Ok~ ahora atención mortales, antes de que se lancen con antorchas y bates de metal por publicar un nuevo longfic, hoy cumplo un año con mi hermosa Beta y nadie tiene derecho a decir nada al respecto a menos que sean palabras bonitas para las dos -?-.

G, preciosa... ha sido un año de locos, nos han pasado mil cosas, y a pesar de todo estamos juntas, eres mi mejor amiga, te amo. Eres de lejos mi persona favorita en el mundo, no sé cómo podría hacer algo sin ti a mi lado. Te amo y espero que disfrutes de esta historia y de este universo que he pensado para ti, porque tú eres mi alma gemela —huye—.


01. Clase.

11 de noviembre, 1994.

Harry se sentó a un lado de Hermione, mirando alrededor nervioso, mientras sus compañeros de curso de diferentes casas se acomodaban en pequeños grupos, todos susurrando, algunos con ligeras notas de histeria, otros luciendo entre indignados e incómodos. Todos los alumnos en el aula eran hijos de muggles, unos pocos mestizos y un solo sangre pura.

—¿Por qué crees Ron salió corriendo? Sé que él no tenía que tomar la clase, pero al menos pudo decirme de que es si él ya sabe ¡pude conseguir algunos libros vía lechuza para prepararme! —Hermione apartó su cabello con un movimiento brusco que demostraba de forma muy clara lo molesta que estaba. Harry simplemente se encogió de hombros tratando de ignorar la punzada al escuchar a Hermione mencionar a Ron.

Tan pronto como habían visto en el tablón de anuncios sus nombres escritos en la lista de la clase de "Lecciones de integración a la sociedad" y no el del chico pelirrojo Hermione lo había acosado por todo el colegio, hasta que Ron le había dicho que sus padres ya le habían dicho todo lo que tenía que saber de esa clase, pero nada más. Hermione había estado insoportable todos los días, siempre quejándose sobre lo injusto que era que los sangre pura pudieran pasar una tarde en la biblioteca cuando ellos tenían que estar en un aula, aprendiendo cosas de las que solo podría tener acceso ahí, en un salón de clases, y nada de información libre en la biblioteca.

Harry continuó oyendo el parloteo incesante de su mejor amiga sin prestarle la más mínima atención, no le interesaba si los sangre pura tenían más oportunidades que los hijos de muggles para aprender sobre la cultura mágica, ellos habían tenido que explicarle a Ron como utilizar un teléfono, y nadie se había visto eso como si fuera algo injusto. Ellos simplemente habían crecido con ello, así como Ron y los otros habían crecido sabiendo todas esas cosas mágicas que Hermione estaba obsesionada por aprender, y a él solo solían causarle un dolor de cabeza.

—¡Harry, escúchame! —varios estudiantes los miraron molestos y solo por un segundo Harry se preguntó si lo miraban a él por haber entrado como cuarto campeón al torneo, o si era la reacción natural que solían tener los demás hacia Hermione cuando se ponía demasiado mandona.

—Si tu lo lograste que Ron te dijera nada ¿de verdad crees que yo encontraría la manera de enterarme de que va esto? —preguntó molesto, apoyó sus brazos en el escritorio y su barbilla sobre ellos mirando fijamente el verde empolvado de la pizarra.

—Sí hicieras el intento de hablar con é-

—Buenas tardes chicos —Harry observó fijamente a Madame Pomfrey, durante un par de segundos, tratando de entender que hacía la enfermera parada en el frente de un salón de clases.

Hermione a su lado hizo un ruidito ahogado, y lentamente, más y más estudiantes a su alrededor empezaron a ponerse en diferentes niveles de palidez o varios tonos de rojo. Neville que estaba sentado en el pupitre a su lado miraba su escritorio con lo que era clara aversión, mientras se no dejaba de revolverse en su asiento, sus orejas brillando debajo de su cabello rubio, fueron unos instantes más, cuando vio a Madame Pomfrey sacar una variedad de frutas muy especificas que su cerebro se iluminó.

Sus mejillas se iluminaron, por fortuna ya tenía la cabeza abajo y lo único que tuvo que hacer fue pasarse una mano por sobre la cabeza para ocultarse ¿No se suponía que esas cosas se enseñaban separando los sexos?

—El día de hoy se han librado de sus clases de la tarde para tener lo que nosotros llamamos Lecciones de integración a la sociedad, les explicaré todo lo que necesitan saber sobre lo que sucede con sus cuerpos, su magia sexual y los rituales de unión —Harry ni siquiera se atrevió a levantar el rostro, pero a su lado Hermione ya estaba sacando pergamino y pluma, podía sentirla rebuscar en su mochila.

—Madame Pomfrey ¿No cree que sería bueno que los chicos salieran y luego saliéramos nosotras? —Harry se sintió tentado a decirle gracias a la Ravenclaw mestiza, así como medio salón de clase asintió en un murmullo confuso, todos tenían deseos de huir de ahí.

Las cejas de la profesora se alzaron y Harry, que conocía a la mujer mucho más que cualquier otro alumno de su clase, sabía que la mujer tenia una respuesta firme y esa respuesta era no.

—No veo la necesidad de hacer nada de eso, Señorita Li ¿creo que se habrá dado cuenta de que este año son pocos estudiantes hijos de muggles, y aún menos mestizos, el director ha dejado claro que no le molesta en que la clase sea mixta, yo opino que una educación sexual adecuada es que los chicos conozcan sobre las chicas y de la misma manera a la inversa, el cuerpo humano no es nada por lo que avergonzarse —la voz de la bruja tan segura y resuelta silenció cualquier tipo de reclamo que pudieran tener los estudiantes, y su mirada seria recorrió cada uno de sus rostros antes de continuar con su discurso—. Empezaremos con lo básico, sus tutores este año han recibido cartas para asegurarse de si su participación sería necesaria, si están aquí es porque sus tutores han cubierto lo que deben saber sobre su cuerpo, pero no sobre su magia.

La mujer tomó un pequeño paquete de aluminio y las risitas no se hicieron esperar, pero con un aplomo de tener años dando esas lecciones, la bruja lo abrió y sacó condón.

—Esto es un preservativo muggle, todos ustedes lo conocen, en los colegios muggles se imparten clases de salud antes de que tengan que venir a Hogwarts, es el único método de prevenir cualquier enfermedad sexual además del embarazo en el mundo muggle, ustedes como magos no tienen que andar cargando con uno, pueden seguir utilizándolo si es de su preferencia, pero un mago siempre lleva una varita, de modo que lo más sensato es que aprendan los hechizos anticonceptivos, de lubricación y limpieza necesarios —con un movimiento de su varita los hechizos aparecieron en la pizarra, los movimientos adecuados de la varita debajo de las palabras.

—Pr- Madame Pomfrey —Hermione levantó la mano, y Harry casi pudo escuchar a la mitad rodar los ojos ante la necesidad de Hermione de saberlo todo— ¿Hechizo de lubricación y de limpieza? —Seamus, sentado delante de ellos se sobresalto y por un momento pareció que iba a girarse a mirarlos, pero se mantuvo quiero cuando Dean lo miró curioso.

—Señorita Granger, creo que es correcto asumir que no piensa que el sexo puede ser solo vaginal ¿de qué otra manera lo harían los chicos? Y aun así hay chicas que requieren un poco de ayuda a la hora de producir lubricación para ser penetradas.

Un silencio ensordecedor se instaló por unos momentos, antes de que los comentarios comenzaran a salir. Las palabras "marica", "anormal" y "fenómeno" salieron de la boca de varios hijos de muggles.

Harry sintió los vellos de su nuca erizarse.

—Veo que empezaremos con la fase de la integración antes de lo planeado —con un movimiento de su varita lo escrito en el pizarrón desapareció y para ser remplazado por un corazón enorme, de esos corazones que las chicas en los márgenes del pergamino en lugar de tomar notas en clase.

Los ojos de Harry fueron del pizarrón al rostro de Madame Pomfrey, la mujer tenía un gesto obstinado en el rostro que dejaba claro que no permitiría tonterías.

—Amor, chicos. El amor en nuestro mundo no tiene género, no tiene edad y ni siquiera tiene especie, el amor es magia, y la magia tiene la forma de un corazón —Harry sintió su aliento atorarse en su garganta, y por primera vez en mucho tiempo su atención estaba totalmente en la persona que daba clases.

—Madame Pomfrey, los corazones no tienen esa forma, usted como sanadora debería de saberlo mejor que nadie —la voz de Hermione, desbordando arrogancia como de costumbre, Harry se hundió en la silla, él no tenía la menor idea de nada de eso, pero nunca era buena idea contradecir a cualquier profesor de forma tan abierta, menos aún a Madame Pomfrey, la expresión dura en el rostro de la bruja lo dejaba claro.

—Tal vez si cerrara la boca y dejara de interrumpir Señorita Granger, podría aprender una o dos cosas —Harry no necesitó girarse a ver a su amiga, pero sintió cuando se puso tensa, y un par de segundos después como se largó a temblar a causa de la ira contenida, pero se mantuvo sin responder.

La vieja bruja agitó la varita mientras se sentaba detrás del escritorio, la tiza se separó de la pizarra y floto formando un corazón traslucido en tercera dimensión que giró y se separó por la mitad.

—Nuestra magia está en nuestro corazón, nuestro corazón se encuentra en dos cuerpos.

—Pero los muggles tienen el mismo corazón, nuestra biología no es diferen-

—Si no se queda callada, voy a pegar sus labios Señorita Granger —Harry casi se rió en ese momento ¿Cuántas veces había sido victima de ese tono de voz? Ni siquiera podía recordarlo, pero era agradable que fuera alguien más, para variar—. Como les decía, todos tenemos la mitad de un corazón, en nuestro corazón está nuestra magia, en el momento que un mago encuentra a su alma gemela, y unen sus corazones la magia de ambos estará completa —el corazón se volvió a unir y por un segundo la tiza blanca obtuvo un brillo nacarado a la luz de las antorchas—, pero esto va más allá de la magia. Estoy segura de que todos ustedes han sentido al menos una vez algo por alguien, a su edad es completamente normal, pero ese sentimiento no será equiparable en ninguna circunstancia con la sensación de encontrar a su alma gemela.

El salón se quedó en silencio por completo. Harry no estaba del todo seguro si era por la información o el miedo a que Madame Pomfrey cumpliera su amenaza a Hermione con alguno de ellos, pero él podía sentir su corazón latir desenfrenado.

—Nosotros los seres con magia tenemos un compañero ahí afuera, chicos, la magia no mira ni discrimina, cualquiera de ustedes podría encontrarse mañana con que su alma gemela es alguien de su mismo sexo, del doble de su edad y una criatura mágica y nada podría evitar que se unieran, sus magias los obligarán a unirse y ustedes estarán felices de dejar que la magia antigua haga lo suyo.

—Madame Pomfrey ¿a que se refiere con unirnos? —Harry salió de su aturdimiento solo lo necesario para ver como Dean se sentaba más derecho en su silla mientras hacia la pregunta.

—Me alegra que pregunte Señor Thomas, ustedes se unirán mediante un ritual de magia sexual.

—¡Pero eso es magia negra! —chilló Hermione por lo bajo, pero no lo suficientemente bajo para que la bruja no la escuchará.

—Señorita Granger, vaya a la enfermería y espere ahí, aclararé sus dudas en privado, tengo menos de una hora para enseñarle a sus compañeros —por un momento pareció que Hermione se iba a desmayar, pero al final se levantó y con una expresión de dolor salió del aula, dejando el salón en silencio.

—La magia sexual, es la magia que viene de sus cuerpos, es magia salvaje destinada a mantener a los de nuestro tipo produciendo más magos —una sonrisa apareció en los labios de la mujer mientras hablaba—. Cuando hablo de protegerse, es que tienen que hacerlo, la magia sexual no da pie a que un adolescente no se embarace, siempre es necesario que usen o un condón o un hechizo anticonceptivo bien hecho —la cara de muchas chicas se pusieron rojas casi al instante, y miraron a los chicos con ligera desconfianza, lo que causo que la bruja sonriera un poco más—. Quizá muchos de ustedes no estén enterados, pero los hombres en el mundo mágico pueden embarazarse en el instante que encuentran a su alma gemela, ustedes han alcanzado la madures de sus habilidades mágicas el día que cumplieron catorce años, chicos —Madame Pomfrey suspiró y su sonrisa decayó ligeramente—. Algunos de ustedes probablemente ya han tenido su primera experiencia sexual, si lo hicieron antes de los trece años no sucede realmente nada, pero si han tenido encuentros sexuales después de sus catorce años con alguien que no es su pareja, la magia cobrará factura.

Con las palabras de la bruja, varias personas se movieron en sus asientos, la idea de un alma gemela perdiéndose ante el miedo de que la magia se volviera en contra de ellos.

—Si un mago tiene encuentros sexuales frecuentemente sin haberse unido a su alma gemela, con diferentes personas, lo único que le espera a ese mago es perder su cordura y hasta su humanidad.


Entonces ¿les ha gustado? No he explicado demasiado porque no quería saturar de información y además de todo, quiero que vayan descubriendo con Harry. G, si estás leyendo esto te amo, y si no, pues estaré un poco molesta -?-, pero te sigo amando.

¿Comentarios? ¿Dudas? ¿Amor para esta ficker que vive y se alimenta de sus comentarios? Si les ha gustado, un comentario nos hará feliz a todos.

Besos~