Una hermosa noche, un cielo estrellado anunciado un hermoso día soleado...un joven de mirada profunda, acostado en la verde grama...escuchando en sus audífonos naranjas, melodías que le recordaban mucho a su tranquila vida, si el tranquilo y pacifico Yoh Asakura...abriendo los ojos aun tarareando esa canción de Bob Love que tanto le gustaba y que le hacía recordar a la bella mujer que había conquistado su corazón…bella, impactante, inteligente…sonrió al verle…a un lado suyo, con ese pañuelo rojo atado a la cabeza, que era más largo que su cuerpo mismo…la expresión casi gélida de sus ojos, si era ella Anna Kyouyama, la mujer que le robara el alma…y si es que ganaba el torneo, la esposa del Shaman King…volteo a ver las estrellas y le volteo a ver a ella con esa sonrisa tan propia en él y le dijo
-¿mira Annita ves la estrella de allá?- el shaman le señalo la estrella más lejana que se podía observar en ese cielo de estrellas tintineantes, la joven rubia asintió suavemente, mirando directamente al joven a sus intensos ojos
-pues esa estrella es muy parecida a vos…-el muchacho volteo de nuevo a sonreírle a su prometida, la mirada de la sacerdotisa lucia intrigada a las palabras de Yoh, él sonrió aún más y puso sus manos debajo de su cabeza
-sí, Annita porque ellas son como vos, son hermosas, tienen un brillo espectacular que emboban a cualquier ser humano, y lo más importante, son tan cercanas a la vista pero es tan difícil siquiera anhelar ser quien tenga su amor, su brillo y su esplendor, por que vos Anna como las estrellas tan cercana pero tan distante como ellas…-susurro esto último el shaman, para sentir una cálida lagrima de sus ojos y viajar por su rostro, volteo a ver a su prometida…no había ni rastros de la chica…de pronto Yoh recordó que no estaba en Japón en su cementerio favorito…si no que estaba en Norte América observando las estrellas, esperando el día que le tocara pelear en el Torneo de Shamanes , esperando convertirse en lo que ella quería…en el Shaman King, y no lo haría porque la tradición lo marcara, sino por complacer a su futura esposa, por ella, solo por ella…
