USxScotland. Vuelvo a animarles para el evento USxScotland que habrá dentro de unos días, si quieren participar mandar un MP a Fredo Godofredo.

La historia me pertenece, los personajes no.


Alfred y el cigarro definitivamente no eran muy amigos, se ahogaba si fumaba muy profundo, odiaba el olor, la textura del papelillo en sus labios, el humo saliendo de su boca, se refregaba la cabeza al terminar. Pero allí estaba, con el sonido de la música que provenía de la fiesta a las afueras de la casa.

Jones odiaba fumar, pero por él lo hacía.

Una excusa, un porque de juntarse a charlar un poco, para él eso era un cigarrillo. Una forma de poder encarar a ese sujeto que le gusta hace ya meses enteros, Scott Kirkland.

Lo ve sentado sobre la calle, salió un poco después para no parecer evidente que le perseguía y quería chocar, se arregló un poco el chaleco, hacia frío, uno que te hiela los huesos, y aún así Jones se sentía algo cálido al acercarse a ese escocés.

Sacó torpemente un cigarro junto al encendedor de flama azulada que tanto le había llamado la atención en la feria artesanal de ese verano en la playa, el muchacho de ojos verdes siente compañía y el menor hace un esfuerzo para lucir natural.

-Hola Scott...

-Hmmm...hola supongo.-responde serio aspirando nuevamente el cigarro y una brisa le hizo cerrar los ojos.

Jones se acercó por una invitación de miradas tomando asiento al lado del escocés, no dijeron palabra alguna, el menor se limitaba a observar los labios del pelirrojo y éste le miraba de vez en cuando, como si siempre hubiera sabido qué planeaba ese americano.

Se rió, Alfred alzó la vista porque conocía el motivo de aquella risa. Lleva un par de intentos frustrados tratando de prender el cigarrillo.

-Te ves patético, Alfred...-el menor se hundió un poco y volvió a intentar cuando las manos del escocés le hicieron voltear suavemente el rostro.

Jones tenía el cigarro en su boca y la colilla prendida del escocés fue a parar a la suya, tan cerca y unidos por aquel papelillo y el destello anaranjado desde la punta de ambos cigarrillos. Scott cerró los ojos suavemente, como si estuviera besando, Alfred pensó que era una verdadera tortura.

Las manos americanas tantearon el cuello de su compañero y los ojos se abrieron sutilmente hacia él, separando el contacto mientras el cigarrillo de Jones se prendía e iluminaba un poco aquella intoxicante obscuridad.

El menor apartó el rostro con el pretexto de ver las estrellas. No quería que lo notara. Dolía, dolía saber que aquel irreal beso sería el único que obtendría de ese amargo y escocés amor.


Espero les gustara, cualquier crítica es bien recibida.