Sora tenía suerte. Suerte de tener amigos reales, memorias reales y una vida real.
Ese era un pensamiento recurrente en Roxas, atrapado dentro de sora, viviendo a través del elegido de la llave espada. Cuando con resignación accedió a unirse con su original, o más bien que este lo asimilara, creía que se desvanecería en su corazón, para simplemente volverse una nube en el cielo.
Pronto noto que se equivocaba, allí en el descenso del corazón, seguía consiente. Existiendo de una forma paradójica, ya que en realidad no existía. Tampoco podía escapar, porque después de todo, esa prisión era su origen, su núcleo.
Allí no existía el sueño, el hambre, la sed, el cansancio ni nada. Lo único que percibía eran los sentimientos del corazón de sora. De hecho solo le bastaba cerrar los ojos y veía todo desde la perspectiva del otro. Esa era la única forma de pasar el tiempo, aunque el término "tiempo" era relativo allí.
Evitaba hacer esto lo más posible, por lo que lo único que podía hacer era pensar. A pesar de que todo lo meditara desembocara en un pensamiento específico:
Todos los aspectos de lo que vivió tenían alguna relación con sora: el ser portador de la llave espada, su reclutamiento a la organización XIII y el conocer a Axel y a Xion, su posterior encuentro con Namine y, lo que más le enfurecía, su falsos recuerdos con Hayner, Pence, Olette. Todo esto fomentaba su desesperación. Un pasado enmarañado tanto de engaños como de manipulación, y un futuro incierto.
Recordar era uno de sus pocos consuelos, a pesar de que esto le proporcionaba un sentimiento agridulce. Recordaba con nostalgia esas tardes tomando helado, junto a Xion y Axel en villa crepúsculo, pero la imposibilidad de volver a vivir esos momentos, empañaba su corazón de tristeza.
Pero ese era su destino, y lo aceptaría con resignación. No había otra opción y no solo por el mismo sino por ellos. Él era el único que podía.
Solo él podía recordar aquellas tardes en la torre del reloj.
Solo el guardaría el rostro de Xion en su mente.
Solo él podía ver esa hermosa sonrisa, junto con esos hermosos ojos color cielo…
-Hola sora- al escuchar esa voz, Roxas se permitió sonreír con autentica felicidad, y conservando esa misma sonrisa, cerró los ojos y se dispuso a echar un vistazo desde la ventana que era la mirada de su original.
-Hola Kairi- Roxas sintió la amalgama de sentimientos de corazón de sora y el suyo también lo hizo de forma similar. O lo que sea que tuviera en lugar de corazón.
Porque él no veía a Kairi sonriendo cálidamente a sora. El veía una hermosa chica rubia y de deslumbrante ojos azules, que le sonreía de esa manera tan suya, que le decía en cada gesto:
"Estoy contigo"
Y el se permitía creer que el futuro no era tan oscuro como lo pensó en un principio.
