Bueno, este es mi primer fic ^^ La verdad es que llevo en este fandom ya unos cuantos años, pero nunca me había decidido a escribir uno y subirlo, pero unas amigas mías me animaron y, bueno, aquí está.

Esta pareja, si bien no es la más popular -ni mucho menos- me parece preciosa, a mi parecer podría tener sentido. En fin, eso lo dejo a gusto del lector n,n

Para mayor disfrute he intentado evitar todo tipo de falta ortográfica, y para gusto o disgusto de alguno/as, es un fic medianamente largo y sin OC's -a no ser que sean estrictamente necesarios (en este caso permanecerán completamente en segundo plano). Se centra bastante en los personajes principales, pero intentaré dar más protagonismo a otros para ampliar la historia -si veo que puedo, claro-.

El género de esta historia será centrado en las secciones [Romance] [Drama] [Hurt/Comfort] [Angst] [Suspense] [Friendship] y un poco de [Humor]

Y sin más dilación, ¡mi pequeño fic! ;3


"Ahí viene el rarito…" Se escuchaban los murmullos por los pasillos del instituto. "No sé cómo puede seguir viniendo como si nada después de lo que pasó con el rollo de los marcianos esos…"

Aun habiendo pasado ya dos meses desde todo lo ocurrido con la Academia Alius, Kazemaru tenía que seguir escuchando burlas y risitas cada vez que iba a clases, y es que si ya desde antes algunos ya se metían con él por su apariencia, esto no ayudaba, precisamente.

En más de una vez le hubiera gustado abrir la boca de una vez y enseñarles a esos idiotas el nuevo y actualizado repertorio de insultos que tenía guardado.

Por fin llegó a clase para encontrarse allí a Aki, sentada en su asiento y preparando sus deberes para ser copiados por el distraído capitán del Raimon, como de costumbre. Ya no era secreto para nadie el hecho de que a Aki le gustaba Endo ya desde hacía un tiempo –menos para este último, claro- y aunque a los más cercanos a la peliverde les diera pena ver cómo seguía intentando conquistarlo aun teniendo como rival a la hija del director del instituto, ella hacía caso omiso, aferrándose a la idea de que algún día Mamoru la correspondería a base de pequeños gestos como aquél.

Ichirouta prefirió no hacer ningún comentario al respecto, saludó a su compañera de forma seca, se sentó en su asiento a esperar a la abrupta entrada con la que el portero probablemente interrumpiría la paz del salón como todos los demás y soltó un largo suspiro. Desde lo de los Emperadores Oscuros parecía que la vida no le iba a dar tregua.

"¿Kazemaru? ¿Pasa algo? Vaya saludo más seco."

"¿Eh? No, nada, no te preocupes."

Por fin el afamado capitán del equipo se dignó a entrar a la carrera por la puerta, justo antes de que el profesor llegara.

"¡Joven Endo, a su asiento ya!" O bueno, eso se pensaba el portero antes de ser reprendido por éste. "¡Ah! ¡Perdone, ya voy!" Se escucharon unas risas por parte de los demás.

Mientras este último pasaba lista en la clase, Aki le pasaba por debajo de la mesa los deberes a Endo con una mirada de reproche. Este último le respondió con una sonrisa de las suyas, haciendo sonrojar a la gerente y, de paso, dirigir la mirada a Kazemaru, el cual sólo lo observaba con incredulidad.

Aún no se creía que la misma técnica le funcionase durante toda la secundaria.

Se quedó embobado un rato mirando a sus dos compañeros evitar las miradas de sospecha por parte del profesor, divertido por el espectáculo diario que se traían entre manos. Luego, dirigió su mirada a Endo. Tenía un temperamento y un carisma increíbles. Podía jurar que durante algún tiempo estuvo enamorado de él, pero prefería no recordar aquello. Ahora le tocaba a Aki. Aunque era claramente más calmada que el portero, carisma no le faltaba, lo que explicaba la popularidad de la chica. Además, era guapa e inteligente, aparte de ser amable a más no poder. La verdad es que comprendía la impotencia de Kino en cuanto al moreno, y tal vez por eso se habían vuelto más cercanos desde el partido contra los Emperadores Oscuros. Nunca antes había hablado con ella tanto, ni sentía la necesidad de hacerlo; eran más compañeros que amigos en lo que a cercanía respectaba. Le daba la sensación de que si podía hablar con alguien de algo importante, era ella. Y eso que conocía a Endo desde hace más tiempo, pero de alguna manera Aki irradiaba confianza. Y luego estaba él: el chico al que la mitad confundían con una mujer, que ni siquiera podía resistirse a una estúpida oferta para ser más fuerte cuando todos los demás aguantaban como héroes.

Por fin pasaron las horas, con alguna chorrada por parte de algún que otro alumno, hasta que llegó el recreo.

"Por Dios, las clases hoy se me han hecho eternas…"

"¿Cuándo no se te hacen eternas, Endo?" La gerente consiguió sacarle una pequeña risita al defensa. "¡Oye, eso no es verdad!"

"Vale, vale, lo que tú digas…"

En realidad tampoco pasó nada interesante durante el recreo, como de costumbre. Las horas seguían pasando sin ningún suceso fuera de lo común, y para cuando se quiso dar cuenta, ya era hora de ir al club de fútbol. Más susurros en los pasillos hasta llegar allí. Entrenaron durante un par de horas y antes de irse recogieron todo el material para guardarlo en la desgracia de caseta que tenían como sede del club gracias a cierta niña mimada. En serio que no entendía cómo a alguien como el capitán le podía interesar una persona como Natsumi.

Por fin emprendió su camino a casa junto a Endo y Aki, que vivían no muy lejos de su calle.

"Oh, no." Fue lo que pensó el peliazul al ver acercarse a dos de los tres energúmenos que tenían como pasatiempo meterse con él cada vez que lo veían. "En serio, ¿por qué ahora?"

"¡Hombre, mira, si es la nenaza de los marcianos!" Soltó uno. "Tío, no sabía que aún te quedaban amigos" Endo se tensó ante esto último.

"¡Eh, no os metáis con él!" Desde que tenía uso de razón, Mamoru siempre había estado ahí para protegerlo, y era por eso mismo por lo que se sentía como escoria al pensar que lo traicionó de aquella manera. Y sabía que todos los demás que cometieron aquel error se sentían de la misma manera.

"Déjalo, Mamoru, es igual."

"Bah, no es divertido si tiene a su novio aquí para salvarle el culo."

"Seh, ya nos pasaremos a por ti, zorra." Y dicho esto, se fueron.

"¿Cuál es su problema?" Aki estaba claramente molesta, y Endo parecía acumular rabia para golpearlos en cualquier momento.

"Es igual, en serio, paso de ellos."

"No deberías dejar que te traten así, Ichirouta. No me gusta que te hablen de esa forma." A esto sólo pudo sonreír un poco. Endo a veces podía ser como un hermano preocupado. "Lo sé, pero tampoco quiero que os metáis en esto. Además, son unos bocazas, pero no creo que vayan a hacer algo más que insultar, y eso ya me importa bastante poco, ¿sabes?"

"Kazemaru…" Suspiró Aki, preocupada.

"Cambiando de tema: ¿con quién tenéis pensado hacer el trabajo de Lengua?"

"Yo he quedado en hacerlo con Goenji." Kazemaru y Aki lo miraron extrañados. "¿Qué? Saca buenas notas, fue al primero que vi."

Aki se desilusionó por esto último. Le hubiese gustado estar con él a solas, y, a lo mejor, hasta declararse. Kazemaru se dio cuenta de esto último. La espesura de las nubes cerebrales del moreno no lo dejó hacer lo mismo.

"Oye Aki, yo aún no tengo a nadie con quién hacerlo, así que si quieres…" La chica le dirigió una sonrisa. "Claro. Si quieres podemos empezar ahora, que hoy no tenemos tantos deberes para mañana."

"Yo no tengo nada que hacer, los hice antes en clase, así que por mí vale." Le sonrió de vuelta.

"Bueno pues nos vemos mañana, chicos."

"Hasta mañana, Endo." Respondieron casi al unísono el defensa y la gerente, mientras el portero se iba casi corriendo a su casa.

"Está de la olla." Comentó el peliazul. "Cierto, pero así es nuestro Endo."

"Cierto." Y se sonrieron el uno al otro. Por fin, empezaron a caminar hacia sus casas. "Oye, ¿vamos a tu casa o a la mía?" Cuestionó el peliazul.

"¡Vamos a la mía, que está mi madre y nos hará una súper-merienda!" Exclamó emocionada la gerente. El defensa sonrió. A veces se parecía más al portero de lo que creía. "Entonces que así sea, damisela de las meriendas." Le siguió el rollo de forma dramática.

"Adelante, mi caballero, ¡la damisela de las meriendas exige sus galletas con leche caseras!"

Y caminaron hacia la casa de la peliverde continuando la historia recién inventada. Una de las cosas que más le gustaba de Ichirouta era su capacidad de improvisación, que por desgracia, no solía utilizar muy a menudo. "Una pena." Pensó.

Por fin llegaron a la casa de la joven –el castillo de las magdalenas, según el defensa-. Abrió la puerta e invitó a pasar al peliazul.

"Vaya, este castillo es menos galletoso de lo que esperaba."

La chica soltó una risa y entró a la cocina a saludar a su madre.

"¡Hola mamá! He traído a un amigo para hacer un trabajo, no te importa, ¿no?" La mujer se sobresaltó un poco. "¡Ah! Hola cariño, no te había escuchado entrar. ¿Te puedes creer que tu padre me ha vuelto a ganar y tengo que lavar todos los platos?" Resopló en tono de broma. La familia de Aki parecía bastante curiosa, en el buen sentido de la palabra.

"¡Ya te dije que sacaras piedra en vez de papel! Oh, ¿pero me has oído? Que traigo a un amigo del club de fútbol para hacer un trabajo…"

"¡Pero bueno!, ¿ya te has echado novio? De verdad que vais rápido ahora…"

"¡Mamá, que no es mi novio!" Los dos adolescentes se sonrojaron hasta la nuca al oír eso.

"Eso dije yo cuando les presenté tu padre a mis padres."

"¡Mamá…!" Se podían escuchar las risas de Ichirouta desde el salón. Por fin, se asomó para presentarse.

"Buenas tardes, señora Kino. Me llamo Kazemaru Ichirouta, soy del club de fútbol."

"¡Vaya, y encima es guapo! Un placer, Kazemaru. Cuida bien de mi hija." Ambos se pusieron rojos de nuevo.

"¡MAMÁAAA!"

Una vez en la habitación de la peli verde, dejaron las cosas en el suelo, al lado de la cama y se sentaron, Aki en la silla al lado de su escritorio y Kazemaru en la cama de la peliverde.

"¿Y tu madre es siempre así?" Preguntó el defensa entre risas.

"Qué va. Perdona por todo eso, no sé que le ha dado. Supongo que es porque eres el primer chico que traigo a casa aparte de Endo."

"¿Endo cuenta como chico?" Kino estalló en carcajadas ente el comentario. "Pues para mi madre creo que no." Y Aki se puso a pensar un momento. Desde que empezó a hablar con Ichirouta había descubierto una faceta de él que nunca se imaginó: un chico agradable, con bastante sentido del humor, maduro cuando era necesario… Y tenía que admitir que era atractivo como pocos, aunque no el tipo de chico guapo corriente que no distingues de los demás. Sus rasgos faciales eran bastante finos, hasta podrían considerarse 'femeninos'; aunque no lo admitía, sus ojos siempre le llamaron la atención. Tenían unas pestañas largas y rizadas, de un color avellana precioso, y sus labios también eran bastante llamativos; rosados con un leve tono rojizo. En el tiempo que había pasado desde que Mamoru se lo presentó había crecido un poco más y seguía manteniendo aquel cuerpo de atleta que a simple vista parecía hasta frágil al tacto.

Kazemaru Ichirouta era muy atractivo.

"Oye, Kazemaru… Esos chicos, ya sabes, los de antes, ¿te molestan a menudo?" Esta pregunta hizo al atleta tensarse.

"¿Q-Qué? ¡Qué va…!" La chica le dirigió una mirada de reproche directa a los ojos. Ichirouta no soportaba que lo mirasen a los ojos cuando mentía. Aki lo sabía bien. "No me mientas."

"Es… Es complicado, ¿sabes? Quiero decir… No sé, no es algo que sueltes así como así. En realidad llevan molestándome desde primer curso, desde que entré en secundaria. Supongo que es gracioso meterse con alguien por su apariencia o algo así."
"¿Por qué no nos lo has dicho antes? Somos tus amigos, ya lo sabes. O sea, no somos los amigos más cercanos de este mundo pero quiero ayudarte si puedo."

Aki siempre era así, no lo podía remediar. Tenía que ayudar como pudiese a los demás, aunque le supusiera la ruina. Por supuesto esto le supuso perder a Mamoru; ayudar a tu rival no siempre te hace salir bien parado.

"Sí, ya pero no quiero que os metáis y os pase algo por esos imbéciles."

"La boca, Ichirouta."

"Perdón. Esto me estresa, ¿sabes?"

"Entonces te sacaré el estrés a galletas."

"Pensé que no te gustaba la violencia."

"Y no me gusta. Quiero decir literalmente a galletas; ¡ya tienen que estar listas!" Kazemaru se rió ante esto último. De verdad que Aki podía ser como Endo. "¡Seguro que esto te anima!"

Y dicho esto salió disparada hacia la cocina en busca de las dichosas galletas. Kino se quedó pensando en si cambiar de tema así de repente había sido una buena idea, pero quería quitarle tensión al ambiente.

"¡Mamá! ¿Están ya las galletas, no?" Su madre la miró con desaprobación.

"Querida hija, por si no lo habías notado estoy haciendo setecientas cosas a la vez por no sacar la dichosa piedra. Pero creo que sí que están." Se dispuso a sacar las galletas del horno, pero al hacerlo una enorme masa de humo negro salió de este. Madre e hija tosieron fuertemente, hasta que Aki consiguió apagar el horno y dispersar el humo con un trapo.

"¡Oh, Dios mío!" Y la Sra. Kino empezó a reírse con gana. "¡Mamá, no hace gracia, has quemado las galletas!" La peliverde, al darse cuenta de sus palabras y de la situación, también empezó a reírse.

Mientras, un divertido Kazemaru admiraba la escena madre-hija quema-galletas ante él. Si tan sólo su familia pudiera ser así también…

Kino se dio la vuelta y vio allí a Ichirouta, entretenido por el espectáculo. "Ehm… ¿Te gustan las galletas chamuscadas?"

"No sé, aún no me había planteado añadirlas al menú." Se encogieron de hombros.

"Pues nada mamá, ¡buena suerte limpiando esto!" Y salió corriendo hacia su habitación, asegurándose de no tener que limpiar todo aquello. Ichirouta la siguió un poco desorientado.

"¡Bueno, hora de ponerse con el trabajo!" La gerente empezó a sacar material de trabajo de su bolsa y escritorio.

"Tu bolsa a veces me parece el bolsillo de Doraemon. En serio, ¿cómo consigues meter tantas cosas?"

"Porque yo las tengo ordenadas."

"Pues será eso. Oye, ¿y cómo sabías que había galletas en el horno?, quiero decir, llevamos en el instituto toda la mañana."

"Ah, eso. Es que yo hago la masa el día anterior, la guardamos y al día siguiente la metemos en el horno. Y suelen salir buenas si tu madre no las quema vivas."

"Oh, qué pena. Seguro que hubieran estado buenas… Cocinas muy bien…" La peliverde se sonrojó ante esto último.

Un momento, ¿se estaba sonrojando por Ichirouta? No, qué va, sería otra cosa, ¿no?

"Gracias…" Susurró Kino por lo bajo. A Kazemaru esto le pareció adorable…

Espera, ¿adorable? ¿Pero no se suponía que era gay? Meh, no será nada.

"B-Bueno, y, ¿por dónde empezamos?"

"Oh, a ver la introducción tiene que ser de dos párrafos así que… ¿dónde está el boli negro?" Ambos se pusieron a buscarlo entre todas las cosas que había en la mesa, hasta que… "Aquí está." Dijeron los dos a la vez, acercando la mano al objeto, provocando que sus manos se tocaran y, al momento, las retiraran como si quemasen. Un silencio incómodo se formó por un par de segundos.

Aki se reprendió mentalmente. Aquello había sido abiertamente vergonzoso… Aunque, ¿por qué debería serlo? ¿No eran amigos? Eso había sido bastante raro, pero era… imposible que le gustara el defensa, ¿no? Apenas llevaban hablando más de lo usual un par de meses, y además le gustaba Mamoru…

¿A Mamoru le gustaría ella…?

Siempre que se hacía esa pregunta, intentaba guiar la respuesta hacia una realidad más feliz, en la que todo lo que el portero hacía por ella significaba más de lo que en realidad era. Y lo sabía. Le dolía pensar en todos los años que llevaba intentando ser algo más para el moreno, sin resultado alguno. A lo largo de los años, la joven había aprendido a no centrarse tanto en él. De vez en cuando se hacía alguna ilusión o se decepcionaba, pero…Tal vez, y sólo tal vez…

Endo Mamoru no significaba tanto para ella como creía.

Después de todo, aunque lo intentase, sólo sería una chica mediocre en comparación con las demás. Ni siquiera tenía el pelo largo como a los chicos les gustaba, ni llevaba maquillaje o accesorios como muchas de su instituto. Nada en ella resaltaba, no era especial; no era como su querido capitán.

Se maldijo a sí misma cuando recordó que estaba con Kazemaru en su habitación, dándose cuenta de que era demasiado tarde; lágrimas de cocodrilo bajaban por sus mejillas de impotencia.

"¿A-Aki…?"

"Y-Yo… Perdona, no quería e-empezar a llora-"

Antes de que pudiera seguir, Ichirouta la había envuelto en un abrazo, asegurándose de que el rostro de la peliverde quedaba encajado entre su hombro y su cuello. No era el abrazo más seguro del mundo, de hecho, estaba temblando ligeramente, preguntándose si no había sido demasiado directo. Sus dudas desaparecieron cuando la gerente se abrazó con fuerza a él y empezó a sollozar con más fuerza. Apretó con suavidad el abrazo, pasando las manos por el pelo y la espalda de Kino y apoyando el mentón en su cabeza. Y supo qué le pasaba cuando escuchó a la gerente susurrar el nombre de Mamoru por lo bajo, intentando que no se escuchara. Odiaba verla así.

Porque le recordaba a él cuando estaba enamorado de Endo.

Recordó todas las noches que pasó en vela llorando por él, soñando que le correspondía, soñando que aquello no estaba ocurriendo de verdad, que ambos no eran chicos, que no pasaba nada. Todas las veces que se miró al espejo suplicando levantarse y ser como todas las chicas de su clase, para poder ser una pareja 'normal', odiándose a sí mismo por ser como era. Todas las veces que su padre le había insultado llamándolo 'marica' y lo había golpeado. Y entonces no pudo más.

Y lloró, tal y como un chico no debería. Lloró.


Bueno, este ha sido el primer capítulo ^^

No creo que vaya a poder actualizar muy seguido, pero me aseguraré de que lo que suba sea medianamente interesante para el lector.

Las críticas me vendrían muy bien, ¡al igual que algún que otro Review para animar! Gracias por leer hasta aquí nvn