La saga de Harry Potter no me pertenece. Yo solo escribo situaciones que gustaría que pasaran.

¡Disfruten! Los review con dirección los contestare con gusto.

Fortuna.

Theodore Nott miró fijamente el paquete que traía en las manos, y finalmente soltó un suspiro de alivio.

Durante días había intentando conseguir un regalo alusivo a la celebración: ese mismo día, cumplía dos años junto a Luna, su peculiar y adorable Luna Lovegood de Nott. Le pareció asombrosamente rápido el tiempo que los dos tenían siendo esposos y más aún, le pareció corto aquel primer paso en la emocionante vida marital.

Talvez se debía a que con Luna y su carácter, cada día era único y especial; casi una aventura. Ahora sólo era cuestión de esperar a la noche para darle tan preciado objeto.

Tal vez no era el regalo mas adecuado dados los gustos de Luna, pero le pareció buena idea probar con la sugerencia que le había dado Blaise, y que después Draco pareció bastante animado por convencerlo que sería interesante.

Theodore entró al baño y se observó por última vez en el espejo: para la cena en la mansión había optado por un pantalón negro y una camisa manga larga color azul eléctrico, con los primeros botones desbotonados, dejando a la imaginación su pecho formado.

Salió de la habitación y caminó hacía el comedor, plasmando en su mente la manera en cómo la abrazaría a verla y le besaría hasta el amanecer, la manera en la que recorrería su cuerpo y se maravillaría de escucharla gemir en su oido…

—¿Luna? —preguntó cuando se topó con velas, una cena esplendida y una amante invisible. Recorrió el salón llamándola un par de veces más hasta el momento que divisó su rubia y alborotada cabellera.

Luna estaba de pie, a sus espaldas. Tenía las manos apoyadas en el fregadero, la cabeza gacha y el cabello cubriéndola la cara.

—¿Estás bien?

—Oh, sí—respondió Luna, mirándole con tranquilidad a través de sus cristalinos ojos azules—. Los últimos días he tenido mareos y nauseas, y creí que era por alguna plaga de Nargles. Pero Hermione me llevó con el Medimago y éste me comento que estaba embarazada ¿puedes creerlo? —se rió, de manera abierta y alegre—. Me alegro que no hayan sido Nargles, habría sido muy difícil capturarlos.

Theodore se quedó estático, procesando las palabras que Luna había dicho. Por momentos pensó en sentarse con ella o simplemente desmayarse, las dos opciones parecían muy buenas.

—¿Estas hablando enserio? ¿Un bebe? —preguntó, con voz suave y sopesando lentamente la información. Sus ojos zafiro no dejaban de escudriñar a su esposa, tratando de encontrar algún indicio que demostrara que mentía.

Luna asintió y lo miró de manera preocupada.

—¿No es una buena idea? No creo que podamos devolverlo, Theo.

Theodore negó con la cabeza de manera vehemente y atrajo su cuerpo hacia él para fundirse en un calido abrazo.

—Por supuesto que es maravilloso, Luna. Estoy muy feliz.

Luna se rió de manera cantarina y él sólo pudo dar gracias a Merlín por las dos cosas más importantes que le habían sucedido: una, por la llegada de la joven a su vida. Y la otra, el futuro hijo que llegaría.

Se sintió el hombre más afortunado del mundo. La única lastima era que la lencería que le había comprado tendría que esperar un poco.