Paraguas
Chibiusa camina con pasos pesados, su mirada melancólica se posa en los cientos de pilas de hojas que cubren las calles. El lodo mancha sus botas rosa pastel.
Esa tarde aunque empezó soleada, tarde o temprano se convirtió en un día lluvioso.
A decir verdad la jovencita está totalmente empapada. Como es de costumbre no lleva su paraguas. Siempre ha odiado cargar cosas. En especial cuando su mamá se lo sugiere. Aunque no lo reconozca, le gusta llevarle la contraria…
Sus rosadas mejillas están empapadas. De agua de lluvia… o de lágrimas, no sé sabe con certeza. Aprieta sus labios tratando de ser fuerte. De contener el dolor que lucha dentro de ella por salir a borbotones.
"Sólo espera. Casi llegas. No llores. NO LLORES." Se repite suavemente. Lucha por estar enojada. Preferiría estar enojada. El enojo es más fácil de sobrellevar. El dolor… No tanto. No quiere ser llorona. Se niega a parecerse hasta en eso a ella.
Ella parece siempre contenta y despreocupada. Como si su vida fuese tan perfecta.
Una mujer con todo para ser feliz. Casa hermosa, trabajo soñado, esposo amoroso, sana, increíblemente bella y aún bien conservada. Sin olvidar la hermosa hija que tiene…
¡Y de qué me sirve eso! Grita en media calle frustrada, dolida, decepcionada.
Aunque está a punto de llorar, logra contenerse. Sólo un poco más y podrá desahogarse tranquila.
Trata de apresurar el paso aunque debido a la humedad de sus ropas, le es difícil caminar.
Después de un rato empieza a divisar su casa, esa hermosa casita palaciega en la que habita. Sus ojos se humedecen al ver la fachada de su refugio tan anhelado y necesitado en esos instantes.
Cuando siente que ya no puede más, empieza a correr. Con manos temblorosas abre la puerta.
El hermoso suelo color marfil es enlodado, como si acabara de entrar un conejo desde el jardín.
Chibiusa camina en silencio en busca de esa persona que le da fuerzas cuando le faltan. Sabe que debe estar en su taller de proyectos inconclusos.
A medida que avanza es consciente que hará escándalo cuando vea en qué estado va dejando la casa y cómo quedará todo cuando entre a su autoproclamado santuario.
Cuando finalmente llega a la puerta su mano temblorosa sujeta el picaporte.
Desde allí escucha tararear una canción a su madre.
Al abrir la puerta se detiene en seco. Entusiasmada se gira hacia ella para preguntarle cómo le fue.
Su bello rostro se frunce al ver el estado en que se encuentra su pequeña.
Chibiusa corre hacia sus brazos sin importarle ya el lodo, la ropa mojada, las advertencias de no ensuciar el taller de su madre, etc.
"Chibiusa… la…" trata de alertarle su madre, pero ella hace caso omiso.
Deja correr las lágrimas que con tanto capricho se negaba a derramar.
"Oh. Cariño… ¿Qué pasó?" pregunta sospechando la respuesta y temiendo escucharla mientras acaricia los cabellos rosa
"Tiene novia… Mamá Usagi, Helios… tiene novia"
"Oh. Pequeña dama, ¡Cuánto lo siento!"
"…Y olvidé mi paraguas. ¡Te-te- te juro que hoy sí lo iba a llevar!"
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Hola a todos! Después de mucho tiempo y luego de pensarla un poco me animé a incorporarme al Fictober (presiento que me arrepentiré de esto, pero cómo me encanta sufrir! xD )
Sé que me he perdido mucho tiempo pero pffff mi vida ha cambiado mucho en estos meses y no ha sido fácil volver a mis fics más importantes…
Espero completar el fictober con éxito y ya irán sabiendo qué me traigo entre garras muajajaja
Les dejo, yo debería estar roncando lit! xD
