PROBANDO MILAGROS

Shoujo Kakumei Utena, su historia y sus personajes no son de mi propiedad.

Capítulo 1: Patética

Odiaba siempre pasaba esto. Cada vez que se despertaba encontraba la cama vacía. Tocaba el espacio donde había ocupado su amada. Aquella mujer que era tan bella e inocente, pero que a la vez era muy cruel. Sintió el aroma de ella impregnada en las sabanas que notaban lo que quedó de la noche pasada.

Se recostó nuevamente. Se había vuelto una costumbre que la dejará. Después de una noche de pasión, seguro que ella esperaba a que se durmiera para después irse sin dejar ni un mensaje.

Dio un suspiro pesado al recordar las caricias de la mujer que amaba y de las palabras que ella le decia: un "te amo" o un "te quiero" para dar paso a sus ligeros gemidos.

Le decía varias veces que la amaba o la quería pero cada vez que se cruzaba con ella, esta le daba su mas clara indiferencia.:

"Eres patética, Arisugawa..."

Esas palabras le dolían. Y mucho ¿Cómo podía decirle que era patética y que cuando estaban en la cama le decía que la amaba? Sabía que Shiori era cruel, pero ella aun no quería creerlo. Estaba tan ciega. Ciega por la su pequeña "amiga"

Ruka se lo dijo una vez, cuando este perdió con Utena y que en ese instante humillo en cierta manera a Shiori:

"Ella lo quiso así...Tienes razón, no hace falta decirlo, después de todo tu lo sabes mejor..."

Eso era ejemplo claro que no aceptaba lo que era. Sabía que Shiori hacía mal y que jugaba con ella, pero...¿por qué no la detenía?

Aceptaba dormir con ella por el simple hecho que quería tener un poco del amor de la chica cruel. Cuando lo conseguía, se sentía la más amada de la tierra y todas sus preocupaciones se desvanecían, pero tan pronto como pasaba el efecto de su éxtasis, se acordaba de lo patética que era y de que como había vuelto a caer en el juego de la chica

"Eres patética..."

-"Tal vez tenga razón"- pensaba- "¿pero por qué sigo aceptándolo, es que acaso no puedo controlarlo?". Fue cuando toco el colgante que llevaba. Shiori siempre lo tocaba cada vez que estaban juntas. Por mas que se desasiera de el, siempre quedaría algo de ella en su corazón. Nunca podría sacarla. Incluso si muriera, estaría ahí siempre.

-Soy patética- finalmente dijo. Se levantó de la cama, y se dio un baño para después vestirse he irse a la academia, donde seguramente encontraría su cruel niña adorada.

Caminaba sin ganas por los pasillos de la academia. Miraba las caras de los alumnos al pasar. No tenía mucho que hacer ese día e ir a clases no era idea perfecta para olvidar sus problemas. Además..¿qué podían hacerle? La chica era tan temida que hasta los profesores no querían meterse con ella.

Como no había mucho que hacer decidió irse a practicar su esgrima. De seguro que ahí se sentiría mejor.

Cuando llego ahí no vio a nadie. Ese día las practicas de esgrima no se realizaban, por lo que tenía toda la sala para ella sola.

.Se alistó para empezar a practicar. Quería que algunos movimientos le salieran a la perfección y que mejor oportunidad que esta, así practicaría y se olvidaría de sus preocupaciones por un momento.

Así comenzó a practicar. Estuvo practicando varias horas. Sin ningún descanso. Se quitó la mascareta para poder respirar un poco mejor. Estaba sudando y estaba agotada, pero no importaba. Lo importante es que se sentía bien.

De momentos llegaba a su mente, el rostro de su niña hermosa. Era ahí cuando pedía su concentración. ¡Qué efecto tenía Shiori sobre ella!

Llego las seis de la tarde. Se detuvo, ya había hecho suficiente y su cuerpo no daba para más. Trató de mover su mano izquierda, pero le dolía tanto por los ejercicios que sintió como si se fuera a partir un hueso de la mano. Seco su sudor y se cambió para regresar a su dormitorio, don podría tomar un baño y descansar y bueno...por qué no? Tal vez comería un poco.

Salió de la sala y comenzó su marcha hacia su dormitorio. Con lentitud, estaba tan cansada y le dolía todo el cuerpo que era un milagro que caminara. En el camino, vió a un muchacho de cabellos azules caminado cargando unos libros.

-Hey Miki- le llamó.

-Juri – senpai- le respondió con respeto. ¿Qué hace por aquí?

-Ja ja ja- rió un poco mientras se le acercaba más. Ya no me trates con tanto respeto eh? No tienes poque hacerlo.

-Esta bien...Juri- le dijo con una sonrisa-. Y bueno ¿qué haces?

-Practicaba un poco, acabo de terminar. Debo regresar a mi dormitorio. ¿Y tú¿qué haciendo?

-Iba a casa a leer unos cuantos libros- mostrándole los libros que lleva en sus manos- para quitarme de encima a Kozue.

-Entiendo- Juri le respondió. El pobre muchacho no tenía donde más ir así que recurra a los libros para olvidarse a su encimosa hermana. Al pobre no lo dejaba ni tener novia. Era un milagro que los miembros del consejo se le acercaran, conociendo la actitud de la hermana con todos lo que se acerquen a Miki.

¿Y qué más hiciste- le preguntó Miki.

-Solo eso- le contestó- Falte a clases por eso.

¿Por qué?

-Simplemente no tenía ganas eso es todo. Además...no me perdí de nada o sí?

-No... supongo que no.

Mientras caminaban, Juri escuchó la voz de la persona que no deseaba ver en estos momentos.

Ahí estaba, Shiori c

-Hola Arisugawa- le dijo esta.

-Shiori...-no pudo decirle nada estaba paralizada.

¿Podemos hablar...a solas- dijo inocentemente. Eso siempre la caracterizaba. Comportarse como chica inocente.

-Claro- miró a Miki y este entendió lo que quería decirle.

-No te preocupes, yo tengo que hacer un par de cosas. Nos veremos mañana. Y así se despidió de Juri y de Shiori. Él sabía lo que pasaba con ambas. No lo escuchó de nadie, pero era un chico muy sensible que podía percibir lo que pasaba.

Ambas se quedaron ahí de pie mirándose. Ninguna de las dos sabía que decir. Estaban silenciosas. Juri solo podía mirar a la pequeña mujer que estaba cerca de ella. Shiori tampoco sabía que decir. Esquivaba siempre a la joven esgrimista pero esta vez ella había sido la que la buscó, para darle las explicaciones que merecía. Se veía el atardecer, en las tonalidades de naranja y amarillo. El sol se ocultaba pronto daría paso a la noche

-Y dime- interrumpiendo el silencio Juri¿Qué quieres hablar?. Con toda indiferencia.

-Quisiera hablar acerca de ayer...yo...podemos hablar en tu habitación?

Sabía lo que pasaría. Otra vez se sentiría patética...

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