma tierna escena que ella.
- ¿Dónde está Sherlock? – dijo a media voz para no despertar a la niña, pero el tono dejaba en claro lo enojado que estaba - ¡Lo dejé a cargo de Rosie, si se ha ido por un caso lo voy…!
- No sé si ha salido o no… no lo he escuchado salir y cuando fui a dejar las cosas que me encargaron, él estaba dormido en el sofá y Rosie estaba con él…
- ¡Pero ahora no está! ¡Dejó a la niña sola!
La aludida profirió algunos gorjeos, molesta por el tono de voz de su padre.
- Shhhhh… shhhhh… duerme, mi vida…
La señora Hudson lo vio salir y escuchó sus pasos por la escalera, rumbo al cuarto de él.
Volvió a suspirar.
ooOoo
John llamó a todos los lugares dónde podía estar, dispuesto a golpearlo por su falta de criterio (normal en él, pero esto había sido demasiado).
Habló con Lestrade, con Molly, con Mycroft y nada. Sabía que no estaba en ningún caso y, al revisar los e-mails o llamadas, tampoco encontró ninguna pista. Y había de sobra de dónde sacar información; todo lo que él solía llevar siempre consigo, celular, abrigo, mínimo de ropa para ir por la calle, salvo el pijama y la bata, estaban ahí.
Oh, sí, claro que estaba el antecedente de Sherlock cubierto sólo con una sábana en el Palacio de Buckingham, pero…
Aunque sabía que era muy improbable que estuviera muerto sin que el mayor de los Holmes se enterara, sí le temía a una recaída en su adicción a las drogas. Y también quería golpearlo.
Y Mycroft insistía que no sabía nada de nada (¡pero, podría estarle mintiendo, por todos los demonios! ¡ambos hermanitos tenían antecedentes de sobra!). Al cabo llegó a creerle, pues la expresión de miedo en el rostro del burócrata era demasiado real. Él había tenido el privilegio de verlo realmente asustado y sabía que había una alta probabilidad de que estuviera siendo sincero.
Lo que sólo aumentó su propio pánico.
Logró estar casi 72 horas despierto y alerta, casi como si fuera el propio Sherlock Holmes, pero al cabo tuvo que regresar, derrotado a Baker Street.
Se tiró en el mismo sofá desde dónde, aparentemente, había desaparecido el detective con Rosie sobre sí, dormida. Miró a su hija, de nuevo también profundamente dormida sobre el pecho de, esta vez, su padre.
¿En qué demonios estará metido tu padrino, Rosie…?
Suspiró largamente y también se durmió profundamente.
Cuando la señora Hudson subió a llamarlos porque Lestrade lo buscaba, encontró a la niña sola, arropada con la manta, pero ningún rastro de John.
ooOoo
