Un frío invernal arrasaba la isla de Sabaody. El tiempo se había trastornado en toda la Grand Line, pues era el año del tiempo cambiado, como lo llamaban muchos. Era un extraño fenómeno que afectaba a una gran cantidad de islas cambiándoles por completo el clima durante unas semanas.

En la taberna se habían juntado unos cuantos piratas, algunos para celebrar logros, otros por la comodidad y otros tantos por el clima cálido que se respiraba en ella, aunque a pesar de ello, casi todos iban bien abrigados (algo no muy normal).

La puerta se abrió, no muchos se dieron cuenta de quien entraba. Era un chico alto, con sudadera y sombrero. Iba completamente remangado, enseñando sus tatuajes. Su cara no mostraba señales de frío, algo que realmente molestó a un hombre de pelo rojizo sentado en la esquina.

- Vaya, mira quien ha entrado… si es Trafalgar Law, tú y tu chulería asquerosa - comentó con un tono de voz lo suficientemente alto para que le oyera.

- Hm? Oh, vaya… Eustass Kidd, que sorpresa encontrarte aquí…- contestó mientras seguía su camino hacia la barra.

- Maldito medicucho… mírame cuando te hablo! Ya sabes que no me caes precisamente bien- dijo acercándosele.

Law se giró, mirándole desafiante a los ojos.

- No he venido a pelear contigo. Solamente vengo a por provisiones de alcohol para esos idiotas de mi tripulación, así que vete dónde estabas, imbécil.

- Ahahahah, tienes la osadía de insultarme, huh? No eres quien para decirme eso, 'sirvienta'…. Ahahaha, donde se es visto que un capitán compre las provisiones de la tripulación?- comenzó a decir a voz en grito Kidd, cosa que hizo que toda la taberna le prestara atención.

- Déjame en paz gilipollas- le enfrentó Law.- No me llames sirvienta estúpido travesti maquillado.

- Eres un completo imbécil Trafalgar- se mofaba Eustass con una gran sonrisa en su cara.

Law se empezó a encontrar mal, no le gustaba que le hicieran eso, le ponía de los nervios. Odiaba a Kidd, pero allí no podía hacer nada, no quería destrozar la taberna entera. Así que cogió su espada, las provisiones y se marchó de la taberna cabizbajo, sin mediar palabra con nadie. A esta reacción, Eustass salió a encontrarse con él.

- Huyes?- le preguntó al cirujano.

-… No huyo.

- Realmente me encanta molestarte, y encima ahora sé que eres una sirvienta… ahahahha. Aunque eso con tu chulería no contrasta demasiado bien.

- Chulería? Te refieres a no tener frio? He de recordarte que procedo del North Blue?

-…. Tch.

Trafalgar sonrió orgulloso.

-Vaya, parece ser que el capitán Eustass Kidd es senil y tiene pérdidas de memoria ~- rio Law.

Un puño se estampó contra la mejilla de Law, la fuerza del cual le hizo caer en la nieve que se manchó de un tono rojizo. La sangre corría por la boca de Trafalgar, pero no parecía importarle en absoluto, pues seguía teniendo la misma mirada. Se limpió un poco con el dedo pulgar y lo lamió mientras clavaba sus ojos en los de Kidd.

- Esto es lo mejor que sabes hacer?- preguntó mientras sonreía.

Eustass enrojeció de rabia. Ese enano idiota, como se atrevía a reírse de él? Decidió dejarlo ir, ya tendría otra oportunidad de machacarle y quedarse a gusto. Dio media vuelta y se metió de nuevo en la taberna con los suyos.

- Qué ha pasado fuera Kidd?- preguntó Killer

- Ese idiota… ya se las verá conmigo... Agh, estoy muy furioso- dijo mientras cogía de nuevo la jarra y volvía a beber.

- Ya se te nota, aunque también denotas felicidad- comentó por lo bajo.

- Has dicho algo?- preguntó en alto Kidd.

- No, nada capitán.

Fuera de la taberna, Law recogió las provisiones caídas y se dirigió con paso torpe hacia su submarino. En todo el camino no paró de pensar en el estúpido de Kidd. Porque siempre reaccionaba así al verle? Con los demás supernova era diferente… porque solo él? Y encima, no contento con molestarle, ahora tenía el nuevo y fabuloso mote de 'la sirvienta Trafalgar'. Poco a poco se iba enfadando más. Todo le había salido mal aquél día: No pudo operar bien a un paciente y murió a los minutos, Penguin estaba deprimido, Bepo estaba enfermo en cama, y no teniendo ya suficiente, se había encontrado con el agradable y simpático Eustass Kidd.

'Ah… solo me apetece darle la medicina a Bepo, darle el alcohol a Penguin y encerrarme en mi camarote, aislado de todos… Odio sentirme así siempre que me topo con ese idiota de pelo rojizo. Porqué!?"- iba pensando para sí mismo Law.

Al poco rato llegó al submarino, en la cubierta estaba Penguin, sollozando a las aguas del mar casi congeladas. Law le acercó unas cuantas botellas y en seguida descorchó una y se puso a beber como un poseso. Al rato ya estaba bailando semidesnudo y cantando en un idioma ininteligible.

'Patético… un espectáculo triste y denunciable'- pensó el capitán que lo observaba desde la lejanía.

Trafalgar fue abajo a darle la medicina correspondiente a Bepo antes de tiempo. Prefería eso antes que seguir viendo aquél espectáculo gratuito. Caminó por un pasillo oscuro y largo hasta llegar a un camarote bastante grande. Abrió la puerta y pudo observar como el oso polar estaba sentado en el suelo con unos cuantos libros apilados a su derecha.

-Be- BEPO! Qué haces? Deberías estar en cama!- gritó Trafalgar.

- Perdona… es que ya me encontraba mejor capitán y quería..- intentó excusarse el oso.

- No tienes remedio, anda, vuelve a la cama- ordenó severamente.

- Perdona…- comentó Bepo.

Law sacó de su bolsillo unas pequeñas cápsulas de color verde y se las dio a tomar a Bepo, el cual hizo una extraña mueca tras tragárselas. El capitán dispuso a marcharse, pero una pata le detuvo en seco.

- Hm? Que quieres? Agua? – preguntó Law sin girarse.

- Capitán, tienes la mejilla hinchada, qué ha pasado?- preguntó con un tono de preocupación.

- Esto?- preguntó tocándose el lugar ya mencionado- nada, gente estúp—

- Ha sido él.. verdad?- se incorporó.

- …. Bepo…. Tú no..

- Siempre es lo mismo Capitán! Y usted nunca le hace nada! Porqué? Acaso le tiene miedo a Kidd?- comentó enfadado Bepo.

- BEPO! No te tolero que me hables así- protestó enfurecido.

- Perdona capitán…- dijo arrepentido- es que… nunca le hace ni un rasguño… y eso me extraña mucho, es como si usted le… bueno, como si… es igual- dijo mientras se tumbaba de nuevo en la cama.

-… buenas noches, Bepo.

El capitán salió de la habitación muy confuso. Cerró la puerta tras de sí y se dirigió hacia su propio camarote. Caminó durante un rato, absorto en pensamientos inútiles, hasta que llegó al final del pasillo. Abrió la puerta lentamente y la cerró de un portazo en seco. Se quitó el sombrero con manchas y lo lanzó lejos, al igual que la espada y se sentó en el suelo, con las rodillas alzadas y la cabeza en medio.

No podía parar de pensar en las palabras de Bepo. Qué era lo que iba a decir? No podía ser lo que él pensaba… 'es como si usted le…' retumbaba en su cabeza.

'Como si yo qué? Como si le a-amar- no no NO! Me niego a pensar eso, no es posible! No le hago daño porque es un gilipollas y un inútil! Y seguro que si le hago el "Room" me lo cargo de un golpe! No es por nada raro!'- discutía consigo mismo el capitán.

- Mejor me voy a dormir… Mañana zarpamos… ah- suspiró a desgana el capitán.

La noche pasó sin altercados graves, bueno, Penguin se cayó a las aguas heladas, pero eso le hizo reaccionar y le quitó la borrachera de golpe. Al amanecer, Bepo se levantó temprano y se tomó su medicina. Fue corriendo a por su capitán, pero al abrir su camarote lo vio tan profundamente dormido, que decidió no molestarlo.

- Y ahora que hago?... Iré a estirar las patas ~ - dijo feliz Bepo.

Caminó raudo por los pasillos del submarino hasta encontrarse de frente con la luz del sol. Miró el cielo, no había nubes, pero seguía haciendo frio, y eso le encantaba. De un salto se topó con la blanda nieve que cubría la arena de la playa. Se sacudió entero y miró a su alrededor, solo había rocas y nieve, como en su hogar en el North Blue, en realidad lo echaba de menos… pero le gustaba estar al lado de Law.

- Me pregunto si en la siguiente isla habrá ositas para mí- se preguntó a sí mismo en voz alta.

Bepo comenzó a caminar tranquilamente, hacia mucho que no salía al exterior por culpa de su reciente resfriado. Era extraño que un oso polar se resfriara, pero Law dio todas las culpas a los repentinos cambios de temporal que azotaban a muchas de las islas que habían visitado. Un hombre apareció de entre las rocas, y Bepo fijó sus pequeños y negros ojos en él, no había duda, era Kidd.

- TÚ!- Gritó con rabia mientras se acercaba a él.

- Eh? Qué te pasa, oso?- preguntó desinteresado.

- Tú eres el culpable de todo, maldito seas Kidd!

- Qué coño dices bestia peluda? Mira, no sé qué droga te habrá dado ese medico loco, pero a mí me dejas en paz, me acabo de levantar, estoy de resaca y no quiero perder el tiempo hablando con un oso polar en medio de una playa.- explicó Kidd.

- No insultes a mi capitán!- se quejó Bepo.

- Tch…- chasqueó Kidd mientras miraba a otro lugar.

- No me apartes la mirada, eres el culpable de todo!

- QUÉ ESTÁS DICIENDO, CULPABLE DE QUÉ?- gritó Kidd, tras lo cual un fuerte dolor de cabeza le azotó, haciendo que se tuviera que apoyar en las rocas que tenía a su espalda.

- …del comportamiento de mi capitán… Está muy raro! Siempre que se topa contigo se pone raro- explicaba Bepo con lagrimitas en sus ojos.

- ¿? Law? Raro? Y yo que sé lo que le pasa a tu capitán! Siempre ha sido rarito, no?

- No es raro! Tú le haces estar así!

-… Así cómo?- preguntó con cierta picardía e interés.

- Se sonroja mucho, no te ataca cuando te ve, solo te insulta y encima cuando habla conmigo y te nombra lo hace respetuosamente con un 'Eustass-ya'.

- Qué!? P—no..- Tartamudeaba el pelirrojo.

- No te acerques más a él, vale!? Quiero volver a tener a mi capitán normal, no con esas cosas extrañas que le infundes cuando te ve!- dijo indignado Bepo- odio tener que ver a mi capitán rojo como un tomate cuando le nombramos tu tonto nombre- se quejó mientras se marchaba con orgullo por haberle dejado las cosas claras a aquél idiota.

Kidd seguía en la misma posición, pero con la mirada absorta en ninguna parte. No podía creer las palabras del oso. Se dirigía a él con respeto? El mismo Law que siempre le insultaba? No, aquello debía estar equivocado.

- Ah, prometo que nunca más beberé tantas mezclas alcohólicas preparadas por Killer- se dijo a sí mismo- Pfft, será mejor que vuelva al barco…

Kidd retomó su camino. A mitad, se detuvo, no recordaba donde había dejado el barco. Intentó situarse, y al final, tras muchos intentos dio con una vela enorme, sí, la de su propio barco, a poco metros de dónde él se encontraba.

- Al fin llegas Kidd- dijo Killer desde lo alto- pensábamos que te habías perdido- rio.

-Pues no vas desencaminado- le contestó al rubio mientras subía.

- Donde estabas? La tripulación hace rato que te espera para zarpar.

- Dando un paseo para ver si se me calmaba la cabeza… pero creo… que he vuelto peor de lo que me he ido- dijo Kidd mientras se tocaba la sien.

Eustass cerró levemente los ojos y le vino a la cabeza la imagen de Trafalgar Law llamándole por su nombre acompañado de un 'ya'. Abrió de par en par los ojos en un momento y notó como su cara enrojecía por momentos.

-Estás bien!? Qué te pasa? Estás muy rojo- dijo preocupado el tercero de a bordo.

- Na- nada, efectos de la resaca, ya sabes…- intentó excusarse el capitán.

- Será mejor que descanses mientras zarpamos. Ya sabemos la situación de la siguiente isla, pondremos rumbo hacia ella de inmediato.- dijo Killer con tono responsable.

- De acuerdo, lo dejo todo bajo tu mando- dijo Kidd de espaldas a él.

El capitán se fue hacia su camarote. Era el más grande del barco, y también el más alejado de los demás. En las paredes había inmensos cuadros con mapas de distintas islas de la Grand Line. Un sofá rojizo se hallaba a la izquierda de la entrada frente a una pequeña mesa de madera con botellas de alcohol variado. A la izquierda del sofá había una estantería con bastantes libros. A su derecha, el escritorio pulcro y ordenado del capitán, con una silla de cuero negro y tras él, un enorme ventanal con vistas al mar y a posibles enemigos. Justo en frente del escritorio, la gran cama con sábanas color azabache yacía solitaria, esperando a que su dueño se dejara caer sobre ella.

- Ah- suspiró cansado Kidd- Me recostaré un poco… esta mañana ha sido muy rara…- se comentaba a sí mismo.

Cerró la puerta y se quitó el abrigo, la pistola y la espada y las colocó ordenadamente en el escritorio. Acto seguido se dejó caer como peso muerto en la cama.

-… Ese idiota…- comentaba en voz baja.- No… no es posible.

En su mente volvió a sonar 'Eustass-ya' con la voz de Trafalgar. Kidd notó como se ruborizaba en pocos segundos. Era una sensación muy molesta. Alzó su puño y lo estampó contra el colchón, con la otra mano se tocó la cara, sus mejillas estaban calientes.

-Trafalgar… hijo de puta… me las pagarás por hacerme sentir así…maldito medicucho imbécil- maldecía mientras su boca esbozaba una sonrisa vengadora.

Eustass notó como el barco zarpaba de Sabaody. Decidió no darle más vueltas al tema y sobre todo, no sacar conclusiones, o sino la próxima vez que pillara a Trafalgar le rompería uno a uno todos sus malditos huesos. Empezó a cerrar los ojos, notaba como si su cabeza fuese a explotar, se dio media vuelta y empezó a dormirse poco a poco con el agradable sonido que hacían las olas en el casco del barco… ese sonido que tanto le relajaba.

To be continued...