Disclaimer: los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y la historia es de nccm, yo solo la comparto con todas ustedes.


Nunca Te Amaré

Capitulo 1. La fiesta

Estaba parada frente a la imponente puerta de madera que cambiaría mi destino, a partir de este momento mi vida se convertiría en el peor de los infiernos. La música de los violines empezó a oírse detrás de ellas haciendo temblar mis piernas. Maldito chantaje que me arrastró a esta pesadilla. Respiré profundo a pesar que el corsé apretaba fuertemente mis costillas haciendo doler todo mi pecho, pero que peor dolor a estar entregando mi vida a un idiota sin oficio. El movimiento de la cerradura me aviso que ya no tenía escapatoria y un doloroso pellizco en mi brazo por parte de mi padre me indicó que era el momento de avanzar. Sin poder detenerlas unas tontas lágrimas cayeron sobre mi impecable y costoso vestido blanco.

Escuché los murmullos a mi alrededor "Que hermosa, está llorando de emoción, es la novia más linda que he visto en mucho tiempo" ¿Llorando de emoción? Ja, si supieran.

Seguí mi camino acompasando el paso al de mi padre, aunque si por mí fuera corría para apurar todo y terminar con esta farsa de una sola vez. Evite mirarlo hasta estar frente a él, me esperaba con una gran sonrisa fingida con aires de grandeza, que se creerá este tipo. Después de darme un beso en la mejilla, mi padre acercó mi mano a la de él palmeando su espalda para irse sentar al lado de mi madre mientras yo pensaba " Nunca te perdonaré todo lo que me estas haciendo pasar por tu egoísmo y materialismo "

Se inició la ceremonia dando comienzo a la representación del guión mejor estudiado durante el último mes, más bien parecía que alguien hubiese gritado "Luces, cámaras y acción".

No era consiente de las palabras que emitía del sacerdote, solo deseaba que acabara rápido, pero que tonta soy, aún faltaba la ridícula celebración. Empecé a pensar en cuanto tiempo debería pasar para deshacer todo esto huyendo por lo menos en mi mente de aquella vieja iglesia. Un empujón de mi madrina me regresó de mis cavilaciones.

— Los votos— Susurró, mierda se me olvidaron y eso que los estudie al caletre.

—Yo— tartamudeé — Isabella Marie Swan, te entrego este anillo — Maldito anillo — Edward, en señal de mi amor — Sí, cual amor — Prometo amarte y respetarte en la salud y la enfermedad, en la pobreza y la riqueza — Irónico por la riqueza estoy aquí jodida — Hasta que la muerte nos separe— Si claro, espera un año y no sabrás mas nada de mí.

— Yo, Edward Anthony Cullen — Un tonto bueno para nada mantenido por mi padre millonario — Te entrego este anillo Isabella, en señal de mi amor — No en señal que no pudiste conseguirte una esposa y te la compraron - prometo amarte y respetarte — Sobre todo maldito mujeriego — En la salud y la enfermedad, en la pobreza y la riqueza hasta que la muerte nos separe — Por fin, ya se acababa todo.

El sacerdote dijo algunas cosas más que sinceramente no me importaban hasta que de sus labios salieron las palabras que me robaban mi libertad

— Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia — ¿Por qué a mí? Seguro huele a ron de la despedida de soltero que se habrá metido el muy sin vergüenza. Edward empezó a acercase a mi lentamente, levanto mi mantilla para besarme, con la boca simulando una sonrisa

— Solo un beso — le susurré.

— Como gustes—respondió.


¡Que vivan los novios! – gritaron todos al salir de la iglesia a la par que lanzaban toneladas de arroz sobre nosotros, tantas personas pasando hambre y estos gastando arroz en un divorcio seguro. Luego vinieron los aplausos y las felicitaciones de todos, lo único bueno es que me solté del brazo mi amadísimo esposo. Mi madre me abrazó y me pidió perdón al oído, pero si no era su culpa esto era grañidísima idea del gran empresario Charlie Swan, que fue el segundo en felicitarme – Gracias por salvar a tu familia -

Claro como no eres tú que le toca aguantarse a este flojote por quien sabe cuanto, pensé. Siguieron las felicitaciones por mis suegros que me caían muy bien, mi mejor amiga y madrina Alice, por Jasper el esposo de Alice, padrino y mejor amigo de Edward, por todos los presuntuosos adinerados que creían que era la boda del año. Claro si se estaban casando los únicos hijos de los grandes empresarios de la ciudad. Bola de aduladores.

Nos montamos en el coche volviendo a empezar la dramatización del perfecto amor para las fotografías, que según, era un clásico retratar a los novios dándose un típico beso en el carro. Dejamos que los flashes corrieran hasta que se cerraron las puertas con los cristales tintados. Me arrime a la puerta, tanto que si esta se abriese saldría disparada.

— Contenta — Me preguntó irónico.

— No te imaginas cuanto, no vistes todo lo que he llorado.

— Claro quien no lloraría de alegría por casarse con un millonario justo cuando tu familia esta en la ruina — Me replicó con asco en sus palabras.

— Te aseguró que tu papi estaba ansioso por meterle la mano a la imprenta de mi padre, es más no me extrañaría que hubiese una mano negra metida en todo esto, porque que gran plan se le ocurrió de pronto — Le escupí las palabras con rabia.

— Sí, que interés tiene mi familia de comprar una vieja imprenta hipotecada siendo dueños del mejor periódico de la ciudad.

— Claro, si tú lo dices. Pero entonces dime que papel juego aquí, sí sólo somos unos viejos ricos arruinados. Ah ya sé, eres tan tonto que no tienes ni idea de lo que cuesta tener un pedazo de publicidad en el diario más prestigioso, respetado y antiguo de la ciudad. ¿Sabes cuanto es 2+2? — Le pregunté.

— Si, es la cantidad de dinero con la que cuentan tus padres — me dijo burlándose.

Continuamos atacándonos durante todo el recorrido hasta la recepción. El chofer nos veía extrañado a través del espejo retrovisor mientras discutíamos. Estaba segura que por dentro se reía de nosotros pensado estos chiquillos ricos deben estar locos.

Nos estacionamos en la entrada del mejor club de la ciudad, mis padres agotaron lo poco que quedaba en la espectacular fiesta de mi boda y los grandes vestidos de diseñadores. Me rehúse a poner una sola moneda de mis ahorros para esto, he trabajo duro mucho tiempo por independizarme para gastarlo en tres hipócritas horas. Un largo camino iluminado con velas y una alfombra roja nos guiaba a la entrada del salón que estaba decorada con un excéntrico arco de flores y aquí venían otra vez las fotos y las sonrisas aparentadas. Me hubiese inyectado botox de saber lo que me tocaba, tuve que tomarme fotos hasta con los camareros y ni siquiera habíamos hecho el baile.

Todos los invitados se agolparon cuando llegó el momento de entrar, un cuarteto de cuerdas nos esperaba, atravesamos el arco de la entrada cuando los fuegos artificiales se encendieron para marcar el camino a la pista, si hubiera estado enamorada del simplón que tenía al lado me sentiría en un cuento de hadas.

Deseé haberme puesto unas zapatillas de goma después del décimo vals, es que los músicos no se cansaban,ojala se rompiera alguna de las cuerdas.

Me entregaron a los brazos de mi querido esposo cuando el ruido de una copa silencio el salón. Volteé a la tarima y estaban nuestros padrinos muy divertidos anunciando el brindis. No quería ni imaginar lo que se traían estos dos entre manos, siendo esposos, eran una bomba explosiva.

— Atención — Volvió a sonar su copa mientras los mesoneros se acercaban con las nuestras decoradas con flores — Bueno, primero que todo que alegría ver a tantas caras conocidas como saben nosotros los esposos Hale hemos sido premiados con ser los padrinos de esta hermosa pareja — Edward y yo nos miramos con miedo ambos sabíamos de lo que eran capaces — Isabella es mi mejor y gran amiga en el mundo, no podía creer cuando hace unos meses me llamó a casa como a las doce de la noche, estaba que no cabía de la emoción pues el gran amor de su vida por fin se le había declarado, tantos años siendo compañeros de estudio y amigos fueron cambiando sus sentimientos sin que ninguno de los dos lo supiera, pero aquella noche todo cambió.

la mato juro que la mato.

— Si amor — Empezó Jasper — Recuerdas que al colgar Isabella el teléfono volvió a sonar y esta vez era mi gran amigo Edward que gritaba de emoción porque por fin había liberado los sentimientos que tanto tiempo lo agobiaron — De verdad que la cosa empezaba a darme risa — Esa noche conversamos sobre este día, apostamos que no durarían ni seis meses en casarse, solo de verlos se nota lo mucho que se aman — No aguante y tuve que reír, nuestros padres estaban que explotaban de alegría les estaban ambientando la farsa.

— Bueno — Volvió Alice al ataque — Queremos desearles toda la felicidad del mundo y celebrar pronto la noticia de un primito o primita para mi bebé — Dicho esto acarició su gran panza de siete meses. Mi boca cayó hasta el piso con sus palabras y Edward reía a carcajadas, cualquiera se creería que éramos felices — ¡Salud! — Gritaron los dos juntos mientras el resto alzaba sus copas para brindar. Edward se acercó a mí entrelazando su brazo con el mío para probar de nuestras copas, yo aun reía por las ocurrencias de Alice. Cuando se acercaron a nosotros, cualquiera pensaría que les estábamos agradeciendo sus hermosas palabras, solo les comentamos sus divertidas palabras era un homenaje a la burla de nuestros padres.

Después del brindis vino la comida, Edward y yo seguíamos fingiendo ante todos sin separarnos, el veía el reloj a cada rato, mientras que yo pisaba nerviosa repetidamente bajo el mantel, me estaba impacientando por vieja amiga de las familias se acercó a la mesa.

— Chicos nos sean impacientes, pronto estarán de Luna de Miel, que hermosos que son — Nos dijo, apretando con cada mano una de sus manos uno de nuestros cachetes mientras colocábamos la sonrisa numero 3 de agradecimiento.

— ¿No piensas comer? — Me preguntó enojado señalando mi plato en perfecto estado.

— Con que ganas — resoplé.

— Por eso pareces un palo, come algo, disimula — Prácticamente fue una orden. No comí mucho por la rabia, las ganas de irme, el cansancio y la impotencia. Le decía que lo saludaban del otro lado y aprovechaba para lanzar la comida a su plato, pero en una me agarró.

— ¿Te crees muy lista verdad? — Dijo tomando mi mano que para los demás parecía una caricia pero me estaba apretando fuerte — Camarero — Llamó a un señor uniformado que pasaba por el frente — Mi esposa quedo con hambre por favor acérquele otro plato de comida.

— ¿Estás loco o que?— Le dije — No pienso probar un bocado más, ¿entendiste?

— Ya veremos — Dicho esto tomo el tenedor y lo lleno de carne — Amor, prueba que delicioso está — Me acerco el cubierto hasta mis labios sellados — Abre la boca — Susurró simulando una sonrisa. Un fotógrafo imprudente le gustó la escena y se paró frente a nosotros para inmortalizarla así que tuve que acceder a la comida — Así me gusta cariño.

— Me estas colmando la paciencia — Le puse mi cara angelical mientras le clavaba el tacón en su pie.

— ¡Ay! — Exclamó de dolor — Eres loca o que te pasa.

— No me vuelvas a retar, niñito — Dicho esto pasé mi mano amorosamente por su cabello y me paré a saludar a los invitados halándolo de brazo.

Fuimos por cada una de las mesas agradeciendo la presencia de todos y asegurándonos que todo estaba en perfecto estado. Tuvimos que seguir la obra haciendo algunos bailes hasta el momento en que nos tocó partir el pastel.

Fuimos a la mesa decorada espléndidamente con una gran torta cubierta por una hermosa capa blanca brillante con relieves marcados, estaban decoradas con flores y una tradicional pareja de novios. Tomé la cuchillo de plata decorado que estaba en la mesa, corte un pedazo y lo coloque en un plato, tomamos unas cucharillas cada uno, Edward me dio un pequeño pedazo en la boca y yo a él, la única diferencia es que cuando el abrió la boca me sonreí con malicia y le clave la cuchara con fuerza. Se ahogó un poco pero nadie se dio cuenta, se tuvo que quedar tranquilo para no armar un espectáculo.

Ya habíamos cumplido todas las expectativas de los invitados, bailamos, comimos, brindamos así que me acerqué a mi madre para decirle que me iba. Edward estaba bebiendo como siempre con sus retrasados amigotes así que me acerqué a él.

— Cariño, es hora de irnos — Lo tomé del brazo —Chicos entiendan — Le dije a sus amigos — Lo necesito — indicando un doble sentido en mis palabras. Nos despedimos de nuestros familiares y amigos cercanos antes de volver con el chofer que nos llevaría a nuestro Hogar Dulce Hogar para cambiarnos e irnos a la esperada Luna de Miel.


¡Hola chicas! Estoy muy feliz de poder compartir esta Historia con ustedes, fue uno de los primeros que leí y me enamoré completamente de la trama.

La Escritora Tiene varias historias hermosas, pero esta me encantó.

Gracias por leer hasta el final.

Iris.