Esta es la primera historia de Castle que escribí hace ya un par de años. Está situada en la tercera temporada y es muy cortita, solo cuatro capítulos. Es por eso que la pongo entera. Espero que os guste.
Capítulo 1
Aquel caso había terminado por fin. Después de varios días estudiando las pruebas, interrogando sospechosos y probando diversas teorías finalmente habían dado con el asesino. Ese día en concreto había sido muy largo, desde muy temprano por la mañana estuvieron pendientes de la pizarra, añadiendo las últimas pruebas encontradas, el interrogatorio del sospechoso fue muy pesado, y luego resultó no ser a quien realmente buscaban, así que después de muchas suposiciones y gracias a la enésima absurda teoría de Castle, terminaron dando con el verdadero culpable.
La captura y detención del asesino, fue muy tensa, hubo una persecución por las calles de Nueva York en coche, que terminó en una zona industrial de naves y almacenes, de estrechos pasos, por lo que tuvieron que seguir a pie, y terminar con un tiroteo, que se saldó con un disparo de Esposito a la pierna del sospechoso, para así evitar que este disparara a su compañero Ryan.
Menos mal que era viernes y el capitán Montgomery les había dicho, que una vez cerrado el caso, podían descansar hasta el lunes. Ya en la comisaría y mientras Becket terminaba el papeleo, Castle no pudo evitar bostezar, mientras desentumecía los músculos.
-¿Por qué no te vas? Ya todo ha terminado, son casi las nueve de la noche y estás aquí desde las seis de la mañana – dijo Becket, con gesto malhumorado – si yo pudiera ya estaría en mi casa.
Castle miró a Becket, llevaba todo el día con expresión de fastidio, no tenía idea de que es lo que podía pasarle, y no se atrevía a preguntarle, por temor a su reacción. Había estado bastante prudente durante la persecución, quedándose donde ella le dijo, para no enfadarla más, pero aún así y a varias bromas que había gastado, ella seguía de bastante mal humor. Así que solo le respondió:
-¿Ya quieres deshacerte de mí inspectora? No me apetece irme porque estoy solo en casa, Alexis está en una fiesta de pijamas en la casa de los Hamptons de Taylor, y sus padres la llevarán directamente al colegio el lunes por la mañana y madre ha ido a pasar unos días a un retiro espiritual zen, según ella a ver si es capaz de recuperar la sencillez. ¿Te imaginas a Martha Rodgers ejercitando la sencillez? Su lema favorito es antes muerta que sencilla y ahora le ha dado por ahí... Así que ya ves, no tengo nada mejor que hacer.
-¿Nada mejor que hacer que molestarme mientras trabajo?
-No te molesto, solo estoy dándote apoyo moral, y bien calladito que estoy. Por cierto, si quieres puedo ayudarte con el papeleo, se me da muy bien escribir, por si no lo sabías.
-Ja, ja, ja, Castle, muy gracioso. El papeleo acabo de terminarlo, ya solo queda imprimir el informe, sellarlo y archivarlo, así que ya puedes largarte – dijo Becket en tono ácido.
-¿Se puede saber que bicho te ha picado hoy? Estas de un humor de perros desde esta mañana, todo te molesta.
-Oye Castle, ¿acaso tú nunca has tenido un mal día? Porque eso es lo que me pasa a mí, que tengo un mal día, y no estoy de humor para tonterías, además de que estoy muy cansada y solo quiero llegar a casa, darme un baño, y relajarme, ¿es mucho pedir acaso?
-Bueno, ya que me echas y no quieres mi grata compañía me iré. ¡Ahhh! – dijo volviendo a bostezar – creo que iré a Remy, no he comido nada en todo el día. Y no es bueno que el hombre viva solo de café. ¿te apetece una hamburguesa inspectora?, tú tampoco has comido nada…
-No gracias, Josh me espera en casa, dijo que hoy cocinaría para mí.
-¡Huy, inspectora que bien enseñado lo tienes! Tu mujer fuerte salir a cazar y novio quedar en cueva preparando el alimento.
-Pero que graciosillo estás hoy Castle, que te aproveche tu hamburguesa. Nos vemos el lunes.
-Buen fin de semana – dijo Castle un poco tristón – que descanses.
-Buen fin de semana a ti también. – contestó ella.
En Remy Castle acababa de ocupar una mesa, cuando de pronto vio a Becket, con cara hosca entrar por la puerta y acercarse a su mesa.
-¡Becket, que sorpresa!, ves como en el fondo me echas de menos y has venido a verme – exclamó Castle con ironía – no me digas que me prefieres antes a mí que al chico de la moto, que me pongo nervioso de solo pensarlo, eso o es que hay un muerto, y si es así, no hacía falta que vinieras hasta aquí, podrías haberme llamado al móvil.
-No le llames así y no te hagas ilusiones no hay ningún muerto – aclaró Becket – solo que ha habido un cambio de planes respecto a Josh, así que he decidido aceptar tu invitación a cenar, eso si sigue en pie, claro.
-Por supuesto que sigue en pie, inspectora, pero ¿qué le ha pasado a Josh?, si puede saberse y quieres contármelo.
-Un cambio de última hora, uno de los médicos que entran a hacer el turno de noche ha llamado diciendo que llegará más tarde, así que Josh se va a quedar en el hospital hasta que llegue.
-Vaya, lo siento, ¿y no te apetecía cambiar de rol y prepararle tú la cena a tu chico?
-Pues no, estoy tan cansada, que seguro le meto fuego a la cocina, y con un apartamento quemado, ya tengo bastante. Así que le dije que cenaría algo en la calle y que me avisara cuando saliera.
En ese momento se acercó el camarero a tomar nota a ambos, Becket, que parecía estar bastante hambrienta pidió hamburguesa grande con doble ración de patatas fritas, una ración de nachos con guacamole y una cerveza. Castle fue más comedido y solo pidió una hamburguesa normal con patatas y otra cerveza para beber.
-Sí que tienes hambre esta noche, ¿vas a comerte todo eso? – preguntó con expresión risueña.
-Sí, tengo hambre, estoy nerviosa y cansada, como ya te he dicho tengo un mal día y no, no me preguntes que me pasa porque ni yo sé que me pasa, pero cuando estoy así, me da mucha hambre, y de vez en cuando me permito algún que otro exceso.
-La inspectora Becket excediéndose en algo, me asombras, esta faceta adentrándote peligrosamente en el mundo de la gula y el exceso de colesterol no te la conocía, ¿sabes que la gula es un pecado capital? Es uno de los siete, mi preferido es la lujuria – dijo Castle con sonrisa traviesa y tono mordaz. Aunque tampoco le hago ascos a la pereza.
-Quién lo diría, creo yo que la soberbia es el que te va que ni pintado. De todas formas, mañana hago una hora extra de gimnasio y todo solucionado.
Los dos empezaron a comer sus hamburguesas con apetito, Castle miraba a Becket de reojo, aquella mujer más que saborear la comida, la engullía, nunca antes la había visto comer de aquella manera, era claro que algo le pasaba, pero no iba a ser él quien le preguntara, le tenía demasiado aprecio a su vida.
Por su parte Becket seguía comiendo mientras recordaba la conversación que había mantenido la tarde anterior con Lanie. Mientras Castle ayudaba a los chicos, ella bajó a la morgue para ver algo que la forense había encontrado en el cadáver y que podría ser una prueba y estuvo un rato hablando con su amiga. Una vez visto lo que Lanie quería enseñarle, Becket se sentó sobre una camilla y emitió un profundo suspiro.
-Uno de los grandes por tus pensamientos – dijo Lanie.
-¿Te ha tocado la lotería? – contestó Becket.
-No, pero por tu cara diría que tu vida interior está hoy en plena ebullición.
-No me pasa nada, solo que este caso está siendo realmente difícil y estoy cansada de ver pistas, analizar datos y no llegar a nada.
-¿El chico escritor no está inspirado en este caso?, debe ser que tiene mal de amores, pobre – dijo con expresión de lástima Lanie.
-¿Acaso tu sabes algo que yo no sé?, ¿Esposito te ha contado algo de que Castle tenga a alguien por ahí? – preguntó Becket con cierto tono celoso, prestando solo atención a la parte que le interesaba, es decir, la vida amorosa de su compañero.
-Huy, huy, inspectora Becket, ¿denoto un cierto tono de preocupación en tu voz? – intervino Lanie – al fin y al cabo no debería importarte ya que tú tienes a tu médico motero.
-¡Que manía de llamarlo así, entre tú y Castle estáis los dos apañados! – comentó Becket con cierto tono de molestia al saberse descubierta – no me importa la ajetreada vida amorosa de Castle, es solo simple curiosidad.
-Desde luego no hay peor ciego que el que no quiere ver, y tú estás más ciega que Stevie Wonder – dijo exasperadamente Lanie – ¿no te das cuenta de cómo te mira Castle?, ¿ah?, ¿el mal de amores de tu autor favorito de Best Sellers eres tú? ¿no has visto la carita de pena que se le queda al pobre hombre cuando tú te vas con tu doctor?
-Oye, ¿te has pasado esnifando cloroformo o qué? – preguntó molesta Becket – Castle es un amigo, yo estoy con Josh.
-Si, ya sé que estás con Josh, pero ¿realmente quieres estar con él? , ¿te imaginas en el futuro con Josh? – preguntó Lanie – porque yo no te veo, yo veo a una mujer que se siente irremediablemente atraída por su compañero de trabajo, cosa que entiendo y no censuro, porque el chico escritor está como un queso… pero también veo que tienes miedo de arriesgarte, su fama de mujeriego le precede y tu temes ser una más de sus conquistas, ¿me equivoco?
-Si, te equivocas – respondió Becket de forma evasiva – como te he dicho Castle es un buen amigo, solo eso.
-Y voy yo y me lo creo – respondió Lanie algo exaltada – mira Kate, ya sé que no vas a contarme nada, te encerrarás en tu concha como una ostra y no mostrarás tus verdaderos sentimientos, pero déjame decirte algo amiga mía, Richard Castle está colado por ti y tú por él. Entiendo que te de miedo arriesgarte y tener una relación, pero desde que lo dejó con su ex no ha vuelto a estar con nadie que se sepa, por lo menos en plan serio y tu deberías darte una oportunidad y arriesgarte, ya sabes lo que se dice "el que no arriesga, no gana", y quien te dice a ti, que ese escritor no es el hombre de tu vida ¿eh?
-Yo, la tercera esposa de Richard Castle y la no sé cuantos de sus relaciones, no gracias.
-Yo no he dicho nada de casarte con él, solo que lo intentes, lo de la boda ya vendría después porque estoy segura que estáis hechos el uno para el otro, pero al menos inténtalo.
-¿Y si no sale bien? – respondió Becket muy bajito – no soportaría que me dejase.
¿Y quién dice que te dejaría? A lo mejor eres tu quien lo deja a él, y es el que sufre más, yo que sé chica, creo que las cosas hay que intentarlas y afrontar las consecuencias, y no tener miedo al fracaso, pero si no lo intentas nunca jamás lo sabrás y siempre lamentarás no haberlo intentado.
Así que allí estaba ella, engullendo su cena y dándole vueltas a su cabeza, sin saber que decisión tomar. Estaba muy cansada y acordándose de su película favorita "Lo que el viento se llevó", se dijo lo mismo que decía Scarlett O'Hara "Ya lo pensaré mañana"
Terminó con todo lo que había pedido y al ver que a su compañero le quedaban patatas en su plato, le preguntó:
-¿Vas a terminarte eso?
-No, todo tuyo, pero ¿seguro que tienes más hambre?, ¿dónde lo metes?, ¿acaso tienes una pierna hueca?
-Si, ¿pasa algo?, ya te he dicho que mañana haré doble sesión de gimnasio.
-Eso si puedes moverte – respondió Castle con ironía.
En ese momento se acercó la camarera, preguntando si deseaban algo más. Castle pidió un café y ante su asombro, Becket pidió un batido de fresa y una ración de tarta de chocolate.
Acababan de terminar cuando sonó el móvil de ella, era un mensaje de Josh, diciéndole que la esperaba en casa, así que se levantó, e hizo intención de pagar, pero él no la dejó.
-Te dije que era una invitación inspectora y soy un hombre de palabra.
-Sí, pero yo he comido muchísimo más que tú.
-Ya me dí cuenta, he sido testigo de primera fila de tu ataque de gula incontrolada y nada más que por haberte visto comiendo de esa manera merece la pena pagar – sonrió Castle, con una sonrisa tan encantadora que ella casi se marea.
-¿Quieres que te acerque a casa? – preguntó ella.
-No gracias, me apetece dar un paseo, hace una noche preciosa y lo mismo me doy una vuelta por "The Old Haunt" a ver como van las cosas. Así que no quiero entretenerte más, que te esperan en casa – contestó él – que tengas buena noche.
-Tú también, y gracias por la cena. Nos vemos el lunes.
Cuando Kate Becket llegó a su casa no estaba preparada para encontrase aquello. Ella esperaba a Josh, como mucho preparando unas palomitas, y esperándola para ver una película. Una película que no terminaría de ver porque seguro ella se dormía antes de acabar como siempre le pasaba después de un largo día de trabajo, él la llevaría a la cama y así pasarían la noche.
Al abrir la puerta y antes de poder saludarlo, él le salió al encuentro con una cara muy seria, y antes de que ella pudiese hablar, le preguntó:
-¿Qué significa esto, Kate?, ¿Cómo no me has contado nada?
De momento ella no sabía a qué se refería, si era que se había enterado de alguna manera de su cena con Castle, o que se había dado cuenta que se sentía atraída más de la cuenta por su compañero, o… realmente no tenía ni idea de que le pasaba a ese hombre.
-¿Qué pasa Josh? – preguntó un poco desorientada, mientras entraba en la casa – ¿a qué te refieres?
-¿Cómo has podido ocultármelo Kate? – seguía bastante enfadado – esto es enfermizo, deberías ir a un psicólogo.
-¿A un psicólogo? – preguntó extrañada - ¿Qué demonios te…?
Y entonces lo vio, su ventana panel, donde durante tanto tiempo había ido recopilando toda la información del caso de su madre, ya no era tal. Todas las fotos, las notas, todo, había sido retirado y amontonado sobre la mesa. Ya solo quedaba una ventana vacía, como vacía se sentía ella en ese momento.
-Pero, ¿qué has hecho? – dijo con los ojos llenos de lágrimas – ¿cómo te has atrevido? ¿quién eres tú para tocar esto?, ¿quién?
-¿Qué, quién soy?, soy tu novio y creo que tengo derecho a saber lo que escondías aquí – respondió Josh con voz herida – imagínate mi sorpresa cuando he ido a abrir la ventana y me he encontrado con esto.
-No lo escondía – respondió con voz temblorosa – simplemente estaba ahí. He ido recopilando y guardando pruebas y las tenía ahí, como en la pizarra de la comisaría.
-Ese es el problema Kate, que esto no es la comisaría, es tu vida privada, y me duele que no hayas confiado en mí. Quizás sería mejor que te llevaras todo esto a la comisaría y que tu tiempo libre, fuera solo eso y te olvidaras del trabajo.
-No lo entiendes, ¿verdad?, esto es parte de mi vida, Josh. Llevo doce años viviendo con esto, y no me puedo olvidar, y si dedico mi tiempo libre a seguir investigando el asesinato de mi madre, es mi tiempo y lo empleo como me de la gana.
-Entiendo que tienes que vivir con esto, pero no es sano, tienes que aprender a separar las cosas, no puedes obsesionarte con buscar al asesino de tu madre porque lo más probables es que no lo encuentres nunca. Han pasado muchos años – dijo Josh, a la vez que se dirigía a las fotos y notas apiladas sobre la mesa y las tomaba para meterlas en una caja – pasa página Kate, lleva esto a la comisaría y deja que otros hagan este trabajo por ti.
-¡NO TOQUES ESO! – gritó Kate - ¡DÉJALO, DÉJALO Y VETE!
-Entiendo que estés enfadada, pero no hace falta que grites. Y ya me voy, hablaremos cuando te calmes un poco – dijo mientras abría la puerta y salía del apartamento – ¡Adiós Kate!
-¡NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA, NUNCA MÁS!, ¿ME OYES?, ¡Nunca más! – sollozó mientras se derrumbaba en el suelo y lloraba de manera desconsolada.
CONTINUARÁ…
