Bienvenidos, voy a contarles una historia que muy particular, una historia que tal vez puede atravesar los fríos corazones de la gente. Cuando todo está perdido creemos que ya nada tiene sentido. Cuando nuestro corazón es desgarrado hasta el punto más cruel y sádico, sentimos que nada puede curarnos, al menos aliviarnos, que nada en este universo puede volvernos a la vida.
Pero estamos equivocados. Siempre existirá otra oportunidad. Porque Dios así lo quiere, porque Él no lastimaría a sus hijos. Porque Él es amor y misericordia.
¿Nunca escucharon eso en algún sermón? Déjenme decirles que es verdad. Porque de esto se trata está historia. De un muchacho que había perdido su camino y sus esperanzas y las encontró en una joven. ¿Cómo? Bueno permítanme introducirlos a la historia.
En la ciudad de Gotham, en la parte de los barrios marginados, vivía una familia francesa apellidada Leblanc. La integrante más joven y única hija de aquella familia se llamaba Sophie nombre propuesto por el tío y padrino de la niña, el sacerdote Roland Leblanc. Este hombre joven, rubio y de fuerte apariencia, tenía las características, que había aprendido estando en el Amazonas, de un sacerdote tercer mundista. Es decir, le gustaba ayudar a las personas de los barrios marginados, con charlas y mucho apoyo, era el sostén de algunos niños, y otros no tan niños, descarriados. Se guiaba por la caridad, la fe y la esperanza y se encargaba de predicar estas virtudes a sus laicos. Lamentablemente no a muchos les agradaba está posición y por eso se había ganado muchos enemigos. Especialmente los que traficaban droga y armas en su barrio, el sacerdote solía aliarse con la policía y denunciar a los que se metían en el territorio de su parroquia. Pero los enemigos son astutos y buscan herir y dar advertencias con lo que uno más ama.
Sophie había crecido en ese entonces y ya tenía catorce años, era una hermosa joven, de larga cabellera rubia que caía en bucles sobre sus hombros. La niña era idéntica a su padrino. Buena, inocente, amable, gentil y caritativa. Se dedicaba a ayudar a su padrino con los asuntos de la iglesia y era su secretaria. Era más que sabido por la comunidad que la joven era la luz de los ojos del sacerdote.
Fue así como un jefe narcotraficante decidió vengarse de la última redada policial que había recibido. Desde la cárcel envió a las personas adecuadas para su venganza. Debido a que el padre Roland solía hacer las denuncias era más que sabido que él era el causante de su caída.
Es aquí donde comienza nuestra historia. Justamente en el momento del ataque. Era un día viernes por la tarde, al terminar la misa, Roland se encontraba guardando los símbolos del rito acompañado de su sobrina y ahijada cuando de pronto cinco hombres irrumpieron en el lugar. Armados, con violencia tomaron a la joven y le apuntaron a la cabeza. El sacerdote quedo inmóvil y pidió por la seguridad de su niña sin embargo los hombres tenían órdenes de llevarse a Sophie y golpear cruelmente a Roland.
En ese instante en el que uno de ellos arrastraba a la niña, vestida con su uniforme escolar, y su cabello suelto. Y los otros apuntaban con sus armas para matar al sacerdote herido. Justo en ese momento tan terrible, comienza nuestra historia. Mejor dicho la historia de estos dos jóvenes. Cuando Batman y Robín hicieron su aparición. Con facilidad y bravura desarmaron y acabaron con sus oponentes pero el hombre que tenía a Sophie huyó con ella. La niña luchaba y forcejeaba pero el hombre era mucho más fuerte que ella.
-¡Mi sobrina! –exclamo Roland desde el suelo.
-¡Yo me encargo! –anunció Robín a su compañero mientras salía corriendo detrás del maleante y la niña.
-De acuerdo. –respondió Batman mientras ataba con una soga a los hombres.
El hombre, de contextura robusta y fornida, se llevo a la niña con él y subió a una motocicleta con ella en brazos. Por más que Sophie forcejeara no podía soltarse.
Fue en ese momento que Robín apareció desde los aires, sostenido por un cable. El chico maravilla pateo al maleante por la espalda y sostuvo a Sophie antes de que cayera en la calle. El hombre logro huir pero Robín logro rescatar a la joven. Quien se aferro con fuerza a su cuello y comenzó a llorar desconsoladamente.
Al aterrizar sobre el suelo el niño maravilla no pudo soltar a Sophie, porque esta se aferraba a él y lloraba desconsoladamente. El héroe se compadeció y le hablo con amabilidad, mientras la dejaba en el suelo:
-Tranquila. No llores. Todo está bien. –dijo con una sonrisa amistosa.
Sophie limpio sus lágrimas y miro asombrada al muchacho.
-¡Robín! –exclamo sonrojada. –Eres el chico maravilla, el compañero de Batman. –dijo sorprendida.
El héroe soltó una carcajada divertido porque la chica no se había dado cuenta.
-¿No me digas que recién te percatas de eso? –pregunto divertido.
Sophie se sonrojo y miro hacia un costado.
-No es que…. –la niña no termino su frase porque se arrojó a los brazos del chico maravilla y comenzó a llorar desconsoladamente, mientras se aferraba a su cuello.
Robín la miro preocupado pero a la vez no supo como manejar la situación, debido a que la delicadeza no era una de sus cualidades.
-No… no llores. Te he salvado. ¿Acaso eso no te tranquiliza? –pregunto mientras le daba unas palmadas en la espalda a la niña.
-Si… pero… ese hombre dijo que me haría cosas horribles. Cosas terribles. Tenía mucho miedo. –respondió entre sollozos.
Robín sintió deseos de matar al hombre porque se había imaginado que le había dicho a Sophie sin embargo calmo sus instintos y sonrió mientras le acariciaba el rostro humedecido, por las lágrimas, a la chica.
-No te preocupes. Porque Batman y Robín te van a proteger siempre. –dijo sonriente y amistoso.
Sophie lo miro sorprendida pero finalmente se contagió de la sonrisa del alegre adolescente y sonrió dulce e inocentemente. Al joven héroe le pareció que nunca había visto una sonrisa tan dulce y tan pura. Sin perder su amable expresión el joven compañero de Batman le tendió su mano a la niña y ella confiada la tomó.
-Debo llevarte de regreso con el sacerdote. O se preocupara. Ven. –dijo mientras la tomaba de la cintura. De su cinturón de herramientas saco una pistola que al dispararla saco un cable que se engancho en un edificio y, entonces el héroe levanto vuelo junto con la chica. Sophie grito asustada y se prendió fuertemente del cuello del héroe quien sonrió de manera infantil.
-¿No me digas que tienes miedo? –pregunto divertido.
-Ah… es que yo… le temo a las alturas. –respondió con sus ojos cerrados Sophie.
-Descuida, estás en mis manos, no te dejaré caer. –dijo confiado Robín.
La chica no pudo hacer más que aferrarse al joven compañero de Batman. Y rezar porque ambos llegaran a salvo. Al aterrizar, la chica cayó sobre los brazos del chico maravilla, quien la sostuvo y la dejo en suelo con mucha caballerosidad. La niña subió apresurada las escaleras y al llegar, se encontró a su tío hablando seriamente con Batman, ella sabía muy bien que su padrino era uno de los informantes de aquel héroe enmascarado. La expresión del sacerdote era seria y preocupada, pero cambió cuando vio entrar a su sobrina por la puerta de la parroquia.
-¡Sophie! –exclamo el sacerdote mientras estrechaba entre sus brazos a la niña de largos bucles rubios.
Robín entro junto a ella y se paro junto a Batman, a quien le sonrió victoriosamente.
-Cariño, estaba muy preocupado. ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? –pregunto preocupado Roland mientras examinaba a su ahijada.
-Estoy bien padrino. Robín me salvo. –respondió la niña mientras se daba media vuelta y le sonreía agradecida al joven héroe. –Gracias Robín. –dijo dulcemente.
-No fue nada. –respondió sonriente el chico maravilla.
El sacerdote se acercó a ellos y tomo la mano de la Batman entre las suyas en forma de agradecimiento.
-Gracias. Sophie es muy importante para mí. Gracias por habernos ayudado. –dijo agradecido.
El oscuro caballero de la noche hizo una mueca, que parecía una sonrisa.
-No fue nada. –respondió fríamente.
-No tienen nada que agradecernos, es nuestro trabajo. –opino enérgico Robín.
Sophie sonrió dulcemente y se quito un rosario de cuentas de piedras azules con una cruz de plata que reflejaba la pasión de Cristo y en la unión de la parte superior de la cruz una imagen de la Virgen María de Lourdes. Con delicadeza y parada en puntas de pie, lo colgó sobre el cuello de Robín ante la mirada sorprendida de Roland y de Batman.
-Es un regalo en agradecimiento. Espero que te proteja durante tus misiones. –le dijo sonrojada hasta las orejas.
El chico maravilla miro asombrado a la niña y después observo con cuidado el rosario que colgaba de su cuello. Parecía estar hecho de piedras preciosas y de verdadera plata, lo que sorprendió a Robín ya que aquella parecía una familia de clase baja, y tener una reliquia como esa parecía extraño.
-No… no puedo aceptarlo. –dijo sorprendido.
-¡Sophie ese rosario te lo traje de mi ciudad natal! ¡Está bendecido por Su Santidad, el Papa! –exclamo asombrado Roland y cruzado de brazos.
-Pero padrino, me gustaría que Robín lo tenga. Como una muestra de agradecimiento. Además tú me lo regalaste, puedo hacer con él lo que quiera ¿verdad? –pregunto con una sonrisa picarona.
El sacerdote exhalo un largo suspiro y se dio media vuelta.
-Haz lo quieras. Simplemente creo que eso vale mucho para que se lo des a un joven que nunca más volverás a ver. –comento seriamente.
Sophie sonrió dulcemente cuando el joven compañero de Batman quiso devolverle el regalo, ella lo rechazo y lo volvió a poner en la mano de su héroe.
-Es un regalo. Para mí es muy importante porque me protegió en muchas ocasiones. Quiero que te proteja Robin. Quédatelo. –dijo sin perder su dulce sonrisa.
El chico maravilla quedo boquiabierto, en ese momento Batman comenzó a caminar y carraspeo para que su compañero lo siguiera. Robin obedeció pero antes se despidió de la joven.
-Muchas gracias. –dijo Robin mientras besaba sorpresivamente en la mejilla a Sophie y salía corriendo.
Batman y Robin desaparecieron, como sólo ellos solían hacerlo, pero Sophie quedo de pie, allí con la mano en su mejilla y completamente sonrojada.
Al otro día. Al llegar a la mansión Wayne, el joven Jason Peter Todd, estaba sentado sobre uno de los grandes y cómodos sillones de la mansión leyendo un libro cuando de repente se le dio por mirar el rosario que colgaba de su cuello. Grande fue su sorpresa cuando descubrió que en la parte de atrás de las cuentas de piedra azul, estaba grabada una letra, cuando las fue uniendo se formaba el nombre Sophie Leblanc. Una sonrisa divertida escapo de sus labios y recordó las palabras del padre Roland: "Pero Sophie ese rosario te lo traje de mi ciudad natal, vale demasiado para que se lo des a alguien que nunca más volverás a ver"
Una risita divertida volvió a escapar de sus labios. Ese rosario había sido un regalo especial para ella, sin embargo se lo había obsequiado en agradecimiento a él. A Robin. A Jason Peter Todd. Aunque, claro, ella no sabía que él se llamaba Jason, para ella, él era Robin, el chico maravilla. Y para él ella era una hermosa niña pero con extrañas características, porque no sólo era bella sino que también era buena e inocente. Eran combinaciones un poco raras en una adolescente de su edad, más que adolescente parecía una niña soñadora.
-Que bonito collar. –comento el mayordomo mientras dejaba una taza de café sobre una pequeña mesa.
Jason exhalo un largo suspiro.
-Si, fue un obsequio. –respondió tajante el joven Jason.
-Creí que Batman y Robin protegían la ciudad gratis. –comento el mayordomo mientras miraba hacia un costado.
-Ella insistió. Es una chica, se llama Sophie. –sonrió el muchacho de cabello negro mientras tomaba la cruz y la besaba.
-Creí que usted no era creyente joven Jason. –comento el mayordomo.
-No lo soy. Pero… podría cambiar de parecer. –dijo con una sonrisa pícara el joven Todd.
El mayordomo sonrió divertido al ver como Jason se levantaba de su asiento y se iba a la Baticueva apresurado. Jason se vistió de Robin nuevamente.
Apresurado salió de la mansión Wayne en una motocicleta muy sofisticada. En menos de lo que pensaba llego a aquel barrio, a la parroquia donde creyó que encontraría a la joven otra vez. Había algo en ella, algo en su sonrisa, en su rostro, en sus modales, que lo hacían pensar que si se acercaba a ella podría sanar sus heridas. ¿Porque no ir como Jason Peter Todd? Porque prefería averiguar más sobre ella y verificar que su intuición no le fallará.
Más tarde Jason se daría cuenta que su intuición la única vez que no falló fue cuando conoció a Sophie.
Como un gato se inmiscuyo en la parroquia y vio como el padre Roland y Sophie, ayudados de otras personas les daba de comer a las personas indigentes y algunos les curaban sus heridas. Robin observo esto con mucho cuidado y sin quererlo sonrió divertido. Ya que el joven Jason había comido muchas veces en el aquel lugar y había sido ayudado en incontadas ocasiones por el padre Roland. Incluso le había hablado de lo malo que era robar y lo había ayudado con la policía, antes de que Bruce Wayne se lo llevara a su mansión. Pero en ese entonces el padre Roland no tenía con él a su hermosa sobrina. Le hubiera gustado poder entablar una relación con ella. Más aun cuando veía la amabilidad y la dulzura con la que trataba a los niños y a las personas.
Cuando todos terminaron de comer tuvieron que irse, ya que el obispado no le permitía al padre Roland dejarlos dormir dentro del edificio. Mientras Sophie lavaba los cuencos y vasos donde servían la comida él, Robin, hizo su aparición.
Un buen susto le dio a la chica quien dejo caer a sus pies un cuenco de madera.
-Ups… no quería asustarte. –se disculpo el compañero de Batman, aunque si Batman se enteraba de que su fiel compañero de aventuras estaba ahí, lo regañaría seriamente.
La niña de ojos cafés y piel blanca sonrió radiante al ver nuevamente a su héroe.
-¡Robin! –exclamo alegremente. – ¿Qué haces aquí? –pregunto sorprendida pero feliz.
Robin también sonrió sin embargo diferente, la sonrisa del muchacho era más galante que dulce, a diferencia de la chica.
-He venido para saber como estabas. Me quede preocupado porque se te veía muy asustada. –comento amablemente.
Sophie se sonrojo y miro hacia abajo. Justo vio el cuenco que estaba en el suelo, pero cuando se agacho a tomarlo Robin le gano de mano y lo tomó él. Con caballerosidad se alcanzó. Tanto observar a Bruce Wayne, había aprendido como tratar con una chica.
-Gracias. –respondió Sophie. –Eres muy amable. Pero estoy bien. Ya no estoy asustada. –comento sin perder ese tono amable y tranquilo en su voz.
El héroe sonrió y se acercó a ella.
-Tu rosario me ha servido mucho. Ayer esquive treinta balas en cinco movimientos. Parece ser que Dios me protege. –dijo Robín sin perder esa sonrisa galante.
La chica soltó una carcajada divertida y dejo el cuenco sobre una mesa.
-Vaya… me alegro que te proteja. –comento tristemente. –Imagino que visitas a todas las chicas que salvas. ¿No? –pregunto mientras miraba hacia otro lado, ocultando ese pinchazo en su corazón.
Robin se sorprendió. No sólo era bella sino también inteligente. Eso lo hizo sonreír. Con tranquilidad se acercó a ella.
-No. La verdad es que no. Suelo ser muy solitario. Pero es la primera vez que me preocupo por alguien que no conozco y que me gustaría conocer. –respondió sin perder su sonrisa.
Sophie se sonrojo y soltó una pequeña risita.
-Vaya… eres todo un galán. ¿Cuántos años tienes? –pregunto curiosa.
-Quince. ¿Y tú? –pregunto curioso.
-Catorce. –respondió con una sonrisa.
Robin exhalo el aire y miro fijamente a la chica. No tenía nada especial. Era de mediana estatura, no era flaca pero tampoco robusta. Sus ojos eran color café y su piel muy blanca. Lo que llama su atención era su cabello. Eran bucles de oro que caían como cascada sobre sus hombros. Y lo que más llamaba su atención era su actitud. Era amable y simpática. Pero también respetuosa y prudente para la edad que tenia. A los ojos de un joven como Jason, Sophie parecía un ángel.
-Me alegra que hayas venido. Creí que nunca te volvería a ver. –comento tímidamente Sophie. Quien por su parte, por alguna desconocida razón, no podía dejar de mirar al héroe. Tenía ese traje demasiado chillón para su gusto, pero era muy guapo, sus piernas marcadas por sus músculos, al igual que sus brazos, sus ojos, detrás del antifaz parecían azules, y su cabello corto, negro y rizado. Sin poder entenderlo, ella lo miraba y sentía su corazón latir cada vez más y más fuerte. Parecía que estaba a punto de salirse de su cuerpo.
-Yo creo que me verás más seguido. –comento sin perder su picarona sonrisa.
La chica se sorprendió y volvió a sonreír.
-Eso me haría muy feliz. –dijo con alegría.
-Por cierto… ayudas mucho al Padre Roland. Pronto se hará de noche. ¿No tienes quien te acompañe a tu casa? –pregunto curioso el héroe.
Ella lo miro y volvió a sonreír. A estás alturas Jason, mejor dicho, Robin, pensaba que la sonrisa estaba impregnada en el rostro de la chica.
-Generalmente mi Padrino me acompaña. –respondió amablemente.
-Bueno hoy podría acompañarte yo. –propuso caballeroso el chico maravilla.
Una risita divertida escapo de los labios de Sophie al escuchar esas palabras.
-Me encantaría. –respondió alegremente.
En ese instante el sacerdote de la parroquia entro al lugar buscando a su sobrina, grande fue su sorpresa cuando se encontró a Robin.
-Sophie ya es hora de que…. ¡Ah! ¿Robin? ¿Que haces aquí? –pregunto sorprendido.
Robin y la chica se sobresaltaron ante el grito del párroco.
-¡Padrino! –exclamo Sophie.
-¡Padre Roland! –exclamo sorprendido Robin.
-¿Qué haces aquí jovencito? Batman se va a preocupar. –dijo cruzado de brazos y con una severa mirada.
-Padre Roland he venido a ver como se encontraba Sophie. Me quede preocupado. –comento con cortesía Robin.
El sacerdote enarcó una ceja y exhalo un fuerte suspiro.
-¿Preocupado? Imagino que eres tan amable con todas las personas que salvas. –comento seriamente el Padre Roland.
-Ah… no. Es que... –respondió nervioso el chico mientras se rascaba la cabeza nerviosamente.
-Padrino, Robin se ha ofrecido a acompañarme a casa. –intervino la chica para salvar de la situación a su héroe.
-Y tú eres tan ingenua que irás con él. –comento seriamente el padre Roland.
La chica se sonrojo y el héroe intervino.
-No voy a hacerle daño. Padre Roland Sophie estará bien. –dijo seriamente el héroe.
-Por favor padrino. –pidió dulcemente la joven.
Ante esa mirada de cachorro mojado de su sobrina-ahijada, el sacerdote no tuvo más opción que aceptar.
-Está bien. Pero mañana tú y yo vamos a hablar seriamente Sophie. –dijo el párroco señalando seriamente a su querida niña.
Sophie sonrió alegre y Robin le tendió su mano:
-Milady. –dijo de manera caballerosa.
La chica sonrió y tomó la mano del héroe quien acompaño a la niña caminando hasta su casa.
Aquella caminata fue un sueño hecho realidad. La niña de largos bucles dorados se sentía en el cielo. Robin era amable, divertido, charlaba con ella de todos los temas posibles. Y parecía muy alegre al estar junto a Sophie. Era genuino lo que ambos sentían, eran adolescentes, niños, pero eso no quería decir que no pudieran amar.
Jason Todd eran un joven que había sufrido toda su vida. Y en ese momento, en el cual había conocido a Sophie, había sido el único instante en el cual había sentido amor y más que nada pureza. Su corazón le pedía a gritos poseer a esa niña. Sin embargo, todavía no se animaba a presentarse como Jason Todd. Ya que Sophie, sólo conocía a Robin.
Un año pasó y Jason siempre se acercó a Sophie como Robin. Nunca había tenido el valor de presentarse ante ella como Jason. Lamentablemente ese mismo año fue cuando Robin cayó en la trampa del Joker y falleció a manos de ese criminal.
Ese día, lluvioso y torrentoso en Gotham, Sophie estaba rezando, arrodillada en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes junto a su padrino. En ese instante, en el que Jason había perdido la vida, el nuevo rosario, de cuentas de madera, que Sophie llevaba se resquebrajo, las cuentas cayeron al suelo y se esparcieron por todo el piso de la iglesia.
El sacerdote miro anonadado a la joven debido al mal presagio. Sin embargo Sophie se sintió desvanecer. Sostenida por su padrino se sentó en uno de los bancos de la iglesia y comenzó a llorar desconsoladamente. Sin dejar de repetir el nombre de Robin.
Bienvenidos, la verdad es que hace mucho que tengo esta historia en mente y me esta socavando el cerebro jajajajaja XDDD Espero que les haya gustado el primer capitulo, que en realidad es como un prologo. La historia no sólo va a tratar de Jason sino tambien sobre Damian y la familia Wayne.
Digamos que esta es como una manera de redimir a Jason y también se verán los sentimientos de este personaje tan particular. Espero que me acompañen el proximo capitulo. Desde ya muchas gracias por leer =) Y como ya saben cualquier duda, sugerencia o comentario, me lo dicen por el review y yo les respondo =)
Hasta pronto. =)
Hasta pronto
