Participa en la actividad del grupo de 'Zona Hero'.
Había algo que él tenía claro.
Y que nadie podría negarlo, ni siquiera su pareja, Bakugo.
—Eres necrofílico, ¿verdad? —La pregunta cae como una bomba, un mañana mientras desayunaban. Habían empezado a vivir juntos desde hace un año, y hace cuatro meses… él mismo había fallecido. Sólo hacía falta ver su cabello enmarañado, mugriento y opaco para darse cuenta. Su piel es pálida, áspera y fea.
¿Cómo podría estar vivo?
—¿Qué? —Estupefacto, intenta no mandarlo a la mierda. Intenta recordar que es culpa del accidente, de su condición. Respira hondo, es porque lo ama, es porque lo ama… —¿A qué demonios te refieres?
—Es que… estoy muerto.
—No lo estás.
—¡Claro que lo estoy! ¡Mírame! —Golpea la mesa, Bakugo puede verlo temblar, agitarse y debe alejar cualquier cosa con la que pueda infringirse daño. —¡Estoy muerto! ¡Vete!
—Aoyama. —Intenta sonar sereno. La preocupación le carcome, le mata.
Pero lo escucha llorar.
Gritar.
Y le observa rasguñarse.
Y no puede hacer nada… nada más que quedarse a su lado.
Aunque ni quiera tendría que estar ahí.
—¡Vete! ¡Con alguien más!
Pero no puede hacerlo.
—Aoyama. —Se pone de pie e intenta a cercarse, pero él se aleja.
—¡Lárgate! ¡No te necesito!
—Yuuga. —Su voz es más profunda, ya no puede resistirlo más.
Ninguno.
Ambos lloran.
Y sólo por esa vez…
Aoyama volvió a dejar que lo abrazara.
Hacía tanto tiempo que no lo tocaba…
