Empecé este fic hace años y lo abandoné… ¡lo siento muchísimo por todos los que lo seguisteis!
Ahora he decido reescribirlo, suprimiendo errores, algunas faltas (seguro que me quedan, pero iré eliminándolas) y partes que no me gustaban, esta vez lo acabaré, ¡lo prometo!
Espero que os guste ;)
CAPÍTULO UNO: EL INICIO DEL PLAN
"El odiar a alguien llega a ser una situación insostenible"
- ¡Ron, joder! ¡Levántate de una maldita vez que vamos a llegar tarde!- dijo la chica pelirroja.
Ron murmuró algunas maldiciones dándose la vuelta. Ella desistió acercándose a la cama continua a la que había atentado con cojines bomba.
- Harry, amor, ya es hora, siento gritar, pero es que estoy nerviosa.
- ¡Pero serás...! - dijo Ron enrojeciendo de rabia al comprobar la diferencia entre su manera de ser amanecido y la de Harry- Menuda hermana eres Ginny... vale, vale... mira, mejor voy a ducharme... paso del espectáculo de cabaret a las 7 de la mañana.
- Uiuiui, que Runnynuxi se me enfada...- dijo ella burlona.
Ron ignoró el comentario y se fue a la ducha. Solo había un baño en casa de los Weasley y poseerlo a solas unos instantes era un verdadero placer. Se miró al espejo, estaba más alto, se notaba el ejercicio del verano, sus ojos azules y el pelo pelirrojo y perfecto. Miró maléficamente a los maquillajes de Ginny.
- ¡Ron! ¡Que no le pase nada a mis cosas o verás!
- Uuiuiui, que Ginnypurruxi se me enfada... ¿Qué veré eh, eh, eh?
- ¡Ronald! ¡No vayas de guay, qué no sabes y no te pega!
- ¡La madre que...!
- Sí, que es la misma que te trajo a ti. Y por cierto, pídele un celebro para Navidad.
Harry se incorporó, esa escena era la de cada día, pero hoy, por fin había llegado el día de volver a Hogwarts. Se puso las gafas y decidió intervenir, aunque sabía que como siempre tendría poca utilidad.
- Venga chicos... que tenemos que llegar…
- ¡NO TE METAS, HARRY!- gritaron los dos a la vez.
Harry se abalanzó suavemente contra Ginny agarrándola por la cintura y depositando un beso en sus labios.
- ¿Os estáis besando?- dijo el ojiazul comprendiendo que el silencio sólo podía significar eso - oooorgh, por favor... ¿cómo me hacen esto sin que yo haya comido?
Se metió en la ducha y cerró los ojos. Aunque no paraba de quejarse, hoy era sumamente feliz. Era el día: volvía a Hogwarts, volvía a ver a Hermione.
Hermione corría por la Andana 9 y ¾ cómo si en eso fuera su vida, y en cierto modo era cierto. Su vida era Hogwarts, sus preciados estudios y bueno... y sus amigos y Ron. Habían estado tonteando todo el vernano, la experiencia del año pasado, entre Horrocruxes y la derrota de Voldemort les había unido indescriptiblemente.
No había pasado estos últimos días con él porque sus padres la habían convencido para que fuera de vacaciones con ellos unos días, y claro, después de estar un año sin decirles nada, no podía negarles unos días.
Pero ahora el trío había decidido regresar, a aprobar su último curso, a disfrutar lo que no pudieron. Hermione sonrío tranquila al ver a sus amigos entrar, de los últimos claro. Corrió para reunirse con ellos, cuando de repente topó con alguien.
- ¡Vigila por donde andas, sabelotodo!- dijo Malfoy de mala leche intentando no caer al suelo como le había pasado a ella.
- ¡Mira tú por dónde vas, idiota!- dijo ella levantándose con rabia.
- Oh, Dios, ¿te enfrentas a mi? ¿Se supone que debo temblar? ¿Qué vas a hacer? ¿Pegarme?- dijo con su sonrisa sarcástica.
- Te recuerdo que no sería la primera vez, Malfoy.
- Deberías mostrar más respeto a tus superiores...- dijo él como si escupiera cada palabra.
- No sabía yo que ahora a los hurones se les considerara una raza superior.- saltó ella roja.
Draco enfureció y cuando pasó otro tipo tirándola al suelo de nuevo se carcajeó:
- Vuelves al suelo con la basura, qué es dónde pertenecerás, ¿no, futura señora Weasley?
Hermione intentó calmarse decidiendo cuál sería la manera más fría de matarle. Se levantó de nuevo y se dirigió hacia sus dos amigos que aún no la habían visto con la cabeza tan alta como podía, pensando que lo mejor era no darle el gusto de seguir discutiendo.
- ¡Hermione! Harry, ¡es ella!
El trío se juntó en un abrazo.
- Vaya, Hermione, ¡estás muy guapa!- dijo Harry sonriente, aprovechando para pegarle un codazo a Ron, que se había paralizado.
- Oh, si, mucho, tú...- balbuceó el pelirrojo perdiéndose en la moldeada y perfecta figura de la chica.
Hermione se sonrojó un poco y le abrazó con fuerza. Él hundió su cara en su pelo, perfectamente ondulado, sin rastro de la antigua maraña encrespada. La gente empezó a subir al tren y ellos se apresuraron a hacerlo también, mientras la madre de los pelirrojos les preguntaba si se habían dejado algo. Subieron todos al tren buscando un compartimiento libre.
- Aquí hay uno- comentó Ginny entrando con dificultades con sus cosas.
- Bueno, entonces debo irme…- dijo la castaña con una nota de emoción en la voz.
- ¿Cómo que te vas, Herms?- dijo Ginny.
Ron se apresuró a responder, orgulloso:
- Reunión de prefectos.
- Oh, ¿y a caso no saben que están saludando a la Permio Anual Femenina?- dijo Hermione señalando su placa resplandeciente.
- Diooooooos – saltó el pelirrojo embobado- brilla tanto que me ciega.
- Claro, es porque tú no mereces ni mirarla... demasiado imposible para ti Runnynuxi, confórmate con la de prefecto.- señaló Ginny.
Ron enrojeció como de costumbre cosa que aumentó cuando Hermione, poniendo los ojos en blanco ante en el comentario de Ginny, le besó suavemente en la mejilla. Se fueron y entraron en el vagón de prefectos. Bien, genial, sólo quedaban dos sitios y uno era al lado de Draco. Ella se sentó con resignación lo más lejos que el asiento le permitía del rubio mientras Ron lo fulminaba con la mirada, sentándose en el otro sitio vacio.
- Ya estamos todos- proclamó McGonagall- voy a ser breve, les paso las rondas y ya saben, cualquier cosa, aquí tenemos a nuestros premios anuales... casualmente sentados juntos.
El resto aplaudió, comentando la extraña pareja que formaban el Sly y la Gry en cuestión.
- Bueno, buena suerte y estén atentos, el peligro a pasado, pero nunca se sabe.- concluyó la profesora desapareciendo.
Hermione repartió las hojas saludando a todo el mundo pero dispuesta a irse rápidamente.
- Granger.
- ¿Qué quieres, Malfoy?- dijo de mala gana.
- Lo siento, me pasé, como compensación ya haré yo por ti tu ronda en el tren.- soltó Malfoy aparentemente apresurado.
Sin decir nada más se fue, dejando a la castaña perpleja, viendo como el rubio se iba caminando con estilo... como siempre.
Draco marchó apresurado del primer vagón, con ganas de pegar a todo el que se le cruzaba. Se odiaba a sí mismo.
- ¡Draky!- gritó Pansy pegándose a su brazo- vi lo que le dijiste a Granger...
- Pues qué bien.- murmuró entre dientes y separando a la rubia de él.
- ¿Cómo pudiste insultarla de ésa forma en la estación? ¿Es que no te das cuenta de que así nunca vas a conseguir tu objetivo? Recuerda que tu padre...
Draco no lo soportó más y le tapó la boca empujándola a la pared.
- Cállate, ¿me oyes? No nombres a más a mi padre, ni a su plan, ni a la estúpida de Granger, ni me digas si actúo bien o mal. - dijo enfadado.
Vio qué realmente había asustado a la chica, y en realidad sabía que la culpa no era de ella. Pansy era su amiga, intentaba ayudarle y él acababa pagando con ella su mal humor. Así que intento arreglarlo, dejó de apretarla y sonrió a su manera, con esa sonrisa torcida tan característica:
- Oh, y olvídate de llamarme "Draky"- dijo teatralizando.
- Vaya, DRACO,- dijo ella riendo pero algo cohibida- a veces tienes una mala leche... y eso que siempre intento estar de buenas contigo.
- Lo sé, es que todo esto me mata. Odio a Granger, odio el plan de mi padre.
- Pero sabes que es lo mejor para todos...- dijo la rubia tirándole de la corbata hacia un compartimiento vacío de manera insinuante.
Draco permitió que la chica le besara, pero su mente ya andaba recordando y maldiciendo aquél día en que fue a prisión a ver a su padre.
FLAISHBACK
- Por aquí señor Malfoy- dijo el segurata indicándole la puerta adecuada.
Draco se lo pensó unos segundos antes de entrar, odiaba ese sitio. Siempre le había gustado el frío, pero el frío de la prisión era diferente. Y esos constantes gritos y gemidos... prefería acabar con todo lo antes posible. Se dejó guiar hasta la sala de visitas y sí, allí estaba su padre. Delgado, más que de costumbre y con esas ropas... nunca podría acostumbrarse a verle así, a él, que siempre había vestido con las capas más lujosas.
- Siéntate, Draco.
Draco obedeció y se sentó en frente de ese hombre al que apenas reconocía. Lucius se esperó a que el guarda cerrara para empezar a hablar.
- Supongo que tienes ganas de irte, -dijo Lucius amargamente- así que iré al grano. El señor tenebroso cayó, pero no sus ideales y alguien va a suplirle. Aún no ha rebelado su identidad, pero supongo que habrás notado algo en tu marca. Es alguien muy poderoso, no sé si más...
Draco asintió, hacía días que notaba un picor, hasta incluso se hubiera atrevido a decir que la marca se había movido ligeramente. Hasta entonces había pensado que eran paranoias suyas, pero ahora todo empezaba a encajar. La situación era seria.
- ¿Y... qué pasará?- dijo Draco tenso.
- Qué ganará, no olvides que juega con el factor sorpresa. Y nosotros debemos pasar delante. Debemos anticiparnos.
- ¿Cómo? ¿Qué implica eso?
- Debemos conseguir tener más qué ofrecerle, debemos actuar como lo hizo Snape, ser unos infiltrados tan útiles como lo fue él para Dumbledore.
- ¿Quieres que me infiltre en la Orden? Pero si en teoría se disolvieron...
- Quiero que te acerques al trío.
- No pienso hacerme amigo de la comadreja, ni de cara rajada, ni de la sangresu...
- Shhhht, ella es el punto débil, la única que con el tiempo confiará en ti.
- ¡Pero yo...!- protestó el joven airado.
- ¡Basta, hijo! Si no sigues el plan...
- Os traicioné una vez, ¿qué te hace pensar que no lo volveré a hacer?
- Creo que no dejarás que tu madre muera... ni tu hermanita.
Draco se levantó furioso y pego un golpe de puño a la pared. Se quedó así, temblando hasta que murmuró entre dientes:
- ¿Qué debo hacer?
- Hazte su amigo, actúa como Snape, sal con ella, cásate... después se encargarán de matarla y podrás hacer de "viudo" ofendido que luchará con Potter para vengar a su amada muerta a manos de los nuevos mortífagos. Si fallas matarán a tu madre, a mí, a ti y a Sophie.
Draco, cerró los ojos... Sophie, tan pequeña, tan dulce, con apenas dos meses... Su madre se había quedado embarazada pocos días antes de que pusieran a Lucius en prisión. Y ahora estaba muy débil, después del nacimiento de la pequeña.
El rubio caminó arrastrando los pies hasta la puerta que cerró al salir, dejándose caer hasta el suelo de ésta, sin poder contener las lágrimas de rabia.
- Debería irse...- inquirió el segurata tendiéndole una mano una mano que Draco rechazó.
- Voy...- empezó a caminar decidido, solo se giró cuando dijo: "Dígale que lo haré"
- ¿Qué hará qué?- dijo el segurata que Draco reconoció: auror.
Puso su sonrisa más cínica.
- Cuidar de mi hermana.
¡Muchas gracias por leerlo! ^^
Espero que comentéis y critiquéis tanto como os sea posible :D (que a
Besos
Charlotte
