- ¿Sabes qué?
- ¿Qué?
- He pensado que ya que nosotros viajamos siempre juntos, bueno, cuando digo nosotros me refiero a ti y a mi, Lina. Porque no es que no viajemos con Ameria y Zel, que viajamos ¡y mucho! pero vamos, que casi siempre estamos tú y yo, aunque ahora que lo pienso… a veces se aparece Zeros y
- Al grano…
- Bueno pues eso… ¿Sabes qué?
- ¿QUÉ?
- Que podríamos, no sé, tener algún proyecto en común, algo nuestro, no sé si me entiendes…
- Pues no. ¿Algo cómo qué?
- Algo, ya sabes…
- No, no sé.
- Es que no sé como expresarlo…
- Ahá…
- Es algo que llevo meditando un tiempo, bueno… En realidad mucho tiempo.
- Ahá…
- ¿Sabes qué? Me encantaría…
- Ahá…
- Oye ¿no te estaré aburriendo?
- En absoluto, Gourry.
- Oh, vale… Eh! ¿Estás siendo sarcástica?
- Para nada.
- ¿Y por qué no me contestas?
- Porque son las tres de la madrugada, porque hemos recorrido treinta kilómetros y porque ahora mismo, aunque eso es lo normal en ti, te expresas como un dragón con faringitis.
- Vale, estás siendo sarcástica… lo pillo…
- Me alegro Gourry. Buenas noches.
- Buenas noches.
…
- Oye Lina ¿sabes qué?
- ¿QUEEEEEEE?
- Que al final no te he dicho lo que quería decirte.
- ¿Y?
- ¿Cómo que "y"?
- ¡¡ Que me digas lo que tenías que decirme so cerebro de cacahuete!
- Oh! Claro… eso, que ¿tú me quieres?
- Claro, Gourry: hemos recorrido medio mundo, parte del otro medio y algo del más allá; juntos nos hemos enfrentado a demonios, dragones, magos y a Señores Oscuros; por ti he renunciado a la fama y a innumerables fortunas; me he resignado a compartir contigo todos mis desayunos de estos últimos siete años y hasta me he tatuado tu nombre en la nalga izquierda ¡¿a qué demonios viene ahora que si te quiero!
- Porque, ¿sabes, me encantaría tener un hijo contigo.
- …
- ¿… Lina?
- ¿Sabes qué?
- ¿Qué?
- Que deberías dejar de beber licor de malvavisco por las noches…
