Juntos.
Aún recuerdo, a un lado de la ventana de tu habitación casi sobre tu cama desordenada, los momentos más hermosos de nuestra vida. ¿Los recordaras también? Cuando diste tus primeros paso, estirando tu mano intentando evitar que me vaya de tu vida; De tu habitación.
Te imaginó.
La esquina donde te castigaba tu madre, al lado de la ventana donde venía a buscarte. Salíamos al patio a escondidas de ella, aunque sabía que nos observaba desde la cocina. Sonriendo, al igual que nosotros, que jugábamos en nuestro propio mundo; de los dos.
Te enseñe.
¿Tu primera palabra? Recuerdo que estaba desconcertado, no entendía lo que decías. Hasta que gritaste "Quédate" con todas tus fuerzas. Era lo que más decíamos en casa por aquella época, ha pasado tanto tiempo. Tantos años.
Te complací.
¡Tú primer día de escuela! No quise ir, pero aun así estaba parado entre la multitud observándote, con cariño tal vez, mientras me lanzabas miradas furtivas y a escondidas de la profesora para saludarme con tu mano pequeña; tirarme besitos que yo contestaba con sonrisas. Exactamente como en tu graduación.
Te contemplé.
¿Has olvidado la primera vez que te enamoraste? Parecía que saldrías volando por la ventana cada vez que venía a buscarte, con una sonrisa especial, de esas que no se la dedicas a tus padres; esa que es diferente a todas las otras; Esas que me daban envidia.
Te seguí.
¿Cuándo te rompió el corazón? ¡Casi Salí volando por la ventana a matarlo! No me hubieras detenido, pero en vez de eso, salimos juntos a comer helado. Lo superamos ambos, porque… a mí también me rompió el corazón verte llorar cada noche.
Te acompañé.
Era extraño verte así, con harapos de día estudiando y vestidos cortos de noche. Con el tiempo llegamos a un acuerdo, podrías salir tanto como quisieras siempre y cuando te siguiera. Mantenía distancia, pero siempre estuve ahí; vigilando a cualquiera que se te acercara.
Te protegí.
Pero… Sé que para ti es parte de tu vida. Sin importancia o simplemente no lo recuerdas. Pero, de entre todos los recuerdos, uno me agita el corazón como la primera vez que paso. ¿Lo recuerdas? Yo no lo he olvidado.
"Papá… Él es mi novio. Vamos a mudarnos juntos el próximo mes"
No dije nada, porque sé que es importante para ti. Lo amas, y él también te ama mucho. ¿Cómo podría interponerme si eso significa hacerte sufrir? Tome la decisión más importante de mi vida, apenas en un mes jamás volverías a ser mi niña.
Te entendí.
Han pasado tantos días desde entonces, cada noche me acerco a tu habitación. Entro despacio, procurando no hacer ruido, porque aún tengo la vaga idea de que no te fuiste, entre las sombras de las cortinas blancas esperando algo que sé que no pasara. Espero verte recostada, con tu conejo de peluche entre manos y un pijama de osito mirando entre una sonrisa. Esperando que me mires con tu mirada inocente de niña, para decirme una sola cosa:
"¡Papi! ¿Me lees un cuento otra vez?"
Porque aun, no puedo creer que ya no eres mi niña.
