Notas de autor: Este es mi primer fanfiction en toda mi vida. Amo este Fandom y de verdad quiero aportar algo para que continúe creciendo. Espero que les guste y me gustaría recibir comentarios críticos para mejorar en está mi primera vez.

X-men no me pertenecen, o sea los personajes del comic o la película no son míos, son de sus respectivos creadores (Marvel ). Ya saben, no busco lucrar con lo que escribo, solo busco expresarme y entretenerme.

La escuela, desde que Charles tiene memoria, había sido su escape, aunque pareciera extraño pues normalmente durante toda nuestra vida estudiantil odiamos o nos molesta en ocasiones el hecho de asistir. Pero a Charles siempre le había encantado pues así salía de la soledad de su hogar por lo menos ocho horas, hasta hoy que está cursando el séptimo grado de la universidad.

A pesar de que en la escuela se alejaba de la soledad, ahora era el chico más solitario del plantel pues desde que entro, su pación, sus amigos y su amor había sido su carrera y todo lo que tuviera que ver con ella y Charles se entrego totalmente pero este último semestre le parecía un verdadero infierno.

Por la mañana se despertó con medio cuerpo en el piso, pues su cama individual no tenía una base y él se había acomodado así para resolver esos ejercicios de cálculo que tanto odiaba y se quedo dormido hasta que su alarma sonó, se despertó y rápidamente acomodo todos sus papeles en su portafolio. Mientras se lavaba los dientes se ponía desodorante y al terminar se puso una camisa y un suéter limpios, asegurándose de que su pantalón el cual no había cambiado estuviese limpio.

Una vez listo, salió a toda velocidad de su casa, no sin antes tomar su termo lleno de café muy cargado, a tomar el bus que lo dejaba fuera de la escuela.

Sentía que sus ojos le ardían, solo había dormido tres horas gracias a toda la tarea que le habían dejado. Se puso sus lentes y le dio un trago a su café procurando llegar muy despierto a clase de cálculo, pues gracias a que siempre la clase era a las 7 a.m. ponía poca atención y estaba teniendo problemas.

Llego y se sentó dos lugares atrás del que queda en frente del escritorio del profesor, era ñoño, pero no tanto. A eso de cinco minutos más tarde, llego un hombre realmente alto, vestido de traje y con un portafolio en mano. No parecía ser estudiante pues sus facciones le deban más edad que cualquiera que se encontrara en el salón, pero su maestra de cálculo era la señorita Frost, así que aquel sujeto no podía ser un maestro. Paso de largo sin ni siquiera mirar a los alumnos, dejó su portafolio en la silla y se sentó en el escritorio con las piernas abiertas, demostrándole que no le importaba y él era la autoridad.

-Antes de que me recuerden que su materia es cálculo y que su maestra es Emma Frost sepan que mi nombre es Erik Lehnsherr y soy profesor de matemáticas, la señorita Frost no podrá asistir las siguientes dos semanas, así que trabajaran conmigo. –

Tenía razón, no era estudiante. Aquel hombre se puso de pie y miro a Charles, estudiándolo. El joven intento no demostrar nervios, ni que había dormido solo 3 horas.

-Tú.- Aquel hombre de ojos azules y mirada fría apunto a Charles con un marcador para pizarrón.- Pasa a exponer el problema 5 que la Señorita Frost les dejo la clase pasada.

"¿Por qué yo? ¿Por qué el problema 5?" Pensó Charles antes de ponerse de pie con su libreta en la mano. Tomo el marcador que sostenía el profesor Lehnsherr aún apuntándolo, le miro con seguridad para no demostrarle que estaba muerto de nervios y que le intimidaba.

Comenzó a escribir la derivada en el pizarrón, sentía que le temblaban las piernas pues ningún factor estaba a su favor.

El nuevo profesor que parecía ser súper estricto.
Sus compañeros que esperaban que el gran Charles Xavier dejara al profesor "mamon" impresionado, podía leerlo en las mentes de la mayoría.
Y que no había resuelto del todo el problema 5, porque no lo había entendido.

Lo desarrollo lo más que pudo, incluso quiso leer la mente del profesor para ver si encontraba una respuesta pero no lo hizo, porque su profesor no tenía una mente gritona como la de sus compañeros y el respetaba la privacidad.

-Ah, yo… yo ahí me quede, no supe como hacer lo demás.- Dijo esperando una burla por parte del profesor Lehnsherr, pero en lugar de eso este le hablo con comprensión.

-Tranquilo, joven. Para eso estoy aquí, para resolver sus dudas.- Le sonrió y después se dirigió a todo el grupo.- Conozco a la señorita Frost y ella me conoce a mí, sé que los tiene algo confundidos con el calculo a la mayoría de ustedes y ella sabe que yo no avanzo hasta que mis alumnos lo dominan, cueste lo que me cueste, así que aprovechen las dos semanas que tendrán conmigo jóvenes, puedo ser el pase de la materia.- De nuevo miro a Charles.- Tome asiento joven.

Salió de calculo sintiéndose emocionado, sabiendo que el señor Lehnsherr le ayudaría con todas sus dudas y si saldría de la carrera con excelencias. Pero al mismo tiempo se sentía preocupado, pues dos semanas le parecían poco para su atraso en la materia, así que, decidió buscarlo después de ver sus avances esas dos semanas.

Se encontraba solo en la sala de maestros tomando un delicioso café.
Le agradaba estar de suplente, pues solo tenía pocos salones y un buen sueldo.

Pensó en su primera clase, donde paso al joven Xavier al pizarrón el cual fingía no estar muerto de nervios cuando en realidad lo estaba, amaba causar eso en los jóvenes universitarios, pues suelen ser muy egocéntricos y en realidad no saben mucho, pero lo recordó más por su intensa mirada azul, que parecía hablarle sin mover los labios, sin hacer gesto alguno, fue como si se hubiera metido en su cabeza y le hubiera dicho con voz chillona "no te tengo miedo".

Llevo la taza de café a sus labios y le dio un sorbo, el cual casi escupió por el amargo sabor, recordando que no había mezclado el azúcar, solo la había vertido, estiro su mano y atrajo la cuchara metálica, la tomo y comenzó a batirlo para después, algo asustado darse cuenta de que alguien lo había observado.

-Usted… usted es un, un mutante.- Era el mismo Charles en que había estado pensando.- Pensé que estaba solo, profesor, estudio genética porque quería descubrir si en algún futuro habrá personas como yo.- Dijo sin esperar a que él le diera una respuesta.

-No Charles, no eres solo, ya hay personas como nosotros.- Le invito a sentarse con él y el joven acepto de inmediato.- ¿Qué habilidad posees Charles?

El joven se puso su dedo índice en la sien y lo miro directamente, eso lo hizo sentir algo intimidado, pues Xavier podría ser joven pero eso no lo hacia menos atractivo.

"Adivine profesor".
Escucho la voz de Xavier dentro de su cabeza, pero no se sorprendió pues Emma tenía la misma habilidad.

-¿Me escucho?- Dijo el joven algo confundido por la serenidad de su profesor.

-Sí Charles, te escuche.- Le sonrió.- No sé si debo decirte esto pero tú y Frost tienen la misma habilidad.

El joven abrió un poco la boca y los ojos, encontrándose sorprendido.

-Pensé que era único y especial.- Hizo un puchero bromeando.

El joven le parecía encantador, era muy inteligente y tenía una actitud atrayente, a veces en clases le parecía que fuera de metal y su mutación saliéndose de control lo llevaba hasta él por el magnetismo. Despejaba su mente de esos pensamientos y pensaba que era un niño muy tierno.

-En fin.- Dijo por fin Lehnsherr.- ¿Veías a buscarme Xavier?

-Exactamente profesor, sé que hoy fue nuestra ultima clase con usted y a pesar de que aprendí mucho necesito más, yo… yo.- Comenzó a ponerse nervioso.- Yo nunca entendí a la señorita Frost, me valí para entregarle trabajos a tutoriales de internet pero después de estar dos semanas siento la necesidad de aprender todo eso que me perdí con ella y seguir a donde me llevo usted. Así que yo quería saber si me podría dar asesorías después de la escuela.

A Lehnsherr le agradaba enserio ese joven ¿qué universitario tiene deseos de aprender calculo si no es su carrera como tenía el deseo Xavier?
Claro que sería su tutor, lo adentraría al maravilloso mundo de las matemáticas con la esperanza de que la maravillosa mente inteligente del joven se desarrollara y se quedará ahí. Todo sea por la ciencia.

-Será un gusto darte asesorías Xavier ¿cómo quieres que nos organicemos?

Charles le sonrió deslumbrantemente, saco una libreta y un lápiz de su portafolio le regalo una hoja con su dirección.

-Esa es mi casa, usted diga los días que puede.-

-Mejor pongámonos de acuerdo al día ¿te parece?- El joven asintió.- Bien, entonces hoy a las 2 p.m. ¿Te acomoda?- El joven volvió a asentir.- Entonces hasta entonces Charles.

-Hasta entonces profesor Lehnsherr.- Tomo sus cosas y se fue de ahí, visiblemente emocionado.