-VIDA UNIVERSITARIA-

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01. Situaciones absurdas

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Hola, nuevamente por la sección, revivo después de un tiempo de cero acción. Lamento no actualizar mis otros fics, ya he recibido los pedidos, jejeje mi manía de iniciar nuevos y no terminarlos, pero prometo que no los abandonaré, además no he tenido mucho tiempo y la inspiración se ha escapado.

Advertencias: Esta historia es yaoi explícito, aunque en el momento no hay lemmon, pronto lo habrá. Están advertidos. Pasará a Rating M.

N.A: Aclaro que a la universidad a la que me refiero si existe, pero no conozco las actividades que se llevan a cabo, eso es ficción mía. Además es una muy buena institución, según tengo entendido.

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Disclaimer: este anime no me pertenece ni los personajes, son de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi, sólo uso de ellos para mis locas ideas, por lo tanto no recibiré ningún benéfico de esto, sólo ver a mi lindo Wólfram feliz con Yuuri.

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La luz del sol se filtró por las cortinas de la ventana atravesando la barrera física impuesta por la tela e iluminando la habitación, hasta ahora en tinieblas, de una residencia universitaria en un aparente caos total. El recinto era pequeño pero lo suficiente para que las pertenencias del ocupante encajaran sin inconvenientes.

La distribución de los objetos era sencilla pero cómoda, sin el menor atisbo de ser una molestia para el joven propietario mudado hacia un año a la institución.

Había apenas visible una mesa de estudio descuidado con miles de papeles y textos de cálculo avanzado y álgebra, a su lado una mesita con un moderno equipo de sonido al extremo contrario un moderado closet del que salían como buscando alivio de tanta presión más cosas sin organización. Seguido estaba el pequeño corredor que daba hacia la única ruta de entrada y salida de la habitación. Al lado se encontraba otra puerta que daba hacia un bonito y arreglado baño, lo único en armonía en tremendo desorden. Cerca de él, la cama que ocupaba un considerable espacio y la habían situado contra la pared muy contigua a la ventana.

Abrió sus ojos acostumbrando su visión a la penumbra reinante del lugar. Observó el techo analizando que era lo último que recordaba haber hecho y entonces a su mente acudieron las imágenes de la noche anterior. Había sido algo movida debido al explosivo temperamento de su compañero por un problema en el que se había metido por un mal entendido con este y una chica atrevida que había abierto su boca revelando mentiras como verdades a toda la facultad donde estudiaban. Hoy tendría que enfrentar las consecuencias de ello, pero lo que más importaba, su relación con el rubio estaba intacta y eso lo llenaba de gran satisfacción, el resto del mundo podía desaparecer sólo si él estaba.

Ladeó su cuerpo desnudo bajo las sábanas para detallar el encanto del ojiverde aún dormido que se hallaba en una situación similar a él. Recostado boca abajo, cabello dorado corto repartido por la almohada, rostro delicado pero sin perder lo masculino y una figura bien cuidada quedaba al descubierto lo suficiente para hacerlo estremecer nuevamente ante tal hermosura a primeras horas de la mañana; cosa que no debía decir en presencia del otro o muy seguramente sería golpeado por el intento de halago. El pelinegro llevó una mano hacia el cabello ajeno y retiro suavemente un mechón que obstaculizaba su punto de vista. Tentado por ver alguna expresión en esa faz despreocupada deslizó su extremidad por la espalda del chico en una caricia sutil que provocó de inmediato un leve temblor en este y un gemido adormilado con su nombre en él. Sonrió satisfecho.

Se levantó y paseo por el sitio buscando sus prendas abandonas por el suelo. Se vistió y se le ocurrió ir en busca de algo para comer, porque cuando despertara el demonio de fuego, más le valía tener el desayuno listo. Por otra parte, la idea de salir a tantear el terreno luego de tremenda bomba nuclear lanzada por la terrorista el día anterior representaba un verdadero desafío: no toparse con ella, de lo contrario huir sin mirar atrás.

¿Cómo afrontar a la chica enojada por haber roto la relación y abandonarla por otra persona? Y no cualquier persona, no señor, nada más y nada menos que un chico; siendo él, el autoproclamado heterosexual Shibuya Yuuri estudiante promedio y popular en la clase. Aunque sus notas no eran muy sobresalientes saldría convertido en un ingeniero, pero las cosas no salían como se planeaban ¿O sí? Si era así el destino tendría algo contra él, una venganza, o, ya lo sabía, era un Karma, una conspiración de kami-sama para hacerlo aprender una lección inolvidable: los prejuicios a los que tanto se aferraba desde su educación infantil le iban a dar una patada en el trasero y a mostrar algo más allá que un rígido código de norma moral.

Pues bien, nada resultó tan fatal, nada excepto el veneno que destilaba su ex novia dolida por haberla tirado sin consideración alguna, eso y que fue su amante, Wolfram quién se lo había gritado a la cara en una disputa que habían tenido por culpa de las habladurías de las malas lenguas y su falta de decisión para contárselo.

Con el rubio no sólo era algo físico, era una conexión inexplicable desde el mismo momento en que lo vio, aunque al principio fue rivalidad. Sin embargo, el dicho es cierto, del odio al amor solo hay paso.

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+-Flashback-+

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-Es Mama, Yuu-chan.-le decía la mujer de cabello café mientras terminaba de acomodar sus pertenencias en una valija. Su periodo en la preparatoria había culminado y su traslado a una reconocida universidad se había efectuado gracias a los contactos de su hermano y a su duro empeño para obtener un promedio decente. A pesar de las quejas de su hiperactiva madre, logró convencerla de instalarse en una de las residencias para estudiantes donde disfrutaría de la preciada independencia que a sus 18 años esperaba con reconocidas ansias. Para consuelo de su familia no se marcharía solo, su mejor amigo de infancia Murata Ken tomaría una carrera a fin con la suya, después de todo era un genio y para él era pan comido.

-Okufuro estaré bien –le consolaba Yuuri antes de salir por la puerta de la casa mientras su padrino Weller Conrad le ayudaba con las maletas y demás cosas que llevaba para una mejor estadía en su nuevo "hogar" por 6 años aproximadamente.

Conrad era un hombre alto, de cabello castaño, ojos gentiles y dulces de color miel, buena condición física. Para cualquier mujer, todo un adonis en persona. Para él, simplemente, era una persona importante que había transcendido su corta vida.

Una vez en el camino habiendo recogido a Murata, los tres se encaminaron por la avenida hacia el distrito de Waseda. El trayecto fue interesante. Las pequeñas paradas para estirar las piernas y respirar aire fresco le permitieron conocer un poco los lugares donde jamás había estado antes, era como tener una pequeña aventura antes de asumir responsabilidades.

-Así que vas a Waseda –preguntó el mayor mientras conducía mirando atentamente la desolada carretera.

El pelinegro de lentes dormía en la parte de atrás ajeno a cualquier otro acontecimiento balbuceando algo que se perdía por el poco atractivo espectáculo de verlo babear. Yuuri rió entre dientes ocultando el celular con el cual había tomado una foto al desprevenido acompañante, se organizó de nuevo en su asiento y miró a su padrino.

-Sí, ya sabes, Shouri no me permitiría que fuera a una pública, el desea que estudie en la mejor. Aunque no me agrada la idea.

-¿Por qué? Es una de las mejores instituciones que existen en el país, hace parte de las reconocidas 6 universidades de Tokio, las instalaciones son grandes, cómodas y contarás con los mejores recursos para tus estudios. No todos tienen la oportunidad de entrar, oh, además tienen actividades extracurriculares como en la preparatoria, te distraerás.

-A Shibuya no le gustan esas actividades donde tenga que socializar –un adormilado chico se incorporaba tallándose los ojos –Sé que me tomaste una foto, haré que la borres.

-¿Yo?-llevó sus manos al aire en señal de inocencia –Además, le generaras una mala imagen de mí a Conrad. Ahora que lo pienso, ¿Cómo conoces tanto de esa universidad? –cuestionó con intriga. El aludido volteó a ver al chico y le sonrió divertidamente ante la aparente curiosidad que demostraba.

-Mi hermano menor estudia allí.

-Oh, eso no me lo habías comentado.

-Lo había olvidado. Tal vez puedan congeniar. Te lo presentaré algún día.

-Está bien.

Después de aquel viaje, de ingresar el papeleo respectivo a la administración, de tener una conversación amistosa con el director y de acomodar sus pertenencias en sus respectivas habitaciones, su padrino se había escapado a hacerle una pequeña visita a su hermano menor antes de irse del lugar.

Luego de eso, las semanas pasaron rápidas. Entre las clases largas y a veces tediosas, tuvo tiempo y el carisma para hacer algunas amistades, claro a parte de Murata que aún seguía con él pese a la diferencia de horarios y si, también para tener un noviazgo con una linda chica de primer año. Su nombre, Naomi. Delgada, con bonita figura, cabello rojo y largo, y dos preciosidades de ojos azules que lo atraparon desde el momento en que la vio.

No fue sencillo acercársele, primero porque no era un chico muy hablador y segundo, no conocía los secretos de la seducción. Descubrió entonces, en muchos de sus intentos de conversación con ella, que era un torpe y falto de ingenio para adaptarse al ritmo que iban las cosas.

-A eso no se le llama conversación –recordaba que le había mencionado su amigo de infancia –No Shibuya, no me repliques, balbucear incoherencias o sonidos raros no lo son. ¡La has asustado hombre! ¡Creerá que eres un pervertido, definitivamente eres muy torpe! Si continúas así, serás virgen hasta los 40, y eso es poco decir.

Aquellas palabras lo habían dejado traumado, tal vez de por vida, ya ni se atrevía a intentar algún movimiento o ella se alejaría corriendo del pánico al verle acercar, seguro. O le mandaría a esas leonas enjauladas que tenía como amigas que estarían listas en asesinar a cualquier inocente bulto de testosterona que intentara cortejarla. Su futuro era negro, tan negro como el aura deprimente que lo rodeó durante muchos días de desvelos y pesadillas de desamor. Aunque todo había valido la pena, porque su estimado amigo y sabio Ken, si él, aunque no lo crean, le había obsequiado la oportunidad perfecta.

Ahora 6 meses después de haber ingresado, se sentía pleno y con la confianza suficiente para lograr cualquier cosa: ganar el campeonato de béisbol, luchar con los brabucones de la zona, competir con Murata en busca de chicas o conquistar el mundo. Sin embargo, la cadena de sucesos tranquila, normal y cotidiana se vio alterada por una noticia que sacó de curso su tren de vida y lo mando a estrellarse.

Llegaba segundo semestre y eso significaba escoger una clase extracurricular para ocupar créditos sobrantes, y no podía ser una clase, se suponía que era para oxigenar el cerebro, ejercitar el corazón y poner en funcionamiento sus sedentarios músculos.

-Ánimo Shibuya, conseguirás algo apto para tu bajo nivel de resistencia –sonrió confiado su buen amigo con una mano en su hombro.

-O moriré en el intento –suspiró cansadamente.

-Para ser un joven de 18 años como tú, tu visión es muy pesimista.

-¡Yuuri-chan! ¡Murata-kun! –el grito de la mujer los detuvo, voltearon en su dirección y la vieron acercarse corriendo al final de los pasillos con unos libros en sus manos y su cabello suelto agitado por el viento. Cuando los alcanzó intentó recuperar la respiración y muy animada se dirigió a su novio.

-¡Ya he escogido la actividad extracurricular!

Los dos chicos se miraron entre sí algo sorprendidos por la rápida decisión, a penas en la mañana les habían anunciado y ella muy frescamente ya había elegido.

-Qué envidia –pensó Yuuri. A comparación de él, Naomi contaba con un buen entrenamiento en el manejo de instrumentos como el piano y el violín, nadaba varios estilos y lo más importante, podía correr un maratón sin caer desmayada.

Las dos caras largas de los hombres no pasó desapercibida dentro de su mundo de felicidad. -¡Ehh! –se acercó a los rostros de ambos alternadamente detallando la situación. -¡Oh, no me digan que aún no saben que van a hacer!

-¡Qué perspicaz eres, Naomi-chan! Pues la verdad yo ya tengo una idea de donde inscribirme pero Shibuya no tiene nada.

-¡Qué! –fue el turno del azabache para mirar rencorosamente a su compañero- ¿Tú también has decidido y no me habías contado! ¡Oh, te estabas compadeciendo de los dos…que buen actor eres! Mentiroso, eres mal amigo –lágrimas escaparon de sus ojos en señal de derrota.

- Shibuya…lo malinterpretaste… -sonrió comprensivamente el chico de lentes.

-Ne, ne…No es difícil hacer la elección, Yuu-chan. Sabes hay un grupo que está de moda por el capitán que los dirige ¿Sabes?

-Claro Shibuya, varios premios y campeonatos han ganado en torneos locales y nacionales, hay reconocimiento de la universidad y te darán descuento en todos los onigiris que puedas comer en la cafetería por sólo pertenecer al club.

-¡Eso no es todo! Enseñan disciplina, los horarios no se cruzan con las clases y lo mejor…-los ojitos luminosos y perdidos en quién sabe que fantasía de la chica la hacían parecer un poco peligrosa. -¡Su capitán es adorable y guapísimo! Ya lo he visto, me derrito con sólo recordarlo…

Murata acompañó a su novia juntando sus manos y ambos con los ojitos maravillados se miraron entre sí compartiendo ahora el cine mental que pasaba por sus extrañas mentes.

-¡Oye! ¡Soy tu novio! -gritó Yuuri al verse ignorado- No puedes hablar así de otro chico.

La burbuja de irrealidad se rompió y Naomi junto con Murata volvieron a la normalidad.

-Ejem…Yuu-chan sabes que lo digo porque me llamó la atención, no está prohibido mirar, ne

-Tiene razón Shibuya

-Cállate Murata. No dices lo mismo cuando miro a otra mujer.- le dijo algo enojado.

-Eso es diferente-lo dijo seriamente-¿Crees que no conozco tu fama de mujeriego? Intenta serme infiel y la pagaras, Shibuya Yuuri. -Los dos jóvenes pasaron saliva ante la amenaza de esos lindos labios.

-Bien, vamos. Quiero entrar a la primera clase para ver a Senpai –tomó la mano del ojinegro y lo arrastró por todo el corredor seguidos muy de cerca del chico de lentes que sonrió maliciosamente. Las cosas se ponían buenas, dignas de alquilar balcón.

-¿Y puedo saber que club es?

-Oh, Shibuya no habrá problema. Es el club de Kendo.

-¡Qué! ¡No, espera Naomi!- el grito desesperado del hombre se escuchó por las cercanías.

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Sentado en uno de los extremos de la enorme habitación junto con los otros aspirantes, esperaban la llegada de estudiante encargado del club. La cantidad reunida era bastante impresionante siendo una actividad exigente para quien la practicaba. En esa ocasión su mente divagaba en las posibles rutas de escape para salir de allí. Sí, tenía que escapar, no podía quedarse, no tenía ni la menor idea de manejar una espada aunque si fuera de madera, ni de seguir una estúpida serie de reglas de disciplina…no estaba loco, aún.

-¿Así que estos son los aspirantes, eh?- la voz firme, masculina y llena de seguridad les hizo levantar la vista a todos los nuevos reclutas. Yuuri siguió ensimismado (o parecía estarlo) en lo suyo, por eso no despegó la vista del piso de madera.

Acompañado por dos hombres más, la figura del capitán resaltó. Alto, cabello rubio corto, no era tan corpulento más bien delgado, con una presencia fuerte y unos ojos verdes escrutadores. Su expresión era adornada por una sonrisa burlona a medida que pasaba la vista por todos, y entonces se detuvo.

-Shibuya, Yuuri ¿No?

El aludido se asustó. El magnetismo que esa voz llevaba impregnada le hizo estremecerse y lo obligó a olvidar cualquier otro pensamiento y levantar sus ojos para atender al llamado. Por primera vez sus miradas se cruzaron: verde sobre azabache, azabache sobre verde…Yuuri quedó impresionado por la visión.

-Bishounen…-la palabra salió de sus labios involuntariamente.

+-Fin del Flashback-+

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Se removió entre las sábanas y con su mano buscó a su amante al otro lado pero halló vacío el lugar. Perezosamente abrió los ojos, esperó unos minutos en la misma posición sin moverse sintiendo que la sensación de hambre lo invadía, se incorporó quedando sentado totalmente desnudo, con las piernas abiertas y dobladas hacia los lados mientras acomodaba su alborotado cabello y enfocaba la habitación.

-Parece que Shibuya logra hacerte entrar en razón

Wolfram ladeó su cabeza para observar al intruso, un mohín de molestia pareció en su rostro al percatarse de la identidad del perpetrador.

-Largo, Murata –siseó amenazante.

-Mou, pensé que una buena sesión de sexo te había dejado dócil como un lindo gatitosonrió maliciosamente el pelinegro. Pronto la mirada ojiverde lo atravesó sin el menor atisbo de piedad. La fama del temperamento del capitán de club de Kendo era reconocida, nadie, se atrevía a contradecirlo en su arte y menos ofenderlo. De resto, era un hombre amable que engañaba a cualquiera con su cara angelical.

Esta vez su comentario para molestarlo se había pasado de la raya. Tal vez en unas horas la policía acordonaría la habitación como la escena de un crimen donde un pobre chico había sido víctima del filo de la katana de su senpai enfurecido por su falta de paciencia a la mala broma.

-Yuuri ¿Dónde estabas? –un curioso rubio concentraba su mirada en la persona que acaba de ingresar, olvidando temporalmente la ira contra el otro hombre.

Bueno al menos su compañero no tendría que lidiar con un fantasma en su cuarto ni con el rastro de sangre que limpiar u ocultar, pensó Murata.

-Murata ¿Qué haces aquí? Sal ahora, te esperaré en la primera clase.

-Hai, hai…Adiós, Wolf-chan-se despidió cómicamente y cerró la puerta a la par que un libro se estrellaba en ella con toda la fuerza del brazo del espadachín.

-¡He, no maltrates mis libros!

-Hump, no es mi culpa que ese entrometido entre sin ser invitado.

Observó la pose digna del ojiverde y su desnudez total que se mostraba sin ningún pudor. -No has respondido mi pregunta –el tono serio hizo alarmar al pelinegro a medida que observaba la figura de su novio sin cubrir. Wolfram se levantó, recogió sus ropas tiradas descuidadamente y las dejó a un lado de la cama mientras rebuscaba en el armario algo que vestir.

-Yo…estaba recogiendo tu desayuno –tartamudeó visiblemente nervioso, aún no se acostumbraba -¿Qué buscas?

-Ropa, henachoko, o piensas que me quedaré con lo mismo de ayer.

-¿Ehh? Espera no puedes usar cualquier cosa, bueno es que…-las orbes esmeraldas se clavaron en su persona ante las palabras del otro.

-Digo, puedes colocarte cualquier cosa…jejeje…Wolfram…-intentó tomar la mano del rubio pero este la apartó de un manotón.

-Si no quieres que nadie sepa lo nuestro es muy tarde, ¿no lo crees? Si te molesta tanto podemos dejar las cosas hasta aquí. Yuuri no voy a permitir que juegues conmigo. No soy una muñequita con la que puedes acostarte y luego irte. Para eso pudiste tener a Naomi-san que es una mujer.

-No, yo no quise decir eso…espera…-lo tomo con rudeza y lo inmovilizó con su propio cuerpo pasando sus brazos por el cuello del otro. -Wolfram…yo te quiero demasiado…yo…

-Yuuri, aún pareces confundido, y eso me molesta, dices una cosa pero tus acciones demuestran lo contrario, te he tenido paciencia. Después de todo lo que hemos pasado…déjame –lo apartó con cuidado y se adentró en el baño cerrando la puerta tras de sí, dejando a un visiblemente afectado pelinegro sólo en la habitación desorganizada.

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Fin de la primera parte. Pido disculpas si he cometido algún error, lo he estado pasando en un momentico en que me escape de mis labores.

Como siempre espero que me dejen reviews que contribuirán a mejorar mi estilo de escritura o errores dentro de la trama que a veces no me falta. Agradezco a las chicas que han estado poniendo nuevos fics en la sección, y que cumplidita he leído todos…