Aclaración: Comprendo que no a todo el mundo le guste este tipo de historia, por eso mismo ya advierto por adelantado. Esta historia cuenta como Bra se enamora de su padre hasta tal punto de convertir su amor en una obsesión. Éste fic también es apto para los fan de Vegeta y Bulma, ya que también habrá mucho de ellos dos.
Disclaimer: Los escenarios y los personajes no me pertenecen, son propiedad del genio del manga Akira Toriyama.
En este Fic cambiare un poco las edades de los personajes.
Vegeta: 58 años
Bulma: 57 años
Trunks: 28 años
Bra: 17 años
Marron: 24 años
Goten: 27 años
Uub: 24 años
Pan: 18 años
Un Domingo cualquiera, en la Capital del Oeste, en unas de las Mansiones más reconocidas del planeta, se encontraban reunidos los cuatro miembros de dicha Mansión, pues solían hacerlo cada día, a la misma hora. Uno de los momentos del día preferido por la mayoría de miembros. Pues cómo no, para los Saiyans, la hora de la comida era su hora favorita, junto con la del desayuno, y la cena.
Vegeta y Trunks comían como siempre, a grandes bocados, y grandes cantidades. Bulma por su parte comía de una forma más común, ella prefería comer una ensalada, y algo asado a la plancha para acompañar, ya que su hermosa figura no se mantenía sola. Todo parecía una comida normal, a excepción de un pequeño detalle que no paso desapercibido por la matriarca de la familia.
Bra, la princesita del hogar acompañaba a su familia sentada en la mesa, pero la princesa no hacía mas que pasear la cuchara por el plato sin llevársela a la boca. Bulma observó como su hija jugaba con la comida, con una cara que denotaba bastante fastidio. La mujer no sabía si decirle algo a su hija o no, pues ultimamente las cosas entre ambas no iban precisamente bien. Desde hace unos años, Bra dejo de tener esa confianza en Bulma que tiene una hija a una madre. Poco a poco comenzó a distanciarse de ella, y sin saber como, dejaron de hablarse, únicamente se decían lo necesario, y cuando hablaban un poco más de lo normal, siempre terminaban a gritos. Así que Bulma decidió no decirle nada su hija menor, pero eso fue imposible al escuchar el comentario que hizo Bra.
- Mamá, cada día cocinas peor - dijo la muchacha elevando la cuchara dejando caer en el plato un poco de sopa - Esto no hay quien se lo coma - dijo observando con cierto asco el alimento que su madre había cocinado.
- Quizás si tu me ayudaras en la cocina podrías preparar lo que a ti te gusta - le recrimino su hija, dejando el cubierto a un lado del plato.
En esos momentos, Vegeta y Trunks dejaron de comer al darse cuenta de que iba a comenzar otra discusión madre/hija.
- Ya tengo bastante con estudiar, como para encima tener que ayudarte - Bra se levanto de su asiento, golpeado violentamente la mesa con ambas manos - Sin embargo tú estás aquí todo el día sin dar un palo al agua, y encima con cien años que tienes y ni siquiera sabes hacer una simple sopa -
La princesa hablaba en un tono demasiado elevado, y eso combinado con las palabras que acababa de decir, no es lo adecuado para hablarle a una madre. Ésta se levanto de la mesa, y al igual que su hija, golpeo la mesa con ambas manos, muestra de su enfado.
- No me faltes al respeto, jovencita - gritó Bulma en todo su derecho - Tú no eres nadie para hablarme de esa manera ¿ ENTENDIDO ? Y ahora marchate a tu habitación - ordenó Bulma señalando las escaleras.
- Me iré si me da la gana - Bra también elevo su voz, acercando su rostro retadoramente al de su madre.
- ¡ BRA ! - la voz potente del príncipe llamó la atención de la princesa - Vete a tu habitación - ordenó el príncipe en un tono más bajo.
- P..pero - la princesa intento hablar, pero su padre no la dejo.
- AHORA -
Bra dirigió una ultima mirada llena de odio a su madre, y a continuación se marcho rápidamente a su habitación. Bulma se quedo mirando cómo su hija abandonaba la cocina, y enseguida ella se derrumbo. Llorando, Bulma se fue corriendo hacia su dormitorio. Trunks observo con perplejidad lo sucedido. Todavía no se acostumbraba a las discusiones entre su madre y hermana. Vegeta por su parte quiso seguir con lo suyo, pero el haber presenciado como su mujer derramaba lágrimas fue demasiado para él, así que se levantó de su asiento y se marcho a su dormitorio para ver como estaba su mujer.
El príncipe abrió la puerta sin llamar antes, como de costumbre. Encontró a su mujer sentada en la cama, de espaldas a él y llorando como una niña pequeña.
- Bulma - al no obtener respuesta se acercó a ella y la abrazo por la espalda - ¿ Estas bien ? -
La mujer soltó un sollozo y negó con la cabeza.
- No sé que le ocurre a nuestra hija - dijo con voz ahogada - Cuando ella era una niña nuestra relación era normal, como la de toda madre con su hija - explicaba la mujer dándose la vuelta para que su marido le viera la cara - Ella siempre te quiso más a ti, pero a mi nunca me despreció de esta manera. No entiendo como en estos años las cosas han cambiado tanto entre nosotras. No le hecho nada malo para que me trate de esta forma -
Vegeta permitió que su mujer recostara su cabeza en su hombro, y la abrazo para reconfortarla. Todo lo que dijo su mujer era cierto, él tampoco lograba saber el porqué de ese comportamiento. Y lo más extraño es que ella solamente se comporta así con su madre, es cierto que Bra tiene mucho carácter, pero ella siempre a sido muy buena chica, y le cae bien a todo el mundo. La relación de Vegeta con su hija es ejemplar, la princesa jamás le falto al respeto a su padre, y siempre es muy obediente a lo que él dice.
- ¿ Por qué Vegeta ? - sollozaba la mujer -¿ Por qué ella tiene ese odio hacia mí ? - se preguntaba una y otra vez.
- No digas eso mujer, ella no te odia - Vegeta intentaba consolarla, pero Bulma sabía perfectamente que eso era mentira, no sabía porqué, pero su hija la odiaba.
- Vegeta tú lo sabes mejor que yo, has visto como me trata ultimamente - Bulma volvió a llorar al recordar cómo su hija la a tratado estos últimos años - No intentes hacerme creer que me imagino las cosas, algo le pasa a nuestra hija y lo esta pagando conmigo -
- Tranquila Bulma, voy a averiguar que es lo que le pasa a nuestra hija. Y cuando lo consiga ya veras como lo solucionaremos todo, y pronto volverá todo a la normalidad -
El príncipe se sentía muy imponente al ver a su mujer sufriendo de esta manera. Y más aún cuando no podía enfadarse con la culpable, pues él no era capaz de enfadarse con su ser más querido. Pues si bien amaba a Bulma, pero el amor que tenía por su hija era especial. Y eso lo hacía sentirse peor, pues las dos mujeres de su vida se llevaban como el perro y el gato.
En la habitación de Bra, ésta se encontraba tirada en la cara, mirando al techo pensativa, con su brazo izquierdo sustituyendo la almohada. Cada día soportaba menos a su madre, su odio aumentaba a limites insospechados, ella no la veía cómo a una madre, sino como a una rival. SÍ, su eterna rival.
Desde el día en que nació, Bra se unió mucho a su padre, cuando tan sólo era una bebé siempre quería estar en sus brazos, se echaba a llorar cuando alguien más la sostenía, el único que la podía tocar era él, Vegeta. A su madre también la quería, lógicamente, ya que fue la persona que la trajo al mundo, pero su padre era especial.
A medida que paso el tiempo, el amor hacia su padre crecía más. Cuando ella era una niña solamente quería que él la fuera a buscar al colegio, le contaba sus cosas, y cuando tenía un problema el primero en enterarse era él. Su cariño por su madre fue disminuyendo cada vez más. Incluso se sentía celosa cuando su padre estaba con su madre y no le prestaba atención. La princesa era capaz de hacer cualquier cosa para llamar la atención de su padre.
Vegeta y Bulma estaban en el sofá, abrazados y haciéndose carantoñas mutuamente. Se suponía que estaban viendo una película, cómo cada sábado por la tarde, pero en realidad era una escusa para meterse mano como unos adolescentes cuando van al cine.
La pequeña Bra de cinco años de edad, observaba desde el marco de la puerta como su querido papi "jugaba" con su mami. La princesa sujetaba en su manito un nuevo muñeco, con el que le hacía mucha ilusión jugar con su padre. Así que la princesa sin pensárselo mucho se acercó a sus padres.
- Papi, papi ¿ Juegas conmigo y con mi muñequito ? - preguntó la princesa con una enorme sonrisa, mostrándole a su padre dicho juguete.
- Ahora no Bra - contestó él sin apenas mirarla.
- Pero papi... tengo muchas ganas de jugar contigo... - dijo la pequeña haciendo un puchero.
Vegeta, que ya conocía las artimañas de su hija, no la miro para evitar caer en la trampa, y así librarse de la pequeña.
- Ya te he dicho que no - dijo algo molesto, pero enseguida suavizo su tono - Papá ahora esta muy ocupado con mamá, ya jugaremos después - dijo el algo más calmado, pero en tono autoritario.
Bra dio media vuelta y se marcho del salón sin decir ni una sola palabra. A Vegeta le dio mucha pena su hija, pero claro esta, no iba a demostrarlo ni mucho menos, al fin y al cabo era sólo por una tontería.
- Vegeta deberías haber ido a jugar con ella - dijo Bulma muy apenada por su hija.
- ¿ Seguro que hubieras preferido que me marchara, mujer ? - le susurró al oído el príncipe en un tono muy sensual.
Bra observaba a sus padres con recelo, su ignorancia la hacía ajena a lo que sus padres hacían en realidad. La princesa quería que su papi jugara con ella, y sólo con ella...
- ¿ Porqué papá sólo quiere jugar con mamá ? - se preguntaba la princesa - ¿ Porqué no quiere jugar conmigo ? - una pequeña lágrima resbalo por su inocente rostro -Cuando está con ella nunca quiere jugar conmigo - dijo en voz alta mirando se reojo a su progenitora.
De repente, una idea cruzo la mente de la princesa. Sabía que su padre siempre se preocupaba por ella, y cuando le pasaba algo, Vegeta acudía rápidamente dejando todo lo que hiciera en cualquier momento.
La niña de cabellos celestes entró en el baño, se acercó al mueble y abrió el primer cajón, sacando de éste unas tijeras. Lentamente y con algo de miedo, Bra acercó las tijeras a su pequeña manito, conteniendo un gritó, pero sin poder contener las lágrimas, Bra se hizo un corte en la mano.
- Papá - Bra llamó a su padre desde el marco de la puerta.
- ¿ Otra vez ? - el príncipe se levantó del sofá dispuesto a regañar a su hijita por pesada, pero cual fue su sorpresa al ver a su hija con la mano ensangrentaba - ¡ Bra ! -
Vegeta se tiro de rodillas al suelo para estar a la misma altura de su hija. Angustioso, reviso la herida de su mano.
- ¿ Pero pequeña, qué te ha pasado ? - Bulma igual de preocupada que su esposo, se arrodillo junto a él.
- Estaba jugando a cortarle el pelo a mi muñeca y me he cortado... - mintió la pequeña.
- Tranquila princesa - Vegeta cogió en brazos a su hija - Ahora mismo te voy a curar ¿ vale ? -
- ¿ Y jugaras conmigo ? - preguntó ilusionada la niña.
- Claro que si, pero debes de prometerme que nunca más jugaras con tijeras -
- Te lo prometo papi -
Bra consiguió lo que quería, a pesar de que jugo sucio, Bra llamó la atención de su padre, y éste dejo a su madre para estar con ella.
Bra hacía cosas así continuamente para conseguir que Vegeta estuviera a su lado. Él era el príncipe, y ella la princesa, por lo tanto tenían que estar juntos siempre. Ninguna madrastra mala conseguiría separarlos.
Y así pasaron los años. Bra llego a la adolescencia, comprendiendo algo terrible. La princesa comenzó a sentir algo diferente con su padre, quería pasar las 24 horas del día con él. Lo necesitaba a todas horas, se desesperaba cuando no lo encontraba. Cuando estaba cerca del príncipe, sentía cosas extrañas, escalofríos recorrían su cuerpo. Comenzó a entender que algo extraño le sucedía.
Hasta que una noche, dormida en su cama, no paraba de revolverse entre las sábanas. En su cara se dibujaba una sonrisa. Y de su boca comenzaron a salir gemidos de... placer. No paraba de gemir, hasta que sus labios pronunciaron una palabra...
- Mmm... Vegeta... - gimió en sueños la adolescente de catorce años.
Bra se despertó de repente con la respiración agitada, y llevándose una mano a la cabeza. La chica puso cara de terror al recordar lo que estaba soñando. Había tenido un sueño erótico con su padre.
Se sintió sucia y asqueada, no comprendía aquello. Ella amaba a su padre... pero cómo una hija. La princesa se toco su parte intima, estaba húmeda. Una sensación de repulsión le invadió el cuerpo, sin quedarle más remedio que salir corriendo hacia el baño a vomitar.
Desde aquella noche, Bra paso unos días encerrada en su habitación, no quería comer, ni mucho menos ver a nadie. Pero no podía quedarse toda la vida encerrada. Los días pasaron, y los sueños con su padre se hacían presentes cada noche. Poco a poco, ya no le parecían tan repulsivos, pues ella lo disfrutaba en sus sueños. Al final termino por acostumbrarse, incluso los esperaba... Y así, fue como Bra comprendió que amaba a su padre, pero no era una amor fraternal el que ella sentía.
Vegeta no quería que su hija andará por ahí con chicos, Bra tenía estrictamente prohibido tener novio. En cuanto algún tipo se le acercaba, el príncipe lo mandaba " calentito " para casa. Cosa que a Bra al contrario de enfurecerle, le encantaban. Disfrutaba de verlo celoso, aunque fueran celos de padre, seguían siendo celos.
Todo el amor que le tenía a su padre, se convertía en odio hacia su madre. Cuando Bra asumió que amaba a Vegeta, también asumió que odiaba a su madre. Ella era su rival, una enemiga a quien derrotar. Y así fue como poco a poco comenzaron a distanciarse, la relación madre e hija desapareció por completo.
Ella era más joven y bella, ella era una saiyan, una poderosa guerrera. Bulma al contrario que ella, era vieja, su belleza se había esfumado con su juventud, era una simple humana débil.
Bra creía que si le confesara su amor a su padre, él abandonaría a su madre y así poder comenzar una nueva vida junto a ella, y así por fin podrían consumar su amor. Pero la princesa tenía miedo, ella con los años aprendió a comprender el incesto. Pero sabía que amar a alguien de tu misma sangre era algo enfermizo. No todo el mundo la comprenderia, y temía que su padre la viera como una loca, y la odiara por querer destruir su familia.
Una lágrima resbalo por el perfecto rostro de la princesa. Cada vez veía más lejos su sueño, cada día lo creía más imposible. Pero eso lo hacía desearlo más, a la princesa le encantaban los retos, y estaba segura de que algún día conseguiría conquistar el corazón de su padre.
Su obsesión cada día crecía más...
La puerta de la habitación se abrió sobresaltando a Bra, la cual rápidamente se incorporo en la cama. Al ver que era su padre el que había invadido su intimidad, una sonrisa apareció en su rostro anteriormente entristecido.
- Papá - dijo la princesa sorprendida al verle.
- Tenemos que hablar - dijo él con semblante serio, cerrando la puerta tras él.
La princesa asintió, y se puso en pie.
- ¿ Sobre qué papí ? -
- Sobre tu madre - aclaro él.
Bra borro su sonrisa de la cara, y bajo su mirada al suelo.
- No creo que haya nada de que hablar sobre ella - habló la princesa dejando su tono infantil de lado.
- Pues yo creo que sí - Vegeta jaló a su hija hacia abajo para sentarse ambos sobre la cama - ¿ Se puede saber a qué viene ese comportamiento hacia ella ? -
- ¿ De que comportamiento estás hablando ? - dijo ella cómo si no supiera.
- No hagas como que no sabes - Vegeta hablaba tajantemente - Tu relación con tu madre empeora por momentos. Hasta le faltas al respeto - el príncipe se puso en pie para continuar hablando - Bulma no te ha hecho nada para que la trates de esa forma. Ella es tu madre y debes tenerle respeto -
Bra escuchaba atentamente todo lo que le decía su padre. ¿ Se estaba poniendo de parte de la otra ? Antes siempre le consiente todo, y siempre se ponía de su parte. Sin embargo, en estos momentos, Vegeta le daba la razón a Bulma. Y no sólo eso, sino que encima la estaba regañando por ello.
- Ahora mismo vas a pedirle disculpas a tu madre por tu mal comportamiento - ordenó el príncipe, para sorpresa de la princesa.
Ante esa petición, Bra se puso en pie totalmente indignada.
- No pienso hacerlo -
- ¿ Me estás desobedeciendo ? - preguntó él ya fuera de sí.
- Y qué quieres que haga si no la soporto - confesó Bra con puro odio en sus palabras. Encima su padre se había enfadado con ella por su culpa - Nunca me he llevado bien con ella, y eso no va a cambiar -
Vegeta la observo por unos segundos. Él príncipe negaba con su cabeza, cómo sino creyera lo que le sucedía a su hija.
- No te reconozco - fueron las ultimas palabras del príncipe antes de abandonar la habitación.
Bra se dejo caer sobre la cama. Casi al instante comenzó a llorar, su padre se había enfadado con ella, y le había dicho cosas que la hirieron de verdad. Ella no quería desobedecer a su padre, y por culpa de Bulma incluso le había faltado al respeto.
Tenía que hacer algo, no soportaba más la idea de que Vegeta no le hiciera caso cómo ella quisiera. Sus celos cada vez crecían más. Se estaba desesperando. Tenía que actuar, y rápido. Iba a conquistarlo a como diera lugar...
¿ Qué hay ? Cuanto tiempo sin escribir, pero es que con esta calor no hay quien se siente delante del ordenador a escribir un fic. Ahora que viene el fresquito seguiré con mis fics, y comenzare a escribir nuevas historias.
Espero que os guste este nuevo fic, y también que no penséis que estoy enferma xD.
