Invasión del espacio personal
Un día en la vida de Ritsu.
Disclaimer: Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura.
-¡Esto no es amor!- repetía una y otra vez Ritsu Onodera desde que se dio por enterado que su jefe en su reciente empleo como editor de manga shoujo en Marukawa Shoten era él, Masamune Takano, o como lo conoció el castaño hacía diez años cuando aún era un estudiante, Saga-sempai.
Desde entonces su vida era un caos, el editor jefe tenía como pasatiempo invadir su espacio personal de mil maneras que llegaban a sorprenderle, aún más conforme pasaba el tiempo.
-Hare que te enamores nuevamente de mi- le había asegurado, pero lo único que estaba logrando hasta el momento era desesperarlo.
El ciclo de un editor de manga shoujo estaba en su máximo esplendor. Llevaban una semana entera sin dormir y si lo hacían, era de a poco. El cansancio era evidente, tanto que ya no parecían "las doncellas del departamento Esmeralda" como los había apodado, sino los esclavos sometidos a semejante basural.
Esa mañana Ritsu se había levantado temprano en contra de su voluntad. Simplemente tres horas para dormir no eran suficientes. Para completar había tenido según él, la peor pesadilla. Últimamente solo soñaba con su jefe y eso lo tenía aún más atormentado.
-Pufff! No puede ser otra vez Takano-san en mis sueños- se quejaba mientras tomaba una bebida energética como único alimento a esa hora de la mañana, su bolso y las llaves de su apartamento para luego salir.
-¿Otra vez quejándote, Onodera?- El ojiverde paró en seco su carrera. No podía creerlo, tan temprano y ya su espacio personal sería invadido.
-Ehhh…Buenos días Takano-san- murmuro esquivando la mirada del mayor, no quería tener de cerca esos ojos miel que tanto le gustaban, claro está, nunca le diría eso.
-Te ves cansado, ¿Acaso no dormiste bien?- se atrevió a decir con preocupación aunque su único fin era provocar al menor para que lo encarara.
-¿De quién crees que es la culpa?- Respondió sarcásticamente subiendo un poco su rostro para acusarlo. Lo planeado por Takano, había funcionado. Sus miradas se habían encontrado. -¡Oh no he caído en su trampa nuevamente- pensó el ojiverde. Sin embargo no encontró la fuerza para alejar esa mirada que le penetraba hasta lo más profundo de su ser. Solo atinaba a esperar el encuentro de sus labios con el de su acompañante. Y así había sucedido, el mayor poco a poco acortaba la distancia que había entre ambos. Tomó a su querido Ritsu de la muñeca y con su otra mano, lo atrapó en un suave abrazo, para luego hacer un leve contacto con sus bocas. El beso había comenzado suave, justo como ameritaba hacerlo en la mañana, aunque no por eso el mayor perdería la oportunidad de hacer su contacto más profundo. Con su lengua saboreó los labios del castaño, empujándola de una forma sutil para preparar su entrada, a lo que Ritsu se negaba, no por mucho tiempo. El beso se profundizó hasta que la falta de aire los obligó a separarse.
Ritsu se encontraba sonrojado hasta más no poder, nuevamente esquivaba la mirada de su jefe. Éste tomó su mano para luego quitarle la bebida que aún no había sido abierta.
-Es hora de Irnos Onoreda, hay mucho trabajo por hacer. Te agradezco por la bebida- una pequeña sonrisa se asomaba en su rostro.
-Ese es mi desayuno Takano-san- reclamaba dirigiéndose junto con su jefe al ascensor.
-No seas tacaño Onoreda, si quieres podemos compartir- Le dijo mientras tomaba un sorbo de la lata y se acercaba para dárselo boca a boca, gesto que el castaño rechazó completamente, por lo que el ojimiel simplemente le pasó nuevamente la lata y sin una palabra más el menor había bebido el resto de un solo sorbo. –Como siempre será difícil lidiar con él- pensó mientras salían del edificio rumbo a la estación.
Definitivamente el mundo entero estaba en su contra, eso era lo que pensaba Ritsu al momento en que el tren había arribado a la plataforma totalmente lleno. Eso implicaba que su querido jefe estaría otra vez invadiendo su espacio.
-Vamos- le exclamó tomando nuevamente su mano y dándole un empujón hacia la puerta que con dificultad se abría.
-Ehhh no Takano-san yo esperare el próximo- atinó a decir como excusa.
-Jaaa ni lo sueñes Onodera, hay mucho trabajo y no te voy a dar el privilegio de saltar tus obligaciones-
-Quien te dijo que quería saltármelas Takano-san, solo que no me iré en ese vagón tan lleno-
No hubo pero que valiera, como siempre el mayor había pasado por encima de él, por así decirlo y de un solo jalón lo metió al vagón. Resignado Ritsu espero a ser molido por la cantidad de gente en ese espacio comprimido, pero no sintió nada más que unos fuertes brazos rodeándolo quedando frente al vidrio de la puerta. Su espacio fue invadido nuevamente, su corazón comenzaba a latir desenfrenadamente. ¿Notaria Takano-san que estaría así? Alzó su mirada para ver los ojos del mayor fijos en él.
-Takano-san estamos a la vista de todos- murmuro con un gran sonrojo.
-¿A quién le importa? Nadie se dará cuenta. Esta bastante lleno para que alguien pueda atreverse a decir algo- entrelazando sus manos. Era verdad. El ojiverde había posado su mirada alrededor. Todos, mujeres, hombres asalariados, estudiantes y demás andaban en lo suyo. Apenas había terminado la inspección cuando sintió que el abrazo se hacía más fuerte. Era inevitable por más que quisiera no podía alejarse de seguro y dulce abrazo.
El salir de ese vagón fue dificultoso, pero Takano-san había hecho hasta lo imposible por no dejar que alguien tocara más allá de lo normal a su subordinado.
El edificio se vislumbraba al finalizar la calle que salía de la estación. No está de más en decir que Ritsu había sacado un poco de razón en medio de toda aquella confusión que le ocasionaba su jefe, soltándose de cualquier agarre y caminado más a prisa para evitar cualquier contacto. En vano seria pues luego de entrar tendría que estar en un espacio reducido llamado ascensor para llegar a la oficina de su departamento. No pudo evitar saltar de sorpresa al encontrarse de frente con Yokozawa, ¿Acaso él sería su salvación, o su condena? Los tres se dirigieron al ascensor.
-Buenos días Yokozawa-san
-Buen día Onodera- Era su impresión o la mirada que Yokozawa le dirigía se había suavizado, por lo menos eso era lo que notaba el castaño -Hola Masamune- continuo el hombre del departamento de ventas esta vez dirigiéndole la mirada a su amigo -Se nota que han estado bastante ocupados. El cierre del ciclo es hoy, no se exijan de más, ya se les ve bastante agotados y…- El celular de Yokozawa había comenzado a sonar. Desde un lado Takano pudo observar el nombre en la pantalla. "Kirishima". Por lo que una pícara sonrisa salió de sus labios. Sintiéndose en evidencia, Yokozawa solo atinó a desviar su celular y aprovechar que ya estaba en su piso para salir rápidamente y en un movimiento improvisado contestar su celular.
-¿Takano-san no te parece que Yokozawa-san esta algo extraño últimamente? Es decir siempre estaba a la ofensiva con todos en la oficina y ahora se le ve más calmado, más dócil- Comentó el ojiverde con un tono inocente y sorpresivo.
-Debe ser el amor- contestó mirando al menor para luego ver como las puertas se abrían nuevamente y Ritsu escapaba argumentando la pila de trabajo que tenía.
Al entrar a la oficina Ritsu pudo observar como Hatori, Kisa y Mino ya iniciaban con sus labores. La pila de papeles era enorme, copias iban y venían. El material para entregar a la imprenta se concentraba en el escritorio de su jefe. Todos con cara de agotamiento. Así había transcurrido el día.
-¡Siento que ya estoy muerto Ri-chan!-
-Si Kisa-San creo que la muerte sería una buena excusa para salir de todo este agotamiento- le contestó al mayor de sus compañeros -Para completar Takano-san me asignó estas estadísticas mientras él se encuentra en la reunión de cierre con los directivos-
-Eso es el precio que tienes que pagar por ser el novato- se burló un poco -¿Qué harás esta noche Ri-chan?-
-¿Esta noche? No es obvio Kisa-san quiero dormir ir al país de los sueños y quedarme ahí hasta mañana- la cara del ojiverde demostraba que estaba en la máxima ensoñación que anhelaba en ese momento.
-Que aburrido- se unió Mino a la conversación -¡hoy es viernes! ¿Qué tal si vamos a beber?, ya he acordado con algunos compañeros del otro departamento, ¿qué dicen?-
-Paso- replicó Hatori que escuchaba a la distancia -Hoy tengo que reunirme con Yoshikawa Chiharu y acordar la historia para su próximo trabajo. Nos vemos el lunes- mientras se despedía salió a toda prisa hacia el ascensor.
-Sí que es consagrado con su trabajo y con su mangaka. A eso le llamo un editor responsable. Ri-chan y yo te acompañamos, ¡Verdad!- dijo mientras miraba cómo el castaño en su computador organizaba números y gráficos. Al mismo tiempo sintió como su celular vibraba.
-Ehhh no lo creo Kisa-san. Debo terminar con esto antes de que Takano-san llegue y me dé más trabajo- Alzó su vista para ver a su compañero muy sonrojado mientras leía el correo que recientemente había llegado, ¿Acaso era de alguien especial? No, él no se atrevería a preguntar eso y más porque él nunca comentaría algo así de su vida personal. Así que siguió digitando, al momento escuchó a su otro compañero asegurar –Es tu novia Kisa-san- Ritsu quedó petrificado ¿sería esa la razón? -Algo así Mino, lo siento tengo que dejarlos. Me están esperando- cruzando sus brazos a son de disculpa tomó su bolso y salió corriendo como anteriormente lo había hecho Hatori.
-Hatori un editor responsable y Kisa un hombre enamorado- comentó Mino esbozando una sonrisa -¡Y tú Onodera, el esclavo personal de nuestro jefe!- argumentó riendo un poco y agitando su mano para despedirse -Nos vemos, espero que te rinda el trabajo Onodera- Ritsu solo pudo estirar un poco su brazo y darle una mirada agotadora.
No podía evitar pensar que Mino tenía razón. Alejando esos pensamientos de su cabeza siguió concentrado en su trabajo. Tan en sí mismo estaba que no sintió que alguien se acercaba por su espalda. Solo una leve sensación fría en la parte derecha de su cara que lo distrajo para luego sentir el calor y la humedad de unos labios posarse en el lado izquierdo. No hacía falta adivinar quién era el que le provocaba esas sensaciones, el único que era capaz de hacer latir su corazón de esa forma.
-Takano-san estamos en la oficina- dijo mientras se volteaba y veía como el mayor sonreía satisfactoriamente y estiraba su brazo para entregarle una bebida –Ten Onodera, es el pago por la de esta mañana- El ojiverde tomo la lata y se giró, dándole la espalda a su jefe, quien se situó más cerca de su subordinado para mirar la pantalla que mostraban las estadísticas en las que trabajaba - ¿Aun no acabas las estadísticas?- preguntó -Acaso no es obvio Takano-san, me has enrollado este trabajo a última hora solo para tenerme trabajando extras- Acusó -Si no fueras tan despistado te darías cuenta que arreglando estos valores de aquí la gráfica para este mes se genera por si sola- señaló las celdas en la hoja de cálculo que se mostraba. Otra vez había caído en un error tan diminuto y lo peor era que siempre Takano lo alertaba para corregirlo. Hizo la corrección dejando la lata en la cesta de la basura y siguió escuchando lo que su superior le decía -Además esa no es la razón. Solo quería obligarte a que me esperaras- efectivamente la gráfica se había generado y él ya estaba cerrando todo el sistema cuando cayó en cuenta de las palabras del ojimiel. Se puso de pie inmediatamente para tomar su bolso y se giró para encararlo -¡No te burles de mí!- y al momento fue callado por un impulsivo beso. Empezó a resistirse y le dio un ligero empujón -¡Takano-san, no te burles de mi por favor! – esta vez solo fue un murmullo acompañado de un sonrojo que logró ocultar colocando su mano en la cara y esquivando la mirada hacia el suelo -No lo hago Ritsu- Escuchar su nombre de esos labios que lo deleitaban y de esa voz que lo enloquecía, hizo que su cuerpo temblara. Eso y sumando el cansancio que tenía sintió como su cuerpo no respondía haciéndose pesado y sus piernas muy ligeras, ahogándose en su corta y dificultosa respiración solo escuchó de fondo el llamado de su jefe -Ritsu, Ritsu ¿Qué te sucede?- y con esto todo se volvió oscuro. Takano no hizo más que tomar en sus brazos a un inconsciente y agotado Ritsu para luego salir de Marukawa Shoten en un taxi rumbo a su apartamento.
Continuara.
Es un gusto enorme para mi saludar a quienes se hayan interesado en este fic.
Desde hace rato quería escribir algo de esta serie que me ha traido loca durante todo el 2011.
El proyecto es escribir de cada pareja. Por ahora me he enfocado en Ritsu y Takano que es la que me gusta mas.
Según como resulte esta y si es del gusto de los lectores, me animare para futuras historias.
Esta es una corta historia dividida en tres capitulos que describe la "tortura" diaria (solo él se lo cree) que vive Ritsu trabajando
como editor de manga shoujo y teniendo como jefe a su primer amor. Puede que lo sientan muy empalagoso pero desde
mi punto de vista lo amerita. No es el primer fic que escribo pero aun soy
una novata, asi que me gustaria y si es posible leer sus comentarios.
Agradecimientos especiales a Haruhi
Gracias por leer
¿Quieren saber lo que sigue? Déjame un Review.
