Well, Well, mi primer fic de Aman King que escribo, aunque he hecho doujinshis. No sé si hay más LysergxJeanne, pero sé que es una pareja poco usual a pesar de la cercanía de los personajes, hasta me atrevo a decir que es más común LysergxMarco que LxJ.

Nombre: Amantes Secretos

Rating: Mature por Lemon

Ahí les va...

DEDICADO: Valentina Concha, Rocío Toledo, Camila Escobar, Francisca -la pervo- y Elizabeth.

Amantes Secretos 1: Traspasando los Límites de Amo-Esclavo

'Es tarde'

Estoy acostado mientras el tiempo pasa, está nevando de nuevo; desde que vi a Hao hacer camino entre la tormenta de nieve que odio momentos como estos.

Quizás hayan suspendido el torneo de Shamanes hasta nuevo aviso y se haya cumplido mi más profundo deseo de la inexistencia de Hao, pero no por ello dejé de ser un Soldado X. Por ende, en días así -cuando me siento triste o cabizbajo- recurro a hablar con la doncella de Hierro.

- Oujou-sama (doncella) –llamé su nombre intentando evitar el Keigo, aun cuando se me saliera por sí solo- necesito oír su voz, esta nevazón me tiene nervioso.

- ¿Lyserg? –llamó la hermosa virgen con naturalidad- ¿Por qué te atormenta la nieve?

- Sólo es una mala vivencia –respondo con cara larga.

- Ya veo.

Repentinamente, se queda silencioso y oigo el sonido de La Doncella de Hierro abriéndose, ahí está frente a mí la mujer más pura y hermosa que en mi vida había conocido. Sus recién hechas heridas aún sangraban y, aún así, su gentil mirada y tacto se dirigían a mi cara.

- Doncella –digo un poco nervioso- no creo que deba tocarme.

- ¿Qué es eso de llamarme doncella como a una extraña? –por primera vez ese día veo su preciosa sonrisa, sólo le veía sonreír cuando estábamos juntos.

- ¿Eh? Supongo que la costumbre –me disculpo con torpeza, a decir verdad, ella es una de las pocas mujeres con las que he hablado.

- Ya terminó el torneo de Shamanes –agrega La Doncella- deja el Keigo y de llamarme 'Doncella', que sea Jeanne o si prefieres decir 'Doncella', que sea 'Doncella Jeanne'.

Me quedo parado en ese mismo punto con mis manos en su lugar, La Doncella Jeanne se me acerca lo suficiente y me abraza con suavidad. Luego me regala un beso en la mejilla, a lo que yo respondo con una amplia sonrisa que se estampa en mi cara.

- ¿Ya te sientes mejor, verdad? –sonríe, estaba acostumbrada ya a mi presencia y de ahí quizás esa familiaridad al hablar y actuar.

- Sí –digo antes de estrecharle entre mis brazos con fuerzas- ciertamente, sus palabras y labios me alivian más de lo que esperaba.

- ¡Lyserg! –exclama Marco desde una esquina de la habitación- ven un momento, necesito hablar contigo.

Me separé de La Doncella Jeanne y fui con Marco, quien abrió la puerta y me hizo pasar. Cuando entró, me miró con cara de enojo y luego me golpeó con fuerzas el estómago, haciendo que botara un poco de sangre por la boca.

- ¿Te lo había dicho verdad? –me reprochaba el líder- no toques a La Doncella.

- ¿Cuál es el problema? –pregunté con inocencia- ¿no eres tú quien dice que hay que amar a La Doncella por sobre todo?

- Estúpido, ¿no entiendes? –nuevamente me llevé un golpe, solo que esta vez fue en la cara y me hizo sangrar bastante- ¡no digas indecencias! Si le pones un dedo encima otra vez, ya vas a ver.

Me levanté con dolor apenas Marco se fue, mis labios me dolían un montón, en ese instante me llamó La Doncella.

- ¡Lyserg! –me tomó por sorpresa, por lo que casi me asusté- ¿Cuánto más vas a tardar?

- Allá voy –respondí y me dirigí hasta donde estaba ella.

Al principio evité la mirada de La Doncella, pero me duró hasta que ésta tomó mi rostro entre sus finas manos y vio la sangre que brotaba de mi boca.

- ¿Qué te sucedió Lyserg? ¿No me digas que Marco? –exclamó con desesperación.

- No te preocupes, sólo me golpeé accidentalmente –mentí sonriendo.

- Bueno, sea lo que sea –tomó mi brazo con fuerza- tengo que curarte esa herida.

Aparté sus manos de mí, volteé hasta quedar de espaldad a ella y me dirigí a mi cuarto.

- No me toques con tanta libertad –tuve que fingir, pus sabía que Marco miraba en todo momento.

No podía evitar mis sentimientos hacia La Doncella Jeanne, por ella habría sido capaz de entrar a La Doncella de Hierro y sangrado un río entero, ¿de verdad era tan malo amar a alguien? ¿Por qué me prohibía Marco amar a La Doncella Jeanne? No soy una maquina, es imposible reprimir estos sentimientos, soy un hombre después de todo, sólo eso.

Me estaba quedando dormido cuando, de repente, abren la puerta: era La Doncella Jeanne, pero no levanté la cabeza, ya que me encontraba adormilado.

- ¿Qué pasa Lyserg? –preguntó con preocupación- ¿necesitas que te haga sentir mejor?

- ¿Y cómo pretender hacer eso?

- Así –si inclinó sobre mi cama y besó mis labios con suavidad, casi sin tocarlos.

- ¿Dónde aprendiste...? –titubeé.

- Marco ha estado conmigo toda la vida –respondió con firmeza sin perder su atrapante feminidad.

Me puse pálido imaginando a Marco besando a La Doncella Jeanne, así que no me contuve y le besé con fuerzas, metiendo mi lengua dentro de su boca, al sentir el contacto de nuestras lenguas, se estremeció un poco y se terminó alejando de mí.

- ¿Sabe Doncella Jeanne? –pregunté- esto no es correcto, mejor váyase a dormir.

- ¿Qué es lo correcto y qué no lo es?

- No lo sé –respondí entrecortado, debido a la confusión que provocó la pregunta- simplemente cumplo órdenes.

La Doncella Jeanne simplemente volteó y cerró la puerta con brusquedad al salir, en ese mismo momento, volvió a mí esa frase que había mencionado "Marco ha estado conmigo toda la vida" me ofusqué, ¿acaso no era él quién decía –a los miembros de los Soldados X- que no debíamos tocar a La Doncella Jeanne? Entonces, ¿qué hacía él con ella?

Corrí hasta la puerta, la abrí deprisa y busqué con mis ojos a La Doncella Jeanne, justo a tiempo le avisté.

- ¡Doncella Jeanne! –llamé con cautela, sabía que si Marco nos encontraba a estas horas, era probable que le sellara para siempre en esa Doncella de Hierro.

- ¿Lyserg? –volteó a mirarme- ¿qué pasa ahora?

- Mira fijamente mi mano izquierda.

Sus ojos se dirigieron hacia la mano obedientemente, no dudó ni un solo segundo. Con mi mano derecha –en cambio-, rodeé su cadera y la metí debajo de su blusa, la moví un poco tocando su espalda y las heridas que ahí aún se encontraban.

- ¿Sientes mi mano derecha? –pregunté sonrojándome un poco mientras le tocaba- ¿o estás demasiado concentrada mirando la otra mano?

- Claro que la siento –asintió con la cabeza sobre mi hombro- sería imposible para mí no reconocer tus manos.

- Entonces, ven –me alejé un poco y tomé su mano con la mía, entrelazando mis dedos con los de ella. Abrí la puerta de mi habitación con suavidad y lentitud- Entra.

- ¿Qué pasó que actúas así repentinamente? –preguntó Jeanne con su rostro lleno de duda- recién me dijiste que me fuera.

- ¿Cuál es... –vacilé- ¿Cuál es tu relación con Marco?

- Ninguna en especial... ¡espera! –exclamó Jeanne- ¿no me digas que estás celoso?

- Para nada, sólo tengo curiosidad –sonreí de forma maléfica- ¿Qué significa 'nada en especial' para ti? ¿Acaso te ha hecho cosas obscenas?

- ¿Obscenas? –preguntó- ¿en qué sentido?

- Por ejemplo... –dejé inconclusa la oración.

Empujé a Jeanne sobre mi cama, rebotó con suavidad y sus ojos reflejaban cierta curiosidad "eres realmente inocente, mi querida Doncella Jeanne" pensé. Me quité la capa blanca del uniforme y luego desabotoné la camisa que llevaba debajo, sin molestarme en quitar la corbata. Subí a la cama y avancé con lentitud hacia la dirección de la doncella, arrodillado. Ella estaba acostada sin moverse, la corbata que llevaba puesta me la solté y la utilicé para amarrar sus –brazos y- manos.

Avancé sobre ella y –evitando sus labios- besé su mejilla, luego mis labios se dirigieron hasta sus orejas y mordí el lóbulo de éstas. Intentó gemir, pero mi mano asfixió su erótica voz.

Bajé poco a poco mis labios, los llevé hasta su cuello y succioné hasta que quedara una marca. Miré su pecho "Aún lleva toda su ropa puesta" pensé.

Abría sin precaución su blusa, me quedé mirando fijamente su cuerpo por un instante, era un momento que había anhelado en mis más obscuros sueños. Mis labios no siguieron mis órdenes y comenzaron a besar a Jeanne de forma peligrosa: con fuerzas besaba sus pequeños y pálidos labios, mi lengua entraba y salía de forma salvaje en su boca, sin siquiera importarme si mordía o hería sus finos labios.

Mis manos acariciaban su espalda y luego se dirigieron hasta su pecho.

- ¿Alguna vez hizo algo como esto? –pregunté con una expresión entre triste y de enojo.

Utilizando mis rodillas, separé sus piernas y usé mis manos para sujetar sus brazos. Saqué una de mis manos de sobre sus brazos y la dirigí hasta su espalda, buscando el sujetador.

Apenas lo encontré, lo solté y luego regresé a su lugar mi mano. Usando mi boca moví la parte del sujetador que cubría sus pechos, quedaron descubiertos, nuevamente me detuve a mirarle. Comencé a lamer sus bustos con suavidad, haciendo círculos alrededor de sus pezones hasta agobiarme, recordé que tenía a mano una toalla; la utilicé para que nadie oyera sus gemidos metiéndolo en su boca: Si gemía y era oída, sería la última vez que le tocara.

Miré con intriga sus pezones que se endurecían poco a poco, metí uno de ellos en mi boca y comencé a apretarlo entre mis labios, con libertad mordía sus pezones y pechos, eran tan suaves que estaba embobado hasta el punto que no me detendría incluso si lloraba.

- ¿Alguna vez hizo algo como esto? –repetí la pregunta hirviendo de calor.

Movió la cabeza en signo de negación y por lo tanto, no pasaba nada si seguía y le hacía mía, pero prefería dejarle ir por hoy.

Saqué la toalla de su boca por completo y solté sus brazos lentamente, no se movía ni reaccionaba aún.

- ¿Quieres que siga? –pregunté,

- No me importa –dijo intentando parecer serena sin resultado.

- El que hayas reaccionado ante mi cuerpo, es una prueba de que eres humana y no una deidad- comencé- por eso... desde ahora cuando hablemos los dos, serás Jeanne para mí, sólo una chica.

- ¿Lyserg? –llamó la joven Doncella- ¿por qué hiciste todo esto? ¿No habías dicho que esto no era correcto?

- La verdad es que me perturbaban las cosas que pudiste haber hecho con el líder -respondí con sinceridad, sonrojándome un poco- Pero bueno, esto es todo por hoy, ve a tu habitación, entra a La Doncella de Hierro y duérmete.

Besé suavemente su frente y la despaché, devolviéndole sus vestiduras; cerré la puerta detrás de mí y me quedé apoyado contra ella un rato: mi corazón latía con fuerzas, pareciendo querer salirse de mi pecho rápidamente.

No latió mientas le tocaba y/o besaba, sino que ahora, después de haber hecho todo eso sin preguntarle a Jeanne. ¿Cómo sería capaz de mirarle mañana?

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.P

FIN DEL CAPITULO 1 DE ESTE LEMON JeannexLyserg.

Qué les pareció ese Lemon sugestivo? Aún no se van a Lemon de lleno, pero algo es algo por ahora.

El próximo capítulo promete traer más romance; más conflictos entre Lyserg y Marco, quienes lucharán por ver quién merece poseer a Jeanne; más lenguas () jugando a la tiña y bailando; y por supuesto, más Lemon sugestivo: Quizás hasta haga un Lemon completito! o .

Next chap:

Se abrió La Doncella de Hierro y salió más ensangrentada que de costumbre nuestra virgen Jeanne. Al salir, cayó al suelo dejando un charco de sangre en su lugar. Era bastante extraño, ya que –normalmente- sus heridas desaparecían al salir de su prisión de Hierro.

- Doncella! –grité con desesperación- ¿qué le sucedió?

- Tuve un sueño...

jojo... cómo suena? ;-p ahí tienen pervertidillos que me leyeron: OS AMO!