Disclaimer. No soy esa fea señora casada con Pancho, wtf(?)

Claim. Alec/Leah.

Agregado. Va respondiendo al reto "Palabras para el recuerdo", del foro LOL.

Dedicado. A Sonia, mi linda chica perver.

Palabra Clave. Prohibido


Nonsense

¿Cuánto sentido puede tener aquello?, se pregunta Leah, mientras camina al lugar de encuentro. ¿Qué tan insano era hacer citas con el enemigo? ¿Qué tan natural era querer fundir agua en aceite? Sabe bien la respuesta a sus preguntas, por lo cual no se las responde realmente. No quiere terminar de comprender que no tiene ninguna lógica aquello que hacían. Mejor no pensar en lo que confunde. Mejor vivir en la fingida ignorancia.

Sus pies descalzos rozan las hojas medio quebradas que se extienden por el húmedo piso del bosque. El frío que antes solía calarla hasta los huesos ahora solo se encuentra con su piel y repele contra ella por su calor. No piensa demasiado en el hecho de que toda la manada y aquel grupito de chupasangres la matarían si supiera lo que hace. Si en verdad supiera porque desaparece tan seguido.

Sonríe de lado; sabe que todos la imaginan en aquel instante tirada en su cuarto, llorando por Sam. Su sonrisa crece. Que estupidez.

Un poco más cerca. Más, más cerca.

¿Qué podía importarle a ella lo que pasara con la tal Bella? ¿Qué le importaba que la quisiera matar una pelirroja y quien sabe cuántos más? Si la mocosita se metía en problemas pues que se saliera sola de ellos. Ella no tenía porque andar cuidando de otros y menos tenía que estar conteniéndose si él era otro de los que quería acabar con su vida.

Se apoya contra un grueso árbol al llegar al inicio de un prado despejado. Al otro lado del mismo, ve un par de ojos rojos resplandecer. Una convulsión pasa por su propio cuerpo, su lado salvaje y animal se contrae al saberlo su enemigo mortal. Su lado mórbidamente perverso se deleita al contemplar el deseo prohibido a unos metros de distancia.

El angelical rostro de Alec forma una sonrisa, que queda grabada en su marmoleo y perfecto rostro de querubín. Leah se cruza de brazos, mirando al que puede aparentar menor edad, pero que en realidad ha vivido siglos enteros. Avanza, en tan poco segundos que solo son necesarios un par de parpadeos antes de verlo frente a ella. Extiende una mano lentamente, hasta depositarla en la mejilla morena.

Si todos supieran que lo ha olido y detectado hace semanas. Si todos supieran que en realidad todo ese tiempo ha estado 'socializando' con el enemigo. Si tan solo supieran que se estaba metiendo con un chupasangre asesino.

—Vaya que son inútiles tus compañeros de manada. —Comenta Alec simplemente, deslizando su helada mano hasta la clavícula de Leah—. No sospechan de tus desapariciones…—su voz es tranquilizante y calmada. Cuando hablaba, era casi como si la drogara a distancia—,…no aspiran mi aroma contra tu piel al regresar.

—Que idiotas e inútiles son todos. —responde ella a su vez, alzando ambas cejas.

¿Cuánto sentido tenía juntar sus labios, que deben repelerse por naturaleza? ¿Cuán placentero era explorar aquellos cuerpos extraños y visualmente atractivos? Frio, calor. Agua, aceite. Dulce, salado. El bien y el mal, finalmente juntados.

¿Qué tanto sentido tenía?

Alec lo sabe, Leah decide ignorarlo.

Ninguno.