Shikamaru, Temari, y todas las otras cosas del mundo de Naruto no son mios (ya quisiera), son del señor Kishimoto.

El fanfic (ni la autora, por cierto) no sigue exactamente la continuidad enredosa de la série. Es más o menos lo mismo, con un poco de Shippuden, pero establecido ya en un estado tranquilo que se irá determinando bien a travez de la historia.

Ah! El título "La forma que toma el amor" es también el de un Omake del anime de Shaman King (love!!), pero no tiene nada que ver con él.


Enjoy, y desde ya, ¡Gracias por leer!

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La Forma Que Toma El Amor

Capítulo 1 – Miradas llenas de odio.

Moreno, sarcástico, un poco gruñón. Rubia, carácter fuerte, cabello indomable. Esos eran ellos dos, entidades separadas, aunque últimamente a veces pareciera tratarse de uno solo.

Dos años en una relación te enseñan mucho sobre amar y sobre el amor en general, como por ejemplo el hecho que no todas las relaciones son perfectas. Que a veces, el que haya amor no significa que todo sea color de rosa. Y ese era, precisamente, el problema con ellos.

Él pensaba en eso mientras caminaba por las calles de Konoha, tranquilo y con su expresión impenetrable, como lo había hecho durante toda una vida. Pero ahora había crecido ( tenía 19 años y en un shinobi eso ya es estar más que maduro) y ahora llevaba el cabello suelto y apenas rozándole los hombros.. por que a ella le gustaba así." Dios, cuanto cambias cuando amas."- Pensó, con un suspiro.

Dos años pueden ser mucho, para algunos como sus amigos, o pocos, para alguien como sus padres. Él creía que eran bastantes. Ella, que eran una pequeñísima fracción de tiempo. Fuera como fuera, dos años no eran suficientes para entenderse completamente, aunque tampoco para aburrirse el uno del otro, a pesar de las frecuentes peleas, como la que habían tenido hace poco.

Ahora se dirigía a la casa de Temari, con un ramo de flores del desierto a manera de olivo de la paz, aunque sabía por experiencia que una vez allá ella se vería como si nada hubiese pasado. Se olvidaba rápido de las peleas. Que carácter tan endemoniadamente problemático.

Cuando paró, frente a la puerta de la pequeña casa en donde ella vivía temporalmente, tuvo un ligero momento de conciencia, y de sorpresa para con si mismo. ¿El suspiraba por haberse cortado el cabello? Ella estaba viviendo hacia año y medio aquí, lejos de sus hermanos y su querida Suna Gakure, y aunque ella lo negase un poco, él sabía que era por ellos. Por él. Era la Embajadora de la arena, por haberse enamorado de un cabeza dura como él.

Con un suspiro, golpeó la puerta. Una vez. Dos veces. Tres veces. Iba a comenzar a preocuparse, cuando escuchó su voz ligeramente amortiguada.

-Está abierto.

Entró. El interior estaba iluminado por la luz del mediodía que caía sobre la casa, y revelaba un semi-desorden que raramente se encontraba en aquel lugar. La sala, el comedor y la cocina eran minúsculos y estaban conectados sin puertas ni separaciones, lo que contribuía al revoltijo de cosas y colores. Se detuvo, extrañado, frente a la puerta del baño y la de la habitación.

-Temari? – preguntó dudoso.

-Ya voy- sonó la voz. Y esta vez no le pareció solo amortiguada, si no extraña. Enseguida, ella salió del baño. Llevaba una Yukata color lila, el cabello suelto y mojado del cual todavía se desprendían algunas gotas de agua. El sonrió un poco, pero la sonrisa se le congeló en el rostro al ver la cara de la chica.

Lo miraba con una expresión que parecía mezcla de temor y frialdad. Sintió como si le hubiera vertido un balde de agua fría por la espalda.

-¿Que? – Preguntó ceñudo y algo molesto. Que recordara, el no había hecho nada, ¿o si? Repentinamente recordó las flores, y se las alargó aún con la expresión ceñuda en la cara.

Al mirar las flores, Temari palideció y pareció temblar un poco.

- ¿Que pasa? Dijo sorprendido el chico. - Dijiste que te gustaban de estas, una vez que pasamos por el mercado y había un vendedor viajero que las tenía.

Demonios, le había costado tanto encontrar las dichosas flores… Bien Shikamaru, nunca aciertas.

La chica sonrió ligera – y nerviosamente – y tomó las flores con cuidado para ponerlas en un jarrón que había encima del refrigerador. Parecían un ramo de estrellas blancas en sus manos.

- Si, me gustan – El dio un suspiro de alivio en su interior – Es sólo que…es curioso verlas justo hoy.

- ¿Por? – Él se sentó en el sofá. No muy relajadamente, si no mas bien con precaución. Cuando algo le pasaba a su Suna No Temari, era mejor estar alerta.

- No es nada – ella rehuyó su mirada, y sacando una toalla del baño comenzó a frotar su cabello para secarlo. – Gracias.

Se quedaron en silencio unos minutos, el, mirando al suelo, ella, secando su cabello sin la energía acostumbrada. El ambiente era extraño, como con una especie de presentimiento

- Como ha estado el trabajo? – preguntó ella después de un rato, sin mirarlo ni soltar la toalla.

- Aburrido

- Bueno, te gusta que sea así. Mientras no sea problemático.. – otra sonrisa, crispada –.. estará bien para ti.

-Ajá. – sintiéndose molesto, se puso a mirar el techo, como cuando era un niño y una conversación no le interesaba.

Ella pareció ponerse en guardia enseguida.

- ¿Que se supone que te pasa ahora?- preguntó, molesta.

- Ha! ¿Me lo dices a mi? – sus miradas, ambas ciertamente ceñudas, se encontraron. – Tú eres la que ha estado rara desde que entré aquí. Me miraste a mi y a las flores como si fuéramos, no se, ¡serpientes venenosas!

Ella soltó una ligera carcajada, aunque no parecía estar de buen humor. Tiró la toalla hacia el baño, y se dirigió al refrigerador.

Shikamaru la siguió, ahora mas enojado que simplemente molesto, y se paró a su lado mientras ella sacaba un vaso y una botella de jugo.

- ¿No vas a decirme? Tú eres la que siempre dice que hay que hablar, ¿no? Al parecer no pones en práctica lo que dices. – La miró, pero no pudo ver su expresión ya que su espeso cabello le tapaba la cara. Di un bufido, y ya iba a darse vuelta para regresar a la sala, cuando su mirada se posó casualmente en la mano de Temari y en el vaso que sujetaba. Estaba temblando.

- Dime que pasa- dijo el, preocupado y en un tono mas suave pero mas firme a la vez. Temari…

Sujetó el vaso, y a la mano que lo sostenía. Ella se resistió, pero el la obligó a sentarse a la mesa. Con la cabeza gacha, y el cabello cubriéndole la cara, no parecía ella misma, pero apenas él levantó su barbilla fue otra vez la kunoichi orgullosa, con una mirada fría que recordaba a sus primeros encuentros, hacia ya mucho tiempo.

- Te diré lo que pasa. ¿Recuerdas cuando me dijiste que deberías presentarte ante Gaara, y yo te dije que había mucho tiempo para eso? Pues ya no es así.

- ¿El que debiera presentarme ante Gaara? – preguntó el, algo desorientado.

- No, baka, el tiempo.- exclamó ella con algo de desesperación.

- Y…eso por..?

Ella lo miró a los ojos por un segundo – solo un segundo- y luego bajó la mirada.

-Por que estoy…embarazada.

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Silencio. Mucho silencio. Minutos y minutos del más sorprendido y expectante silencio. Cuando ella levantó los ojos, ya sin la mirada fría en ellos, vio que Shikamaru miraba el suelo con las cejas levemente juntas y una expresión extraña. Se levantó de un salto, cruzó la pequeña sala, y entró a su habitación cerrando la puerta de un golpe.

El moreno se sobresaltó y miró a su alrededor como alguien que regresa de un sueño. Se quedó quieto unos minutos, y luego se levantó lentamente. Al llegar a la puerta de la habitación se detuvo un segundo, con la mano en el aire, y después golpeó suavemente.

- Temari….abre.

Silencio.

Golpeó un poco más fuerte, algo molesto.

-Temari, abre. No seas tonta mujer, yo…

La puerta se abrió bruscamente y Shikamaru retrocedió, sorprendido. El rostro que lo observaba parecía contener algo más que molestia, enojo, o rabia. Los ojos verdes lo miraban con una expresión que parecía odio puro.

-Vete. Vete ahora. No quiero que estés aquí.

El se molestó aún más al ver esa expresión. Por fuera, pero por dentro, sentía como si alguien le hubiera clavado un cuchillo en el pecho.

- Tengo derecho a decir algo, ¿no? – Dijo con su tono molesto de Shikamaru Nara marca registrada.- Yo también estoy involucrado en el.. asunto.

Al oír esa última palabra, Temari pareció estallar.

- No te preocupes, tu expresión dijo todo lo que quieres decir. Y no necesito que nadie mas sea parte de este "asunto", se cuidarme yo sola. No voy a obligarte a tomar parte en esta situación tan problemática, no te preocupes. Desbarataría tus planes futuros mas de lo que yo lo he hecho hasta ahora, ¿verdad? Bueno, para tu información mis planes futuros también se han destrozado, aunque no fueran tan perfectos como los tuyos. No es lo que deseo, pero voy a hacerme responsable. Y puedo yo sola.

Todo este discurso, dicho con tal expresión de rencor y odio, había ido cambiando el rostro de Shikamaru como una flor decae al caer la noche.

- No es lo que deseo – repitió el, con expresión sombría, y luego le dio una sonrisa que mas parecía una mueca.- ¿Así que me dejas fuera?

Sin mirarlo, pero con la voz cargada de odio, ella sólo respondió.

- Vete – y le dio la espalda

El retrocedió lentamente hacia la puerta de entrada, aún con expresión sombría, aún con esa horrible mueca en el rostro. Cuando su espalda chocó con la puerta miró por última vez a la chica, se dio vuelta, y se marchó sin decir nada.

Al cerrarse la puerta se escuchó un sollozo ahogado, y Temari se apoyó en la pared, resbalando lentamente hacia el suelo. Y se quedó ahí, temblando, con el rostro entre los brazos, rodeando las rodillas, y recordando la frase que tanto había repetido al empezar el día.

"Por favor, dios, sólo has que esté feliz cuando lo sepa".

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Done! Muy dramón? Lo se, sorry :) intentaré hacer que no haya solo odio y tristeza, pero en los primeros capítulos, por razones obvias, será mas drama que nada.

Emoción! Llevo con el fanfic a medio inventar desde hace muchos años (como hace unos 4) y a medio escribir desde hace como unos dos. Es un milagro que por fin me halla decidido a subirlo! Aunque a mi gusto no está totalmente bien escrito.


Abrazos afectuosos al que lee esto.

Lo reviews se aman y ayudan a continuar!