Ella, la princesa de la Arena, la reina del viento, la dama de mis noches, la diosa de mis fantasías…
Sabaku no Temari…
Su nombre inspira respeto y miedo por igual, envidia y lujuria.
Camina con su sonrisa presuntuosa, su paso firme, su cuerpo meciéndose con elegancia…
Lo hace para provocarme, lo se…lo logra.
Quiero desgarrarle la ropa, saborear el dulce de sus labios, exprimir el néctar de su feminidad, la quiero hasta hartarme.
Pero no lo hago, entro, la gozo, la experimento, pero jamás me harto, solo me hace desearla aun más.
Y la tengo, yo la quiero, una y otra vez, pero no por ello es mía, es mía porque ella lo quiere, porque le pertenezco.
Soy un esclavo, me doma y somete, y yo me dejo gustoso, arriba, abajo, contra la pared, no importa, el resultado es el mismo, estallo con fuerza en su interior y ella lo goza…me goza.
Lo se, soy masoquista, me gusta ser tratado como un juguete, pero solo su juguete, solo de ella.
Pero yo también se jugar, se hacerla gritar y gemir, delirando de placer.
Ella se retuerce, llora, solloza porque le niego la sensación de tenerme dentro, porque ya no lo quiere, ahora lo necesita.
Va a costarme después, lo se, pero no me importa, verla así vale la pena, me hace sentir que puedo alcanzar la sima con solo escucharla, y se que así será si no hago algo rápido.
Pero ella siempre es tan deliciosa…perfecta.
Abruma, es calido, suave, húmedo y apretado la vez, más de lo que puedo soportar, pero debo hacerlo, quiero hacerlo.
Ella no es tímida, no tiene inhibiciones, es segura de su cuerpo, se sus habilidades, sabe lo que provoca en mi y eso le gusta.
Es tan segura de todo lo que hace, negocios, combate, enseñanza, todo, sin excepción, sexo incluido.
Con ropa es perfecta, pero sin ella no tiene igual, su cuerpo es el deseo que me dobla, mi droga.
Pero ella luce aun mejor para mi, porque cuando usa esa ropa tan provocativa llama la atención de todos los hombres, pero solo tengo el derecho de verla al amanecer, envuelta en una sabana solamente, o aun mejor, con los rayos del sol que se filtran por la ventana tocando su piel expuesta.
No se quien ha ganado, y no quiero saberlo, pero soy de ella…tanto como ella es mía.
Quiero que me niegue ahora que no siente nada, que me diga que esto ha sido solo sexo, que no se volverá a repetir, que solo fue un desliz, que me lo diga ahora…como las veces anteriores.
Sabe que miente, volverse a repetirlo, un sin fin de veces hasta que acepte que me pertenece, que me desea, que me quiere, y un futuro…la haré decir que me ama.
No me importa esperar, puedo hacerlo.
Si para ganarme su corazón debo primero ganarme su cuerpo no me importa, voy bien, lo se, porque su cuerpo ya es mío.
¿Qué es aquello en sus ojos? Parece satisfecha, pero no la clase de satisfacción que deja el sexo, es algo más, termine por ahora, no quiero cansarla.
Pero se que no durare tanto así, no puedo estar en su interior y no querer volver a repetir, ni siquiera puedo verla vestida, mucho menos desnuda debajo de mi, aun unidos.
No lo soporto, mi sangre vuelve a acumularse, esta cansada, lo se, pero no logro evitarlo, no puedo…y no quiero.
El brillo de sus ojos persiste ¿Es que ya te has enamorado de mi, Temari?... Lo sabía, era inevitable.
Ella es arrogante, derrocha soberbia al caminar, ella no comete errores, no puede equivocarse, lo que dice o hace es la verdad absoluta.
¡Joder! La deseo cada vez más, es segura, como ninguna otra.
Temari…
La odio, es tan distinta a mí, la odio.
Pero…
También la amo.
