Pareja: Bryan x Tala / Boris x Yuriy.
Género: Romance.
Advertencias: Yaoi - Quizá lemon más adelante.
Disclaimer: Tanto Beyblade como sus personajes pertenecen a Takao Aoki.
¿Por qué te amo si te odio?
Capítulo 1 — Un nuevo alumno
El Sol saliendo, los pájaros con su típico canto matinal, esa leve brisa que se colaba por entre sus sábanas siempre antes de ir a la escuela… todo indicaba una cosa: la mañana había llegado, y con ello las clases. Hoy era el primer día de un nuevo curso, empezaba 3º y no quería llegar tarde.
Se levantó de la cama aún soñoliento, se puso las zapatillas de andar por casa y fue hacia el cuarto de baño. Se lavó la cara con agua bien fría, le gustaba estar bien despierto por las mañanas y esa sensación de frialdad, sin duda, conseguía despertarlo por completo. Mirándose al espejo se peinó esos cabellos rojos como el fuego, que mientras dormía se le alborotaron.
Se dirigió de nuevo a su cuarto para vestirse. El odiaba la ropa de la escuela, siempre pensó que la forma de vestir de cada uno era su identidad, y que al obligarlos a llevar uniforme, estaban arrebatándosela, pero no podía escoger. Se puso el uniforme que consistía en unos pantalones largos azul oscuro, una blusa blanca de manga corta (teniendo en cuenta que todavía era verano), chaqueta del mismo color que el pantalón y, por supuesto, sin olvidarse de la tan odiada corbata, que era de un color rojo pasión.
Bajó las escaleras de la casa y se dirigió al comedor donde había una mesa con un plato de tortitas con mermelada sobre ella.
—Buenos días, Yuriy, cariño –saludó su madre, entrando a la habitación desde la cocina que comunicaba con el comedor-. Siéntate o se te enfriaran las tortitas –dijo, sentándose ella también.
—Buenos días, mamá –dijo y se sentó al lado de su madre, empezando a comer.
—Hoy empiezas un nuevo curso. Espero que te vaya igual de bien que los años anteriores.
No dijo nada. Su madre siempre decía lo mismo cada año el día que empezaba el curso. Terminó de comer y fue a lavarse los dientes. Una vez terminó cogió la mochila de su cuarto y se despidió de su madre con un beso.
—Pórtate bien, estudia mucho y juega con los demás niños –tuvo que gritar su madre, porque el ya se encontraba bastante lejos, mientras agitaba la mano como señal de despedida.
¿Juega con los demás niños? ¿Pero qué edad se creía que tenía? Tenía catorce años, ya no era un niño. Si bien hacía poco más de un mes que los tenía pero esa no era la cuestión.
—Hah –suspiró.
Desde que su padre se fue con otra mujer, su madre lo había estado sobreprotegiendo demasiado. Sin duda, parecía tener miedo a que él también se fuese, y por eso lo seguía tratando como a un niño de cuatro años.
Siguió caminando con la leve brisa acariciándolo, le gustaba ese frescor; no era tan agobiante como el calor que había estado pasando durante el verano. Con los ojos entornados, como dejándose llevar por la brisa, estuvo caminando hasta que llegó a un edificio de color rojizo anaranjado y con unos tres pisos de altura. Se detuvo y entró en él. Subió al segundo piso por las escaleras y, delante de la puerta con un letrero sobre ella que ponía "3ºA", se detuvo y entró.
Vio a sus antiguos compañeros del año pasado, algunos lo saludaron y éste, con un asentimiento y una leve sonrisa, correspondió el gesto. Se sentó en la última fila, que estaba al lado de la ventana, en el penúltimo asiento y se puso a esperar a que el maestro llegase.
Un cuarto de hora después llegó un hombre de cabello negro y ojos del mismo color, con la piel de un tono bastante pálido, alto y se le notaban algunos músculos en los brazos al flexionarlos pero sin llegar a ser demasiado robusto.
—Buenos días, jóvenes –saludó.
—Buenos días, profesor Kaibara –canturreó la clase a coro.
—Bueno, este año, antes de empezar con lo previsto para el curso, quiero presentarles a un nuevo compañero. Su nombre es Bryan Kuznetsov y viene desde Rusia, por eso quiero que se porten bien con él para que no se sienta incómodo¿de acuerdo? –dijo mirando severamente a toda la clase.
—Sí, profesor –canturrearon de nuevo.
—Bien, entonces… -dijo más bien para sí mismo-. Puede pasar joven.
Nada más decir esto el profesor, entro un joven alto y fornido, de cabello albino, orbes de un intrigante color verde esmeralda y con un color muy pálido también de piel. Llevaba el uniforme algo desordenado; la blusa la llevaba por fuera y el nudo de la corbata estaba flojo.
La clase quedó en silencio fijándose en el chico. Algunas chicas rumoreaban entre ellas diciendo lo guapo que era o lo fuerte que parecía.
—Bien, Bryan ¿Dónde podrías sentarte? –habló, de nuevo, más para él mismo-. Ah, ya se. Detrás de Ivanov hay un sitio libre, puedes sentarte allí –dijo, mirando a Yuriy, por lo que, aunque Bryan no sabía quién era ese tal "Ivanov" pudo entender a quién se refería.
Caminó hacia un chico delgado y, que se veía, algo más bajo que el. De cabello pelirrojo, con orbes de un hermoso color zafiro y de piel tan nívea como la nieve.
Al pasar por su lado lo miró despectivamente, había algo en ese chico que no le gustaba, no sabía el porqué puesto que lo acababa de conocer, era solo una sensación, lo pasó y se sentó en el asiento de detrás suyo.
Yuriy ni siquiera prestaba atención a lo que lo rodeaba. Estaba sentado con el codo apoyado sobre la mesa y su cabeza, a su vez, apoyada sobre su mano, en un gesto de aburrimiento.
—Bueno, ahora empezaré con la clase –dijo-. Como ya sabéis, soy el profesor Ryota Kaibara y doy clase de matemáticas, y este año seré vuestro tutor. Para cualquier pregunta o sugerencia que queráis, hacédmelas a mí.
Entre explicaciones del profesor y comentarios de los alumnos transcurrió la clase. Yuriy estaba por demás aburrido, era lo mismo de todos los años, para colmo, el primer día ni siquiera daban clase, únicamente se dedicaban a explicar lo que necesitarían para cada clase. A cualquier otro niño le hubiese gustado esto, pero él no era cualquiera y prefería estar dando una aburrida clase de matemáticas a estar perdiendo el tiempo, porque al menos en la clase no lo perdería.
De esa forma monótona y aburrida de explicaciones y explicaciones terminó el primer día de clase. Se levantó de su asiento, se puso la mochila y se fue a dirigir a la puerta para salir, pero tan distraído estaba que choco con una persona por el camino.
—Ouch, perdón, no vi… -no pudo terminar de hablar porque esa persona se volvió y lo interrumpió.
—Tsk, haber si aprendes a mirar por donde vas… durak –dijo la última palabra más para sí, como si el otro no lo fuese a entender, pero Yuriy al ser ruso también, sí lo entendió.
—Idiota lo serás tú, al menos yo sé disculparme, aprende tú eso.
Bryan iba a responder pero no le dio tiempo, puesto que el pelirrojo salió rápido del aula. Sin duda, ese chico no le caía bien.
oOoOo
Yuriy iba de regreso a casa, pensando en lo borde que había sido ese chico sin tan siquiera conocerlo ¡Él incluso se disculpó por chocar! ¡Agh! No lo conocía bien pero ya sabía una cosa de él: era un estúpido.
Continuará...
Notas: He aquí mi primer fic... Espero les guste.
