Free! Iwatobi Swim Club y todos sus personajes pertenecen a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento. Intento de HaruGou AU, si no te gusta la pareja, Gou, o emparejar a Gou con los chicos, no leas. Dedicado (como el 90% de mis fanfics de esta serie) a AeternaNive, que además de mi partner es mi amiga y quién siempre me anima y da ideas para esta hermosa e incomprendida pareja. ¡Mil gracias! Disculpa la horrible tardanza, espero te guste.


Gou Matsuoka suspiró mientras se sujetaba con fuerza a la escalerilla y descendía por ésta, lo más suave que pudo. Dio un respingo al sentir el agua fría mojándole la piel, ¿pero qué podía esperarse? Las seis y media de la mañana no era precisamente la mejor hora para asistir a la piscina pública a hacer el intento de tomar clases a solas de natación.

Gou no se consideraba una persona que aprendiera rápido. Cuando era pequeña tomó ese tipo de clases junto a Rin, su hermano mayor, y mientras él se divertía de lo lindo dando vueltas y participando en carreras contra otros chicos, ella permanecía en el área de principiantes, observando. Desde el principio su hermano mostró su fascinación por tal deporte y en cuanto fue aceptado para perfeccionarlo en Australia, Gou supo que debía aprender. No convivía tanto como quisiera con el mayor luego de la muerte de su padre, y lo que más deseaba era tener algo en común, algo que ambos compartieran y sobre lo que pudieran hablar.

La piscina pública de la ciudad abría desde las seis de la mañana, y era justo en ese horario que podía asistir sin que nadie se enterase (quería que fuera un secreto, tanto para sorprender a Rin como para no sentirse como una tonta si es que fracasaba). Al principio le costó demasiado trabajo incorporarse de su (repentinamente) cómoda y calientita cama, o apagar la alarma sin volver a dormirse, pero logró despertar completamente al pensar en por quién se estaba esforzando. Estaba decidida a hacer que Rin se sintiera orgulloso de ella.

Se sujetó del borde de la alberca mientras movía los pies con cierto nerviosismo. No estaba acostumbrada a estar en esos entornos, y el hecho de estar sola (ya que únicamente había un vigilante en la entrada del lugar) no hacía más que incrementar su incomodidad. La ciudad no era un lugar peligroso, pero nunca se sabía…

Tomó aire y se introdujo en el agua, empezando a contar mentalmente los segundos que podía aguantar respirando bajo esta. Perdió la cuenta en el número cinco, y emergió tragando aire con desesperación.

—No lo estás haciendo bien— dijo una voz desconocida que le provocó un sobresalto. Volteó enseguida a buscar a quién quiera que hubiese hablado, cuando su vista topó con los ojos más hermosos que había visto jamás. Tras de ella se encontraba un joven alto, de cabellos negros y mirada tan profunda y tan azul como el océano. Traía puesto traje de baño, y Gou no pudo evitar desviar la vista de su rostro a su cuerpo.

"Oh, Dios bendito…"

Tenía una musculatura perfecta, ideal. Gou supo enseguida que se trataba de un deportista de tiempo completo, solo alguien así tendría ese tipo de cuerpo, esos músculos tan perfectamente trabajados y proporcionados. Sus bíceps, su abdomen marcado… Gou nunca había visto 'en vivo' algo como eso y pasó de quedarse embobada en su pecho a desviar los ojos de nueva cuenta a su cara, procurando controlarse aunque el sonrojo en sus mejillas era algo bastante notable. El de cabellos negros alzó una ceja.

— ¿Pasa algo? —preguntó, y ella tuvo que negar, avergonzada.

— ¡C-Claro que no! S-sólo me tomaste desprevenida, es todo —aseguró, intentando sonreír. El desconocido movió la cabeza.

— ¿Eres nueva aquí? —preguntó, y Gou no supo cómo interpretar la pregunta. ¿Nueva en la piscina? Sonaba extraña, sobre todo porque tenía entendido que a esa hora el lugar se encontraba totalmente vacío. Hizo una mueca.

—Yo… Sí, supongo que sí. Creí que no venía nadie en este horario…

— ¿Querías estar sola?

Gou alzó una ceja. ¿Qué era eso, una especie de interrogatorio? No quería responderle, pero tampoco deseaba que pensara que era una grosera. Se limitó a asentir con la cabeza, descubierta. El desconocido no pareció darse cuenta, tan solo caminó un par de pasos hacia atrás sin quitar la vista del agua, donde se arqueó y terminó dando un clavado ante los ojos de una asombrada Gou.

—I… ¡Increíble! —Dijo entusiasmada — ¡Eres muy talentoso! —aseguró mirándole con toda la fascinación del mundo. El joven salió del agua sacudiéndose los cabellos — ¿Desde hace cuando practicas? —siguió Gou, y tuvo que hacer un esfuerzo para acercarse a él, aunque a una distancia prudente a fin de que el otro no pensara que era una especie de acosadora.

—Yo nado desde… Siempre —fueron las palabras del muchacho, y resultaron tan enigmáticas como atractivas. Se mantuvieron en silencio unos segundos, antes de que él la mirase fijamente, y Gou tragó saliva por impulso — ¿Y tú?

Gou desvió la vista de la contraria, avergonzada.

—Bueno, tomé clases cuando tenía cinco… —empezó a decir, aunque enseguida guardó silencio. ¡El otro le había preguntado algo en concreto, no toda su vida! —Eh, el que lo hace mejor es mi hermano mayor… N-nadar, claro. Nunca me interesó mucho, hasta ahora… Por mi hermano, también.

— ¿Te obligó a tomar clases?

Gou negó enérgicamente con la cabeza.

— ¡No! Yo quise hacerlo. No soy tan buena, y de verdad deseo aprender.

No sabía por qué le estaba contando todo eso a alguien cuyo nombre ni siquiera conocía. Fue ahí cuando reaccionó.

— ¡No me he presentado! —Exclamó, sorprendida —D-disculpa. Mi nombre es Matsuoka… Hum, Gou.

El… ¿cuarto, quinto? Momento incómodo del día. De verdad no entendía el porqué de que sus padres les hubiesen puesto esa clase de nombres a ella y a su hermano. ¿Rin al chico y Gou a la chica? ¿En serio? ¿Será que se habían cubierto las partes pudendas durante los ultrasonidos e imaginaron el sexo del bebé? Tal vez creyeron que su hermano iba a ser una linda niña, eso explicaría también aquella fotografía en la sala donde traía puesto un vestido…

—Matsuoka Kou.

Miró al joven, asombrada de sus palabras. Él tan solo la veía como desde el comienzo, aunque al cabo de unos segundos se encogió de hombros.

—Me gusta más cómo suena ese.

Ella tuvo que ahogar una risita.

— ¡Sí! A mí también me gusta —aseguró, sonriente — ¿Y el tuyo, cuál es?

El otro pareció titubear. Esquivó la vista de la pelirroja por unos momentos, como pensando si debía o no responderle. Gou ladeó la cabeza, esperando.

—Nanase… Haruka —respondió. Gou dio un aplauso.

— ¡Vaya! Así que a ti también te pasó lo mismo —comentó, aunque calló enseguida. Al parecer sus padres no eran los únicos que ponían nombres del sexo opuesto al brindado por la naturaleza. Al menos ni ella ni su hermano estaban solos en ese aspecto —El nombre de mi hermano mayor es Rin, deberías conocerlo. Estoy segura de que se llevarían bien.

Haruka movió la cabeza en una débil señal de asentimiento. Se quedaron en silencio, mismo que se hizo incomodo conforme el paso de los segundos.

— ¡Ah! Lo siento, tú vienes a entrenar y yo te estoy quitando el tiempo —se disculpó la pelirroja —, bueno, creo que lo mejor será que me aparte. Espero no estorbarte, aunque la piscina es lo suficientemente grande para dos… Digo, con permiso.

Con dificultad se fue alejando del otro, aunque no podía evitar mirarlo de reojo de cuando en cuando. ¿Cómo no hacerlo? ¡Era tan apuesto! Estaba segura que era el más guapo que había visto jamás. Todo en él se le hacía fascinante. Sus ojos, su rostro tan serio, su aparente frialdad (ya que le había demostrado que en realidad era alguien amable), su cuerpo (aunque éste último pensamiento se le hacía indigno de una señorita). En fin, el tal Haruka Nanase era atrayente a más no poder, pero debía poner atención a su objetivo en lugar de estar dedicándole suspiros y miraditas. Exhaló y se sujetó al borde de la alberca, cerrando los parpados y dejándose llevar por el movimiento del agua, terminando con la cara en el líquido. Debía soportar estar más tiempo, tomar el suficiente aire, mover los pies y luego soltarse. Sí, es lo que debía de hacer, y pensaba realizarlo justo en ese momento…

—Deberías relajarte un poco más. El agua no es tu enemiga.

La voz de Haruka provocó que alzase la cara y diera un gritito tanto de asombro como de nervios. El otro la miró sorprendido de su reacción, aunque volvió a la normalidad enseguida.

—Que… ¡Qué susto me diste! —comentó ella mientras tosía. Demonios, que un chico lindo la viese en ese estado tan lamentable… Ése no era precisamente su día — ¿Q-qué fue lo que dijiste antes de?...

—Dije que deberías relajarte. Tu postura es… tensa. Como si no quisieras estar aquí.

Gou lo miró boquiabierta, sin saber qué responder.

—N-no, claro que quiero estar aquí. M-me gusta el agua…Claro, no tanto como a ti o a mi hermano, pero no es importante, digo… Estoy segura que si me sigo esforzando, yo…

—Yo podría ayudarte. Si quieres —respondió Haruka. Si segundos antes la joven estaba pasmada, ahora mucho más.

— ¿Ayudarme? —logró preguntar después de un rato de incómodo silencio. Haruka asintió.

—El agua no es tu enemiga —volvió a decir, clavando en ella su mirada azul —Y no lo será jamás si sabes cómo tratarla. Yo puedo… Enseñarte. Ya te dije, si quieres. De hacerlo, tendríamos que empezar… Aquí.

El índice de Haruka se clavó con suavidad (tanta que no la sentía, pero sí lo veía con la suficiente claridad) en el vientre de Gou, quién se sonrojó hasta las orejas.

—Cierra los ojos.

Gou tragó saliva y obedeció. Sintió acercarse a Haruka, como una de sus manos bajaba por su espalda y otra se dirigía al abdomen. Se estremeció.

—Tranquila.

Extrañamente y a pesar de conocerlo tan pronto, su voz lograba calmarla. Haru (ni idea si a él le gustaba que lo llamaran así) la guio para que ocupase la postura que tenía momentos antes. Tragó aire por inercia, aun sin abrir los parpados.

—Muy bien. Ahora, tómame de las manos…

Vaya, con los parpados cerrados y oyendo únicamente la voz de Haruka no le parecía tan difícil el concentrarse. Le sujetó con fuerza (muy a su pesar, ya que no deseaba que el otro creyera que era una miedosa) y obedeció sus siguientes indicaciones, mover los pies de a poco, contar cuántos segundos duraba aguantando la respiración, soltarse y mover un brazo… Estuvieron así durante varios minutos. Cuando se sintió demasiado cansada para continuar, Gou salió del agua tragando bocanadas de aire, aunque no con tanta ansia como al principio.

— ¡Dios! No solo eres un buen nadador, sino también un excelente maestro —afirmó, sonriéndole. El otro tan solo desvió la vista, y a Gou le pareció que estaba un tanto avergonzado —.Creo que he aprendido lo más básico, puedo hacerme cargo de lo demás… Bueno, eso espero. No me gustaría que te tomases tantas molestias por mí…

—No es molestia —contestó Haruka, mirándola ahora sí —, no quisiera que te llevaras una mala impresión del agua… Es un buen lugar para estar. Pasé mis mejores momentos en ella.

Gou parpadeó, insegura. Seguramente así se sentía también su hermano cuando nadaba. Libre, feliz… Definitivamente, quería entender a Rin. Y Haruka parecía la persona más indicada para enseñarle tal cosa.

—Entonces… ¿podríamos vernos otro día? —Preguntó ella, disimulando su ilusión —S-Si puedes, si tienes tiempo… —Haruka asintió con la cabeza.

— Me gustaría ayudar —fue su respuesta, y por un instante a Gou le pareció que le dedicaba una corta sonrisa —Continuaremos mañana —afirmó, y la pelirroja movió la cabeza, entusiasta… Fue ahí cuando se dio cuenta que seguía sujetando la mano de Haruka. Lo soltó enseguida, aunque después se arrepintió de haber sido tan impulsiva.

— ¡M-Muy bien! Entonces estaré aquí mañana a la misma hora —le prometió —Intentaré levantarme más temprano para aprovechar el tiempo… Ahora debo irme, entro a la escuela a las ocho… ¿Te irás también?

Haruka negó.

—Hace mucho tiempo que dejé de ir a la escuela —comentó, y Gou lo miró con asombro.

— ¡Oh! Lo sabía, eres mayor que yo —sonrió. Otro punto para Haru, después de todo, ¿a qué chica no le atraía un joven de mayor edad, curtido en el arte de la vida? Tal vez había tenido que dejar de estudiar para dedicarse a su verdadera pasión, el deporte… ¡Sonaba tan bien, tan digno de una novela!... Sin contar ese cuerpo de dios griego —te diré Haruka-sempai.

El aludido alzó una ceja, pero no hizo gesto alguno de molestia. Buena señal.

—Fue un verdadero gusto conocerte. ¡Nos vemos mañana! —se despidió la chica, y como pudo nadó (aunque más parecía animalito intentando no morir ahogado) hacia la orilla, mirando por encima del hombro que Haru le había dirigido un vistazo antes de darse la vuelta y sumergirse en el agua, de donde ya no lo vio salir. La pelirroja se dirigió rápidamente a los vestidores, donde salió minutos después tan apurada que no se molestó en mirar si Haruka continuaba nadando. Después de todo, ya lo vería al día siguiente y posiblemente durante un buen tiempo. Qué suerte la suya, había encontrado al mejor maestro.


Perdonen si este inicio es un poco apresurado y aburrido, pero juro que hago mi mejor intento… Estoy DEMASIADO acostumbrada a los oneshots. En fin, esta historia contendrá solo dos capítulos, el otro ya lo tengo casi listo (ya está el final lol) y solo falta pulir algunos detalles, por lo que prometo subirlo a más tardar el domingo de esta semana, o con suerte antes. Quisiera saber sus comentarios, ¿les agradó? ¿Quieren saber qué sigue? Bueno, espero expongan sus opiniones en un siempre bienvenido review.

Creo que por el momento no hay nada más que aclarar, espero tengan una semana bonita y se la pasen bien. ¡Nos vemos!