Disclaimer: ésta es una traducción autorizada del fanfiction de apenny12. Tanto el universo de The Walking Dead como sus personajes no nos pertenecen a ninguna de las dos. Cualquier uso no autorizado de esta traducción está prohibido.

For the ones you love

Capítulo 1

Debería haber corrido en el momento que escuchó el sonido de un vehículo en la distancia. Debería haber estado escondida cuando los faros la cegaron mientras permanecía de pie en medio de la carretera. Debería haber hecho muchas cosas antes de que el coche negro parara frente a ella y un hombre saliera del vehículo, pero entre el esguince de su tobillo, la adrenalina al escapar de los caminantes y la promesa de Daryl de que la encontraría en la carretera, Beth no se movió.

Daryl vendrá.

Cuando el hombre se aproximó a ella, con su calva brillando a la luz de la luna, sonriendo con picardía y tratándola como un animal salvaje herido, los instintos de Beth le gritaban, ¡que corriera! Que corriera todo lo rápido que su incapacitado tobillo le permitiera. Cuando sus grandes y agrietadas manos agarraron su brazo, olvidó su estupor y comenzó a resistirse. Se soltó de su mano, que la sujetaba firmemente, mientras que la mano que sujetaba una reluciente herramienta permanecía oculta en las sombras. Ella le empujó y le apartó, tratando de liberarse de su agarre, perdiendo su mochila en el proceso, y gritándole a Daryl desde el fondo de sus pulmones.

En un movimiento estúpido, desvió su atención de su atacante, en un intento desesperado de buscar a Daryl. Sintió un repentino pinchazo en el cuello, y giró su cabeza a tiempo para ver al hombre sacando una jeringuilla. El ya de por sí oscuro entorno se volvió completamente negro a su alrededor. Podía escuchar las reprimendas de Daryl: "Niña estúpida. ¿En qué demonios estabas pensando, buscándome cuando tienes cosas más importantes de las que preocuparte?", seguido de "Eres idiota si en lugar de preocuparte por ti misma, te pongas a mirar a tu alrededor". Aunque no estaba segura de que su suplantación mental de Daryl le hiciera justicia, estaba segura de una cosa.

Daryl vendrá.

. . .

Beth se despertó con un sobresalto. Notaba una sensación que no había tenido en mucho tiempo, desde que habían escapado de la prisión. Se sentía como si flotara. Podía oír el zumbido del motor, ayudándola a comprender que estaba en un vehículo. Estaba oscuro, pues aún era de noche, pero no había ventanas; las estrellas estaban fuera de su campo de visión.

Moviendo lentamente sus dedos a su alrededor, soltando un profundo suspiro de alivio al ver que sus manos y pies no estaban atados, notó que a su alrededor la envolvía un material áspero; probablemente una alfombra. Dedujo que su atacante la había puesto en el maletero. Tras sentirse más cómoda al saber dónde estaba, dio cuenta de sí misma. Le dolía el cuello, tenía un ligero dolor de cabeza, y tenía el tobillo rígido y dolorido, pero todo era soportable. Al no tener otras lesiones que ella supiera, hizo inventario de lo que aún tenía con ella. Su ropa estaba intacta, y agradeció mentalmente al Dios que fuese por ello, pero su cuchillo… el cuchillo de Daryl, ya no estaba en la funda de su cinturón.

Otra sacudida sobresaltó a Beth cuando el vehículo pasó por encima de un bache. Cerró los ojos, tratando de escuchar más allá del aburrido zumbido del motor. Podía oír el crepitar bajo los neumáticos. Estaban en un camino de tierra. El asfalto habría sonar de una forma similar a la del motor.

Había aprendido a diferenciar inconscientemente la diferencia entre el asfalto y el camino de tierra cuando había estado aprendiendo a conducir. La radio del viejo camión de la granja no funcionaba, así que todo lo que tenía el viento soplando a través de la cabina y el sonido de las pisadas de los neumáticos en la carretera. Daryl habría estado orgulloso de ella.

Sacudiéndose el pelo desordenado, Beth sacó los agridulces recuerdos del antes fuera de su cabeza, y volvió a su tarea actual. Tenía que encontrar un arma. Algo. Lo que fuera. No tenía ni idea de adónde la llevaban, pero sabía que si quien fuera el que la había raptado conseguía llevarla a donde se dirigían, no saldría con viva. Finalmente la matarían… o peor; volvería como una caminante.

Daryl la había estado enseñando cómo rastrear, cómo usar una ballesta, y ella había incrementado drásticamente su resistencia de las semanas que habían estado viajando sin parar. Él le había estado inculcando las cualidades de un cazador: observar, desarrollar un plan para la forma más rápida y limpia de hacer el trabajo, y siempre ser consciente de lo que te rodea. Que aunque ella podía ser la cazadora, podría convertirse en presa si se concentraba demasiado en una sola cosa y se olvidaba de su entorno. Se repitió el consejo de Daryl como una mantra, preparándose mentalmente para lo que sería la pelea de su vida.

Sintiendo los laterales del maletero, esperando encontrar un compartimento de repuesto para el gato, sintió un sabor amargo en su boca cuando descubrió que las paredes eran sólidas. Inspiró profundamente, y entonces notó algo bajo su cuerpo tendido, y pensó que puede que el gato estuviera en el suelo. Para su alivio, encontró el botón que abría parte del suelo para acceder el compartimento para el gato que se encontraba debajo. Tan rápido como su cuerpo le permitió, se las apañó para abrir torpemente el compartimento.

Un sollozo escapó de sus labios cuando vio que no había gato, ni palanca, ni nada en el espacio vacío bajo ella. Podía usar la tapa. Tirársela a la cara al hombre cuando éste abriera el maletero para así poder echar a correr. El problema era que no llegaría muy lejos con su tobillo, y si el hombre tenía una pistola muy probablemente le dispararía antes de que pudiera ponerse relativamente a salvo.

Intentó pensar en lo que haría Daryl en esa situación. A él siempre se le había dado bien la improvisación. Le dijo una vez "Tienes que usar lo que tienes. Ya no hay Wal-Mart, ni objetos que hagan una mierda por ti. Tienes que aprender a apañártelas como sea o vas a conseguir que te maten". Daryl probablemente mataría a ese hombre. Esperaría que Beth hiciera lo mismo, pero ella no era capaz de imaginarse matando a nadie. Los caminantes eran una cosa, pero, ¿un ser humano? ¿Un ser humano que vivía y respiraba? Simplemente no estaba en su naturaleza. Por decirlo de alguna forma, todo se redujo de pronto a ese extraño que la había secuestrado o su propia vida. No tenía muchas opciones.

Habiendo abierto el compartimento del gato, se dio cuenta de que se había dado suficiente espacio para ponerse en cuclillas. Sería más sencillo atacar al hombre si estaba en cuclillas que tratando de salir del maletero tumbada. Al menos tenía un plan para salir del maletero, pero no tenía ni idea de lo que iba a hacer después de eso.

Sujetó el cinto del cuchillo de Daryl tratando de consolarse. Una pequeña sonrisa brotó en sus labios cuando un nuevo plan surgió en su mente. Incluso sin estar físicamente allí, Daryl Dixon siempre encontraba la forma de ayudarla. Sintiéndose un poco más segura de sí misma, habiendo dado con lo que ella consideraba un plan de acción "rápido y limpio", Beth sólo podía esperar lo inevitable.

Cuando los rayos de sol se filtraron a través de las aberturas del maletero, su estómago se hizo un nudo. Incluso si se las arreglaba para escapar de ese hombre, asumiendo que no tuviera a una banda esperándole cuando la llevara a su destino, llevaba horas en el maletero. Aquél despreciable ser humano llevaba conduciendo horas. No sabía si había estado conduciendo en círculos para hacer imposible el que les siguieran, o es que el lugar al que la llevaba estaba tan lejos de la funeraria. No tenía ni idea de a qué dirección viajar. No tenía ni idea de cómo iba a conseguir orientarse, asumiendo que viviría lo suficiente para hacerlo una vez llevara a cabo su plan. No tenía ni idea de cómo iba a volver con Daryl.

Daryl vendrá.

No estaba segura de cuántas veces se había dicho eso. Daryl no era un caballero de brillante armadura, aquello no era ningún cuento de hadas, y ella había dejado de ser una damisela en apuros. Siempre se había sentido a salvo con Daryl. Habían llorado juntos, a su manera, y habían aguantado juntos tras la caída de la prisión. Él era todo lo que ella tenía en el mundo. Aunque había rezado y esperado que Maggie, Glenn, Rick, Carl, su dulce Judith y el resto hubieran sobrevivido. Que estuvieran combatiendo las adversidades como Daryl y ella, y sin embargo, había empezado a aceptar la realidad de que quizás sólo Daryl y ella hubieran sobrevivido. Llevaban semanas viajando y no habían encontrado a nadie. Daryl lo era todo para ella ahora, y aunque quisiera creer que él iba a venir, sabía que la probabilidad de que aquello ocurriera era muy escasa. Daryl no tenía un vehículo. Si el secuestrador había estado conduciendo en círculos a propósito o a un lugar muy lejano, Daryl no habría sido capaz de rastrearlo para siempre. Él era un buen… no. Daryl era un gran hombre, pero sólo era eso: un hombre. Un solo hombre en el apocalipsis zombie. Las palabras que ella le había dedicado en el porche de aquella cabaña que hacía de destilería ilegal de repente le vinieron a la mente.

"No puedes depender de nadie para nada, ¿vale?"

Ella estaba sola.

Daryl no va a venir…

A/N: Aquí está el primer capítulo de la primera entrega de esta maravillosa trilogía que está a punto de terminar su segunda parte. Si os ha gustado, no dudéis en dejar un review, y si veis algún fallo, mandadme un mensaje privado y lo corregiré lo antes posible.

¡Gracias por leer!