Tú eres todo lo que yo quiero
Recibió el fuerte abrazo de Kamamoto que casi lo tira, estaba celebrando lo mismo que todos los demás festejaban por separados pero a la vez muy juntos. !Habían ganado¡
Lo que su reina había planeado, junto con los reyes Azul y Plata, se había hecho satisfactoriamente y sin mayores daños que los materiales y las vidas que era imposible conservar si se esperaba que el plan tuviera éxito, pero esos eran riesgos que sabían había y eso no los detuvo.
Sintió una palmada amigable en su espalda y sin saber quien fue busco la sonrisa del segundo al mando de HOMRA, Kusanagi solo los observaba con una mirada orgullosa mientras era el apoyo de una cansada Anna, cansada pero igual de feliz que todos sus clansmates. Misaki dio un gran grito de alegría, el cual hizo reír a todos los demás, y busco rápidamente con la mirada al clan Azul, buscando un par de ojos azules escondidos detrás de un par de gafas de montura gruesa, queriendo verlo una vez más, sonreírle y disfrutar de todo ahora que de cierta forma habían dejado las cosas mas tratables entre ellos.
Ese pensamiento le hacia feliz, le daba la esperanza de que lo que alguna vez tuvieron, esa complicidad y la intimidad que logras pocas veces en la vida, se volviera a encontrar, que de alguna forma volvieran a ser los mismos de antes, antes de la traición, del dolor y las cicatrices que Saruhiko le dejo.
Pero no esta ahí, entre los azules solo estaban la chica rubia, que parecía ser muy buena amiga de Kusanagi, el Rey, que tenia una extraña marca roja en uno de sus pómulos, y el resto de los chicos con los que estuvieron trabajando antes, nada de Saruhiko y eso no le daba un buen presentimiento. Se les quedo observando unos segundos mas hasta que sintió la penetrante mirada de Kusanagi sobre él.
-Luces más tonto si te quedas viendo y sin hacer nada, Yata. Ve a preguntar por Fushimi.
Su comentario le sorprendió, aunque no tanto como en otro momento y esta vez no lo evito diciendo cosas sin sentido y negándose que su preocupación era real. Lo había dejado hace ya un rato, para ese momento debería haber estado con su Rey reportándose y haciendo esa cosas raras que hacían los azules- creía que les llamaban informes. Pero la incomodidad le invadió de pronto cuando se dio cuanta que el Rey azul estaba caminando hacia ellos, específicamente hacia él.
-Debo agradecerte lo que hiciste por Fushimi, sin tu ayuda no habría conseguido salir con vida- esas palabras aceleraron el corazón de Misaki, temiendo verdaderamente que eso hubiera pasado, pero eso rápidamente desapareció para ser remplazado por indignación y un ligero enojo, de esos que se pueden convertir en algo especialmente grande en un segundo, cuando vio la ligera curva en los labios de quien tenia enfrente, como si no le hubiera importado, como si de verdad no hubiera pasado nada si no hubiera alcanzado a llegar- Gracias a tu ayuda y a una rápida intervención de terceros él se encuentra satisfactoriamente en el hospital en este momento. Creí que te gustaría saberlo.
El aire dentro de los pulmones del mas pequeño desapareció al oír la palabra hospital dicha en ese contexto que englobaba a su amigo. Espero recibir más información pero el Rey ya había pasado de él y se centraba en hablar con Anna y Kuasanagi sobre lo que habría que hacer después de todo lo que había ocurrido.
Misaki se giro para encararlo y gritarle si era necesario que le dijera donde encontraba a Saruhiko cuando una voz femenina carraspeo junto a él llamando su atención y previniendo que molestara al Rey azul. Era la chica rubia, la verdad no recordaba su nombre, que le veía con cara de entendimiento y de cierta forma trataba de calmarlo con una sonrisa que mas bien le dio un escalofrió en toda su espina dorsal. Era bastante hermosa, pero desconcertaba cuando la veías hacer gestos tan tiernos y amigables.
-Me parece que lo que necesitas es esto- le tendió una hoja de papel, tenia la dirección del hospital, el nombre de Saruhiko y la habitación en la que se encontraba y todo eso estaba firmado por la única persona que podía dar el permiso para que alguien ajeno a Scepter 4 pudiera entrar a esa habitación: Munakata Reisi- Me pidió que te lo entregara, nos gustaría que cuidaras de él hasta que nosotros podamos, no tenemos idea de como estarán las cosas a partir de ahora.
Misaki recibió el papel sin decir nada, leyó varias veces el nombre ahí escrito y lentamente razono lo que le estaba pidiendo. Asintió, un poco sonrojado por la vergüenza y de una pequeña inclinación se despidió de la mujer. Observo a todo su clan ocupado, discutiendo con algún Azul o revisándose las heridas, que opto por mejor irse sin decir nada y mandar un mensaje al PDA de Kusanagi cuando estuviera en el hospital.
Le desconcertó pensar como podían los azules dejarle a Saruhiko a su cuidado sabiendo que la historia que compartían no era precisamente de color de rosas, ellos los habían visto pelear, lastimarse e insultarse, fueron testigos de muchas cosas pero también parecían ser conocedores de muchas otras, de cosas que ni siquiera Misaki y Saruhiko sabían.
El hospital a donde fue llevado no estaba muy cerca pero con su patineta no le fue ningún problema el llegar. El lugar era de esos caros y lujosos, lugares como los que él nunca podría pagar, pero que personas del gobierno, específicamente Scepter 4, claro que se los permitían. Sin sentirse cohibido por las miradas de las enfermeras y doctores que le veían caminar en su estado-hay que aceptar que su ropa no es de lo mas lujosa, y el que trajera manchas de tierra, unas cuantas de sangre y uno que otro raspón lo hacia el blanco perfecto para todas las miradas de personas que se sentían superiores solo por tener dinero- se paro en frente de la recepcionista pidiendo ver al paciente y esta le habría ignorado de no ser por que le entrego el permiso firmado. La mujer asintió y le dejo pasar.
Todo el valor que había conseguido en la batalla, en su pequeña conversación y en el sentimiento de que de cierta forma su amigo necesitara de él se fue haciendo cada vez mas pequeño en su pecho, siendo opacado por la fuerte impresión de que, de una manera muy poco sana, el otro no lo quisiera ver ahí, de que le sonriera de lado, esa sonrisa que a él le lastimaba al ser tan falsa, y le soltara cualquiera de sus comentarios mordaces y ofensivos con los que se había visto en la necesidad de vivir los últimos años.
Él había sufrido, mucho, había llorado en su momento y se había quitado la frustración a golpes de haber sido la victima en esa amistad que acabo terriblemente mal.
Sin quererlo se quedo petrificado en la puerta de la habitación que rezaba el nombre de Fushimi Saruhiko, no queriendo entrar, no teniendo la confianza de entrar giro la manija de la puerta y se adentro en una habitación completamente oscura, ni siquiera la luz del exterior se filtraba por la ventana. Tuvo temor de pasar y chocar contra algo contra lo que no debería chocar hasta que una voz, una femenina, le exigió que entrara y cerrara la puerta. Por supuesto él no hizo caso.
-¿Tu eres Misaki, no es así?- el chico no dijo nada, simplemente se preparo para cualquier ataque encendiendo un poco de fuego en la mano derecha, el mismo que le proporciono la luz para ver la figura femenina sentada en la minúscula sala dentro de la habitación. Misaki la reconoció al instante, ella era con la que pelearon cuando rescataron a Anna, la chica del clan verde quien se suponía debía estar en las prisiones azules- ¿Podrías contestarme?, no tengo todo el día.
-Lo soy, ¿tu quien eres?
La chica se puso de pie y camino al pie de la cama, la cual había ignorado al estar mas alerta en ella, y sostuvo un fajo de papeles antes de acercársele.
-Mi nombre no te interesa, pero esto sí- le entrego los documentos y los sostuvo con la mano izquierda sin evitar alzar un poco su otra mano, donde su poder se mostraba. Ella enarco una ceja y dejo salir un poco de su electricidad en una señal clara de advertencia- No creo que sea el momento ni el lugar adecuado para que hagas tonterías. Él te necesita… a demás, deberías guardar energías, no sabemos si estas puedan desaparecer pronto.
Ella salió de la habitación, y una vez más Misaki se quedo sin palabras-!Eso en verdad le fastidiaba¡-observo los papeles en su mano y se apoyo de su fuego para alcanzar a ver lo que decía el encabezado: "Diagnostico". Y con esa simple palabra dejo de leer, a él no le interesaba lo que dijera un papel, él quería oírlo de alguien.
Volvió a quedarse a oscuras y busco a tientas la lámpara de buro que vio unos segundos antes, la encendió y por fin la habitación dejo de parecer una cueva. Se rio al recordad que así tenia antes el departamento Saruhiko cada que él llegaba muy noche del trabajo y él de ojos azules lo hacia mas temprano, esa había sido una manía que nunca pudo quitarle - como la de no comer vegetales- pero que nunca lo intento con gran esmero.
Dejo los papeles en una de las mesas, olvidados, y se sentó en uno de los sillones al otro lado de la habitación y hasta ese momento se permitió ver hacia la camilla.
Desde su posición solo podía verle los pies al otro, podía ver el subir y bajar de la manta al compas de su respiración y lo que parecía ser su fleco, su cara estaba ladeada y casi cubierta por todo el cabellos, se podía notar el cansancio físico que todo ese plan descabellado le había representado. Misaki suspiro, sintiéndose frustrado por no haber llegado antes, por no haber entendido hasta muy tarde que lo necesitaba, gruño fuerte, sacando el enojo, sin importarle en lo mas mínimo que el otro se despertaba ya que si era el mismo Saruhiko con el que había vivido sabia que solo con eso no se despertaría.
Antes podía estarse cayendo el mismo techo del departamento, Misaki podía estar quemando toda la comida y gritando a los mil demonios por eso, pero Saru nunca se despertaba. Incluso, muy de vez en cuando, las raras ocasiones en las que Saru caía dormido en el kotatsu o en el sillón, se sentaba junto a él a observar sus facciones, a descubrir todo aquello que no le decía. En esos momentos le leía, al igual que el libro abierto que nunca era, y descubría infinidades de cosas que le encantaban, que llegaba a odiar y otras que no hacían mas que sorprenderle. Misaki no era una persona muy perspicaz pero Saruhiko siempre había sido la excepción desde una tarde en la azotea de su secundaria, cuando por primera vez descubrió el miedo y la repulsión de irse a su casa, con tan solo mirarlo dormir; ya que de otra forma, con un Saru despierto, jamás podría leerlo.
Misaki se paro de donde estaba, siendo impulsado por los recuerdos, camino los pocos pasos que lo separaban de la cabecera de la cama encontrándose con la cara pálida y cansada de Saruhiko, aparto el cabello que le cubría el rostro y lo primero en llamarle la atención fueron las ojeras, muy marcadas y oscuras, que se dejaban ver claramente sin los lentes; sus labios estaban entreabiertos y ligeramente curveados hacia abajo, en una mueca de disgusto que antes no estaba ahí. Se quedo unos segundos de pie, solo observándolo, entendiendo y dándose cuenta que no había persona mas estúpida que él mismo.
Ahí estaba, claramente sobre sus facciones, un dolor mas visceral que el suyo- y no por el hecho de ser mayor sino de ser diferente- veía el abandono a si mismo, veía odio -sintió miedo de ser el receptor de ello- y también vio, una ligera muestra de paz, tal vez felicidad, en medio de toda esa mascara de sentimientos negativos en la que se había convertido su mejor amigo, a demás de esa pequeña chispa, la que siempre estaba en la cara de Saruhiko al dormir, pero que nunca había podido descifrar. Sonrió, al darse cuenta que no era tan diferente como antes.
Se enojo, frunció el seño, y por un segundo se pregunto cuando había dejado de verlo dormir, cuando había volteado la cabeza e ignorado los problemas que le enseñaba. ¿Cuándo había perdido a la persona mas importante en su vida?
Sintiéndose cansado de repente fue hacia uno de los sillones y lo arrastro hasta dejarlo junto a la cama, muy cerca del rostro del oji azul, para así descansar su cabeza muy cerca de él-como antes- y poder seguir observándolo, aprovechando ese privilegio que el mismo, y el otro, le habían negado.
Sabia que en la mañana se regañaría por verse tan vulnerable, pero solo por esa noche decidió no darle importancia, al final aunque no quisiera habría cosas que afrontar.
…
La mañana le llego, y dio gracias a que le despertara su alarma en el PDA ya que al no tener las cortinas corridas era imposible que le despertara la luz del sol. Reviso la hora y se sorprendió al ver que no solo habían dormido toda la noche, sino también la tarde del día anterior. Nunca espero estar tan cansado. Se levanto para sacarse el sueño del cuerpo cuando noto que Saru se había movido de lugar pero aun seguía profundamente dormido, lo cual era extraño ya que aunque su sueño fuera muy pesado no solía dormir tantas horas seguidas.
Se acerco a él, movió su hombro con brusquedad-consiente que eso apenas ayudaría a despertarlo- y fue cuando vio las vendas que cubrían gran parte de su torso, el hombro izquierdo y tal vez, por lo que recordaba, una de las piernas donde el niño tonto y gritón- como si no hubieran ocupado los mismo adjetivos para él- le había lastimado. Se quedo contemplándolo, sin decir nada, hasta que la puerta de la habitación se abrió dejando entrar la luz a la que sus ojos se habían desacostumbrado.
-Lamento la molestia, Yata. Espero entiendas que también tengo que cuidar de él- le voz del Rey azul era inconfundible, y el tono que ocupaba como siempre le exaspero. No sabia porque todo lo que el hombre dijera sonaba a una burla, o en su defecto estaba cargada con dobles intenciones-Aunque veo que has hecho un excelente trabajo.
Mejor que el que usted ha hecho en mucho tiempo.
-Es mi amigo.
El hombre sonrió, causándole un escalofrió, y se encamino hacia los papeles que dejo en la mesa el día anterior.
-Lo se.
Misaki guardo silencio, solo observando lo que fuera a hacer el intruso en la habitación. No se dijo nada hasta que una pequeña risita de parte del mayor hizo saltar al chico rojo de su lugar.
-¡¿Qué le da tanta risa?!-le grito, sintiendo como su mano se cerraba alrededor de las sabanas de la camilla y estas empezaban a calentarse debajo de sus dedos.
-Por mucho que me veas con ojos de odio no me voy a ir de aquí, me interesa tanto como a ti la salud de nuestro paciente.
-No lo hubiera puesto en peligro.
-Era necesario, el fue leal a mi- se quedaron viendo, Munakata esperando alguna replica pero solo recibió un quejido y como la vanguardia de HOMBRA le ignoro girando la cabeza a otro lado. De cierta forma le recordaba a Suoh, y a todo el fuego que tenia en su interior- Hubieras hecho lo mismo por tu Rey, no lo hubieras pensado siquiera.
-Es diferente….
-No lo es, lealtad es lealtad…no importa que cara tenga-observo como una de sus manos empezaba a adquirir la tonalidad del fuego, y siendo como era no dejo de apuñalar más la herida ya abierta. Ellos no necesitaban un poco de ayuda, necesitan que se los gritaran a la cara y solo tal vez lo entendieran- Tu me odias, Yata, porque crees que te dejo por mi, o en su caso por Scepter 4. Y déjame decirte que estas en un error.
Misaki volteo indignado, queriendo gritarle a quien había invadido la habitación, y solo lo observo sentarse con tranquilidad en el otro sillón que quedaba libre.
-Fushimi abandono HOMRA por una simple razón, dejo a quienes le habían tendido la mano por primera vez solo porque la persona en la que mas confiaba le dio la espalda- le observo, atento, esperando su reacción- Tú… él no habría odiado tanto a HOMRA y a S…Mikoto, sino le hubieras dado la espalda en esos momentos.
-Yo no le di nada, el nos traiciono.
Munakata solo rio.
Misaki casi quiere aventársele al cuello.
-Esta claro que sigues pensando que eres la única victima aquí-Misaki se puso de pie, no tenia idea de que iba a hacer pero eso era mejor a quedarse sentado oyendo como le atacaban tan directamente- Él prefirió mil veces que todo lo que sentías se convirtiera en odio antes de que desapareciera, antes de que le dejaras verdaderamente de lado.
¿De lado? Jamás dejo a Saru de lado, ¡él fue quien se aparto! ¡quien había olvidado todo lo que habían dicho y prometido!
-Si no podía tener tu amor prefería tener tu odio…
El corazón del castaño se paralizo por unos segundos, sus mejillas se enrojecieron y las fuerzas que lo impulsaban a callar al de lentes de un golpe lo abandonaron. Simplemente se quedo en blanco, escuchando la verdad que había ocultado tanto tiempo atrás… Amor, amor por Saruhiko, amor por su mejor amigo, por su persona especial. Amor. Amor. El único sentimiento del que no logro escapar, y que al parecer nunca escaparía y mas si las demás personas veían tan claramente sus sentimientos.
-Yo nunca lo odie de verdad…-susurro Misaki mientras se giraba a ver una vez más a un durmiente Saruhiko, que no hacia más que gritarle lo solo que estuvo todo ese tiempo-Es solo que…dolió mucho.
-A él le dolió de igual manera- Munakata observo como el chico tocaba un poco la frente del paciente y le acariciaba las facciones cansadas. Dejo que apreciara en lo que se había convertido, que si bien no era algo malo, si era un tanto diferente a lo que era cuando vivían juntos.
Y en ese momento fue cuando lo vio, la quemadura, esa herida que descansaba sobre su clavícula en el mismo lugar donde antes llevaban ambos la marca de HOMRA. Antes le había enojado verla, ahora solo le hacían mas claros los sentimientos por los que ambos tuvieron que pasar, ya que sí, el amor mutuo que se tenían antes no era un secreto para ninguno de los dos-el que hayan dado el siguiente paso de amigos a pareja nunca sucedió, pero los sentimientos eran reconocidos- pero le dolía más, o creía que le dolía más, al pensar que ese amor se había vuelto unilateral.
-Pienso que no debí de ser yo quien te dijera todo esto, pero si yo no lo hacia nadie mas lo haría… sabemos lo poco claro que puede ser Fushimi en ocasiones.
Y eso no pudo negarlo.
Misaki, abrumado por los sentimientos que una vez mas se vieron de forma brusca en frente de él, decidió salir de la habitación por un poco de aire freso, buscando la tranquilidad que la presencia del Rey azul le había arrancado en tan solo unas palabras.
Salió tranquilo al jardín exterior sabiendo que Saru estaría en buenas manos-la corazonada era muy ligera- siendo consiente de que le debía cierto respeto al Rey, ya que era a la persona a quien le había dado su lealtad su mejor amigo.
…
Había dejado que pasara toda la tarde entre pensamientos negativos - de esos que solía tener mucho en un pasado que le sabia lejano- y otros que eran un tanto mas optimistas, y todos eran con respecto a la persona culpable de que él estuviera en ese hospital. Había recibido una llamada de parte de Kusanagi diciéndole que no se preocupara, que todo de lo que había por encargarse ya estaba hecho y pidiéndole que tuviera cuidado ya que las primeras consecuencias de la ruptura de los Slates se estaba haciendo notar en algunos de sus compañeros - perdida momentánea de sus dones o descontrol de los mismos- por lo que había respirado tranquilamente junto a una pequeña zona de juegos especial para los niños del hospital.
Lo que le había dicho el de gafas cambiaba muchas cosas, pero al mismo tiempo ninguna. Ahora veía con mayor claridad que él, tal vez, fue el que dejo a Saru de lado - aunque eso no le excusaba de nada que pudo haber dicho o hecho después de eso- también acepto que si tan solo le hubiera dicho algo en ese momento el no habría cambiado HOMRA, él hubiera seguido intentando hacer encajar a Saru en un lugar donde no pertenecía y eso al final hubiera sido peor- este punto en especial le hacia sentir muy culpable- y entendió, lo que más le costo trabajo contando cuanto tiempo se había puesto a si mismo como la victima, que Saru había sufrido igual que él, que lo extrañaba y que su única manera, horrible manera, era demostrarlo al exigirle su atención con sus peleas e insultos.
Todo eso había cambiado en su interior, ahora entendía mas las cosas, pero lo que no lo había hecho fue que no haría nada al respecto con los sentimientos que aun guardaba en su interior, ya que se limitaría a recuperar lo que habían perdido y nada más, con eso se conformaba si es que significaba tener a Saru una vez más en su vida.
O al menos eso se repitió una y otra vez en su camino de regreso a la habitación.
Una vez de regreso se percato que el Rey azul ya no estaba pero que en su lugar Saruhiko era quien hacia que la habitación no se sintiera vacía. Lo primero que vio fueron los ojos azules viéndolo a él, entre sorprendido y aliviados.
-Creí que el idiota se burlaba de mi cuando dijo que estabas aquí- le dijo Saru una vez que se adentro más en la habitación, un poco cohibido gracias a todo lo que había pensado por horas.
-No deberías hablar así de tu Rey.
-Como si te importara.
-No lo hace, pero a ti debería…él fue quien pago el hospital.
El chasquido de la lengua que escucho a continuación nunca le había parecido tan perfecto. Y con ese extraño pensamiento se dio cuenta del verdadero miedo que tenia de perderlo.
No se dijeron nada por unos minutos, en los que nada mas se quedaron pensando en nada en caso de Misaki y en todo en caso de Saruhiko. Este se moría por saber que había pasado, como había terminado todo-suponía que bien sino el castaño no estaría tan tranquilo- y no sabia nada ya que el que se hacia llamar su rey le había negado cualquier tipo de información argumentando que su salud era primero y que no debía alterarse. Menuda tontería.
Cuando Fushimi empezó a desesperarse por el silencio pensó en soltarle un comentario aleatorio a su acompañante, de esos que lo hacían rabiar, solo para entretenerse un rato pero no contaba con que el otro estuviera recargado en su abdomen - la medicina funcionaba espectacularmente si no lo había sentido en todo el rato- y observándolo directamente a la cara.
-¿Qué?-le pregunto en tono agresivo, casi rompiendo con la atmosfera de tranquilidad que habían tenido por minutos. Misaki solo le respondió con el seño fruncido pero no le dijo nada- ¿Qué te pasa?
Tal vez fue la insistencia en sus palabras, o el miedo en sus ojos del cual no era consiente al verlo tan callado - ya que Misaki era muchas cosas pero nunca callado- o simplemente fue que por primera vez desde "la traición" Misaki tenia todos sus sentimientos en orden que las palabras que nunca se dijeron salieron muy fácil de sus labios.
-Tú eres todo lo que quiero.
Y por un segundo Saruhiko sintió que le habían robado la línea que había esperado tanto tiempo en decir.
Las mejillas sonrojadas de Misaki fueron el indicador de que entendía lo que había dicho, y de que lo había dicho consiente de lo que podía desencadenar. Y el silencio de parte del otro solo sirvió para aterrarle y en cierta manera frustrarle al creerse de que al final sus sentimientos siempre fueron unilaterales. Grave error.
El mas alto se enderezo en su lugar sorprendiéndolo aunque no tanto como cuando lo sujeto del cuello con fuerza y lo acerco de golpe hasta su cara. Sabia que eso no podía ser bueno para su salud pero a ninguno le importo cuando empezaron un juego de estira y afloja, Misaki no quería estar ahí en ese momento, no cunado se sentía tan rechazado por la agresiva reacción que había tenido el otro.
-Suéltame, Saru… ¡hey! Saru…
Pero lo tenia tan cerca, tan a su alcance que sin dejar que el otro le abalara, y sin querer oír lo que le diría acorto la poca distancia que había entre ellos - realmente poca ya que Saru lo había prácticamente subido a la camilla del puro jalón.
Le hubiera gustado decir que su primer beso fue mas perfecto pero la realidad en ocasiones no es mejor que la fantasía, regularmente era así. Misaki movió un poco sus labios, sostenido con fuerza la mano que estaba en su cuello y poniendo la otra en la mejilla del mas alto y espero que fuera correspondido…y lo fue. Saruhiko ataco sus labios con violencia, le mordió con rencor y apretó un poco mas su agarre en el cuello del castaño. Imposibilitado de un brazo se las arreglo para hacer que Misaki se subiera a ahorcadas en su cintura y con mas fuerza que antes arremetió contra su boca. Y todo esto aterro a Yata.
Después de más de un intento logro que la mano de su cuello se apartara solo para que cambiara de posición a su nuca, jalando el cabello que tenia ahí y lastimándolo en el proceso. Le dolía, y no solo físicamente el sentir tanta agresividad en el acto. No había amor, ni siquiera el cariño con el que pretendía darle el beso al principio; ahí ya solo estaban las ganas- las mismas que habían durado por años- de herirse.
Misaki lo empujo, haciendo presión en el brazo vendado provocando que el otro soltara un gemido de dolor y aprovechando ese momento fue que logro salir de la habitación.
No pudo gritarle, no pudo ni siquiera sujetarle para que no se fuera ya que lo que vio le dejo helado.
Nunca había visto a Misaki llorar así.
XXXXXX
Bueno, estoy por acabar la segunda parte -sí, esto tiene una segunda parte- por lo que decido publicar esto hoy.
Por ahora me limitare a dejarlo aquí y que sea juzgado por ti, que fuiste quien lo leyó, ya en es siguiente hablare de lo que fue para mi escribirlo.
Espero de todo corazón que te hay gustado, si fue así eres bienvenido en decírmelo, y también en que puedo mejorar.
La siguiente parte estará publicada el próximo viernes.
Gracias por leer.
Saludos.
