Naruto no me pertenece, pero el siguiente drabble sí.


Aviso: Este relato participa en el reto ¡Humor de cuarta!, del foro Secreto en el Valle del Fin.

Palabras utilizadas: 498.

Advertencias: OoC (leve). AU. Lime.


Espero que disfruten de lo que ha pasado por mi mente esta vez y, de antemano, gracias por leer.


°•° En el peor de los momentos °•°•


—Sasuke-kun —saludo, dándole un beso en los labios. Abre un ojo cuando me alejo—. ¿Qué tal estuvo tu día?

—Hmpf —es su respuesta común, así que sentándome en la cama, empiezo a deshacerme de mis zapatos.

—Bueno, yo tuve una operación de emergencia hoy —escucho el eco que intensifica la sensación de libertad en mis dedos acalambrados—. Pero todo salió bien.

Quito mi pantalón y blusa, quedando solo en ropa interior, la cual retiro poco después para cubrirme con una toalla e ir al baño. Necesito una ducha urgentemente.

—Sakura... —Sasuke me llama. Me detengo bajo el umbral entre una habitación y otra.

—¿Qué ocurre? —lo miro ladeando mi cabeza, encontrando sus ojos oscuros fijos en mis jade. Trago cuando sus labios adquieren esa línea determinada a juego con sus cejas.

Oh, eso.

Realizo un movimiento arriesgado, sonriéndole por encima de mi hombro mientras me giro, dejando caer lo que me cubre mientras la puerta sigue abierta. Dándole la espalda, ansío que siga mi juego.

Cosa que hace cuando abro la ducha y me meto bajo la lluvia improvisada. Peleo contra una sonrisa cuando sus manos abarcan mi cintura.

—Sasuke...

Esparce besos por mi cuello, deteniendo antes la corriente del grifo antes. Sus dedos aferrándose a mi piel mientras sus caricias van hacia el sur.

En cuanto su mano acaricia mi parte sensible, jadeo, moviéndome hacia sus dedos en un suave vaivén que él atiende como se debe. El primer dígito en mi interior me hace contener el aire y ansiar más, hasta que me refuerzo hecha una maraña de sollozos y exhalaciones ininteligibles. No le pido que se detenga porque se siente muy bien, aún cuando un extraño tirón de mis intestinos retumba en mi interior. El placer es mucho y la razón poca cuando estamos así. Por lo que lo dejo pasar, aún cuando la extraña sensación se intensifica.

Me corro con un pequeño grito que Sasuke calla con un beso, sosteniéndome cuando mis piernas se niegan a hacer su labor. Devoro su boca como sé que lo quiere, intentando alejar el creciente malestar.

Y lo logro, pero solo por un minutos más, hasta que se coloca en posición. Por más que lo intento, me veo forzada a separarme y a mirarlo avergonzada. Su mirada se estrecha, queriendo saber lo que me ocurre.

—Sasuke... he bebido el nuevo medicamento que compré para el estreñimiento y... —muerdo mi labio.

—¿Y qué?

—Yo, demonios, necesito ir al retrete. Ahora —aguanto como puedo la siguiente punzada fría.

Sasuke se retira, con los labios unidos mientras mira hacia su amiguito en pie de guerra. Al final se pasa una mano por el rostro.

—Haz lo que tengas que hacer.

Y sale del baño, lo que aprovecho para poder ir hacia el inodoro y deshacerme de todo mi malestar. Aunque uno persiste por largo tiempo, el de la vergüenza. Sabía que al vivir con un hombre la privacidad seria prácticamente nula, pero esto no me lo esperaba.

Maldito estreñimiento corta polvos.