Hola! Aquí traigo un long-fic Rose-Scorpius, espero que les guste…
Disclaimer: Ni rubia, ni inglesa, mucho menos J. K. Rowling, ella es la dueña de todos los personajes y lugares que puedan reconocer… lo demás y por supuesto la trama me pertenecen.
Esta historia también está publicada en potterfics.
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1°Capítulo: Todo será igual
Una mirada azul se perdió en el lejano horizonte nublado, mientras las gotas de lluvia mojaban el vidrio como las lágrimas las mejillas de Rose.
Dejó escapar un suspiro y secó nuevamente sus lágrimas... Su angustia era demasiado grande, demasiado pesada, ya no podía soportarla... Pero si todo salía bien, unas cuantas horas después esa angustia desaparecería.
Una puerta se abrió tras ella, y luego de escuchar unos pasos acercándose, sintió los brazos de su madre sobre sus hombros.
-¿Qué te sucede, Rosie?-Hermione había notado una actitud extraña en su hija desde que volvió de Hogwarts, luego de su 7º y último año. Esa noche, pudo ver mientras cenaban que sus ojos contenían las lágrimas con todas sus fuerzas, y supo que algo andaba mal.
-Nada, mamá.-Respondió rápida y automáticamente, ya eran varias las personas que la notaban extraña.- En serio.-Insistió nuevamente al ver la desconfianza en el rostro de la castaña.
-Rose, sabes que me puedes contar lo que sea, ¿Verdad?-Acarició el rostro de su niña, que ya se parecía más al de una mujer.
-Sí, mamá. Pero está todo bien, en serio. Es sólo que estoy un poco nostálgica. Ya sabes, esto de que no regresaré a Hogwarts me tiene como en shock.- Rió débilmente, como queriendo demostrar que estaba bien. Pero al instante calló al notar la tristeza detrás de su propia risa.
Hermione la miró por unos segundos, pero no pudo encontrar la verdad en el rostro de su hija. Finalmente suspiró con pesar.
-De acuerdo.- Besó la mejilla de su hija y se puso en pie.- Mejor acuéstate porque ya es tarde. Mañana iremos a la Madriguera, así que debes dormir bien.- Terminó con una sonrisa dirigiéndose a la puerta.
Ante la última frase de Hermione, Rose sintió un enorme nudo en su garganta. Sin detenerse a pensar, se puso en pie y con rápidos pasos alcanzó a su madre.
Fue el abrazo más dulce y también el más triste de todos los que Rose tuvo en su vida. Porque, aunque su madre no lo supiera, era un abrazo de despedida.
-Te quiero.-Susurró Rose cuando su madre se alejaba por el pasillo.
-Yo también, princesa.- La puerta de la habitación de Ron y Hermione se cerró, y tras ella llegó el pesado silencio de la noche.
Dándose cuenta de la hora, la pelirroja regresó a su habitación. De su armario sacó el bolso de viaje y revisó que todo estuviera en orden. Luego buscó su morral, que se encontraba descansando luego de 7 años cargando libros de Hogwarts, y lo llenó con los objetos que Rose más apreciaba.
Una foto con sus padres y su hermano, y otras tantas con el resto de su familia. Una con su querido novio, Scorpius Malfoy y otra con Albus Potter, su primo favorito. La carta que su madre le había escrito el día que cumplió 17 años, la cámara de fotos que sus abuelos muggles le habían regalado... Unos pocos objetos más, cargados de tantos recuerdos que podrían pesar más que su equipaje completo.
Se puso el primer brazalete que le regaló su padre al cumplir 15 años, y luego colgarse su morral y tomar su bolso, se acercó a su escritorio.
Dentro del último cajón se encontraban las cartas que tantas lágrimas le habían provocado al escribirlas.
En el dintel de la puerta miró su habitación, quizá por última vez, y luego la cerró tras de sí. Caminó por el pasillo hasta la habitación de su hermanito Hugo, y entreabrió la puerta sólo para verlo dormir tranquilamente.
La puerta de sus padres chirrió un poco al abrirse, pero ninguno pareció inmutarse con el ruido. Rose los contempló durmiendo, sin siquiera saber que su hija se alejaba de ellos tal vez para siempre.
Ya en la planta baja, depositó las cartas en el mesa del comedor, una por cada persona que vivía en su casa: su padre, su madre y su hermano.
Mientras caminaba hacia la chimenea, sosteniendo los polvos flu en la mano, pensó si estaba haciendo lo correcto. Tal vez eso no hiciera falta, pero al recordar el por qué de esa decisión, supo que no tenía otra opción.
Las llamas se encendieron, y al tomar el color verde esmeralda, Rose pronunció cuidadosamente.
-Al Nº12 de Grimmuld Place.- Y detrás de ella, las llamas desaparecieron y la casa quedó fundida en un profundo silencio.
Todo estaría igual al otro día, salvo por el asiento vacío que debería ocupar Rose Weasley.
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Espero que les haya gustado =) Dentro de poco publicaré el siguiente capítulo. Se aceptan reviews, tomatazos y si les gusta mucho: favoritos xD
Saludos =)
Atte. florgi
