Hate this Feeling
Resumen: Fue cuando notaron que, para dos seres orgullosos como ellos, aquél momento mezclado con alcohol y acompañado de besos sin sentido les demostraba que eran débiles y, amargamente, aceptaron que odiaban ese sentimiento. Laxus/Mirajane. Two-shot.
Pareja: Laxus Dreyar-Mirajane Strauss.
Género: Familia, Drama, Angustia, Romance (?).
Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.
Capítulo Uno: La debilidad de Laxus.
Escrito por: Amaya-chan.
Cuando Laxus Dreyar volvió de su misión una tormentosa tarde, no lo tomó como un mal presagio. Sabía que el clima por esa época se volvía bastante inestable, un momento el sol podría alumbrar como si no hubiese un mañana y al otro ya estaba cayendo una enorme cantidad de lluvia que no te daba tiempo reaccionar y terminabas empapado.
Por eso no pudo evitar sorprenderse al entrar en Fairy Tail y encontrar todo el ánimo muerto, como si la tempestad hubiese afectado también el interior del siempre alegre y ruidoso gremio. Compuso su rostro y avanzó con paso decido por las mesas, nadie pareció notarlo o, si lo hacían, no se molestaban en siquiera dirigirle la palabra, aunque en realidad no le importó. Hace tiempo que había dejado bien en claro que no quería, ni necesitaba, que los debiluchos como eran sus supuestos compañeros, le hablasen.
Se encaminó a las barras y tomó asiento con gesto indiferente, le hizo un gesto a la camarera encargada para que le trajera lo de siempre, cerró sus ojos, cruzó sus brazos y esperó a que su abuelo –quien se encontraba a lado suyo- hablara. Sabía de antemano que si alguien le daría la información que quería, sin que él se rebajara a preguntar, sería Makarov.
La camarera se apresuró a colocar su trago sobre la barra y se marchó apresurada, consciente en la atmósfera de tensión que generalmente crecía entre abuelo y nieto. Laxus tomó su bebida y le dio un largo sorbo, para terminarla de un sopetón y estampar el vaso contra la madera, logrando que el eco resonara en todo el lugar sin que nadie se inmutara.
Solo en ese momento comprendió que quizás la situación era más grave de lo que parecía ser, pero no por eso iba a preguntar.
―Has vuelto a casa ―murmuró su abuelo con melancolía. Laxus abrió uno de sus ojos para verlo fijamente, pero él no le devolvió la mirada. Seguía concentrado en algún punto de la nada, como había estado desde que Laxus volvió.
―Creo que me he equivocado de gremio ―respondió seco, volviéndole a hacer un gesto a la camarera para que recargara su bebida, quien asintió apresuradamente.
Al oír su respuesta, Makarov dirigió su mirada hacia él, casi sin poder ocultar un atisbo de sorpresa.
―Sí, yo también, ¿estás seguro que eres mi nieto? Generalmente, él me ignora ―comentó el anciano volviendo a dirigir su vista al frente.
―Si no quieres que te hable, me callaré ―soltó con fastidio y volvió a cerrar los ojos para volver a tomarse de un trago la bebida que la camarera le trajo.
Hizo otro gesto para que le recargaran su bebida.
El silencio volvió a inundar el lugar que, de no ser por su autocontrol, Laxus se hubiese levantado a buscar a Natsu para golpearlo y animar la fiesta que siempre había allí y que, admitía, le gustaba. No por nada ellos eran Fairy Tail, el gremio más fuerte de todo Fiore y también el más ruidoso y desastroso.
¿Qué era aquél sitio tan oscuro, seco y vacío? Es como si alguien hubiese…
―Lisanna ha muerto.
… Fallecido.
Laxus abrió los ojos de par en par, volteó para encarar a su abuelo nuevamente y, sin poder evitarlo, soltó una exclamación de sorpresa.
¿Estaba jugándole una broma?
―Ha muerto Lisanna, mi hija ―repitió el hombre mayor con fervor refiriéndose a la difunta como si realmente tuvieran un parentesco sanguíneo, observando hacia la nada, perdido en sus pensamientos y en su dolor―. Ha fallecido durante una misión que ha salido mal.
Listo, aquello era la respuesta que Laxus estaba buscando para una situación que al principio consideraba absurda. Esperaba una explicación tonta, que le hiciera reírse a carcajadas de la debilidad de los demás, algo como: Tal miembro se rompió unas cuantas costillas porque unos demonios lo han acorralado, estamos tristes porque no podrá volver a salir de su cama. Entonces Laxus se habría ido a reír en su cara por imbécil, porque así era él.
Déspota, orgulloso, frío y muy sarcástico.
Pero, ¿cómo podría hacer aquello si él también sentía esa aura oscura de dolor apoderarse de sí mismo? Recordó a Lisanna, siempre tan radiante y efusiva, tan ingenua y encantadora, tan dulce y noble, tan… todo lo contrarío a él.
Y siempre le guardaba una sonrisa para todos, inclusive para Laxus, a pesar de que él solo hacía lo posible para burlarse de los demás como si no hubiese un mañana.
Apretó el vaso de licor, se lo llevó a los labios, tomó todo de un solo trago y comprendió que aun si tomara más alcohol, el sabor amargo de su boca no desaparecería jamás.
Odió ese sentimiento.
Se levantó, porque no estaba dispuesto a seguir en ese entorno depresivo y dejarse arrastrar también, colocó el dinero sobre la mesa y dio media vuelta para salir. Antes de partir, se detuvo un momento y habló:
―Si Lisanna ha muerto, es porque era débil.
Ignoró las miradas de desprecio y la ira que se comenzó a sentir cuando su comentario salió de sus labios. No le importó, porque sabía que tenía razón. Caminó hacia la salida con su mismo aire de superioridad y se perdió en medio de la lluvia.
Débiles.
La muerte de la menor de los Strauss era culpa de su abuelo, de eso él no tenía duda. Laxus pensó que si el gremio estuviese en sus manos, no dejaría que ningún debilucho fuera a una misión. Fairy Tail se estaba llenando de incompetentes mediocres que se hacían llamar a sí mismos magos. Lisanna no era para que saliera de misiones peligrosas, no estaba preparada: era débil.
No porque su hermana fuera una maga de clase S, la convertían en alguien capacitado para correr riesgos.
Bueno, ¿ya qué? Está muerta, espero que eso le sirva al abuelo de ejemplo para que vea la incompetencia de su gremio.
Con eso en mente, Laxus caminó bajo el torrencial aguacero con dirección a su hogar, ya mañana tomaría otra misión y se largaría de allí. No era ninguna nena para llorar la muerte de alguien, por muy cercano que supuestamente haya sido.
Iba tan absorto en sus pensamientos que terminó chocando con alguien cuando dobló en una esquina. Del impacto, el cuerpo del desconocido cayó sentado al suelo, solo en ese momento Laxus salió de su trance previo al shock.
Frunció el ceño y miró al estúpido que se atrevió a chocarle. Se sorprendió al reconocer la identidad de la persona.
―Mirajane… ―murmuró casi sin creérselo. La chica alzó apenas el rostro, estaba empapada de pies a cabeza, y –joder- tenía una expresión taciturna que la hacía de alguna u otra forma tierna.
―Laxus ―respondió con suavidad la chica, mientras se incorporaba con dificultad. El susodicho pensó que, lo siguiente que pasaría, sería que la Strauss trataría de volarle la cabeza con un golpe por 'osarse' a meterse en su camino en medio de su 'dolor', pero no, aquello no sucedió.
Aunque viéndolo desde la perspectiva del rubio, hubiese sido lo mejor para ambos, porque lo siguiente que Mirajane Strauss hizo fue enredar sus brazos alrededor de él y plantar un beso en sus labios antes de caer desmaya. Él no hizo nada para detener el golpe contra el pavimento
El sabor a alcohol que Mira tenía, el torrencial aguacero que caía sobre ambos y el cuerpo inconsciente de la chica, le dio a entender al rubio que aquél no era para nada su momento. Parecía que ese era el día de sorprendamos a Laxus, ¿qué era lo siguiente? ¿Natsu lanzándose de un acantilado para aplacar su despecho por la muerte de su amor frustrado?
Miró a la mujer que yacía tirada en el suelo y, se encontró en un dilema interno si dejarla allí y que muriera o salvarle la puta vida a la orgullosa y estúpida Mirajane Strauss.
―Mírate ahora, Mirajane ―murmuró con desprecio al cuerpo inerte―. La 'demonio' se ha vuelto un ser tan débil y repugnante que me hace querer estrangularla.
Dio un paso sobre el cuerpo. Decidió ignorarlo y dejarla a su suerte, pero un débil murmullo lo detuvo en seco.
―L-Lisanna… lo siento.
La culpabilidad era un sentimiento que te calaba hasta los huesos y no te dejaba en paz. Laxus volteó para ver a la mujer que de cierta forma se había ganado su respeto.
Más que Erza, Mystogun o Gildarts. Si Laxus fuera a quedarse con algún debilucho de Fairy Tail, Mirajane sería la elegida.
Por supuesto, mientras cargaba el cuerpo inconsciente de la que alguna vez se llamó 'Demonio', adjudicó su decisión al alcohol que corría por sus venas y no a la sensación de culpabilidad y dolor que sentía.
Internamente, odió ese sentimiento.
Continuará… si quieren.
A/N: Ya hace tiempo que tenía esta historia en mente, pero es recientemente que decidí plasmarla :). Sólo serán dos capítulos.
Espero que dejen reviews, son gratis :D
Ama-chan off!
