"Rebekah…" espero a que la rubia entrara con él al baile, era el tipico baile de la escuela, Rebekah había pedido que él fuera quien tuviera el honor de acompañarla, no quería hacerlo, pero aceptó de todos modos ya que no quería apagar la hermosa sonrisa en el rostro de ella. Lucía completamente hermosa, en todo sus detalles, no podía negarlo, su pelo rubio, radiante, estaba liso y suelto, cayendo por sus hombros desnudos, el vestido blanco se veía perfecto para ella. Aun que, uno de los detalles que más le gustaba era la sonrisa en ella, se veía contenta de estar ahí, bailando como en los viejos tiempos cuando por primera vez se conocieron. Stefan colocó sus manos en la cintura de Rebekah y ella pasó sus manos por el cuello de él, solo unos centímetros los separaban, la música, el momento, todo parecía hermoso en el momento hasta que vio a Elena entrar con Damon, desvió la mirada hacia el piso y Rebekah miró hacia la pareja "¿Por qué no puedes amarme? ¿Qué tiene de especial Elena?" la pregunta lo tomó por sorpresa, pensaba que Rebekah ya no sentía nada por él por que ella había amado al ripper, no a él "A ti te gustó el ripper, no yo" respondió con voz baja, volviendo su mirada a sus ojos, por más que lo negara, se sentía intimidado por esa mirada "Amé al ripper y ahora amo a tus dos lados, Stefan" no podía creer que lo decía, las palabras salieron sin ningún tipo de arrepentimiento, lo quería de vuelta "Me amaste cuando eras el ripper, cuando tu humanidad estaba apagado, fuiste capaz de sentir algo por mi, por un momento, tú parte más fría de ti sintió amor, para mi, esa es una gran razón. Has sido el único que he sido capaz de amar, a parte de mi familia" la sinceridad se notó en su voz, no podía dejar de mirarlo directamente a los ojos "¿Ya no me amas?" quería oír la respuesta, sabiendo que podría algo no muy bueno para ella. Él no sabía que decir, no la había dejado de amar, no tuvo tiempo suficiente para poder estar con ella, el mismo día en que la amo, el mismo día que no la volvió a ver "Todavía lo hago" Rebekah podía saber perfectamente cada vez que Stefan mentía, y esta vez no lo hacía, estaba siendo sincero y eso la hizo querer besarlo delante de todos, de sonreír hasta no más poder. Era una Original, tenía la fama de ser la chica fría que no siente nada, mentira, Rebekah quería ser amada, ser feliz, vivir todo lo que no pudo por querer amar, después de todo había sido estacada por amor, por querer estar con Stefan, había elegido dejar de lado a su hermano por él. Acercó sus labios a los de Stefan, dudosa sobre si hacerlo o no, por mucho tiempo no había sentido estos sentimientos, por mucho tiempo no se había sentido débil, capaz de hacer todo, de dejar todo lo malo de lado para ser feliz, tenía una respuesta para eso: Humanidad, solo Stefan podía llegar a ese punto, al punto de hacerla sentir miles de emociones, sensaciones. Se decidió y besó sus labios, con pasión y deseo, como si esta pudiera ser su última noche, por otra parte, Stefan al sentir los labios de Rebekah, pudo sentir como su sangre se aceleraba, por primera vez en días se sentía tranquilo, todavía no aceptaba que Elena ya no estaba a su lado pero Rebekah lo estaba haciendo olvidar todo eso con un beso, un beso al cual respondió con otro, cerrando sus ojos y sintiendo como sus sentimientos florecían, los recuerdos de su primer baile pasaron por su mente, recordando como se sintió cuando la vio alejarse de él y no había nada que hacer para detenerla. Al separar sus labios, sonrió, sintiéndose mil veces mejor. A lo mejor, todo era verdad, ella merecía una segunda oportunidad, nadie los separaría ahora, no había de que huir, podían ser felices juntos, nada importaba más, solo quería estar con ella, lograr amarla como lo había hecho con Elena, quería cambiar la respuesta a la pregunta de Rebekah sobre si sería capaz de amar a alguien otra vez "Rebekah, ¿recuerdas aquella pregunta sobre si algún día yo podía…? Tengo la respuesta correcta: Sí, puedo hacerlo y quiero hacerlo, una vez más y quiero que esa chica seas tú, Rebekah Mikaelson. Quiero que seas la persona que amaré por el resto de mi vida, aquel amor que no es capaz de ser olvidado, si tengo que morir; que sea por ti, si tengo que llorar; que sea por ti" No quería nada más, solo ella.
