En que mundo estoy.
Prologo.
Era un día oscuro y lluvioso en la aldea de Konoha, sus habitantes corrían a refugiarse a sus cazas, la mayoría llegando a casa después de un arduo día de trabajo, se podía ver como las calles poco a poco se iban empapando de agua, por la tormenta que caía.
En un departamento cerca del centro de la aldea se podía ver a una muchacha que estaba recargada en la ventana de su habitación, contemplando la lluvia caer por toda la aldea, desde los bosques que la rodeaban hasta la alta torre del Hokage.
Esto era lo que mas amaba de la aldea, los días lluviosos y tormentosos. Esos días en los que te daban ganas de quedarte en casa a ver televisión con un chocolate caliente, metida entre las sabanas de tu cama.
-Kami como amo estos días.- dijo una joven de cabello rosa hasta la cintura y unos ojos como el jade, sonriéndole a su reflejo en la ventana.
De pronto, como si algo en el horizonte la hiciera reaccionar, sintió un dolor en la parte baja de su estomago, cerca de su vientre, y por la expresión en su rostro, el dolor que sentía era tan insoportable que la hizo inclinarse hacia enfrente poniendo una mano sobre la ventana para sostenerse.
Bajo la mirada, y lo que vio en un principio la desconcertó, allí en lugar del dolor se encontraba una katana, que atravesaba su cuerpo justo unos centímetros mas arriba de la cicatriz que le había hecho ese viejo Akatsuki.
La sangre brotaba de su cuerpo en cantidad, sabia cuanto había perdido, no por nada es medic-ninja de la hoja, pero lo que la desconcertaba no era la cantidad de sangre que estaba perdiendo, si no el hecho de que no vio venir el ataque directo asía ella, por que vamos, si estaba distraída lo reconocía, pero de allí a que la hirieran de casi muerte por estar viendo la lluvia había un gran tramo, sobre todo porque fue por katana, el enemigo tuvo que estar demasiado cerca de ella para que lo hiciera. Así que sin más levanto la vista para saber quien había sido.
Al levantar la vista su mirada se topo con un par de ojos rojos como la sangre, en ellos se podía distinguir claramente el Sharingan, en una etapa demasiado avanzada. Y allí fue cuando lo recordó todo y sus sentidos fueron consiente nuevamente de la realidad en la que estaba.
