Esta historia forma parte del Reto de los mini-fics de julio del foro "El Diente de León". Personaje: Finnick Odair.

Sacarla de ahí

Las fanfarrias sonaron y yo me deje caer sobre la silla que al tener ruedas se deslizo un poco para atrás.

-Lo hicimos Mags, la sacamos de ahí.- mi sonrisa abarca toda mi cara mientras hablo- Lo hicimos.

-Mataron al chico.- murmura mi mentora sin moverse de su lugar y su vos suena un poco más temblorosa de lo normal.

-Sabías que no podíamos salvarlos a ambos. No son tus primeros juegos.- le recuerdo con una pequeña mueca, ella misma se había encargado de enseñármelo.

-Esta vez es distinto.- musita con la cara baja.

-¿Por qué sería distinto?- pregunto regresando mi silla de lugar y mirando a la mujer que se ha convertido en toda mi familia durante los últimos años, al parecer la edad la está volviendo sentimental.

-Ese chico era lo único que ella tenía.- me recuerda e inmediatamente lo relaciono con el momento en que tuve que asegurarme de que mis amigos se alejaran de mí para evitar que sufrieran el mismo destino que mis padres y la desolación que siguió a ello.

-Annie es fuerte.- aseguro.

-Ella no quería ser voluntaria, la eligieron porque era muy ágil y una gran nadadora. No tenía quien la defendiera y tenía miedo de lo que le pasaría si no lo hacía. Aparte ya sabes cómo es, hablaste con ella mucho, no iba a dejar que esa niñita participara.

Recuerdo mi cosecha, el como el miedo me invadió cuando la escolta dijo mi nombre y sabía perfectamente que nadie se ofrecería voluntario por mí. Cuando uno de los que están en la parte alta de la tabla de la academia sale elegido en la cosecha, y el que está en primer lugar aún no tiene 18, lo dejan que valla, así que fui.

-Ella y Bill eran un gran equipo, dijo que siempre habían entrenado juntos.- continua Mags y puedo ver como su labio inferior tiembla- Te hizo prometer que lo protegerías.

Lo recuerdo. En nuestro primer desayuno en el centro de entrenamiento yo fui el segundo en llegar, poco después de ella.

-Buenos días Annie.- salude mientras me sentaba en una silla frente a ella- Madrugaste.

Ella termino de masticar el pan que tenía en la boca y me miro con sus impactantes ojos verdes.

-Quiero llegar temprano.- explico.

-De eso no debes preocuparte Flovernia se asegurara de que jamás llegues tarde a nada.- le conteste refiriéndome a la excéntrica anciana que el distrito cuatro tenía como escolta desde hace casi diez años- Y si no me equivoco aun tienes unos 15 minutos antes de que de su primera llamada y normalmente son tres antes de que tengas que venir a desayunar.

Parpadea, aunque luce más como un aleteo, sus pestañas son oscuras como su cabello y abundantes sin embargo el largo da que desear. O quizá es que ya estoy tan acostumbrado a las pestañas postizas de las capitolinas que no recuerdo como lucen las naturales.

-¿Entonces qué haces despierto?

-La única cosa que me gusta de este maldito lugar es la vista. El amanecer desde la terraza es único. Si mañana decides levantarte temprano de nuevo puedo llevarte, el sol hace unos reflejos increíbles con los edificios de colores.

-Suena divertido.- acepta con una sonrisa dulce y después de un momento de silencio me mira con un deje de algo que no puedo captar- ¿Serás el mentor de Bill no es así?

-Supongo que sí. Pero eso no significa que no te apoyare a…- intento asegurarle que el hecho que sea el mentor de su compañero no me hace su competencia pero me interrumpe.

-Lo protegerás ¿verdad?

-¿Disculpa?

-Tienes muchos contactos. Puedes buscarles buenos patrocinadores ¿no es así?

-Por supuesto. Y también a ti.- me apresuro a agregar a lo que ella niega con una sonrisa.

-Seré la primera a la que los profesionales desecharan. No soy nada sin Bill pero el si es mucho sin mí. No sabrá encontrar comida ni refugio pero para eso tú le conseguirás suficientes patrocinadores.

-No te rindas tan fácil. Estoy seguro que…

-Prométeme que se los conseguirás Finnick.

-Annie…

-Promételo.

-Te lo prometo.

Antes de que llegaran a los ocho finalistas Bill lleno dos mochilas de armas y comida y se llevó a Annie de la cornucopia y los otros tres profesionales que aun sobrevivían. Por si solos consiguieron todo los patrocinadores que necesitaban, yo no tuve que hacer nada. Ellos dos en verdad eran un buen equipo.

-Ella quería que él sobreviviera.- dijo Mags terminando de sacarme de mis pensamientos- Tú asumirás las consecuencias de sacarla de ahí Finnick. ¿Entendiste?

-0-0-0-

-¡Nooooooooooooo! ¡Nooooooooooooo!

Me quito al agente de la paz de encima y subo corriendo al escenario donde Annie esta tirada en el suelo gritando como loca.

Estuvo semanas sedada. Los doctores dijeron que había sufrido un trauma pero que estaría bien para la entrevista. Se equivocaron. El volver a ver como su antigua aliada decapitaba a su compañero de distrito rompió la pequeña paz que había conseguido.

-¡Annie!- grito sin dejar de correr hacia ella.

Sus ojos me encuentran y de un momento a otro ya está aferrada a mí. Solloza violentamente mientras clava más y más su cabeza en mi pecho. La abrazo con fuerza mientras le repito una y otra vez que todo había pasado, que ya no le podrían hacer daño, que yo la protegería.

Después de algunos minutos Caesar finalmente anuncia el fin de la entrevista y los espectadores empiezan a marcharse. Annie sigue en mis brazos y aunque ya se me entumecieron no la soltare hasta que esté lista.

-Finnick- murmura volteándome a ver con las piedras preciosas que tiene por ojos.

-¿Si?

-No cumpliste,- dice y siento como una estaca se clava en mi corazón- nunca me llevaste a ver el amanecer en la terraza.

Suelto un suspiro y le beso la frente.

-Cuando quieras Annie, cuando quieras.