Disclamer: Inuyasha no me pertenece. Si no, al final Rin y Sesshy she hubieran casado y tenido al menos un cachorrito corriendo por ahí atormentando a Jaken y sacando de sus casillas a su padre.

21 Days

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Capitulo 1

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Hoy sería el día. No mañana, no dentro de unas semanas en su próxima visita.

Hoy.

Rin caminaba por la aldea pensativa. Su cabello ébano llegaba a su cintura y había abandonado la pequeña colita que solía usar. Desde que Naraku había desaparecido habían pasado 9 largos años y habían cambiado varias cosas. Había abandonado la niñez, y se había convertido en una hermosa mujer, según Kagome y Sango. Pero el paso del tiempo no solo había causado cambios en lo físico. Desde el momento que su amo Sesshomaru la había dejado en la aldea de la anciana Kaede para que estuviera con "los suyos" se había trazado varias metas. La primera era aprender, aprender a defenderse, a valer por sí misma. Y empezó aprendiendo a cocinar, con la ayuda de Kagome… Y fue una de las cosas más difíciles. Seguido a eso le pidió ayuda al monje Miroku con la Lectura y escritura. Al principio Kagome y Sango se mostraron renuentes, pero Inuyasha intervino a su favor.

-Keh, Miroku no es estúpido-gritó desde la rama de un árbol- . Debe saber que si se atreve a hacer algo, se las vería con Sesshomaru.

Y en ese momento ella no entendió de qué hablaba Inuyasha. Tres años luego de eso, a sus catorce años, entendió a que se refería cuando hablaba de Miroku. Cinco años después, a sus 19, aun no entendía la parte de Sesshomaru. Si bien, su amo la protegía, pero dudaba mucho que le molestara que alguien se propasara con ella. O tuviera algún interés romántico. Esto no le agradaba mucho.

La tercera, fue hacerse más fuerte. Recurrió a la anciana Kaede para esto… Pero no tenía ningún tipo de poder espiritual. Era claro que podía percibir alguna que otra presencia maligna, pero nada de purificar, sanar, salvar… O cualquier cosa que hiciera Kagome o cualquier otra sacerdotisa. Así que Kaede decidió enseñarle sobre plantas medicinales. Y a Rin le encanto, la hacía sentir útil… No estaba muy segura de sí podría ayudar a su Lord con esto. Pero no lo descartaba. Sin embargo, Rin no estaba conforme con ello, necesitaba un poco más. Por eso, recurrió a Sango para adquirir un poco de experiencia a cerca de exterminar monstruos.

El comienzo no fue fácil, Sango era una excelente profesora pero era mucha información importante que aprender. Venenos, tipos de monstruos, maldiciones y demás.

Sesshomaru se escandalizó. Y ella no lo supo. Quizás nadie lo supo. A excepción de Sango, la cual recibió una mirada asesina del daiyokai cuando Rin le contó a cerca de sus nuevos estudios. Lo extraño fue, que en la siguiente visita a la aldea le obsequió a Rin una hoz bastante peculiar. No era demasiado grande, se ajustaba a su estatura y era retráctil. Sango le había dicho que le sería muy útil si decidía entrenar con ella. Y así lo hizo

Estos nueve años no habían pasado en vano. Había crecido en todas las maneras que se había propuesto. No era perfecta, pero seguía intentando. Y todo lo anterior era lo que le daba fuerzas para llevar a cabo lo que iba a hacer hoy. Como todos los meses, su amo vendría a verla. Era un trato silencioso. Ella se quedaba en la aldea, rodeada de humanos y fuera de peligro y él iba una vez al mes a verla. Y se quedaba unos 3 días en el perímetro. Ella lo haría.

Se sentó a la orilla de un rio y recordó la charla que escucho entre Kagome y Sango hace unos días.

-Pues sí, está comprobado, Sango.

-¿De verdad?

Las tres mujeres se encontraban en la cabaña de Inuyasha y Kagome. Dos de ellas charlaban amenamente de cualquier trivialidad, mientras que Rin leía algún pergamino sobre venenos. No prestaba mucha atención, esto se repetía a diario y por lo general ella intervenía, pero por ahora estaba concentrada. Hasta que lo escuchó.

-Sí, si haces algo por 21 días seguidos te acostumbras. Incluso si es algo que te desagrada, puede llegar a agradarte.

-¿Y lo has probado?

-Bueno… Voy por el día 13 con Inuyasha y las verduras y ahora va bastante bien-respondió esta con una sonrisa-.

-¿Y funciona con cualquier cosa?-hablo Rin, como quien no quiere la cosa-.

-Eh… Si, por lo general sí. Dietas, cosas difíciles de aprender, relaciones personales ¡y hasta con los animales!

-¡Genial! Quizás con eso logre que Miroku limpie la casa… Porque con lo de mirar a las mujeres de la aldea me rindo…

Luego de eso Kagome y Sango rieron sonoramente y ella fingió volver a leer el pergamino, mas su mente divagaba lejos.

Quizás tenía la manera para lograrlo… Solo quizás. Algo que le rectificaba que los años no habían pasado en vano era la manera en la cual se sentía alrededor de su amo. Si bien, siempre lo había admirado y sentía que su lugar en el mundo era a su lado. Pero ahora, se sentía diferente. Estando a su lado se sentía nerviosa, su corazón le retumbaba en los oídos y contrario al pasado, una mirada del daiyokai la helaba y la hacía temblar. Muchas veces se quedaba atónita admirando su belleza sobrenatural y los días que pasaba sin su presencia parecían tener menos color que los que pasaba con él. Al final, no sabía bien que era exactamente lo que sentía, pues nunca le había sucedido antes y cada vez que intentaba hablarlo con alguien se ahogaba en sus propias palabras. Quería estar con él. Le dijeron que tenía que esperar crecer para tomar la decisión acertada y así lo hizo.

Por eso tomaría el riesgo… Le exigiría al daiyokai que la llevara con ella y permanecería a su lado por 21 días. Tenía esperanzas de lograr algo. De hacer que la viera de una manera diferente, de hacerle saber lo que sentía. Si fracasaba ella simplemente…

-¡Rin-san!

El llamado la saco de sus pensamientos, se giró levemente y vio unos cuantos caballos y una carroza real justo detrás de ella. Un joven de tez clara y cabellos negros bajo de la carrosa. Debía tener unos 20-22 años por su físico y mostraba un rostro limpio y tranquilo. Se acercó a ella corriendo y la tomó de las manos al alcanzarla.

-Hioshi-sama…-susurro ella extrañada por las acciones del muchacho-. ¿Qué le trae por aquí? ¿Se encuentra su brazo mejor?

Hioshi-sama era el heredero del castillo más cercano a la aldea de la anciana Kaede. Hacia unos 3 meses aproximadamente, un yokai los había atacado y él había llegado a la aldea con unas pocas heridas más un brazo roto. Debido a que todos los demás habían salido a combatir al monstruo a ella le fue encomendado velar por la salud del futuro terrateniente. Lo había curado, y no lo había vuelto a ver hasta el día de hoy.

-Sí, Rin-san. He vuelto a estar saludable gracias a sus gentiles cuidados… Por eso… He venido a proponerle algo muy importante…-El joven apretaba cada vez más el agarre de la morena y Rin tenía un horrible presentimiento-.

-Sí, Hioshi-sama.

-Mi padre está pronto a morir y yo quedare encargado del castillo. Como debe saber, es necesario que este unido en matrimonio para poder llevar a cabo tal cosa.

Hioshi se arrodilló y rozó una de las manos de Rin contra sus labios depositando un suave beso.

Rin lo miraba incrédula.

-Rin-san, ¿Me haría usted el honor de convertirse en mi honorable esposa?

¿¡EH!?

El tiempo pareció congelarse por unos segundos… Lo único que se sentía era una suave brisa primaveral. La respuesta por parte de Rin era obvia… El problema era como comunicárselo al muchacho sin humillarlo en frente de toda su guardia real. ¿No podría venir alguno de los esbirros de Naraku y secuestrarla? Oh, cierto. Miró al cielo por un instante para ganar tiempo y pensar en su respuesta. Entonces lo vio.

Volaba en dirección al oeste y al parecer venia de la cabaña que ella y la anciana Kaede compartían. Como era de costumbre, llegaba a la aldea e iba a la cabaña a dejar algún obsequio para ella. Si ella no estaba por allí el enseguida se iba a dondeseaquefuese. Muchas veces le tocaba correr para verlo, pero con el paso del tiempo aprendió que él se quedaba muy cerca por unos 3 días aproximadamente. Por un momento pareció que bajaba la vista hacia ella.

Rin miró rápidamente a Hioshi-sama y sonrió a manera de disculpa. Lo siguiente que supo fue que estaba corriendo tan rápido como su kimono rojo se lo permitía, en la dirección que había visto a Sesshomaru-sama. Aparentemente había bajado a tierra, pues ya no podía verlo arriba. Entre los arbustos logró divisar su larga cabellera plateada y caminó hacia el algo agitada. Su cabello estaba todo alborotado y sus mejillas se parecían a su kimono.

-¡Sesshomaru-sama!-Hablo ella con su habitual sonrisa.

-Rin.

El ni siquiera volteo a verla, pero ya esto era normal. Si ella quería hablar con él un poco tendría que caminar a su lado y seguirlo. El no desperdiciaba tiempo en lo absoluto lo cual era curioso, por ser un demonio era un hecho que tenía bastante. Algo en esa verdad no le gusto en lo absoluto.

Rin comenzó a caminar hasta él. Extrañamente sus pasos eran más rápidos de lo normal, no llevaba el mismo ritmo de siempre pero su andar seguía siendo elegante e hipnotizante sus ojos. Algo no andaba del todo bien supuso, aunque no tenía idea de que. Igual, era ahora o nunca.

-Sesshomaru-sama… Tengo algo que informarle.

Sesshomaru detuvo su andar lentamente y volteó hacia ella. Extrañamente, la mirada que percibió Rin en ese momento -muy parecida a su habitual- estaba cargada de… ¿Intolerancia?

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N/A: ¡Hola! Este es el mi primer long-fic y el primero que hago de esta pareja y espero que les haya gustado :D. La idea de lo que pudo haber pasado con esta pareja luego de que Rin creciera no me dejaba dormir, así que decidí poner manos a la obra. Si te gusto, abajo esta la cajita de regalitos :D

Besitos, Ap