Disclaimer: Los personajes y lugares le pertenecen a Akira Toriyama, creador de este increíble anime. Cualquier frase en cursiva, dentro de los diálogos, es el pensamiento de los personajes.


¿MI FUTURO YERNO?

Cómo empezó todo…

Después de muchos años, volvía a usar un traje formal. ¿Cómo rayos había llegado a ese extremo? ¡El antes despiadado y no menos poderoso Príncipe de los Saiyajin, llevando prendas tan ridículas! Por su parte, no estaba de acuerdo y jamás hubiera cedido a usarlas, de no ser por el pedido de aquel ángel a quien acompañaba al… ¿altar?

Vegeta cerró los ojos y suspiró con fuerza: ¿cómo permitió que esto sucediera?

—Papá, cálmate. Harás el ridículo —escuchó el murmullo de Bura, que apretaba su brazo derecho.

—¡Hmp! Sólo cállate y terminemos esto de una vez —le respondió en voz baja, con el ceño fruncido.

—Como gustes —sonrió al estilo de su padre, pegándose más a él.

El saiyajin observó a su alrededor: Bura, su bella princesa, iba a casarse. Todos los Guerreros Z estaban invitados, con sus amigos y familiares. Cerca del altar, en el lado de la familia de la novia, Bulma los observaba venir con lágrimas de felicidad; mientras Trunks disimulaba una carcajada ante el momento, junto a Mai. Al lado derecho de la reunión, estaba Gokú y toda su prole, con su clásica e ingenua expresión de felicidad. Dende y Mr. Popo esperaban su llegada. Y al medio de todo…

Vegeta no pudo evitar resoplar. De todos los pretendientes de la Tierra: ¿por qué tuvo que ser él? Vestido de terno negro, un maduro Goten aguardaba por la que sería su futura esposa, con su característica jovialidad y una patética sonrisa que le recordaba mucho a su padre. El príncipe saiyajin trató de contener su incomodidad, antes de que su hija y su futuro yerno lo notaran.

¿Futuro yerno? Aún le costaba asimilar el próximo parentesco. De saber que ese muchacho tan torpe se uniría a la familia, habría terminado con su existencia desde el primer día que pisó su hogar. Pero las cosas habían tomado su curso; y a pesar de su recio carácter, no podía contradecir ciertos designios. Especialmente si su loca esposa estaba de por medio.

Ya no quiso más dilemas. En el instante que Bura se separó de él para tomar su lugar en el altar, las memorias llegaron a su mente. ¿Cómo había empezado todo? Era muy malo con las fechas, pero recordaba que era un día caluroso, como en dicha ocasión.

[…]

Vegeta salía de entrenar y pasaba por la cocina (su lugar favorito, después de la cámara de gravedad y su habitación matrimonial), para vaciarse cuantos jugos energéticos hallara en el refrigerador. Resultaba un milagro que Bulma no rondara por allí a esas horas, aunque era de esperarse: en las últimas semanas, le avisó de un proyecto que terminaría para la Corporación Cápsula.

Mujer tonta. Se supone que a su edad debía dejarle el cargo a Trunks, pero ese hijo suyo prefería estar de vago, fuera de la oficina. ¿Quién lo podía culpar, siendo tan aburrido hacer de jefe? La adultez no le estaba sentando tan bien como esperaba, pero tenía la esperanza que al menos su hija no siguiera sus pasos. Vegeta sonrió: de todos, era la única más cuerda. ¡Bendita la muchacha, por sacar su inigualable genio!

—¡Hola!

Rápida y femenina a la vez, Bura apareció en la casa, luego de una larga jornada en la universidad. Con veintiún años, lucía radiante: herencia indiscutible de su madre, junto con su ligero desorden. Sentada en el mueble más grande de la sala, la joven saiyajin comenzó a vaciar su mochila llena de cuadernos, adornos de su banda favorita y demás monerías típicas de su edad… para luego volver a acomodarlo todo, tras una veloz revisión.

—¿Otra vez tarde? —se acercó su padre.

—Tuve mucho trabajo.

—Eso dijiste la semana pasada.

—Así es la universidad, papá. ¿Me estás controlando?

El príncipe saiyajin la observó, identificando el fruncir de su ceño. Le pareció extraño verla a la defensiva, pero prefirió reservarse los comentarios.

—No tiene nada de malo preguntar —bebió su jugo energético.

—¿Dónde está mamá?

—En su laboratorio.

—Ah… debe estar ocupada —dijo, con tono decepcionado.

—¿Qué sucede? —Vegeta no se contuvo en interrogarla.

—Nada —se sorprendió—. Sólo quería que me ayudara con unas fórmulas.

—¿O que te resuelva la tarea? —dijo, irónico.

—Papá, estás muy extraño —se quejó.

—Lo mismo digo. No te había visto tan apresurada.

—Es que esto es importante —recogió sus cosas—. Mejor busco a Trunks.

—Está trabajando, lo sabes.

—Entonces a Mai, también sabe de estas cosas —disimuló su despiste—. Nos vemos, papá.

Bura se retiró de la sala, dejando a Vegeta con más incógnitas de lo normal. Sintió el vacío de la lata de jugo y la apretó: ¿para qué le prestaba atención a sus locuras? Se sentó en el mismo mueble que ocupó su hija, intentando relajarse. ¡Hacía tanto calor!

[…]

El exterior de la Corporación Cápsula se prestaba a otro debate, entre el par más unido y disparatado de los Guerreros Z. El símbolo de una amistad… que por muy imperecedera que fuera, daba signos de una ligera confrontación.

—No sé qué decirte… —resopló Trunks.

—Lo sé. Debí contártelo.

—¡Eso es lo de menos, Goten! ¿Sabes lo que has hecho?

—Tampoco es tan malo —se encogió de hombros.

—Serás tonto —Trunks apretó los puños—: ¡se trata de mi hermana!

—La quiero y ella también a mí. No es algo que puedes impedir —aseveró.

—Pero mi papá sí. ¡Por Kamisama, Goten! ¡Lo conoces bien! —se exasperó.

—¿Quieres controlar tu ki? No por nada, estoy haciendo lo mismo.

—Tienes razón —Trunks trató de calmarse—, lo siento. Es que es difícil: eres mi mejor amigo, pero no justifica todo lo que está pasando.

—Por eso quería tu ayuda.

—Esta vez, no. Papá es capaz de asesinarte, si se entera… ¡y a mí, de paso!

—No exageres, Trunks. ¿Es un pecado enamorarse?

—Sólo si es de Bura. ¿Ella sabe que has venido?

Goten respondió con una negación y se concentró en una ventana del tercer piso de la Corporación, percibiendo la energía de quien Trunks no podía, por su reciente agitación. La princesa saiyajin estaba en el cuarto de Mai, contándole uno de sus tantos dilemas sentimentales.

—¿Estás segura?

—Ya han pasado seis meses. Le prometí que hablaría primero con papá.

—Sigo pensando que jamás debiste ocultárselo.

—¡Ya lo sé! Pero lo conoces, Mai.

—Sí, puede que haga una locura… o tal vez deje su orgullo de lado —Mai le sonrió—. Sólo mírame: llevo muchos años con Trunks. Aunque le costó trabajo, ha logrado asimilarlo.

—No es lo mismo —se lamentó la joven de cabello celeste.

—¿Por qué?

—Papá jamás ha tolerado a mis pretendientes. Y cuando sepa que estoy saliendo con el hijo de su rival… —suspiró, muy nerviosa— ¡Kamisama! No quiero que lo rechace, Mai. ¡O peor, que llegue a dañarlo! Me enojaría mucho, si se atreviera.

—Te estás adelantando a los hechos, Bura. ¿No sería mejor que bajes a hablar con él? De paso, buscamos a tu mamá, por si las cosas se salen de control —tomó sus manos, dándole ánimos.

—Es verdad… —meditó, para luego levantarse— ¡tienes razón, Mai! No tengo por qué esconderme: ¡voy a hacerlo!

[…]

Un repentino sobresalto lo obligó a mirar hacia la puerta principal.

—¿El hijo menor de Kakarotto? —dijo Vegeta, sintiendo su presencia en los jardines— ¿Qué está haciendo aquí?

—De seguro quiere visitarnos —dijo Bulma, que lo acompañaba en la sala tras salir del laboratorio.

—Como lo ha hecho en todo este mes y ni siquiera para entrenar con Trunks. Muchacho ocioso: ¿no tiene ocupaciones?

—No exageres, Vegeta. Goten puede venir cuando quiera.

—Bajo tu licencia.

—¡Porque es mi casa!

—¡También la mía! No quiero acostumbrarme a su presencia.

—Deberías —dijo Bulma, tomando su taza de café para ir a la cocina.

—¿A qué te refieres?

Vegeta no obtuvo respuesta y la vio marcharse con un periódico en la mano. Todos actuaban muy extraño: ¿qué estaba pasando? Decidido a resolver el misterio, se levantó del mueble para hablar con su mujer en la cocina… hasta que algo sonó bajo su pie derecho. El saiyajin miró lo que había pisado: era una carta con muchos dibujos de color rojo, que Bura dejó caer de su mochila por accidente. Con el ceño fruncido, la recogió.

—¡Bulma! —llamó a su esposa, mientras abría la misiva— ¿Qué significa esto?

El guerrero desapareció en la cocina… y tras varios minutos, el silencio se rompió con los pasos cautelosos de Mai y Bura. Mientras bajaban las escaleras, la joven saiyajin visualizaba cada detalle de su próxima discusión: si bien no sabía nada del mundo de las batallas, estaba convencida de que entraría en una. El terreno era hostil, debía estar preparada para todo.

Sin embargo, Bura no contó con el factor… de lo impredecible.

—No creo que sea buena idea —escuchó la voz de su hermano, que ingresaba a la Corporación.

—Es mi única alternativa. Tampoco voy a dejarla sola en esto…

—¿Goten? —Bura se sorprendió al verlo, sonrojándose al instante.

—¿Bura? —el guerrero la imitó.

—¿Qué estás haciendo aquí? Me dijiste que vendrías mañana.

—Lo sé, pero…

—¡No es lo que estás pensando! —una voz chillona y asustada provino de la cocina, llamando la atención de todos.

—¡¿Que no lo es?! ¡Esa niña me va a escuchar, ahora mismo!

Vegeta salió furibundo de aquel lugar, seguido por Bulma, para luego congelarse en la sala. Invadidos por la tensión, todos se quedaron callados, observándose el uno al otro. Bura examinó cada gesto de su padre hasta reconocer el papel arrugado que tenía entre sus manos: presa del miedo, sintió palidecer. Por otra parte, el valor de Goten desapareció por completo. No podía mover ni un solo músculo, frente a la fiera e imponente imagen del príncipe saiyajin.

Estaban en serios problemas.


N.A.:

¡Buenos días! (sí, ya es madrugada en mi país XD). ¡Sumo un nuevo fic a mi repertorio!

Hace varios meses, publiqué Chispa saiyajin y es gracias a ese fic (y la cálida recepción del público, con sus adorables reviews), que me animé a publicar otra historia de Goten/Bura, para gusto de los fans de esta pareja :D jajajaja tengo este fic bajo la manga, desde hace mucho tiempo, pero no sabía cómo empezarlo hasta hoy, con un fuerte arranque de inspiración (sí, creo que ellos causan ese efecto en mí, como todas las parejas de la serie *-*).

Así que, bueno, aquí tienen un preludio de uno de los conflictos más hilarantes que pudiera suceder en Dragon Ball, de canonizarse esta pareja: la reacción de Vegeta, ante la unión de Goten y Bura. ¿Se imaginan? ¿El príncipe saiyajin, suegro del hijo de su mayor rival? Jajajaja una locura XD. Sí, es verdad, es un capítulo pequeño, pero irá avanzando con el tiempo :3

Espero que disfruten esta nueva historia, y muchas gracias por sus lecturas. A ustedes les debo la motivación de estas últimas semanas :') ¡Cuídense mucho!