Soledad.

Era lo que ella sentía desde el día que había decidido mudarse. No estaba acostumbrada a ello, pero sabía que no podría vivir en casa de sus padres para siempre, ya era hora de independizarse y vivir por su cuenta.

Consiguió trabajo como diseñadora en una empresa llamada "Mariquita", se especializaba en vestidos de todo tipo, desde vestidos de boda hasta para cumpleaños de 15. Algunos eran más sencillos y económicos, mientras que otros eran sumamente elegantes y costosos, había para todos los gustos. Si bien ella se presentaba como Marinette, su marca registrada, con la cual todos la conocían, era como Ladybug, era su seudónimo por así decirlo.

Le encantaba su trabajo, tenía absoluta libertad creativa y se llevaba estupendo con sus jefes, lo único más molesto era una de las jueces, una rubia "tarada" llamada Cloe, la cual sin duda le hacia la vida imposible. Pero sacando eso de lado se la pasaba estupendo.

Pero lo que más le gustaba de ese lugar era uno de los gerentes, Adrien, un apuesto chico de hermosos y perfectos ojos verdes, unos cabellos rubios y un rostro angelical, era el chico de sus sueños. Tristemente el además de eso era modelo para otra compañía, y había chicas un millón de veces más lindas, inteligentes y prometedoras que ella, así que ahí se quedaba, como un amor imposible.

Se tiro en el sillón a ver televisión, necesitaba despejar un poco la cabeza, todavía no se acostumbraba a estar todo el día sola. Quizá llame a Alya, pero antes iría por algo de comer a un minisúper que estaba a unas cuadras de su departamento, no tenía ganas de cocinar, y estaba muerta de hambre.

Lo que ella no imagino es que esa noche encontraría algo que sin duda cambiaría su vida.

A la vuelta de comprar ella caminaba con calma escuchando su música con sus auriculares, obviamente de su cantante favorito Jagged Stone, cuando un pequeño gatito negro se paró frente a ella.

Se sacó los auriculares y miro al pequeño animal. Estaba sucio y mojado por la lluvia, tenía varias heridas y un poco de sangre debajo de su ojo, al parecer había sido brutalmente golpeado hace poco. Este la miro con unos grandes y hermosos ojos verdes, moviendo un poco sus orejas, lo cual sin duda le dio mucha ternura, siempre le gustaron los gatos. Sintió mucha pena al ver ese animal herido, no podía dejar al pobre animal ahí tirado.

No sé si esto está bien, pero no te dejare solo pequeño – Dijo ella sonriendo y el gato maulló, se puso en cuclillas y se acercó para acariciarlo, este en un acto reflejo se alejó asustado, lo cual la puso incluso más preocupada – No te hare daño – Le sonrió, con una bella y hermosa sonrisa que hizo al gato relajarse un poco - Ven pequeño amigo, te llevare a casa para curar tus heridas. – Ella se acercó más al animal, y lo tomo entre sus brazos, este no opuso resistencia. Era mejor que se apure ya estaba muy oscuro.

El pequeño animal era muy suave, su pelaje si bien estaba sucio y mojado no dejaba de ser hermoso. Con una mano sostuvo la bolsa de comisa y con la otra metió al gato entre sus ropas para que no se siga mojando.

Ya en su hogar ella seco y curo las heridas del gato, nunca había tenido una mascota, y no estaba segura de que sea lo mejor. Pero no iba a dejarlo solo, cuidaría del gato hasta que consiga alguien que quisiera hacerse cargo de él.

Muy bien pequeño amigo, ya estás listo – Marinette sonrió acariciando la cabeza del gatito quien ronroneo un poco al tacto. Era adorable, pensó ella, no le molestaría cuidar de él por un tiempo - ¿Cómo te llamare…? – Dijo ella pensativa - ¡Ya se! Te llamaras Chat Noir. –

Me gusta ese nombre – Dijo el gato mirando fijamente a Marinette. Ésta parpadeo y miró estática al animal por un largo rato hasta que finalmente…

¡Waaah! ¡Estás hablando! – Gritó espantada saltando para atrás y dejando caer al gato sobre el sillón. Sus hermosos ojos celestes se abrieron como platos y su delicado rostro se deformo en una mueca de horror.

Deberías ser más cuidadosa aún estoy herido – El gato se acomodó en el lugar y miro fijamente a Marinette. Lamio su mano con calma mientras esta anonadada miraba al animal.

Lo siento, pero no entiendo que está pasando – Confeso finalmente luego de un largo rato

Yo tampoco lo entiendo, pero un día soy un humano y al otro estoy atrapado en el cuerpo de un gato – Se acomodó en el sillón y se sentó – Pero llevo unos días así, y no tengo a donde ir – Marinette lo miro, si bien lo había curado aun tenía heridas, parecía indefenso y ella no era la clase de persona que abandona indefensos gato-humanos.

Ahh ¿En qué lio me metí ahora? – Se sentó en el sillón y soltó un largo suspiro. Chat la miró y se acercó a ella, apoyo su cabeza sobre sus piernas y cerro sus ojos, dispuesto a una larga siesta.

Marinette no podía entender nada, así que solo miró al lindo gatito y acaricio su cabeza. Ella comprendió que pasaría por una larga odisea.

Los primeros días con Chat Noir fueron problemáticos. Este aparecía por todos lados, llenaba su ropa de pelos, rompía cosas, rasguñaba sus sillones y estaba constantemente pidiéndole comida. Y cuando no molestaba, dormía y presumía su hermoso pelaje, cosa que ella no podía negar.

Pero en parte le parecía lindo. Cada vez que llegaba a su hogar, un lindo maullido y un bello rostro la esperaba, ronroneando, sonriéndole y diciendo:

Bienvenida My Lady – Marinette sonrió, lanzo su bolso sobre el sillón y se agacho a la altura del felino y acaricio su rostro, este se restregó con su mano ronroneándole

Hola Chat, ¿Cómo estuviste?

Una eterna agonía sin usted – Ella soltó una pequeña risa y se levantó dirigiéndose al baño. Podía acostumbrarse a estar así. Desde que dejo la casa de sus padres había estado muy sola, pero ahora tenía una felina compañía

Ven hora de comer – El abrió sus verdes ojos y corrió hacia su plato. Marinette había comprado muchas cosas para él, desde un palo para rasgarse, un lindo plato, juguetes y por sobre todo ella misma le hizo una acogedora cama para que durmiera siestas, ya que por las noches ellos dormían juntos. - ¿Quién es ese gatito lindo? – Dijo ella acariciándolo antes de servirle comida. Chat la miro alegre intentando sonreír y procedió a comer su comida – Tengo trabajo así que pórtate bien.

Fue hasta su mesa y tomo su libro de dibujos, saco su lápiz, goma y sacapuntas y se dispuso a trabajar en su nuevo modelo. Un vestido de bodas para una artista famosa. Debía ser algo original y como ella pidió "sexy", así que tenía que pensar muy bien qué clase de vestido hacerle.

Chat Noir la miro sentado desde el sillón, le gustaba mucho las expresiones que Marinette (o como a él le gustaba decirle, Ladybug) ponía cada vez que estaba concentrada. Era una gran diseñadora y él estaba seguro de que triunfaría.

Desde que había tomado el cuerpo de un gato no la había pasado nada bien. Intento pedir ayuda, pero cada persona a la que hablaba lo golpeaba o huía, paso hambre y frio en las calles, comiendo sobras, ya que no tenía idea como cazar u obtener comida.

Pero luego llego su Ladybug, lo tomo entre sus brazos y le dio el amor que ni en su vida como humano obtuvo. Lo cuido, lo beso, jugo con él y le demostró que el amor le producía una de las mejores sensaciones de la vida. Quería estar con ella para siempre.

Solo había un problema. Él la quería más que como una dueña o amiga, él la quería como su futura esposa, como la chica de su mundo. Ella era lo que siempre soñó.

Pero estaba atrapado en ese cuerpo, no podía besarla ni abrazarla, y estaba completamente seguro de que era imposible que en ese cuerpo ella lo vea más que como una linda mascota. Por un lado, quería volver a ser humano, poder abrazarla y decirle cuanto la amaba, pero por otro no quería dejar de vivir en su casa, comer con ella, jugar con ella, dormir con ella. Cosas que solo en esa forma podría hacer. Era complicado.

Pero quería abrazarla, aunque sea solo una vez.

Chat Noir miro por la ventana del departamento, a la hermosa luna, pidiendo por ese sueño, pidiendo abrazarla tan solo una vez.

Vamos a dormir Chat, mañana debo levantarme temprano por el vestido y si todo va bien a la vuelta podemos jugar un rato y ver televisión. – Él maulló de alegría y corrió hasta la cama, lugar donde de un salto se acomodó en la almohada.

Hace frio mi Lady, abráceme – Dijo mientras ronroneaba, Marintte sonrió y se acomodó a su lado.

Marinette se preguntó cuándo podría ver a Adriane de nuevo. Hace ya varios meses había dejado la compañía y desde entonces no volvió a saber de él. Lo busco en su otro lugar de trabajo, pero no había señales de él. Muchos decían que se había mudado de ciudad, por lo tanto, para ella le sería imposible rastrear al amor de su vida. Solo quería pasar un momento con él, ver sus hermosos ojos verdes y confesar su amor. Pero le era un simple sueño.

Aunque por más que el ya no esté en su vida, no se sentía sola, no desde que ese lindo gatito entro en ella. Ahora tenía quien la espere en su casa, con una mirada hermosa y un ronroneo que le hacía saber que él también era feliz de verla.

Lo que ella no esperaba era lo que esa noche ocurriría.

Estaba durmiendo como siempre, con su brazo sobre Chat, le agradaba sentir la suavidad de su pelaje y el calor que este desprendía, era un gatito muy cálido. Escucho un ronquido y lentamente fue abriendo los ojos para encontrarse con algo que sin duda la aterro.

¡Ahhhh! – Gritó mientras saltaba de la cama espantada, sujetando las sabanas como si estas pudieran protegerla - ¡¿Quién eres tú?! – Frente a ella estaba un chico de su edad, de hermosos cabellos rubios y unos ojos verdes brillantes como esmeraldas, su bello rostro estaba cubierto por una máscara negra y unas lindas orejas de gato se movían confundido por la expresión de espanto de Marinette.

¿Qué pasa Marinette? – Dijo bostezando y estirando sus brazos con pereza, tenía una cara adormecida y los ojos semi-cerrados

¿Cómo entraste a mi casa? – Dijo horrorizada

¿Qué dices Marinette si vivo aquí? – El trato de despertarse, aun no comprendía lo que la joven le estaba diciendo. – Un momento… - Trato de reflexionar. Miró sus manos, eran manos humanas con el pequeño detalle que tenía unas largas y gruesas garras, ahora miró su pecho, era un pecho humano, blanco y atractivo, y ahora miro su cola, esta no era una cola humana, sino más bien una de gato, larga y de color negro - ¿Qué le paso a mi cuerpo? – Chat Noir miro todo su cuerpo de arriba hacia abajo, como buscando una explicación

¿Chat? – Preguntó Marinette

Si soy yo mi Lady, no sé qué le paso a mi cuerpo.

Eres… Mitad humano… - Tenia un cuerpo mitad humano, mitad gato, unas lindas orejas negras que se movían juguetonas, una larga cola de gato que se balanceaba de un lado a otro y unas garras firmes y puntiagudas, lo demás se veía humano. Lo único que no encuadraba era esa mascara negra

Creo que estoy empezando a volver a la normalidad… - Marinette agacho la vista, se notaba preocupada y algo triste - ¿Qué pasa? – Chat se preocupó, no le gustaba que Marinette ponga esa expresión en su rostro.

No puedes seguir aquí Chat. - Dijo ella ahora mirando fijamente los verdes ojos de su amigo

¿Por qué? – Sintió como si su corazón se estrujara de angustia

Eres humano, tu un hombre y yo una mujer, no es lo correcto

¡Pero no puedo irme así! ¡Soy mitad humano mitad gato! De seguro si alguien me ve me entregaría a la ciencia y harían experimentos conmigo

¿Y tu familia? – Él agacho la mirada, y sus orejas igual se bajaron

No tengo. – Dijo y doblo el rostro. Marinette sabía que no era algo correcto que eso pase ¿Qué le diría a la gente si lo ve? Más si lo ven desnu…

¡Waaaah! ¡No tienes ropa cúbrete! – Marinette cerró los ojos y se ocultó bajo una sábana. Su cara estaba roja y eso provocó que Chat soltara una pequeña risa, ese acto le pareció adorable.

(¿Puedo abrazarla…?) – Se preguntó mientras veía la silueta de ella oculta tras la sabana – (¡Por supuesto!) – Sonrió brillante y sin poder evitarlo, aun con la sabana de por medio, estrecho el pequeño cuerpo de Marinette contra el suyo. La sensación fue incluso más linda de lo que él pensó, se sentía cálido, se sentía lleno de amor y su dulce aroma lo hipnotizaba

¿Chat? – Ella susurró descolocada, intento empujarlo, pero él solo la abrazó más fuerte, ella sonrió un poco y aun bajo la sabana apoyo su rostro sobre el pecho de éste. Aunque no quiera admitirlo, ella igual quería un abrazo suyo… - ¿Qué debemos hacer…?

Quiero quedarme contigo, por lo menos deja que me quede hasta que todo mi cuerpo vuelva a la normalidad. No quiero que nuestra vida cambie… Prometo nadie me vera, puedes decirles que por fin encontraste un lugar para el gato y así podemos estar juntos a pesar de todo…

No lo sé… - Él la abrazó más fuerte, ella no podía negar que extrañaría el calor de su cuerpo, sus ojos brillantes cada vez que llegaba al hogar, y su típico "Mi Lady" – Esta bien… Pero debemos tener mucho cuidado

Así será My Lady…-

Primero que nada, debo conseguirte ropa… Quédate tapado hasta que yo te cosa alguna, mi padre dejo ropa, la achicare a tu medida.

Gracias My Lady, eres la mejor – Ella sonrió y ahora cubrió a Chat con la sabana saliendo debajo de esta. – Pero lo haremos mañana –

¿Piensas quedarte así? – Ella levanto una ceja

Solo pásame una bata y uno de los bóxers de tu padre

Ahh, de acuerdo, supongo que es muy temprano para esto y mañana debo levantarme temprano – Marinette se levantó y busco dentro de uno de sus armarios lo pedido por Chat y se lo reboleo – Iré al baño tu cambiare

¡Lo que ordene My Lady!

El sol se aparecía en el horizonte, Marinette fue por algo de tomar a la cocina y desde esta podía contemplar los primeros rayos de luz iluminaban la ciudad. Para cuando regreso a la habitación lo que encontró fue un lindo gato sentado sobre su cama.

¡Waaah! ¿Ahora que paso? – Chat volvió a ser un gato

No lo sé, de golpe simplemente volví a mi forma de gato

Ósea que… - Ella lo medito – Es como uno de esos cuentos de hadas. Una princesa es por el día una linda y bella mujer y por la noche se convierte en un ogro – Dijo recordando lo dicho por su maestra hace ya varios años, cuando aún iba a la escuela.

¡Hey! ¿A quién llamas ogro? – Él frunció el ceño

Lo que quiero decir es que por el día serás mi gato y por la noche un semihumano

Ahh, cuando al fin podía abrazarte…- Se lamentó, y ese comentario provocó un sonrojo en Marinette ¿Qué iba a hacer con ese lindo gatito? Sonrió, no importaba mucho, porque desde que llego a su vida esta tomo otro color…

¿Ya superaste a tu enamorado? – Pregunto su amiga Alya cuando una tarde que se juntaron en su casa a tomar el té.

¡Shh! ¡Alya! – Ella miró de reojo a Chat quien dormía plácidamente sobre el sillón. Ella solo se refería a Adrien como "tu enamorado", sabía que escuchar su nombre la hacía sentir mal

¡Oh lo olvide! No quieres que tu gatito se entere –

No es eso…- Bueno si era eso, pero no podía decirle la verdad

¿Y? –

No del todo… Aun lo extraño…- Confeso ella, se sentía angustiada cada vez que hablaba del tema. Las primeras semanas fueron terribles, pensaba en el cada momento del día, lo extrañaba, imploraba por su presencia, pero sus suplicas no eran escuchadas. Y luego llego Chat, quien pinto su mundo de colores otra vez. Ya no lloraba en silencio en su habitación, ahora simplemente acariciaba su espalda y lo escuchaba ronronear. Ya no llegaba a esa vacía casa, llegaba a un hogar cálido donde un felino la esperaba sonriente. Ya no se sentía sola, ya no sentía esa profunda soledad que carcomía su alma

Han pasado cerca de 8 meses… - El gato despertó y estirándose se acercó a Marinette y ella lo tomo en brazos – Ya es hora de que superes tu viejo amor y consigas un chico más en tu vida. No es el único pez en el agua, eres muy linda y buena persona ¡De seguro conseguirás a alguien mejor!

No lo sé Alya

¡Vamos anímate! La única compañía que tienes es ese gato. Necesitas alguien que te espere en casa y te de amor por las noches – Marinette sonrió y miro a su gato, eso lo recibía de sobra. Chat siempre la esperaba ansioso en frente de la puerta, y por las noches tomaba una forma semi humana y la abrazaba hasta quedarse dormida. Y a veces cuando él no podía dormir acariciaba su rostro, mirándola como si fuera la cosa más valiosa del mundo. Ella no necesitaba a nadie más…

Estoy bien así Alya. Chat es todo lo que necesito – Este la miro alegre y ronroneo

Es hora de que olvides a ese chico. ¡Ya se! Mañana darán una fiesta a la noche, de disfraces, tu y yo iremos y ahí de seguro conocerás un chico. Y si no quieres un novio aun, algo de una noche no estaría mal – Le guiño el ojo – Disfruta aun eres joven – Marinette doblo el rostro, ella no era esa clase de chicas, no es que juzgara, todas las mujeres tenían el derecho de hacer lo que quieran con su cuerpo, pero ella no era así. Aunque salir a bailar un rato no era una mala idea

De acuerdo. –

¡Sí! – Alya salto sobre Marinette abrazándola – Sera una gran noche

Marinette soltó una leve risa ante la mirada alegre de su amiga, sus expresiones siempre la hicieron feliz ¿Cómo negarse cuando las pone? Era débil ante esas cosas…

Por otro lado, Chat Noir sentía que su alma se partía en dos. El corazón le dolía, sentía miedo y confusión. Marinette saldría a una fiesta a conocer hombres, a bailar, tomar y divertirse con gente que no era él. Marinette le gustaba un chico, Marinette estaba enamorada, Marinette, su Marinette, su Ladybug, SU Lady, estaba intentando superar un amor que no era el, un sentimiento tan fuerte que incluso en más de 8 meses no olvido… Su corazón se rompió.

No perdería ante ese desconocido, no perdería ante ninguno de esos chicos de la fiesta, ella era SU Lady. Y a partir de ese momento lucharía por su amor…