Primero que nada la historia es medio fuerte así que están advertidos n.nU
.-Silence's love-.
Advertencias: Angst, violencia, Lemon/Rape violación, golpes, sangre etc, etc, etc.
Notas: Personajes de unos 17 años.
Capitulo 1: Por favor.
La noche estaba fría, las calles estaban oscuras. En silencio, la ciudad se encontraba en quietud completamente.
Un auto se vio pasar por las calles húmedas, por los charcos creados por la lluvia de hacía ya unas horas. Fue poca el agua que se levanto por la velocidad del auto.
Unas cuantas ratas se escabullían por las alcantarillas escapando de la luz parpadeante de dicho automóvil; otras en cambio se mantenían ocultas en los botes de basura.
Luego más silencio. Así estuvo un momento hasta que se vio a un joven correr.
Corría con todo lo que podían sus piernas, hacía frío y llevaba muy poca ropa; solo lo necesario. Su rostro mostraba la clara angustia que sentía en esos momentos, deseaba escapar de su acechador y esconderse donde fuera, lejos de esos ojos penetrantes.
Su respiración se volvió muy agitada y ya perdía el aliento, se estuvo deteniendo cuando ya no pudo seguir y paro para poder tomar algo de aire, puso su mano derecha en su pecho y cerró los ojos fuertemente, le dolía su garganta pero eso no lo detendría.
Luego escucho algo que lo paralizó – Por favor Tala, pretendes que tratando de huir escaparas. Ya van dos veces -. Esta frase provoco que abriera sus ojos de par en par.
Aún sin mirar atrás pudo distinguir la cercanía de esas pisadas, esa voz que pensaba que podía dominar a quien sea. Lentamente y con miedo volteo su rostro para poder ver con más claridad. Otro auto pasó al lado de ellos dejando ver el rostro del otro joven; al parecer de la misma edad y pero un mas alto aunque su cara era maligna.
Sus ojos denotaban lujuria. Su mirada rojiza denotaba tentación por tener ese cuerpo otra vez. Oír esos gritos y suplicas de una alma inocente y condenada al dolor.
Nuevamente en terror de estar a su merced lo invadieron. Saliendo de su estado de parálisis se fue corriendo en la misma dirección en la que iba unos segundos antes. Dejo de ver a esa silueta que ahora estaba cubierta por la oscuridad de la noche. Esta sonrió perversamente por el miedo que presentaba su presa mientras lo veía escapar otra vez; pero como ya se lo había dicho nunca podría huir, por más que lo intentara. Con este solo pensamiento él también lo persiguió aumentando la adrenalina en Tala.
El pelirrojo seguía corriendo, pero sabía que aunque quisiera él lo alcanzaría para empezar su tortura una y otra vez.
Cuando creyó perfecto el momento, se escondió en un callejón; en el cual había pensado que podría salir de esa parte de la ciudad y perder al otro joven. Pero para su mala suerte y fortuna del otro, no había más salidas. Todo estaba cerrado, oscuro y el olor era insoportable pero lo soportaría, no quería volver a comenzar su pesadilla. Esa continúa pesadilla de todas las noches. Pasaba el tiempo y su corazón latía aceleradamente puesto que su adrenalina había aumentado. Se mantenía firme en una pared luego sintió ruidos que le helaron la sangre. Fijo su vista para ver de donde provenía pero se dio cuenta que solo eran algunas sabandijas buscando alimento en los ¡botes de basura! Claro...un buen lugar, al menos para esconderse por un rato. Acumulo una gran cantidad de botes y bolsas rasgadas y sucias para esconderse. Tala metía más abajo su cabeza tratando de que no se pudiera verle. Prontamente se hicieron audibles los pasos de alguien más. Ivanov estaba asustado, no quería ver así que cerró y apretó sus ojos lo más que podía. Esos pasos se hacían más y más cercanos hasta que una risa irónica y que asustaba le hizo abrir los ojos por segunda vez – Jaja, te dije que no podrías huir de mi -. Estuvo un rato mirando hacía ambos lados para poder mirar al pelirrojo. Sabía que estaba ahí, su respiración era acelerada y logro ver un pequeño destello rojo entre las bolsas negras - ¿Qué fue lo que dije? Mira nada más, que sucio quedaste -. Dijo mirándolo sin bajar su rostro.
El ojiazul estaba más que aterrado por la idea de solo pensar que el castigo de ahora seria peor que el anterior. El ojisrojos tomo unos mechones rojizos entre sus dedos y alzo al pelirrojo provocándole mucho dolor en su cuero cabelludo.
Cerró sus ojos mientras negaba con la cabeza, se llevó una mano a su cadera mientras que con la otra sostenía el cabello del otro ruso. Chasqueaba su lengua contra sus dientes en forma negativa ante tales acciones usadas por Yuriy – Eres un chico muy, MUY malo Tala. No debiste desobedecer, sabes que eso no me gusta -. Acerco su boca al oído del chico – Pero, no por ese incidente olvidaremos lo que hacemos todas las noches. Para eso me sirves -. Jalo más fuerte su cabello – Siempre vas a ser mi perra -.
Yuriy se sentía devastado, quería que lo dejara libre, pero sabía que era imposible escapar. Siempre lo encontraría, sintió como el bicolor jalaba con más fuerza sus cabello y esto provoco que emitiera un gemido de dolor mientras cerraba más sus ojos al momento en que algunas lagrimas se asomaban por sus ojos...Siempre vas a ser mi perra...fue lo que oyó, creando un vació en su alma. Solo sollozos escapaban de sus labios que tiritaban por el frío y el miedo ante la mirada frívola del peliazul.
El escenario había cambiado ahora estaban dentro de una mansión muy bien amueblada. La misma se encontraba en penumbras por dentro, en el patio principal había unos cuantos faroles que iluminaban la parte de afuera.
Los pasillos de adentro estaban llenos de sombras y algunos cuadros que parecían macabros puesto que solo aparecían personas de mayor edad y con expresiones frías. Pero esto no importaba, lo que sucedía dentro de una habitación si. El pelirrojo fue arrojado contra la cama y cayó tendido de costado sobre ella, en tanto el bicolor cerraba la puerta con seguro para que el chico ojiazul no saliera. Además no había ni una sola alma en toda la mansión lo que aumentaba la excitación del ruso bicolor, este se dio la vuelta y miro al pelirrojo que estaba atónito esperando lo que seria inevitable. El ojisrojos se acercaba lenta pero peligrosamente hacía su presa mirándolo a los ojos observando el terror presentes en estos, Yuriy intenta alejarse pero una mano lo sostiene tomando la muñeca del chico apretándola – No, no. No hagas eso, vamos divirtámonos un BUEN rato. Oh pero que digo, yo me divertiré, tú...vas a recibir tu castigo perra -. Fue lo que le dijo tiempo antes de atrapar esos labios con los suyos, el ojiazul trataba de separarse pero le era imposible. El otro cuerpo era muy musculoso y ese sujeto era muy fuerte, su mirada era penetrante y con solo verla lo paralizaba. Ya no tenía escapatoria. El peliazul seguía su recorrido por el cuello dándole mordidas nada amables. Siguió besando ese rostro, era totalmente incitador, enloquecedor y no podría dejarlo ir, no ahora que su excitación comenzaba a despertar. Tala ya no se resistía solo dejaba que esas manos pasearan por su cuerpo ya tocado y abusado.
Mmm, eres tan perfecto. Y solo me perteneces a mí. Linda perrita -. Decía sonriendo sádicamente, Yuriy solo permanecía con los ojos cerrados al sentirlo así de cerca.
No me gusta que no me vean cuando hablo ¡Mírame! -. Grito furioso.
Nuevamente tomo una gran cantidad de cabello con su mano, tensando sus músculos.
Tala solo obedeció la orden que le fue dada sin chistar ni quejarse, eso seria lo peor.
Te has portado mal este día perrita¿qué sucedió? -. Pregunto burlándose el peliazul ante el rostro adolorido del joven Ivanov.
No hubo respuesta, como siempre. Así que el de marcas azuladas en las mejillas se desabotono su camisa. Solo unos tres botones, dándole al sujeto un aire de belleza.
Para cualquiera esa hubiera sido toda una visión. El joven bicolor tenía su cabello mojado porque estuvo persiguiendo al pelirrojo bajo la lluvia, pero ese sacrificio tuvo su premio. Yuriy seguía en su actitud sumisa ante el otro chico – Quítate la ropa -. Ordeno – pero -. Prosiguió – hazlo sensualmente -. Le susurro al oído seductoramente mientras atrapaba su lóbulo con sus dientes mordiéndolo. Tala solo tembló al escucharlo pero se levanto de la cama y camino hasta la mitad de la habitación.
Bien comienza -. Dijo con su sonrisa aún más grande, la ladeaba sarcásticamente al ver como Tala no se oponía en nada. Así el ojiazul comenzó a quitarse toda la ropa con sensualidad como se lo habían dicho y se quedó completamente desnudo, mostrando su perfecta figura curveada. El bicolor se relamía los labios al mirarlo, en realidad era muy hermoso, su piel tan blanca y tan suave. Los ojos de zafiro combinando perfectamente con su cabello de fuego – Ven -. Fue su nueva orden.
El pelirrojo fue a donde su amo sin replicar y se quedo parado frente a la cama, a un lado del bicolor. Este estaba sentado con su rodilla derecha levantada y su brazo derecho, también sobre esta. La otra pierna estaba asentada sobre la cama.
El pelirrojo permanecía con el rostro bajo y sus ojos se desviaban un poco, además que permanecía inmóvil y callado. Sus dos mechones rojos caían pesadamente a los lados de su cara. El peliazul le dio una mirada de pies a cabeza y se levanto un poco tomándole su barbilla. – Mírame a los ojos -. Tala no se opuso y obedeció.
Mmm, veo que algo te molesta -. Dijo acercándose más a sus labios – Jm, pero eso no debe importarme ¿o si? -. Termino besándolo introduciendo su lengua. Tala no sabía porque correspondía esa muestra de calentura. Pero algo lo obligaba.
Lentamente el ojisrojos puso sus manos alrededor de la cintura del chico.
Lo atrajo hacía si profundizando el contacto, luego tomó una mano del pelirrojo y la condujo hacía su excitación para que este la tocara. Esa blanca mano se sentía muy bien a pesar de que aún tenía puesto el pantalón. Así que se bajo la bragueta.
Tala abrió los ojos levemente, sabía lo que tenía que hacer; fue bajando hasta quedar en frente del miembro del otro ruso y se lo metió en la boca comenzando a succionar y a lamer, cerró sus ojos porque la situación no le agradaba. Esto no paso desapercibido para el bicolor así que de nuevo jaló su cabello haciendo que levante la cara. - ¡Qué fue lo que te dije la semana pasada¡Abre los malditos ojos PERRA¡ABRELOS! -.
Para el bicolor era de muy mal gusto que hiciera eso, el pelirrojo accedió y los mantuvo semiabiertos dejando que algunas lagrimas salieran por ellos, mientras el otro chico solo jadeaba y cerraba sus ojos por el placer que sentía. Lanzaba su cabeza para atrás y sonreía al saber que tenía la dominación de su muy llamada "perra". Con la misma mano con la que jalo el cabello seguía atrapándolos y jalándolos más.
Yuriy gemía de dolor mientras seguía chupando. El orgasmo estaba cerca para el peliazul así que atrapo la cabeza e hizo que su miembro se hundiera más en ella.
Tala trago todo mientras irremediablemente cerraba sus ojos y esas dos manos detrás de su cabeza la dejaban libre, el pelirrojo escuchó el suspiro de placer que salió de la boca de su señor. Cuando separo su boca de la entrepierna sintió como lo levantaban y lo aventaban de nuevo a la cama. El chico cayó sobre su pecho y manos mientras mantenía sus caderas en alto apoyadas de sus rodillas, para el bicolor era una vista impresionante. Aunque ya muchas veces lo había visto así. Yuriy se mantenía abajo sin moverse, el peliazul acerco su dedo a su entrada y lo paso en línea recta sobre ella hasta llegar a la blanca y suave espalda provocando que le pelirrojo gimiera y se tensaran sus músculos al sentirlo hacer eso. El ojisrojos puso su pene en la entrada, solo rozando y a la vez creando un movimiento masturbatorio sobre ella pegando la punta dejando que más lágrimas salieran de los débiles ojos árticos.
Apenas si la punta tocaba su entrada, la cual ya estaba lubricada. El pelirrojo ni siquiera supo porque estaba tan lubricado esperando a que lo penetren. Quizá solo fue por el miedo, pero había algo más, algo que no entendía. El de marcas azuladas se separó de él otra vez y se acerco a su oído para susurrarle algo más. – Se acerca el momento perrita, y estoy BASTANTE seguro que lo vas a DISFRUTAR -. Dijo lamiéndole el lóbulo y tomando con ambas manos las caderas para penetrarlo. Así lo hizo, de un solo empuje lo metió todo sacándole un grito al chico.
Jadeos era lo único que se escuchaban provenientes del de cabello azul, y gemidos de dolor del otro joven. Sus lágrimas no paraban de resbalar por sus mejillas escarlata.
Junto sus manos y formo con ellas dos puños cerrados atrapando las sabanas.
Mientras el ojisrojos se aferraba rasguñando con fuerza la piel del chico que tenía sometido debajo de él, sus embestidas eran fuertes y sin consideración.
AH GRITA, GRITA...MMM... -. Gemía y jadeaba descontroladamente.
AH, AH, AH...basta...basta... -. Gemía débilmente.
Pero luego sus gemidos fueron cambiados por gritos desgarradores de dolor.
AH por...favor...deténgase...basta... -. El peliazul no escuchaba tenía sus oídos tapados por el placer que no se dio cuenta que el pelirrojo estaba llorando al saber que estaba sangrando y esa misma sangre bajaba por sus piernas hasta llegar a la sabana.
Seguía recibiendo las embestidas del ojisrojos.
Sin siquiera saber el porque de lo que haría, giro su cabeza un poco para observar el rostro de su agresor, estaba lleno de placer y pronto se vendría.
Los ojos del pelirrojo estaban oscuros, semiabiertos, húmedos, sus mejillas completamente rojas y su cuerpo se movía contra su voluntad abriendo más las piernas. Su cordura le fallaba y se dejaba llevar por el supuesto placer que lo invadía. El sudor lo cubría al igual que algo de sangre y semen sobre su espalda y piernas. Ya no podía contra todo lo que sentía. Sin poder aguantar más ambos eyacularon, el bicolor arqueó la espalda en el momento justo junto con el pelirrojo. Luego salió descaradamente de su cuerpo dejando que fluyera el semen y la sangre. El ojisrojos se separó y se metió dentro de las sabanas, mientras el otro joven se mantenía quieto.
Ivanov se mantuvo en la misma posición que con la que fue violado.
Su cuerpo temblaba levemente porque trataba de recuperar fuerzas y su respiración. – Muy bien perra, mira la hora que es. Jm ¿estás cansado? -. Pregunto sonriente.
No hubo respuesta, solo unos cuantos sollozos se oyeron del agotado cuerpo blanco.
Bien como quieras. Ahora duerme perrita mañana te espera un largo día -. Luego le obsequió un beso en la boca sin sentimiento, solo era un beso. El ojiazul cerró sus ojos en forma sumisa y cambio de posición, se levanto y se quedó de espaldas al bicolor creando más dolor y vacío dentro de su pobre ser. El ojisrojos solo lo miro y le dijo – Puedes dormir en mi cama. Pero lo harás en la punta -. Dijo de último. Ni él sabía porque decía eso, solo lo dijo. Además hacía frío.
Yuriy solo asintió pero dentro de él algo de calor nacía.
Dentro de pocos minutos el ojiazul se quedo dormido de costado, con ayuda de sus manos pudo apoyar su cabeza y utilizarlas como una almohada.
El bicolor se quedo despierto un poco más, tomando algo de vino. Jugaba con la copa en su mano haciéndola girar. Se quedo viéndola, viendo el contenido de esta. Ese liquido fresco, rojo como el cabello de su "pequeña perrita" y tan dulce como esos labios rosados. Pero... ¡Qué diablos pensaba¡Kai Hiwatari nunca pensaría en cursilerías! Y MUCHO menos para otra persona que le servía como juguetito sexual. Aunque había una cosa que le hacía reaccionar cuando tenían sexo, pero era su imaginación. Luego de pensar en eso se tomó el resto de vino que quedaba en la copa y él dejo dicha copa en un pequeño banquito que estaba allí. Luego fijo su vista en el pelirrojo, estaba muy cansado y su respiración era lenta y suave, esos hermosos ojos hielo ártico permanecían cerrados; tenían algunas lágrimas secas producto de lo ocurrido anteriormente, su cabello estaba muy despeinado y su brillo estaba apagado, su piel se veía apetecedora que podría volver a tomarlo otra vez. Después de todo, la opinión y deseo del joven ruso no importaba, solo le servía para satisfacerse un rato y dejarlo tirado como un vil muñeco de trapo. Ya eran pasadas las 03:50 a.m. de la madrugada y el sueño lo estaba venciendo, se quito su camisa y solo se quedo con su pantalón negro y sus boxers.
Luego de que su mente pensara bien lo que iba a hacer se acerco al ojiazul.
Pero lo ignoro y se dirigió hacía el armario, luego saco otra sabana una limpia. La miro y se fue a donde el pelirrojo dormía, analizo la situación nuevamente. Pero aún así coloco esa sabana sobre el maltratado cuerpo del chico.
Este estaba tan cansado que no se dio cuenta de nada y siguió durmiendo, Kai solo lo observaba con sus ojos semiabiertos en una expresión seria se quedo así por unos segundos después se levanto y se metió dentro de la cama. – Si, mañana será un día difícil -. Pronunció cubierto por las sabanas sucias; pero esto poco le importaba. Luego movió su cabeza y enfoco la vista en Yuriy, se veía tan tranquilo. Como muy pocas veces se mostraba. Los segundos, minutos y horas pasaron desapercibidas para ambos jóvenes. El amanecer era cercano, el sol salía, los pájaros entonaron sus melodías, algunas gotas de rocío caían de las hojas y también sobre el césped y el pasto del patio, tanto del trasero como del delantero. La "H" inconfundible de la familia Hiwatari brillaba gracias a su dorado color. Un color exquisito.
Sigilosamente salió de la cama todavía en pantalones, tomo un toalla limpia y otra un poco más pequeña. Su destino, el baño. Quería ducharse y calmar su cuerpo, estaba tenso aunque era normal, todas las mañanas eran así.
Pero antes le dio una mirada discreta a su acompañante.
Luego se fue al baño, y cerro la puerta con cuidado. Giro la llave del agua caliente y se metió dentro de la tina caliente. Eso lo mantendría ocupado.
Cerró sus ojos al sentir esa tibieza y se dejo llevar por la pesadez de su cuerpo.
Mientras fuera de ese cuarto, el pelirrojo comenzaba a despertar. Sus ojos se abrían dificultosamente. Con una de sus manos se restregó los ojos para ver con más claridad.
Con cuidado se fue levantando pero no pudo ni siquiera sentarse por el dolor.
Todavía seguía divagando por lo ocurrido anoche, sin más sus inocentes lágrimas rodaron por sus ojos una vez más. Ya no sabía cuantas veces lo hacían.
Fue hasta momentos antes en los que se dio cuenta que una sabana limpia lo cubría.
Intento volver a sentarse y esta vez lo logro, aunque tuvo que esforzarse para que no doliera más, cerro sus ojos por la acción que tuvo hacer eso.
Luego vio la sabana estaba suave, la tomo con sus dos manos y la llevo a su rostro.
Pero pudo captar cierta fragancia ya bastante conocida, era el varonil perfume de Kai aunque era su violador era muy guapo y su aroma era algo a lo que no podía evitar recordar. Mantuvo sus ojos semiabiertos por la confusión que sentía.
Su expresión de tristeza regreso a su cara, pero el sonido del agua moviéndose en la tina y de un cuerpo dentro de ella le hizo reaccionar. Kai había entrado hacía poco y tal vez no tardaría mucho en salir, lo mejor era quedarse ahí sino quería que lo volvieran a lastimar. Luego se quedo pensando; entonces de ¿Dónde salió la sabana¿Acaso Kai se la habría puesto cuando aún dormía y tenía su pequeño momento de paz?
No, eso era lo más ilógico que podía llegar a pensar. Pero ¿Cuál otra explicación podría haber? Ninguna quizá. Por ahora eso rondaba su mente.
El ruso bicolor nunca mostró sentimientos hacía él, si no se cuenta que solo lo quería para el sexo. Aún así ¿Por qué pensaba todo esto? No tenía ni el más remoto sentido. Pero se sentía bien el hacerlo, olvidar que solo sirves para el placer sexual.
Olvidar que solo eres un muñeco para divertir a tu dueño, olvidar lo momentos oscuros de la vida. Y más que nada, olvidar esa horrible y a la vez grotesca palabra que retumbaba en sus oídos sin poder evitarlo. Sus ojos zafiro titilaban de solo pensar eso, tal vez exista ese pequeño destello de luz, esa salvación. Su salvación en ese infierno. La sola idea de creer que todo se acabo no era un opción de la cual uno se quiera ferrar el resto de su vida, lo destrozaba más que antes. Tala miro hacía la puerta del baño. 'De seguro esta calido ahí dentro' pensó triste, ya que él solo se bañaba con agua fría y Kai era capaz de hacerlo bañar en la calle llena de nieve si así lo quisiera, mucho no le importaba el pelirrojo, algo que solo provocaba más sufrimiento en el pobre corazón del ojiazul. Pero eso era otra cosa, solo una más del montón. Después de un rato de estar en completo silencio escuchó como la perilla de la puerta del ante-baño giraba, tan metido en sus pensamientos estaba que no vio como Kai aparecía detrás de la puerta y la cerraba a sus espaldas. Solo una diminuta toalla en su cintura y la más pequeña, sacada anteriormente, era lo que lo cubrían de su desnudez ante el sorprendido pelirrojo. Hiwatari solo lo miro cuando notó algo gracioso en su lobito.
Un pequeño rubor se asomaba por las mejillas del chico, retocando su piel nívea. Era totalmente irresistible, así tan sumiso con la luz del sol chocando contra esa piel sedosa y sus ojos con ese inexplicable brillo y su alborotado cabello rojizo.
Un ángel, eso era. Un precioso ángel, el silencio se hizo presente nuevamente en la habitación, Yuriy seguía atrapando la sabana con sus manos y miraba al bicolor directo a los ojos. Aún no sabía porque lo hacía, pero sentirse atrapado por ese fuego que poseían los ojos rojo fuego de Kai. Ese infierno abrasador. Era todo.
Algo similar pasaba con el bicolor esos ojos hielo, cielo. Con esa luz tan claros y tibios le daban un toque de delicadeza total, una dulzura extraña. Simplemente no podía dejar de verlos, ver esa claridad. Esa bella luz. Todo parecía tan tranquilo cuando Kai se acerco a la cama y arrojo al pelirrojo a un lado de esta, sin siquiera ver si se había lastimado el ruso ojiazul. Tala lo miro, recordando que solo estaba allí para servirle a el como su perra, nada más. Kai se sentó en la cama y se quito la toalla de las caderas sin pudor ante el pelirrojo, quien desvió la mirada de ese cuerpo que ya muchas veces había visto en casi todas la noches.
Kai comenzó a vestirse con la ropa que había sacado del closet. Era una camisa del mismo color azulado muy suave que el de la parte delantera de su cabello aunque más claro debajo una camiseta sin mangas de color blanco y un pantalón vaquero (1) de color azul oscuro casi negro, con unas correas que terminaban en una hebilla dorada.
Y unos zapatos de cuero negro con la clásica punta de acero, se coloco su reloj Rolex y una delgada cadena de plata al cuello. Se peino un poco, se rocío con su perfume y se coloco un pendiente de oro en la oreja derecha como último accesorio.
Tala solo miraba a quien satisfacía mientras se seguía cubriendo con la sabana. Kai se dio cuenta de la sorpresa del ruso ojiazul y se acerco hacía él.
Bien, vete a bañar. No me gustan las perras sucias -. Dijo cortante.
De nuevo esa actitud sádica ante él, lo podía ver y sentir. No le parecía bueno que el bicolor siempre se desquitara con él por sus problemas.
Responde ¡PERRA! -. Grito más molesto.
Si...mi señor... -. Dijo bajando la mirada y cerrando los ojos.
GRRR -. Gruño. Luego un golpe seco inundo toda la habitación, el peliazul le había dado una bofetada al pelirrojo, este solo puso su mano en la mejilla que dolía.
Intentaba mantener sus lágrimas dentro de sus ojos, Kai era muy rudo con él y siempre le miraba como si solo fuera un objeto sin vida.
¡Arriba! -. Grito exasperado mientras tomaba su brazo y lo levantaba sin cuidado. Tala se puso de pie y lo miro con miedo. Pero con su otra mano mantenía tapado su cuerpo desnudo y golpeado. Kai no perdió el tiempo y le quito la sabana.
Le puso un brazo en la cintura y lo pego a su cuerpo.
(Le susurra al oído) – Ya me voy pero volveré temprano para que nos divirtamos más -.
Dicho esto dejo caer al pelirrojo al suelo estrepitosamente y luego salió de la habitación, dejándole algunos recados a su mayordomo, quien había llegado algunos minutos antes de que él terminara de bañarse.
Yuriy seguía sentado en el piso con sus dos manos en el también. Se sentía triste.
Pero trato de llegar al baño y encontró la tina con agua fría, como siempre. Saco una toalla y algo de la ropa vieja que era de algunos sirvientes que ya no trabajaban ahí.
Se metió dentro de la tina y sintió como el frío le calaba los huesos.
Luego de estar lo suficientemente húmedo su cuerpo, se dispuso a pasarle el jabón encima a su piel; empezó por los brazos, el pecho, las caderas, los muslos, el resto de sus piernas y parte de su entrepierna. La espalda le costo un poco.
Se quito el jabón con el agua y se lavo su cabello. Luego salió y se vistió.
Se peino con un cepillo, para suavizar su cabello. Después tuvo que limpiar el desorden de lo que había pasado en la noche anterior, pero uno de los sirvientes lo detuvo y le dijo que él limpiaría mientras el pelirrojo descansaba en la sala más grande de la mansión. Para ello tuvo que pasar por unos cuantos pasillos mientras observaba todos los tétricos cuadros de los antepasados de la familia. Le asustaba un poco pero le asustaba más saber que ahora era objeto de las perversiones del último descendiente de esa larga cadena familiar. Cuando llego a la sala principal se sentó en uno de los finos sillones y vio algo que le llamo la atención. Era una foto, no muy vieja al parecer. Pero eso no era lo importante, sino, un niño que estaba sentado en el pasto mirando hacía la cámara, estaba de espaldas a esta. Parecía feliz, estaba sonriendo y abrazando a un pequeño peluche de color marrón claro, el cual tenía un listón rojo en su cuello. Parecía de unos 5 años pero su rostro era muy dulce, era un niñito indefenso.
Esto conmovió por completo al pelirrojo, quien seguía sin quitar la vista de la foto.
¿Ese pequeño era su dueño¿Era aquel que lo humillaba cuando bien se le venía en gana? Pero ¿Cómo?...no tenía sentido¿cómo un niño tan tierno como él pudo convertirse en lo que ahora era? No quería saber así que dejo el portarretratos.
Bajo la cabeza e instintivamente llevo sus rodillas a su pecho y escondió su rostro entre ellas, en una posición fetal. De nuevo esas amargas lágrimas abandonaban sus ojos sin avisar, caían una tras otra; saber que su torturador había sido así de feliz y ahora era solo un chico sin interés por los sentimientos ajenos a su mundo. Esto lo estaba matando, ya no quería saber más. Solo deseaba descansar por un rato más, solo unos breves momentos, no más. La verdad era clara, y no podría evitar que su destino fuera ese. Lo mucho que podía soñar se esfumaba y volvía a quedarse solo entre tanta oscuridad '¿Acaso...ese es el camino...que debo seguir?'...
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(1) Pantalón vaquero: es casi como la tela del jean; pero esta es más flexible.
Muy triste ¿Quizás? Pero esto es solo un poco de lo que va a pasar durante el transcurso del fic, cosas peores le esperan al pobre y desdichado pelirrojo. Muchas peores y en aumento.
Bien se que la palabra o sobrenombre "perra" esta muy feo, pero debía ser algo hiriente. Yo les advertí al principio que el fic iba a ser algo fuerte y ya ven que no me equivoque. El angst me gusta, lo tengo que admitir (si soy una loca sádica no me lo recuerden lo tengo muy presente cada día -.�). Bien y ¿Por qué Kai esta tan malo con Yuriy? Pues eso va para rato. Quise probar como se vería del malo y ¿qué creen? Me salió muy (DEMASIADO) bien ¿A ustedes no les parece?
Pero bueno el sufrimiento es un pequeño paso que hay que dar. Solo espero sus rr n.n
Desde ya les agradezco que quieran leerlo XD.
.:.°Dedicado para Ayanai°.:.
�¡Do svidaniye drugs!
¨-¨-¨ °:Hikari Balkov:° ¨-¨-¨
