Full Metal Alchemist no me pertenece. Yo solo escribo situaciones que gustaría que pasaran.
¡Disfruten! Los review con dirección los contestare con gusto.
Temperatura.
Edward Elric resopló con molestia por enésima vez en el día. Estaban en pleno verano en Risembool y ese día que no tenía ningún plan o pendiente por realizar, particularmente hacía un calor infernal y el viento apenas soplaba de manera muy suave, por lo que la frescura que podía llegar se había ido al garete hacía horas. Lo único que lo salvaba de no morir derretido era el ventilador que le apuntaba directamente a la cara y mecía sus rubios cabellos apenas lo suficiente como para que no se le pegaran a la frente y no tener que apartarlos de un manotazo.
Resopló de nuevo con molestia y rodó los ojos. Sin duda era de esos días donde el ex alquimista de acero deseaba con todas sus fuerzas tener a Roy Mustang enfrente y golpearlo. Pero en vista que estaba a muchos kilómetros de distancia haciendo diligencias, o siendo reprendido por Hawkeye por dormirse aprovechando que tenían aire acondicionado a máxima potencia, dirigió su atención a la escena que se desarrollaba justo frente a él, y era muchísimo mas atractiva que cualquier otra cosa que pudiera admirar.
Winry Rockbell: su muy atractiva y rubia novia limpiando la casa con expresión concentrada y el cuerpo inclinado, totalmente dedicada a la labor de dejar lustrada y brillante la mesa de la sala. Sin percatarse que la posición le daba a Edward una vista privilegiada a sus redondos y firmes cachetes traseros y los tirantes de la blusa color negro se resbalaban de forma delicada por su hombro cremoso y que siempre le incitaba a morder, justo como en ese momento.
Edward carraspeó y mandó muy lejos su molestia inicial por el calor. Con cuidado se acercó a ella. Apenas estuvo detrás de su cuerpo le besó el hombro y la acorraló contra la mesa y los brazos a cada lado para evitarle una huida.
—¡Ed! —se quejó Winry tratando inútilmente de no gemir y clavando sus uñas en los brazos de él—, estoy limpiando…
—Hmp —rezongó Edward perdiendo su boca en el delgado cuello de Winry—. Creo que tendrá que esperar.
Y dejar lugar a replicas, la volteó y besó con fuerza, apegando sus cuerpos. Sus manos no perdieron tiempo y sostuvieron el cuerpo de Winry por los muslos para levantarla, siendo la rubia quien automáticamente se enredó por sus caderas y con los brazos alrededor del cuello no le daba tregua a la guerra de besos.
Winry suspiró cuando sintió el mullido sillón contra su espalda y Edward subiéndole la blusa con premura. Esa tarde el calor aumentaría hasta más no poder. Y no por los rayos del sol que pudieran elevar la temperatura, sino por ellos mismos.
