Uno
Quinn entró al estudio donde llevaba ya casi dos años trabajando y se dirigió directamente a los ascensores, se quitó rápidamente los audífonos cuando las puertas se abrieron y se encontró con su jefe, William Schuester, al otro lado. El hombre tenía intensiones de salir pero al verla se hizo a un lado y con un gesto la invitó a subir, lo que ella hizo casi de inmediato.
- Justo venía de buscarte - Sonrió apretando uno de los botones en el tablero - ¿Cómo está el trabajo?
- Prácticamente inexistente debido a que últimamente no me has dado proyectos para trabajar - Dijo con un tono molesto una vez que las puertas del ascensor se cerraron - Estoy ayudando a Brittany con una mezcla de…
- Sí, genial - La interrumpió y ella giró los ojos - Mi intensión era mantenerte así porque quiero mantenerte enfocada en nuestra nueva artista.
Quinn se interesó en eso, amaba cada uno de los proyectos que les designaban pero trabajar con nuevos artistas era algo que le interesaba bastante.
- ¿Tenemos una nueva artista?
- Bueno, no es del todo nueva, hace un año sacó su primer disco pero no le fue como a ella le hubiera gustado - Ella asintió comprendiendo - Así que dejó su antiguo sello discográfico y vino a nosotros - Dijo contento y ella levantó una ceja.
- ¿De quién estamos hablando? - Preguntó cuando las puertas se abrieron en el tercer piso y ambos salieron del ascensor.
- Rachel Berry - Dijo sonriendo y se apoyó en una pare continua - Fue actriz de Broadway por un par de años hasta que decidió sacar su primer disco - Quinn se congeló y miró al hombre con una mirada que él no pudo descifrar - ¿Qué ocurre?
- Yo n-no… no puedo trabajar con ella - Dijo sacudiendo su cabeza en negación y él se cruzó de brazos.
- ¿Por qué no?
- No puedo, Will - Dijo retirando la mirada - ¿Le dijiste que yo trabajaría en su nuevo álbum?
- Claro - Dijo sin entender su reacción. Quinn Fabray amaba trabajar con personas talentosas y Rachel Berry era definitivamente talentosa, había esperado al menos un poco de emoción de su parte.
- ¿Y cuál fue su reacción? - Preguntó con algo de curiosidad.
- Ella dijo que conocía tu trabajo y parecía bastante feliz de trabajar contigo - Respondió encogiéndose de hombros - ¿Cuál es el problema?
Ella se pasó una mano por su cabello suspirando.
- ¿No puede hacerlo alguien más? - Sugirió - Apuesto a que Puck le gus…
- Puck está trabajando en algunas pistas - La interrumpió - Además, quiero que seas tú, Quinn, sé que ustedes dos se entenderán perfectamente, ambas son muy talentosas y harán un buen trabajo - Ella suspiró y él apretó el botón del ascensor - No tienes otra opción, trabajarás con ella así que tómate el día para escuchar su disco anterior, o no lo sé, piensa en algunas ideas - Las puertas del asesor se abrieron y él subió pero antes de que se cerraran nuevamente agregó - Ella estará aquí mañana así que espero vengas con una sonrisa y ganas de trabajar.
Quinn ni siquiera tuvo oportunidad de protestar porque el hombre ya se había ido. Suspiró y se apoyó contra la pared antes de sacar su teléfono celular y marcarle a su mejor amiga. Ella necesitaba saber como lidiaría con la persona que le rompió el corazón varios años antes.
Doce años antes.
Una Rachel de trece años salió de la cabaña que compartía con ciento de otras chicas en aquel campamento de música en el que llevaba casi una semana, se detuvo junto a la puerta y vio a su alrededor con el ceño fruncido antes de que sus ojos cayeran en una rubia que estaba sentada en una banca a unos pocos metros de allí, ella rápidamente se acercó y se sentó junto a la chica que llevaba audífonos mientras escribía sin parar en una pequeña libreta. Rachel le sonrió a la chica de la cual prácticamente no sabía nada, en el tiempo que llevaban allí apenas habían recibido una respuesta por parte de la rubia y ella quería más que eso. Ninguna otra chica allí le caía bien y Quinn era su compañera de litera, al menos tenían que llevarse bien.
Quinn frunció el ceño cuando la morena se sentó a su lado y rápidamente cerró su libreta antes de quitarse los audífonos.
- ¿Qué quieres?
- Quiero que hagamos algo juntas - Dijo ignorando el tono de voz hostil de la otra chica.
- No estoy interesada en hablar sobre chicos o pintarme las uñas.
- Genial, yo tampoco quiero hacer eso - Fijó su mirada en la libreta - ¿Qué escribes?
- Nada - Sujetó con más fuerza su libreta y giró los ojos - No quiero hacer nada contigo así que puedes irte.
- No seas así - Hizo un puchero - Tienes que participar en todas las actividades que tienen para nosotros por las próxima cinco semanas, al menos tienes que tener un amigo para que todo sea un poco más entretenido.
Quinn frunció el ceño mirando a la otra chica con algo de curiosidad. No sabía si su compañera de litera quisiera jugarle alguna broma pesada con ayuda de las otras chicas.
- ¿Por qué tú querrías ser mi amiga?
- Me das curiosidad - Se encogió de hombros - Siempre estás en silencio y sola, no compartes con los demás - Quinn permaneció en silencio y Rachel continuó - ¿Qué estabas escuchando? - La rubia continuó en silencio y ella tomó los audífonos ignorando la protesta de la otra chica. Se los colocó y apretó play al reproductor de música.
Los ojos de Rachel se abrieron de emoción al escuchar "Open your eyes" de Snow Patrol. Rachel cerró los ojos y comenzó a cantar la letra de la canción sin darse cuenta de la sonrisa que Quinn trataba de ocultar. Luego de un minuto la morena se quitó los audífonos colocándolos alrededor de su cuello y la miró sonriendo.
- No creí que te gustara ese tipo de música. Pensé que preferirías el pop o algo así.
- No - Dijo simplemente y señaló los audífonos - ¿Me los devuelves?
Entonces una idea cruzó la mente de la morena.
- Solo si haces algo conmigo - Dijo sonriendo y Quinn giró los ojos.
- De acuerdo.
Rachel sonrió emocionada pero antes de quitarse los audífonos extendió su mano hacia Quinn estirando su dedo meñique.
- ¿Promesa?
Quinn levantó una ceja mirando su mano.
- ¿Crees que tengo cinco años?
- Está bien - Retiró su mano - Gracias por los audífonos - Dijo y se levantó de la banca.
- De acuerdo, haré algo contigo - Dijo antes de soltar un suspiro.
Rachel solo se acercó a ella y volvió a estirar su mano y Quinn a regañadientes unió su dedo al de la morena.
- ¡Genial! - Dijo felizmente mientras se quitaba los audífonos y se los entregaba - Ahora, vamos.
- ¿A dónde? - Preguntó levantándose.
- Encontré un lugar ayer y quiero mostrártelo - Dijo comenzando a caminar - ¡Vamos! - Insistió al notar que Quinn no se había movido.
- ¿A dónde vamos? - Repitió con algo de curiosidad una vez que comenzó a seguirla.
- Lo averiguarás cuando lleguemos allí - Dijo sonriendo y Quinn no pudo evitar imitarla.
No sabía en que se estaba metiendo al hacerse amiga de Rachel pero no podía negar que la morena llamaba un poco su atención. Solo esperaba que las semanas que le quedaban en aquel lugar fueran un poco más interesantes.
Y lo fueron.
Cinco semanas después, Rachel caminaba tranquilamente hacia el pequeño lago que había descubierto en su primer dia a unos cuantos metros del campamento y sonrió cuando vio a Quinn sentada en una roca mirando al agua.
- Sabía que estarías aquí.
Quinn sonrió y volteó a ver a la chica que se había convertido en su mejor amiga en las últimas cinco semanas. Aunque, si era honesta consigo misma sabía que lo que sentía era algo más que una amistad pero en esos momentos no estaba lista para descubrir esos sentimientos, o tal vez nunca lo estaría.
Rachel se sentó a su lado y apoyó la cabeza en el hombro de su amiga.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - Preguntó Rachel con una sonrisa - ¿No deberías estar despidiéndote de todos los demás?
- No me importa nadie aquí - Dijo - Solo tú.
La sonrisa de Rachel creció y enrolló su brazo en el de la rubia.
- Te voy a extrañar mucho - Dijo soltando un suspiro y levantó la mirada cuando Quinn no respondió - ¿Qué ocurre? - Preguntó cuando vio un par de lágrimas deslizarse por las mejillas de la rubia y rápidamente se las secó.
- Me gusta estar aquí contigo - Suspiró pasándose una mano por el cabello - Quiero decir, no eres como nadie que alguna vez haya conocido. Y estar contigo me hace olvidar todo lo que me espera en casa.
Rachel sabía que Quinn hablaba sobre sus padres. Los padres de la rubia al parecer nunca fueron muy cariñosos con ella y todo empeoró cuando decidieron divorciarse. Ellos habían enviado a su hija al campamento para que ésta se distrajera y no estuviera presente durante todo el proceso.
- Todo estará bien - Sujetó su mano y le dio un apretón - Nos podemos llamar o enviar correos todo el tiempo, Quinn. Eres mi mejor amiga y no perderemos contacto.
- Tú también eres mi mejor amiga, Rach - Dijo sonriendo.
Rachel se acercó y le dejó un beso en la mejilla tomándola por sorpresa.
- Tenemos que prometer que nos mantendremos en contacto - Dijo la morena separándose y extendiendo su dedo meñique riendo cuando la rubia giró los ojos - Vamos, sé que no tienes cinco años pero ya sabes como funciona.
Quinn sonrió y unió su dedo al de su mejor amiga, sellando su promesa.
